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Narrador Omnisciente
Leonor miraba a la pequeña de primer año sentada a su lado con una pequeña sonrisa. Se había ofrecido a darle asesorías a la niña, pues había escuchado que varios chicos de su mismo grado, o incluso superiores al de la niña, que se burlaban o no se acercaban a ella, por su falta de compresión ante la lectura.
En la hora que llevaban en la biblioteca, Leonor podía haberse dado cuenta de que la niña era demasiado tímida, sentía la mirada de todos juzgandola, o simplemente esperando a que hiciera algo mal, tal vez era eso lo que la distraía de su enfoque principal.
—Esta bien linda, no te estreses, ¿De acuerdo?—Leonor tomo la mano de la niña al ver como su ceño se fruncía levemente, batallando para encontrar las sílabas correctas en la variación de oraciones. —No todo siempre lo lograrás en ese momento. Cada cosa lleva su debido tiempo, no debes forzarlo.
—Pero quiero ser como los demás. —la pequeña Ravenclaw miro a la pelinegra con un poco de tristeza en sus ojos.
—Escucha Claire, no debes ser como los demás. Debes ser tu misma. Quizás se te dificulta un poco ahora el saber leer, pero verás que con el paso del tiempo aprenderás a hacerlo. Claire, eres buena con los números, no cualquiera te hace una operación de cuatro dígitos en menos dos minutos y en la mente. Eres especial, no intentes ser como los demás. Eso es lo que te hace ser diferente.
—Gracias. —la pequeña Claire se estiró sobre su lugar para besar la mejilla de Leonor y volver a su lugar. —¿Es tu novio?—Lupin la miro confundida, antes de seguir su mirada y observar con Draco Malfoy se acercaba a ellas.
—No, pequeña, no es mi novio. —Leonor le dirigió una pequeña sonrisa a la niña rubia al lado de ella, antes de levantarse. —Draco Malfoy, ¿Que puedo hacer por ti?—pregunto sin perder su carismática sonrisa, cuando estuvo frente a el.
—En realidad, me entró la curiosidad por preguntar, ¿Les estás dando asesorías a mi aprendiz?—la pelinegra lo observó por varios segundos antes de dirigir su mirada hacia la pequeña rubia, quien al sentir su mirada solo observó a Malfoy con los ojos entrecerrados.
—Eso no es cierto. —la pequeña Claire bajo de su silla hasta estar al lado de Leonor y tomar su brazo. —No le creas Hope, el fue quien me pidió asesorías para enseñarle a sumar y dividir en la mente como yo lo hago. —Leonor miro a la rubia que tomaba su brazo divertida.
—¿Enserio?—Leonor paso su mirada de Claire a Draco observando como ambos mantenían su vista en ella. —Porque si no mal recuerdo, Draco fue el mejor en demostrar su talento con los números al resolver una ecuación de último año en menos de dos minutos.
—Bueno...—Claire bajo la mirada aún sosteniendose del brazo de Leonor, moviendo su pie a los lados. —¡El me dijo que debía mentir!—señalo al rubio, quien abrió la boca indignado. —Dijo que así podría acercarse a la chica bonita que le gustan los girasoles. Incluso dijo que debía fingir que no sabía leer.
—Lo suponía de verdad. —Leonor los observó a ambos divertida. —El profesor Flitwick dijo que habías sido la mejor de tu clase en cuanto a leer se tratase.
—¡Todo fue idea de el!—Claire apunto al rubio que la miro con los ojos entrecerrados.
—Pequeña traidora. Ahora no habrá tazas de chocolate con malvaviscos, ni, tartas de queso para ti cada semana. —la pequeña rubia abrió su boca con indignación. —Heriste mi corazón profundamente. —Draco puso su mano en su pecho fingiendo dolor.
—En realidad, si puedes darle lo que pide, ya que, gracias a esta niña tan linda a mi lado...—Leonor acarició la cabeza de la niña con ternura que la hizo sonreír. —Estas hablando conmigo. Sin necesidad de que, Blaise Zabini venga en tu representación con una carta a tu nombre. Y con, pequeñas faltas de ortografía, que pude notar. —bromeó la pelinegra sosteniendo aquella carta entre sus manos, obligando que el rubio se sonrojara.
—Maldito Blaise. —susurró para si mismo.
—Aunque deberías darle las gracias. —Draco levantó la mirada y la miro, notando como la pelinegra tenía una sonrisa en su rostro. Y cuando menos se dio cuenta, ya se encontraban saliendo de la biblioteca. —Porque, gracias a Zabini, iré contigo en la próxima salida a Hosmeade. —Draco posó una sonrisa involuntaria en su rostro.
Antes de que la pelinegra de Ravenclaw pudiera mencionar palabra alguna, escucharon una cuantas risitas agudas a su lado y giraron la cabeza, notando como la pequeña Claire estaba acompañada por dos niñas más, una pelirroja y otra castaña, y dos niños, los miraban con mucho interés, tapando sus bocas, sus mejillas estaban ligeramente coloradas saber que los habían descubierto.
Draco mostró una corta sonrisa y corrió detrás de ellos, quienes gritaron divertidos, intentando escapar.
Leonor sonrió observando, cuando los atrapaba en los pasillos, jugaba con ellos lanzando sus pequeños cuerpos al aire, no muy alto para su proteccion y atrapandolos entre sus brazos. En algún momento, que causó una carcajada, las tres niñas, y los dos niños de la casa Ravenclaw, habían derribado a Draco, quien solo reía observandolos.
—Jamás pensé que Draco pudiera reír. —escucho una voz a su lado.
—Bueno, Zabini, entonces no tienes sentido del humor si no sabes como hacer que una persona puede reír. —Leonor se giro para mirarlo. —Por cierto, gracias por la carta de invitación en su nombre. —Blaise sonrió divertido.
—No hay de que. Pero de ahora en adelante, tendrás que llamarme cupido. —Leonor lo observó divertida negando levemente con la cabeza.
—Por cierto, señor cupido, este viernes los veré a ti, a Crabbe y Goyle, para sus asesorías. No creas que no me di cuenta de que confundes la c con la s. —Leonor se giro para mirar nuevamente el escenario a unos metros de ella, sin dejar la sonrisa en su rostro.
—Me estabas cayendo tan bien Lupin. —Blaise se posó a su lado observando a su mejor amigo reír con los niños de primer año.
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—Parece que esto ya se esta haciendo costumbre, ¿No crees Black?—Amy paso la punta de su lengua por sus mejillas, apretando el barandal, en un intento de ignorar la presencia de esa persona, detrás de ella, aunque su cuerpo se tenso. —¿Que? ¿Ahora me ignoras? Creí que éramos amigos. —la voz de Theodore la hace rodar los ojos. —Quiero decir, me besaste, así que...
—No lo hice por gusto, no te emociones. Me sigues siendo indiferente, al igual que tu novia. —interrumpio con la mirada fija al frente, y con un tono de voz neutral, ignorando el olor a tabaco que el castaño a su lado desprendía.
—¿Te soy indiferente?—pregunto con burla en su voz. —Bien, en ese caso, déjame decirte que tú también me eres indiferente a mi, tanto como para no notar que estás tronando tus dedos ante mi presencia. —Theodore sonrió cuando miro que la rubia seguía sin mirarlo, así que se colocó detrás de ella. —Tu cuerpo no se resiste a mi presencia. Se que te pongo nervioso.
—Alejate de mi, idiota. —dijo Amy, apartandolo con un golpe en el pecho.
—Y volvimos a los insultos. De acuerdo. Tus apodos, que los considero un halago, son...—Theodore carraspeo mientras colocaba su espalda contra el barandal de la torre quedando de frente a Amy, mientras su cigarrillo iba a sus labios y fingía pensar. —Estupido, Inmaduro, Arrogante, Idiota...podría seguir pero me cansaría. —la rubia lo miró como si estuviera enfermo. Definitivamente la volvería loca. —Pero yo no tengo uno para ti, asi que, pensemos, ¿Que apodo podría ponerte?
—No lo sé, y no me interesa Nott. —regreso su mirada al frente, sintiendo la mirada del castaño sobre ella, todo el tiempo.
—¡Lo tengo! ¿Que te parece, gruñona? Yo digo que queda perfecto a tu actitud. —Theodore observó a Amy rodar los ojos. —Si, en definitiva eres gruñona, así que ese será tu nuevo apodo.
—Debo preguntar, ¿Acaso tienes alguna enfermedad mental?—ignoro lo último dicho por Nott, antes de dirigir su mirada al castaño.
—Mhm, no que recuerde, ¿Por qué la pregunta gruñona?—Amy ladeó la cabeza con la mirada neutral mientras lo observaba.
—Tu enserio me sacarás de quicio Nott. —Theodore sonrió burlón dejando ver sus dientes.
—Es mi especialidad, más cuando se trata de ti, gruñona...—Theodore tenía la intención de acercar su mano a la mejilla de la chica, si no fuera porque Amy se lo impidió de un manotazo.
—No me toques. Eres un sinvergüenza Nott, ¿Te lo han dicho?—Amy se cruzó de brazos.
—No, la verdad que no, así que, tengo un nuevo apodo para agregar a mi lista.
—¿Lista?—la rubia lo observó con incredulidad.
—Si. Mis lista, yo la llamo; Apodos que Amaltea Andrómeda Black, mi rubia favorita me dijo. Solo a mi. —termino escribiendo en el aire, haciendo ilusión a qué habría un telón con sus manos.
—¿Enserio?—Theodore asintió y ella lo observó con el ceño fruncido. —Vuelvo a preguntar, ¿Estás seguro de que no tienes una enfermedad mental?
—Completamente seguro gruñona. —el castaño sonrió.
—Espera, ¿Quienes te dijo mi segundo nombre?—lo observó fijamente.
—Draco. —contesto con simpleza.
—Maldito rubio teñido. —dijo para si misma.
—Pero ya que estamos aquí, y nadie podrá molestarnos. —se sentó en el barandal, ahora sí quedando frente a ella, y en un intento de sostenerse y evitar que en algún futuro momento se cayera, posicionó sus piernas en la cadera de la chica.
—¿Que se supone que haces?—Amy miro las piernas del castaño enrolladas en su cadera, para después mirarlo.
—Creí que era obvio. Me sostengo para evitar caerme. Además, no te quejaste, ni intentaste quitarme. —Theodore puso una sonrisa en su rostro.
—Entonces no me obligues a tirarte de la maldita torre Nott. —lo miro con una falsa sonrisa.
—Bien, bien. Entonces, ¿Que opinas del Quidditch?—con sus piernas, atrajo más a la rubia hacia su cuerpo.
—Eso ya me lo preguntaste una vez Nott. —respondio observandolo de frente a ella.
—¿Por qué crees que lo hago otra vez?—una sonrisa burlona se instaló en su rostro. —Cuando te lo pregunte respondiste, pero alguien nos interrumpió y tuvimos que correr a escondernos, y fue ahí cuando te bese.
—Si, exacto. Me besaste. Yo no lo hice. Y no volverá a pasar. Suficiente tengo con tu novia añadiendole drama a mi vida. —se cruzó de brazos sobre su pecho, rozando las piernas del castaño, quien sonrió.
—Te equívocas. Tu me besaste frente a todo el Gran Comedor. Así que estamos a mano Black.
—Preo lo vuelvo a repetir. No volverá a suceder. —Theodore acercó su rostro al de la rubia, casi sintiendo sus respiraciones.
—Eso ni siquiera tu te lo crees Black. —beso rápidamente su mejilla sosteniendose del barandal y después regresando a su posición.
—Eres un completo idiota, ¿Lo sabías no?—lo observó directo a los ojos, aunque con una sonrisa que intentaba esconder.
—No lo sabía. Pero me gustaría saber que tan idiota puedo llegar a ser por ti gruñona.
Lune_black
Debo decir, que si me causa gracia, que las relaciones de Eros, Nelly y Amy, sean tan distintas. Son como Lily, Eros y Dora.
Trataré de actualizar más seguido ahora que estoy de vacaciones por dos meses.
Byeeeee
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