Al día siguiente, la pareja de magos recibió primero a Albus quien avisó que las hermanas Goldstein, Lally Hicks, Jacob Kowalski, Yusuf Kama y Newt Scamander llegarían en cualquier momento. Aberforth también se ofreció a ser participe de la guerra pues cabe recordar que su hijo Aurelius no logró sobrevivir siendo un obscurial muriendo en la lucha, por lo que Aberforth se veía en la necesidad de vengar la muerte de su hijo contra el temible mago.

Esperaban en la planta baja de restaurante de Aberforth comiendo y mirando con detenimiento el localizador de la Reliquia en caso de que se les adelantara Gellert antes de que llegaran los demás. Afortunadamente venían llegando todos al mismo tiempo, con Albus lanzándoles una advertencia de una interesante sorpresa.

Lo primero que los ojos de los magos alcanza a distinguir es el regreso de Theseus Scamander, en especial su hermano menor quien se acerca sin aún creer lo que estaba mirando —cómo...?— quería preguntar pero ninguna palabra le salía de la boca.

—Quisiera de verdad entender su mundo algún día y ser participe de ello— añora Jacob.

—Ya eres parte del mundo mágico, cariño— revela Queenie con cariño a su esposo.

Mayssande se quería acercar a su amigo para preguntarle acerca de Enzo, pero ya habrá tiempo para ello cuando la guerra acabe de una vez por todas. Es así como los magos y Jacob comienzan a redactar el plan final para terminar con Gellert. No obstante, justo cuando terminaron de explicar el plan, alguien abre la puerta dejando ver a un joven Enzo Scamander.

—Me dijo la profesora McGonagall que aquí estaba el profesor Dumbledore...— se interrumpe así mismo al ver a sus padres en el lugar —mamá... papá... están aquí...— definitivamente el chico estaba pasmado.

Mayssande se apresura a ir con él, pero Theseus se interpone —déjame hablar con él— pide amable —no estás del todo bien aún— recuerda y la pelinegra reniega.

—Tienes razón— toma un respiro profundo —voy a relajarme para poder hablar con él. Tengo que platicar con Enzo también— insiste.

—Lo sé, amor— besa su mejilla y se aleja para irse con su hijo cerrando la puerta tras ellos en un intento de tener más privacidad.

Enzo seguía sin creerse que estaba teniendo a su padre enfrente suyo —tío Newt me dijo que habías muerto... me mintió?— cuestiona.

Theseus niega con una sonrisa —no sabes la alegría que me transmite el verte de nuevo, Enzo— los dos comparten un enorme y cariñoso abrazo de padre e hijo, con ambos a punto de soltar lágrimas de felicidad —mírate, ya eres todo un joven. Has crecido bastante— halaga cuando se separan y tiene tiempo de ver con más detalle a su hijo.

El joven Scamander desvía la mirada sonrojado —te extrañé demasiado padre. Pero una parte de mi decía que no te habías ido y que mamá traía un plan entre manos, siempre por delante de todos.

—Tienes razón— concuerda el Auror —siempre está diez pasos por delante— repite.

—Qué es lo que sucede?— desea saber —van a acabar con Grindelwald de una vez por todas?

—Qué es lo que conoces hasta ahora?— pide Theseus en un intento de no estropear algo.

El pelinegro se pone a analizar —yo conozco todo lo que Grindelwald ha hecho todos estos años. Y también sé que tiene cautivo a mi hermano menor, Elliott— revela. —Tenemos que rescatarlo!— impulsa muy decidido.

—Y lo haré. Traeré a tu hermano menor a casa junto con el resto de nuestra familia— da a conocer haciendo que Enzo se sienta emocionado.

—Familia...?

El castaño sonríe —tienes más hermano. Tu mamá y yo hemos formado una familia grande y luego de que pase este conflicto y de que pases tus exámenes, tendrás la oportunidad de conocer a cada uno de tus hermanos y hermana menor.

—Tengo más hermanos...? No lo puedo creer!! Dónde están? Se encuentran bien? Cómo se llaman??!!

—Ellos están a salvo con tus abuelos maternos pero lamentablemente estamos corriendo contra el tiempo y me tengo que apresurar a rescatar a tu hermano.

—Yo voy contigo, ocupas toda la ayuda que necesites— ofrece bastante seguro de sí mismo y decidido a arriesgarlo todo por su hermano menor.

Theseus toma un respiro profundo. —Enzo, tú te quedas en Hogwarts— niega haciendo trizas las esperanzas de su hijo en busca de una aventura.

El chico se sentía incapaz de hacerle caso a su padre —por qué, papá?— pensaba que si lo dejaría ir con ellos.

—Nuestro destino es muy peligroso, y no pienso perderte. Deja que los adultos manejemos la situación y te prometo que podrás conocer de Elliott— intenta convencer.

Sin embargo, Enzo seguía sin entender —no importa, quiero salvar a mi hermano— insiste.

Iba perdiendo poco a poco la paciencia —hazme caso, hijo.

—Quiero ayudar a Elliott!— alza la voz queriendo reflejar que está más que preparado para afrontar cualquier obstáculo.

—Te quedas!— ordena Theseus también alzando la voz aún más fuerte para resaltar su superioridad como padre asustando a su hijo —no pienso perderte, Enzo. Entiende que estas a salvo en Hogwarts. Jamás me perdonaría si a ti o a Elliott les llega a pasar algo de lo que no me quiero imaginar...— confiesa arrepentido de cómo se encuentra su familia distanciada.

Ahora que conocía el miedo de su padre, podía sentir simpatía por él y lo comprendía. Pero Enzo seguía fiel a su idea de ayudar a los adultos. La puerta se abre indicando la llegada de Mayssande quien hacía su mejor esfuerzo en no dejarse llevar por sus emociones.

El pequeño de Hufflepuff jamás había visto a sus padres juntos y se sentía sumamente contento de que tuvo a sus padres juntos por primera vez —hemos localizado la Piedra— indica la bruja notando que ha sucedido una pequeña discusión entre los hombres. —Yo me ocupo, ve con los demás— dice Mayssande.

Su amado no muy seguro ingresa de nuevo al lugar para dejar solos a madre e hijo. Por fin se le permite a la bruja ser cariñosa con su primer hijo y lo envuelve en sus brazos. Acaricia el cabello rizado de su hijo con sus dedos, al mismo tiempo que depositaba un beso en la frente de Enzo.

Estaba conmovida de poder tener en brazos a su hijo —no sabes lo feliz que me pone el volver a verte— se despega levemente del chico —has crecido bastante— admira con una lágrima saliendo de su ojo.

—Te extrañé mamá— comenta Enzo —pero no quiere decir que tenga el rencor de que me hayas dejado con mis tíos para que tu fueras a irte con papá a detener a Grindelwald— comenta dolido —por qué? Por qué me ocultaste de que mi padre había muerto? Cuál fue el verdadero motivo por el cual te distanciaste?— demanda respuestas.

Mayssande tenía que revelarle todo a su hijo, por lo que procede a contarle toda la verdad de principio a fin —no quería que nuestros conflictos interfirieran en que tu pudieras llevar una vida de mago normal. Asistir a la mejor escuela de magia y hechicería. Formar amigos. Convivir sin ninguna guerra de por medio. Buscaba protegerte por si Gellert lograra llegar a ti, al menos estarías a salvo dentro de Hogwarts o con tus tíos y compañía.

Enzo desvía la mirada entendiendo que sus padres habían sacrificado todo por el bienestar de él. Ahora logró captar el porque su papá le prohibió que fuese parte de la misión de rescate. Si algo le pasase, el sacrificio iba a ser en vano.

—Ahora entiendo, mamá— dice el chico —sólo quiero que me prometas algo— pide serio.

—Lo que sea, cariño— acaricia su mejilla.

—Prométeme que rescatarás a Elliott, lo traerás a casa y por fin toda la familia estará reunida— confiesa desde lo más profundo de su corazón.

Enzo no quería volver a perder a su familia al tener en cuenta que apenas se reencontró con sus papás.