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«25»

«ACEPTÓ»






































































































































Abril, 1978

Mackenzie suspiró, cuando la puerta de la casa fue tocada por quinta vez.

Con cansancio, comenzó a bajar las escaleras, mientras se ponía una mano en el estómago.

—Esto de tener 7 meses de embarazo, subir y bajar escaleras, no es la mejor combinación—Dijo Mackenzie, mientras bajaba las escaleras

La puerta volvió a ser tocada.

—¡Ya voy!—Grito Mackenzie—. Maldita sea, ¿acaso no hay nadie más en la casa?

Mackenzie había llegado a la decisión de seguir con el embarazo. Aún no sabía si era Niño o niña, pero deseaba que fuera lo primero. Pues desde que le había contado a Esther y Peter, siempre que la veían se lo decían.

—¿Quien es, maldita se...

Las palabras de Mackenzie quedaron en el aire, cuando al abrir la puerta, se topó con Clarissa.

Ally—Clarissa la abrazó, aunque las panzas de embarazadas, se lo impidieron un poco

—¿Que pasa, Clari?—Pregunto Mackenzie, preocupada—. ¿Estás llorando?

—No se que hacer—Susurro Clarissa

Mackenzie se separó del abrazo, tomó a Clarissa de la mano y la guió a la sala.

Era fin de semana, faltaba solo unas semanas para que se casara con Lucas. Por lo qué Esther la llevaba cada fin de semana a la casa, para ajustar los últimos detalles.

—¿Que pasa, Clari?—Volvió a preguntar Mackenzie

—Es-es Eva-Evan—Tartamudeó Clarissa

—¿Que le pasó?—Pregunto Mackenzie, sintiendo su piel fría

—Na-Nada—Respondió Clarissa

—¿Entonces?—Mackenzie limpió las lágrimas de Clarissa

—Se-se unió a el-ellos—Clarissa comenzó a llorar más

—No entiendo—Dijo Mackenzie—. ¿Quienes ellos?

Clarissa se tomó unos segundos para después hablar.

—Los mortifagos.

Mackenzie abrió la boca, sorprendida.

—¿El te lo dijo?

—Me lo grito en la cara—Dijo Clarissa, mientras seguía llorando—. Estábamos peleando, porque le dije que me voy a casar con Tadeo en cuanto de a luz. Y el se enojo, dijo que aún estaba muy pequeña para una boda. Yo le dije, que no era mi padre para decirme que hacer y que no. El caso es que comenzamos a pelear y gritarnos...hasta que me grito que se había unido a ellos. Me enoje con el, le di una cachetada y luego vine acá. No quiero volver a verlo en mi vida. Lo odio. Es...desagradable ser su hermana. Ser hermana de un mortifago.

—No lo puedo creer—Dijo Mackenzie—. ¿Te dijo porqué lo hizo?

Clarissa negó con la cabeza.

—No quiero volver a escucharlo—Clarissa volvió a llorar—. Yo...lo admiraba. Era...era mi héroe. El primer hombre que ame, creí que jamás me iba a decepcionar.

—Si a mi me duele, no quiero imaginarme tu dolor—Dijo Mackenzie

Mackenzie vio como los ojos de Clarissa estaban rojo e hinchados por llorar. El labio inferior le temblaba.

—¿Puedo quedarme aquí?—Pregunto Clarissa

—Toda la vida, si lo quieres—Respondio Mackenzie

—Si voy a casa, lo toparé en cada esquina—Dijo Clarissa—. Se que era una pelea estupida, pero las hormonas me alteran más.

—Lo se.
























































Junio 17, 1978

Mackenzie suspiró cuando su estómago, volvió a estar plano. Claro que, Esther y Peter jamás dejarían que un nieto de ambos, naciera fuera del matrimonio.

Por eso, con 8 meses de embarazo, habían decidido realizar la boda.

Se vio en el espejo, su vestido blanco, su cabello castaño oscuro, sus ojos verdes azulados y sus pecas.

Por primera vez, se sentía bonita. Pero el solo hecho de pensar con quien se iba a casar, hacía que quisiera huir.

No podía. No podía huir. Todo por el estupido juramento inquebrantable. Ella aún no quería morir. Pero realmente estaba cansada de hacer lo que la gente, lo que su madre, le decía.

La puerta se abrió, y por ella entró Axel.

—Estas bonita—Dijo Axel, con una sonrisa

«Bonita», ¿es que jamás sería perfecta para alguien? Siempre era la bonita, nunca la perfecta.

—Gracias—Dijo Mackenzie

Axel se quedó en silencio. Mackenzie noto que algo quería decirle. Algo más.

—¿Que es lo qué pasa?

—Yo...—Axel lo dudo—...no se como decirte esto. Yo tengo que irme.

—Te irás—Repitió Mackenzie—...otra vez. Vas a abandonarme otras vez.

Mackenzie sintió que sus ojos comenzaban a picarle.

—Lo lamento—Dijo Axel—. Fue lo que acordes desde un principio...

—¿Con quien?—Pregunto Mackenzie, con lágrimas en los ojos—. ¿Con Esther?  ¿Ella te puso esa condición?

—No, para nada—Dijo Axel—. Fue algo que yo decidí. Solo...me acerqué cuando escuché los rumores sobre que te casarías. La verdad duele. Yo jamás estuve o estaré preparado para ser padre. Solo...quería convencerte de usar mi apellido. Pero...tú lealtad hacia tu madre es...impresionante. Después de que te cases...me iré, para siempre.

Mackenzie parecía que había entendido todo. Jamás sería la prioridad de un hombre. Lucas y James, tenían a Lily por encima de cualquiera. Y ahora, su padre.

—Vete—Dijo Mackenzie, con voz firme—. ¡Vete! ¡No te quiero volver a ver en mi maldita vida! ¡Eres un maldito! ¡Ojalá algún día te arrepientas de lo qué haces!

—Me iré cuan...

—¡Sal de mi vista ahora mismo, cabron!—Grito Mackenzie, apuntando hacia la puerta

La puerta se abrió, y mostró a Esther, quien entendió todo en cuanto vio la mueca de enojo de Mackenzie.

—¡¿No me oíste?!—Volvio a gritar Mackenzie—. ¡Afuera, maldita sea!

Mackenzie tomo lo primero que su mano alcanzó y se lo aventó a Axel.

El Rowle, logró esquivarlo, haciendo que la pieza de vidrio estrellara contra la pared y se rompiera en pedazos.

—Estas igual de loca que tú madre—Dijo Axel, saliendo de la habitación

—¡Prefiero estar mil veces loca, que ser un maldito mentiroso de mierda!—Grito Mackenzie, para después aventar otra pieza de vidrio hacia la puerta

Esther se quito justo a tiempo.

—Te dije que no confiaras en él—Dijo Esther

—Lo supiste todo el tiempo—Dijo Mackenzie, mientras su respiración era alterada

—Siempre—Dijo Esther—. Pero te conozco. Se que nada te hará abrir los ojos, hasta que lo veas por ti misma. Y te des cuenta de la realidad. Ahora, no llores y prepárate. Porque ya es hora.

Esther salió de la habitación. Mackenzie llevó su mano al estómago, mientras respiraba.

No podía decirle que la bebe sería niña.

Cuando comenzó a caminar hacia el altar, el Parkinson ya la estaba esperando ahí.

Mackenzie sentía que sus manos estaban resbalosas. Cerró los ojos, perdiéndose en sus pensamientos.

Hasta que la pregunta que más tenía miedo, llegó.

Derek Lucas Parkinson—Comenzó—, ¿aceptas a Mackenzie Alejandra Macmillan?

Mackenzie trago saliva, cuando la mirada de Lucas, se pasó por los invitados. Luego de unos segundos, regreso su vista hacia Mackenzie.

Sus manos estaban unidas, pero ambos estaban nerviosos.

Aceptó.

Mackenzie Alejandra Macmillan, ¿aceptas a Derek Lucas Parkinson?

Mackenzie observo al Parkinson. Su cabello con algunos mechones rubios, se movía por el aire.

Aceptó.

Oficialmente, había marcado su antes y su después en su vida.










































09/03/24

¿Que les pareció?

ay Evan.

Psdt: cuenten conmigo. 3, 2...1

¡Hemos llegado al final de Mack! Espero les haya gustado leer esta pequeña parte de Mack.

Esperen epílogo!

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