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Narrador Omnisciente
El estar en clases platicando, era algo a lo que Eros y Amy estaban acostumbrados al estar en clase de Runas Antiguas. Por lo natural, siempre eran ignorados o nunca los descubrían, pero había sido el colmo de la situación cuando ambos se pusieron a jugar vencidas a media clase, mientras los demás alumnos apostaban por quién ganaría.
Por lo que ahora se encontraban caminando, con la profesora Mcgonagall liderando el camino. Ambos se extrañaron por completo cuando vieron que Mcgonagall caminaba hacia las mazmorras y no a la oficina de Dumbledore. Cuando Mcgonagall, llegó al salón de pociones, Eros y Amy se dieron una rápida mirada, tratando de descubrir que planeaba la jefa de la casa Gryffindor.
—¡Severus!—llamo Mcgonagall cuándo miró como Snape se acercaba a la mesa de Neville. Inmediatamente el jefe de la casa de Slytherin, miro a la profesora, acercandose para después mirar con desagradó a los adolescentes detrás de la profesora, que no desperdiciaron la oportunidad y empezaron a hacerle todo tipo de caras a Snape. —Necesito un favor—Snape alzó una ceja—Necesito que cuides a la señorita Black y al señor Evans, mientras el profesor Dumbledore regresa. Además, creó recordar que dijiste que necesitabas un par de manos extra con tus clases entre Gryffindor y Slytherin.
—Ella no quiere castigarnos...—dijo Amy susurrando—Nos está metiendo a la boca del lobo.
—No me agradan intrusos en mis clases, Minerva, pero como sabes...el señor Malfoy se lastimo está mañana y...sin ofender—en el rostro de Snape apareció una falsa sonrisa—Pero los Gryffindor's son bastante inútiles para estás tareas. Por lo que...no vendría mal un poco de compañía. —Eros y Amy se miraron, para después mirar a Snape, quien los veía con una sonrisa burlona—Además, no sé si el profesor Flitwick se lo comento, pero...hoy parece que seré niñero—su típica máscara de frialdad se posicionó en su rostro al mirar hacia atrás, más específicamente en su escritorio.
Mcgonagall ahogó un grito cuando miró a Nelly, quien se encontraba mirando a la jefa de la casa Gryffindor con una sonrisa Inocente, y el cabello completamente verde fosforescente. Suspirando y con un simple movimiento de varita, el cabello de la Ravenclaw volvió a su color natural.
—De verdad siento molestarte Severus, pero necesito retirarme, regresaré por los chicos cuando el director Dumbledore haya vuelto. Están a tu cargo. Señorita Lupin, Black y señor Evans, están a cargo de Severus, harán caso a lo que les diga. —y sin decir nada más. Mcgonagall dió media vuelta y se retiró directo a su clase, a la cual iba retrasada.
Los tres mayores miraron a Snape, quien veía su aula analizando cada detalle.
—Lupin—Nelly se puso de pie—Te encargaras de ayudar a Malfoy. Potter y Weasley, no pudieron hacerlo, espero hagas un mejor trabajo. —Nelly prefirió ignorar lo último que Snape había dicho, acercandose a Draco—Evans, estarás junto a Kara Parkinson. —Eros miro a Snape como si estuviera bromeando, claro que este lo ignoro. El Slytherin bufó y se acercó hasta su cuñada quien lo veía de la misma forma.
Juntó a Daphne Greengrass, Pansy se encontraba y no de muy buen humor, después de mirar como su hermana susurraba cosas en el oído de su novio, y en la mirada de Eros, aumentaba más el odio.
—Black...—Amy miró al profesor de pociones esperando que la asignará con Neville, que se veía necesitaba un poco de ayuda—Estarás junto a Nott—la rubia miro al jefe de la casa de la serpiente con cara de muy pocos amigos. —¿Algún problema señorita Black?—una sonrisa burlona apareció en su rostro.
—Ninguno—contesto entre dientes, acercandose a Theodore, quien la veía de brazos cruzados y con una sonrisa arrogante.
Amy, le sonrió, sacandole el dedo medio. Al llegar junto a Nott, dejo su caer su mochila encima de la mano de Theodore, quien hizo una mueca de dolor, más no emitió sonido alguno. El Slytherin miro a la Gryffindor, quien le sonreía burlona.
Nelly al acercarse a Draco, noto ccomo este la miraba con suma atención. Suspirando, se colocó delante suyo y con cuidado comenzó a cortar sus raíces.
—¿Cómo te sientes?—le pregunto la Ravenclaw, en un murmullo.
—¿Te importa?—dijo con brusquedad.
—Lo siento. Solo quería ver cómo te encontrabas.
Draco miro a la pelinegra frente a el con arrepentimiento: —Lo siento, yo...no debí responder así.
Nelly lo miro con una pequeña sonrisa: —Esta bien. Supongo que... necesitarás ayuda con lo demás.
—Sí...
—Bien, ¿Podrías vertir eso con cuidado?—dijo señalando las raíces—Me enteré de lo que sucedió está mañana—Draco bajo la mirada avergonzado—¿Sabes que lo que ocurrió fue tu culpa, verdad?—el chico no respondió.
—Lo siento...
—No es a mi a quién deberías pedir disculpas. Solo...ten cuidado Draco, algún día podrías arrepentirte y tal vez ya sea tarde. —Nelly tomó su mano. Los pensamientos de Draco pasaban una y otra vez en su cabeza. Nelly, sonrió y se dedicó a seguir con la poción.
Cuando faltaba poco para que termine la clase, Snape se dirigió con paso firme a Neville, que hizo que se encogiera de miedo al lado de su caldero.
—Vengan todos y acomodence cerca—dijo Snape. Los ojos negros le brillaban—Vean lo que le sucede al sapo de Longbottom. Si ha conseguido fabricar una solución para encoger, el sapo se quedará como un renacuajo. Si lo ha hecho mal, el sapo morirá envenenado.
Los de Gryffindor observaron con atención y los de Slytherin con entusiasmo. Snape le puso el sapo Trevor en la palma de la mano izquierda e introdujo una cucharilla en la poción de Neville, que había recuperado el color verde. Echó unas gotas en la garganta de Trevor.
Se hizo un silencio total, mientras Trevor tragaba. Luego se escuchó un ligero «¡plop!» y el renacuajo Trevor serpenteaba en la palma de la mano de Snape. Los de Gryffindor comenzaron a aplaudir. Snape, irritado, sacó una pequeña botella del bolsillo de su toga, echó unas gotas sobre Trevor y éste recobró su tamaño normal.
—Cinco puntos menos para Gryffindor — dijo Snape, borrando la sonrisa de los leones—Le dije que no lo ayudara, señorita Granger. Pueden retirarse.
Los chicos acompañaron a Harry, Ron y Hermione, subiendo las escaleras hasta el vestíbulo.
— ¡Cinco puntos menos para Gryffindor porque la poción estaba bien hecha! ¿Por qué no mentiste, Hermione? ¡Deberías haber dicho que lo hizo Neville solo!
—No puedes molestarte con ella por ayudar a Neville—dice Amy pasando a su lado y tiene una expresión de estar molesta.
—Esto no te incumbe, Black...—dijo lo último con recelo.
—Sigue hablando así Weasley, y está vez no serás tu quien provoque que vomites babosas. —dijo Nelly, cruzada de brazos.
Antes de que siquiera alguien mencionara palabra alguna, gritos se encuchaban por el mismo pasillo por el que se encontraban. Se miraron entre ellos y caminaron acercandose rápidamente. Cuando llegaron, Eros no pudo evitar fruncir el ceño, indignado y enojado.
—Señorita Parkinson, esto no tiene porqué ser así. Simplemente acepte que fue su culpa que Longbottom cayera al suelo y su planta se destrozará. —dijo James Potter, mientras algunos susurraban entre ellos. Claramente, los Slytherin's y quienes habían presenciado la escena lucian indignados.
—Profesor, ella no...
—Silencio, Longbottom. —interrumpio James a Neville. —Solo acepte su culpa y no será castigada. ¿O es que acaso no quiere demostrar que no todos son malos? Porque su padre dice lo contrario.
—¡Yo no soy mi padre! ¡No pienso igual a el, idiota sin cerebro!
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