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SELENE BLACK - EXTRA

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El cielo nocturno sobre la Madriguera era claro, con un manto de estrellas brillando con intensidad. Selene Black, con sus catorce años, se encontraba sentada en el techo inclinado de la vieja casa de los Weasley, mirando hacia el firmamento. Sus ojos grises, que heredó de su padre, Scorpius Black, reflejaban la luz plateada de la luna. Sin embargo, bajo esa superficie tranquila, había una tormenta de emociones que solo ella entendía.

Desde pequeña, Selene había sentido el peso de una herencia que nunca había pedido. Sabía que su padre, a quien nunca había conocido, había muerto mucho antes de que ella naciera. Su madre, Ginny, rara vez hablaba de Scorpius, pero las pocas veces que lo hacía, sus ojos brillaban con una mezcla de dolor y nostalgia. Ginny amaba profundamente a Selene, y había intentado protegerla del mundo cruel que la rodeaba, pero Selene sabía que había cosas que ni siquiera su madre podía ocultar.

Una de esas cosas era el odio palpable que Harry Potter, el esposo de su madre, sentía hacia ella. Harry había sido un héroe para todos, pero para Selene, era una figura fría y distante, incapaz de ver más allá de su propia amargura. A pesar de ser su padrastro, Harry no podía superar la sombra de Scorpius, y Selene, que se parecía tanto a él, sufría las consecuencias de esa enemistad.

Selene suspiró profundamente, sintiendo el fresco aire de la noche en su rostro. Era en momentos como este, lejos del bullicio de la familia Weasley, que podía permitirse pensar en su padre sin la censura de los demás. Se preguntaba cómo habría sido su vida si él estuviera vivo. Su madre siempre decía que Scorpius era un hombre complicado, pero Selene estaba segura de que, si él la hubiera conocido, la habría amado incondicionalmente.

Desde pequeña, Selene había oído fragmentos de historias sobre su padre. Draco, a menudo le hablaba de cómo Scorpius había sido alguien travieso y rebelde, pero también extremadamente inteligente y astuto. Había sido un Slytherin de corazón. Selene había heredado esa astucia, y quizás por eso fue seleccionada en Slytherin cuando llegó a Hogwarts.

Sin embargo, más allá de las historias, lo que más marcaba a Selene era el silencio que caía sobre la habitación cada vez que se mencionaba el nombre de su padre. Harry fruncía el ceño, Molly Weasley, su abuela, soltaba un suspiro cargado de reproche, y Ginny solía cambiar de tema rápidamente. Ese silencio, esa ausencia, era como una sombra constante en su vida.

A pesar de todo, Selene no odiaba a Harry, aunque a veces sentía que lo odiaba. No podía odiarlo completamente porque, en el fondo, sabía que él también había sufrido. Sin embargo, ese conocimiento no hacía que las palabras que él le dirigía fueran menos dolorosas.

—Eres igual a él—había dicho más de una vez con desdén, como si ser parecida a Scorpius fuera un defecto, una maldición. Pero Selene se negaba a ver a su padre de esa manera.

Hogwarts había sido tanto un refugio como un campo de batalla para Selene. Cuando el Sombrero Seleccionador había gritado "¡Slytherin!" al ponerlo en su cabeza, sintió una mezcla de orgullo y temor. Orgullo porque sabía que estaba siguiendo los pasos de su padre, y temor porque sabía que eso solo intensificaría el odio de Harry.

Pero en Slytherin encontró algo que nunca había tenido en la Madriguera: una familia que la aceptaba tal como era. Los mellizos Nott, Leo y Alexander, se convirtieron en sus amigos más cercanos, añadiendo que habían crecido juntos y eso sólo habia fortalecido su vínculo. Junto con Albus Severus, su hermano menor, y Scorpius Malfoy, formaron un grupo unido que se defendía mutuamente contra los prejuicios del mundo exterior. Albus, al igual que ella, había sido seleccionado en Slytherin, para gran descontento de Harry, pero eso solo fortaleció el vínculo entre ellos.

Selene siempre había sido protectora con Albus, quizás porque veía en él la misma lucha interna que ella enfrentaba. Albus también sufría bajo la presión de ser el hijo de Harry, pero en lugar de rebelarse, él se cerraba en sí mismo. Selene, por otro lado, no tenía miedo de hablar, de enfrentar a Harry y defender a su hermano cuando él no podía hacerlo.

Cada vez que Harry criticaba a Albus por no ser como James, su hermano mayor, Selene intervenía. No podía soportar ver a Albus sufrir bajo la sombra de su hermano, quien parecía ser el hijo perfecto a los ojos de Harry.

—No tienes derecho a compararlo—decía a Harry con un tono frío y desafiante. —Albus es diferente, y eso no es algo malo.— Harry solía responder con una mirada de desprecio, pero Selene no se dejaba intimidar.

A pesar de la hostilidad que sentía en la Madriguera, había algunas personas en la familia Weasley que la trataban con cariño. Arthur, su abuelo, era una de esas personas. Siempre tenía una sonrisa para Selene, y le hablaba con la misma amabilidad que le mostraba a sus otros nietos. A él no le importaba que ella fuera una Slytherin, ni que se pareciera tanto a Scorpius. Para Arthur, Selene era simplemente su nieta, y eso era suficiente.

George Weasley y su esposa Angelina también la trataban con afecto. George, que había perdido a su hermano gemelo Fred en la guerra, parecía entender el dolor de Selene de una manera que otros no podían. Tal vez porque él también había perdido a alguien importante, alguien que había sido una parte esencial de él. Selene apreciaba su compañía, y a menudo pasaba tiempo en su tienda de bromas, donde podía reírse y olvidarse de sus problemas, aunque fuera por un rato.

Su vínculo más fuerte, sin embargo, era con Lily Luna, la más pequeña de los Potter. Selene adoraba a su hermana menor, y Lily la veía como una heroína. A pesar de su corta edad, Lily podía sentir la tensión en la familia, pero nunca dejó que eso afectara su amor por Selene. La pequeña era un rayo de luz en la vida de Selene, y cada vez que se sentía abrumada por el odio de Harry o la indiferencia de Molly, pensaba en Lily y encontraba la fuerza para seguir adelante.

Otra persona importante en la vida de Selene era Teddy Lupin, a quien había conocido desde que era una niña. Teddy era menor que ella, se llevaban con diez meses de diferencia, se habían vuelto extremadamente cercanos. Teddy, con su cabello cambiante y su sonrisa fácil, era una de las pocas personas en las que Selene confiaba plenamente.

Teddy había perdido a sus padres en la guerra, y aunque había sido criado por su abuela Andrómeda, sabía lo que era crecer sin una figura paterna. Selene encontraba consuelo en sus conversaciones con él, en su capacidad para entender su dolor sin necesidad de muchas palabras. Teddy, a su vez, veía en Selene a alguien que compartía su dolor..

Con el tiempo, su relación se volvió más profunda. Los sentimientos que Selene tenía por Teddy comenzaron a cambiar, a volverse más intensos. Pero Selene no estaba segura de cómo manejar esos sentimientos. El miedo a ser rechazada, a perder la única amistad verdadera que tenía, la mantenía en silencio. Prefería disfrutar de su tiempo juntos, aunque fuera con una tensión subyacente, que arriesgarse a perderlo todo.

Aunque el hecho de que su primer beso fuera con el, no lo habia estado nada fácil.

Ambos tenían nueve años, y Teddy no podía dejar de darle vueltas a lo que había escuchado. A escondidas, detrás de la habitación del matrimonio, había oído a Harry, decir con firmeza que quería mantenerlo alejado de Selene. Teddy había sentido cómo su corazón se aceleraba al escuchar esas palabras. No entendía por qué Harry odiaba a Selene. Después de todo, ella era su mejor amiga, la persona con la que compartía todo, y pensar que Harry quería separarlos lo llenaba de miedo y enojo.

Esa misma tarde, Teddy decidió que no podía quedarse de brazos cruzados. Sabía que no importaba cuán complicado fuera, tenía que proteger a Selene y su amistad. Buscó a Selene en su habitación y, en cuanto estuvieron solos, le contó lo que había escuchado.

—Harry quiere mantenernos separados—dijo Teddy con la voz entrecortada. —Cree que tú vas a hacerme daño, pero yo sé que eso no es verdad. No dejaré que nadie te aleje de mí, Selene.

Selene lo miró, sus ojos grises reflejaban la sorpresa y la preocupación que sentía.

—¿Por qué diría eso? Teddy, yo nunca te haría daño. Tú eres mi mejor amigo… tú eres todo para mí.

—Lo sé —asintió Teddy, sintiendo un nudo en la garganta. —Y por eso tenemos que irnos. No quiero que Harry o nadie más intente separarnos. Vamos a ir a un lugar donde estemos seguros, donde nadie pueda encontrarnos y decirnos qué hacer.

Selene parpadeó, asimilando lo que Teddy decía. Por un momento, se sintió asustada, pero al ver la determinación en el rostro de Teddy, supo que no podía quedarse atrás.

—Está bien, Teddy. Iré contigo. No me importa a dónde vayamos, mientras estemos juntos.

Con esa resolución, los dos amigos escaparon de la casa, caminando durante horas hasta llegar a la casa de Luna Lovegood y su esposo. Cuando tocaron a la puerta, fueron recibidos por los hijos de Luna, quienes los llevaron adentro sin hacer preguntas. Poco después, Luna apareció con su habitual expresión serena, mirándolos con curiosidad.

—¿Qué los trae aquí a estas horas?—preguntó Luna, mientras los observaba.

Teddy, sintiendo que podía confiar en ella, le explicó lo que había sucedido. Luna escuchó en silencio, asintiendo de vez en cuando. Cuando terminó de hablar, Luna les sonrió con amabilidad.

—No se preocupen, estarán seguros aquí— les aseguró. —No le diré a nadie dónde están, pero Ginny merece saber que están a salvo. Le escribiré una carta para tranquilizarla, pero no les contaré más de lo necesario.

Selene soltó un suspiro de alivio, y Teddy sintió que un peso se le quitaba de encima. Sabía que podía confiar en Luna y que estaban en buenas manos.

Esa noche, Luna les preparó una pequeña habitación donde pudieran descansar. Mientras se preparaban para dormir, Teddy se acercó a Selene. La luz de la luna se filtraba por la ventana, iluminando su cabello castaños con destellos rubios y sus ojos llenos de curiosidad.

—Selene—dijo Teddy en voz baja, tomando su mano. —No importa lo que pase, siempre estaré contigo. No dejaré que nadie nos separe. Siempre te protegeré, pase lo que pase.

Selene lo miró fijamente, y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.

—Y yo siempre estaré contigo, Teddy. No dejaré que nada nos separe.

Teddy sintió una calidez que le llenó el pecho. Se inclinó un poco más cerca de ella, y con el corazón latiendo rápido, se atrevió a hacer algo que había visto hacer a los adultos cuando se amaban. Se inclinó y presionó sus labios contra los de Selene en un beso suave, breve e inocente.

Selene parpadeó, sorprendida, pero no se apartó. Sonrió suavemente y, con la inocencia de su edad, entendió que ese gesto significaba mucho más que un simple beso. Era una promesa, un vínculo que ninguno de los dos dejaría romper.

—Te quiero en mi vida para siempre—murmuró Teddy cuando se separaron, con los ojos brillantes.

—Y yo a ti, Teddy—respondió Selene con firmeza. —Siempre estaremos juntos.

Esa noche, mientras se acurrucaban bajo las mantas en la pequeña habitación de la casa de Luna, Teddy y Selene supieron que, no importa lo que el futuro les deparara, siempre tendrían el uno al otro. Y eso era lo más importante.

En Hogwarts, la vida en Slytherin le dio a Selene un sentido de pertenencia que nunca había sentido en la Madriguera. La sala común, ubicada en las mazmorras del castillo, era un lugar donde podía ser ella misma sin miedo a ser juzgada. La frialdad y el sarcasmo que mostraba hacia los demás eran máscaras que usaba para protegerse, pero en Slytherin, no necesitaba esas máscaras. Allí, entre sus compañeros de casa, podía relajarse y ser quien realmente era.

Los mellizos Nott, Leo y Alexander, se convirtieron en sus mejores amigos desde el primer día. Los tres compartían una conexión que iba más allá de las palabras, una comprensión mutua de lo que significaba ser diferente, ser un Slytherin en un mundo que a menudo despreciaba esa casa.

Selene también encontró apoyo en Draco y Theodore, los padres de sus amigos, quienes la trataban con el respeto y el cariño que ella sentía que le faltaba en otros lugares. Draco, que había sido el mejor amigo de su padre, a menudo le hablaba de él, compartiendo recuerdos y anécdotas que Selene atesoraba. Theodore y su esposa Daphne la acogieron en su hogar como una hija más, y fue en su compañía donde Selene se sintió verdaderamente aceptada.

A medida que Selene crecía, la tensión entre ella y Harry se intensificaba. Cada vez que regresaba a la Madriguera durante las vacaciones, sentía el peso de su presencia como una carga. Harry la miraba con una mezcla de desprecio y desdén, como si su mera existencia fuera un recordatorio de un pasado que él preferiría olvidar.

Selene no podía entender por qué Harry la odiaba tanto. Sabía que él había amado a su madre, pero también sabía que Scorpius había sido una espina en su vida, alguien que nunca podría perdonar. A menudo, se preguntaba si Harry la odiaba porque veía en ella la continuación de una vida que él había perdido. Si fuera así, Selene no podía evitar pensar que su mera existencia era un error para él, algo que él nunca había querido.

Pero Selene no era una persona que aceptara el odio en silencio. Aunque el dolor la carcomía por dentro, no podía dejar de enfrentarse a Harry cada vez que él intentaba humillarla o hacerla sentir inferior.

—Tú no sabes nada sobre mi padre—le había gritado una vez, con lágrimas de rabia en sus ojos. —No tienes derecho a juzgarlo ni a juzgarme a mí por algo que ni siquiera entiendo completamente.

Harry había respondido con una frialdad que congeló el corazón de Selene.

—Tu padre fue un cobarde, Selene. Y tú... tú estás siguiendo sus pasos. —esas palabras habían herido a Selene más de lo que estaba dispuesta a admitir, pero en lugar de llorar, levantó la cabeza con orgullo y se prometió a sí misma que nunca dejaría que Harry viera lo mucho que le dolían.

Albus Severus Potter, su hermano menor, fue una de las pocas personas en la vida de Selene que siempre estuvo a su lado. Desde pequeños, habían compartido un vínculo especial, uno que iba más allá de la simple relación de hermanos. Selene había sido como una segunda madre para Albus, protegiéndolo de los constantes comparaciones con James y de la desaprobación de Harry.

Cuando Albus fue seleccionado en Slytherin, Selene sintió un alivio que nunca había experimentado antes. Su hermano estaba con ella, en la misma casa, y eso significaba que podrían seguir juntos.

Albus, al igual que Selene, luchaba con su identidad. La presión de ser el hijo de Harry Potter lo asfixiaba, y a veces parecía que el peso del mundo estaba sobre sus hombros. Pero en la compañía de Selene, encontraba consuelo y apoyo.

Su madre de Selene, era la única persona en la Madriguera que siempre la había amado sin condiciones. A pesar de las tensiones con Harry, Ginny nunca permitió que su relación con su hija se viera afectada. Amaba a Selene por quien era, y no por lo que representaba, y siempre estaba ahí para ella cuando más la necesitaba.

Ginny entendía a Selene de una manera que otros no podían. Sabía lo que significaba amar a alguien que ya no estaba, y entendía el dolor de Selene por no haber conocido a su padre. Aunque no siempre hablaban de Scorpius, Ginny se aseguraba de que Selene supiera que él la habría amado tanto como ella lo hacía.

Las noches en la Madriguera, cuando todo el mundo dormía, a veces se encontraban en la cocina, compartiendo una taza de té y hablando de cosas triviales, o simplemente disfrutando del silencio. En esos momentos, Selene se sentía en paz, sabiendo que, a pesar de todo, siempre tendría a su madre a su lado.

A medida que los años pasaban, Selene comenzó a darse cuenta de que su lugar en el mundo era más incierto de lo que había pensado. Sabía que siempre sería vista como la hija de Scorpius Black, alguien que llevaba consigo el legado de un hombre que muchos consideraban un fracaso. Pero Selene no estaba dispuesta a aceptar ese destino sin luchar.

Sabía que su vida sería una batalla constante, no solo con el mundo exterior, sino también con las sombras de su pasado. Pero Selene estaba decidida a forjar su propio camino, a demostrar que no era simplemente una réplica de su padre, sino alguien que se podía superar y encontrar su propio lugar en el mundo.

Con el tiempo, los sentimientos que Selene albergaba por Teddy Lupin se volvieron imposibles de ignorar. Sabía que lo amaba, pero el miedo al rechazo la mantenía en silencio. Sin embargo, también sabía que no podía seguir ocultando sus emociones para siempre. Teddy era una parte esencial de su vida, y Selene no estaba dispuesta a perderlo.

Una noche, mientras caminaban juntos por los terrenos de Hogwarts, Selene decidió que era hora de enfrentar sus sentimientos. Se detuvo bajo un árbol grande y, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, se volvió hacia Teddy.

—Teddy—comenzó, con la voz temblorosa. —Hay algo que necesito decirte... algo que he estado guardando durante mucho tiempo.

Teddy la miró con curiosidad, pero también con una ternura que hizo que el miedo de Selene se desvaneciera un poco.

—Dime, Sel. Sabes que puedes contarme cualquier cosa.

Selene respiró profundamente, tratando de calmar sus nervios.

—Te amo, Teddy. No solo como un amigo... te amo de una manera que no puedo ignorar. Sé que esto podría cambiar todo entre nosotros, pero no puedo seguir ocultándolo.

Por un momento, el silencio entre ellos fue ensordecedor. Selene temió lo peor, que Teddy la rechazaría y que su amistad se rompería en pedazos. Pero cuando él finalmente habló, su voz era suave y llena de emoción.

—Sel... yo también te amo. — respondió, tomando su mano con delicadeza. —Siempre lo he hecho, pero nunca supe cómo decírtelo. No quería arruinar lo que tenemos, pero ahora... ahora me doy cuenta de que no quiero pasar un día más sin que sepas lo que siento.

Selene sintió una oleada de alivio y felicidad inundar su corazón. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que el peso de su pasado se aligeraba, y que el futuro, aunque incierto, estaba lleno de posibilidades.

Ella lograría tener su final feliz.





































SELENE BLACK

DATOS PERSONALES:

Nombre: Selene Black Weasley.

Nacimiento: 10 de Abril, 1997.

Casa: Slytherin.

Padrino:

•Theodore Nott (ganó en piedra, papel o tijera con Draco)

Madrina:

Luna Lovegood




Datos

Sabe dos idiomas, Francés y Portugués.

•Odia la violencia, ella es más de palabras.

•Aprendió a tocar el violin a los doce años. Lo quiso aprender cuando Regulus le contó como la familia Black, siempre prefería el piano, ella rompió toda tradición, y su abuelo no podía estar más orgulloso.

•Sabe lo básico del piano, sin embargo no le llama tanto la atención.

•Cuida del jardín repleto de rosas blancas en Grimmauld Place.





































¡FIN!


































Lune_black


Bueno, finalmente hemos acabado, gracias a todos por estar aquí desde el principio. Sinceramente me siento muy feliz de acabar esta historia, pero otra parte de mi esta triste porque es el final, desearía que no acabara.

No puedo creer que hemos llegado hasta aquí, no puedo creer que yo haya terminado una historia y no dejarla a la mitad.

Sinceramente sigo sin poder creerlo, pero quiero darle las gracias a aquellas personitas que siguieron la aventura conmigo, aquellas que no dudaron en leer y se quedaron del principio al final de la historia.

También a aquellas que comentaron y votaron, realmente extrañaré esos comentarios lindos, chistosos y tristes que dejaban en cada capítulo.

Y no olvidaré a los lectores fantasmas que si bien, no votaban o comentaban seguían leyendo y generando más ánimo aunque sea un poco.

Ahora, esto aún no acaba. Eso es algo que deben tener claro. Aún falta la vida de mi adorable Alessa, que si historia la publicaré pronto;

CARDIGAN; Sirius Black

Recuerden que esto es una duologia con givi_black y ella nos cuenta la vida de Rigel Scorpius, y que sucedió con su relación con Remus.

THE MOON AND THE STARS; Remus Lupin

Gracias por siempre comentarme, votar y darme su apoyo, espero sigan disfrutando de mis próximas historias. ¡Los amo mucho!

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