𝟎𝟑. correctional.
Robby leía el señor de las moscas, nunca antes había tomado un libro prestándole tanta atención como estaba sucediendo ahora mismo. Mientras que el matón de la correcional: Shawn Payne, molestaba a un chico que jugaba cartas.
— Ángel, mi dulce Ángel. El paquete de tu mamá era genial. ¿Empanadas? Eso está a otro nivel debes darle las gracias por mí, ¿De acuerdo? — Shawn se acercó al chico, quién lo observó por tan solo unos segundos. — De todas formas, con empanadas o sin empanadas, esta es nuestra mesa, amigo.
El chico seguía sin pronunciar ninguna palabra, solo los ignoraba tratando de no buscar problemas con el moreno.
Payne se burló. — Mierda, debe ser sordo. — Golpeó levemente el brazo de su amigo. — ¡Dije que es nuestra mesa! — Gritó, mientras botaba todas las cartas del chico al piso. Robby al oír este grito se percató de lo que sucedía. — No eres sordo, solo estúpido. — Declaró Payne, tomando la cabeza del chico para golpearla con la mesa. Keene se paró rápidamente observando al matón. — ¿Que miras, novato?
El chico quién sangraba por la nariz se acercó a Robby.
— ¿Estas bien, hombre? — No le respondió, buscando otro asiento.
— ¿Robby Keene? — Dijo el guardia al instante de haber entrado, el nombrado lo miro. — Tienes una llamada.
En el camino hacia el teléfono Payne entrereojo al rubio, sonrió de manera maligna con bastantes oscuras intenciones. El rubio se tomó el teléfono esperando que fuera Sam.
— ¿Robby? Soy Mel, ¿Cómo estás? — Al oír la voz de Langdon se sorprendió bastante.
— Mel... ¿Estás bien? Vi lo que hiciste pero no debiste hacerlo. — La chica golpeó a un policía para que Robby pudiera escapar, sin embargo no sucedió aquello. — Estoy bien por suerte. ¿Y tú, no obtuviste cargos?
— Me alivia escuchar que estás bien. No, por suerte no los tuve, aunque ya no puedo acercarme a ese policía pero es algo mínimo.
— Me alegro, Mel. Oye, lamento haberte metido en este lío, ni siquiera deberías haberte preocupado en llamarme, si no lo hubieras hecho te habría entendido.
— No te preocupes, Robby. Quería llamarte para saber cómo estabas y decirte que nos comuniquemos por correo por si consigo alguna manera de sacarte antes.
— Mel, no tienes porqué hacerlo. — Protestó él, la había conocido recién y estaba haciendo algo que ni su padre se había dignado en hacerlo.
Estar para él.
— Si debo, Robb. Si no fuera por ti todo sería distinto. Gracias a ti sigo aquí, nunca podré terminar de agradecertelo. Salvaste mi vida, Robby Keene.
Aquellas palabras hicieron que su corazón comenzará a latir más rápido. Melissa Langdon estaba haciendo mucho más de lo que su madre y su padre hubieran hecho juntos. ¿Así se sentía tener a alguien que te apoye en las buenas y malas? Para Robby, estaba siendo increíble.
Melissa estaba dándole luz a Robby es este momento de pura oscuridad, una nube de oscuridad rodeaba al rubio en este momento, y la chica estaba siendo su pequeña luz que estaba próxima a alcanzarlo.
Pero lamentablemente eso no duraría mucho.
( . . . )
Una cabellera rubia caminaba por los largos pasillos blancos del hospital de West Valley, al ver a la recepcionista desocupada se acercó.
— Buenas tardes, ¿podría decirme en qué habitación se encuentra Miguel Díaz? — sonrió amablemente, cosa que jamás hacía era solamente una fachada.
— Hola, está en la 109.
Melissa le agradeció con un gesto buscando la habitación, al momento de encontrarla visualizó a una chica castaña junto a un moreno que sonreía sin ganas. Se apoyó en la puerta analizando la interacción de ambos adolescentes se veía bastante tensa, sonrió burlona deseando que su vida fueran problemas de adolescentes; la castaña se giró notando la presencia de la rubia.
— Yo debería irme, hasta luego Miguel. Cuídate. — Se despidió de manera veloz, al salir analizó rápidamente a la chica.
« ¿Quién era ella?, se preguntó la castaña. »
— Hola, así que tú eres el que dejaron lisiado. — Las palabras que salían de su boca eran frías y cortantes.
— Hola, ¿qué? — El latino la observó extrañado sin entender mucho lo que estaba diciendo.
— ¿Supongo que tú eres Miguel Díaz, no? — Melissa rodó los ojos tratando de no perder la paciencia.
Había estado muy poco rato allí pero no soportaba estar con la gente que dañó a Robby.
— Hola, ¿si soy? — Respondió en duda, tratando de recordar el rostro de la chica. — ¿Tú eres? No te conozco...
— Me presento soy Melissa Langdon. — Sonrió tratando de ser amable con el chico. — Vengo a charlar contigo sobre Robby Keene.
— ¿Qué? ¿Lo conoces? — Miguel se sobre exaltó al escuchar ese nombre.
— Sí, yo venía a pedirte que lo perdonaras. — Reveló Langdon, esa era la única razón por la que estaba en ese lugar.
Miguel no podía creer la estupidez que escuchó salir de los labios de la rubia, era algo inédito.
— Espera... ¿Qué? ¡Tu estás loca! ¿Cómo voy a perdonar a la persona que me dejó paralítico? — Discutió Miguel elevando su ritmo cardíaco que rápidamente se veía reflejado en la máquina.
— ¡Espérate un segundo! Él está arrepentido, yo estoy tratando que Robby se perdone a si mismo, no pienso dejarlo sumergirse en la miseria por culpa de una escuela que ni siquiera es capaz de controlar a sus propios alumnos. — Sentenció en el mismo tono que Miguel, no agacharía su cabeza por este chico.
La tensión era obvia ambos se dedicaban miradas con recelo, si hablaban seguirían atacándose porque ninguno dejaría la batalla.
— ¡Seerpiente! — Escuchó una voz vacilante a su espalda, observando a un chico con mohawk rojo. — ¿Quién eres tú? — Se acercó intimidante hacia la chica.
— ¿Importa quién soy? — Respondió desafiante acercándose a él. — Yo ya me voy, Miguel piensa lo que te dije, adiós.
( . . . )
Después de volver del hospital todo estaba saliendo increíblemente mal, ver las cosas de Robby la hizo perder sus estribos, acercándose a su refrigerador y agarrar un paquete de cervezas que no sabía desde cuándo lo tenía. Repasaba todo su departamento día antes que Robby fuera detenido en un momento todo comenzó a ser negro.
La botella de cerveza se estrelló contra la pared, derramando todo su contenido, toda la irá que estaba sintiendo en ese momento era mayor, Melissa estaba furiosa donde se habían llevado a Robby, si bien sabía que Daniel LaRusso siempre apoyó al chico.
¿Por qué está vez llamó a la policía? Aquella pregunta navegaba por su mente, el hombre por el que Robby sentía admiración lo entregó como si nada, como si hubiese sido el malo en todo este asunto. Él solamente trató de detener la pelea, la novia de Robby —la cual no recordaba su nombre porque Keene si la había nombrado pero por el momento solo recordaba que era hija de Daniel LaRusso— había salido sin ninguna advertencia, ¿Por qué Keene fue el único que terminó en la correccional siendo que el intentó detener todo eso?
La novia de Robby también había peleado, pero no la enviaron a la correccional, ¿por qué? ¿tanto poder tenía el dinero en el mundo? Esto no se quedaría así, lucharía por sacar al rubio de allí sabía que ese lugar no era bonito, por experiencia propia. Estuvo a sus catorce allí adentro, siempre había un jefe, el cual amaba molestar a los nuevos y en ese lugar no había piedad con la gente nueva.
« Cuida a Robby, papá.
Te lo suplico. »
La rabia y el enojo era muy mala combinación sobre todo considerando que la chica había bebido. Tomó las llaves de su motocicleta conduciendo a LaRusso Automóviles, se aferró como nunca al manubrio.
Todo lo que pasaba por su mente era Robby y el estúpido de Daniel, llegó al lugar, estacionando la moto en la entrada, vio el lugar cerrado pero no le importó. Aún así pateó la puerta con fuerza asustando a las tres personas que estaban conversando.
— ¿¡Dónde mierda está, Daniel LaRusso!? — Dejó su casco arriba de un auto, apretando sus puños.
— ¡Ey! No puedes entrar así, ¿Quién eres tú? — Amanda se levantó, indignada del trato agresivo de la adolescente.
— Amanda, tranquila. Ella es la amiga de Robby. ¿Qué estás haciendo aquí, Melissa? — El hombre trato de poner su mano en el hombro de la chica, quién lo bloqueó rápidamente y tomó su muñeca.
— No me toque. — La soltó con fuerza, mirando con enojo al mayor. En sus ojos podías ver como el fuego destacaba de ellos. — ¿Cómo fue capaz de mandar a Robby a ese lugar? ¿De verdad lo quería o tenías ganas de vengarse de Johnny?
La vena sobresalía de su cuello, Daniel sintió el olor a alcohol por lo que supo que la chica no estaba actuando con razón. Sin embargo, decidió calmarla.
— Melissa, lo envíe porque la condena sería más corta.
— Puras patrañas. Si supieras como es allí dentro, ni siquiera lo habría enviado. No me sorprende que no lo sepa, tiene todos estos lujos.
— No puedes hablarle de esa manera a mi esposo. — Advirtió Amanda, Daniel la miró haciéndole señas que se callara.
— ¿Ah sí? ¿Qué me va hacer? ¿Me va a mandar a mi también a la correccional? Porque no le tengo miedo, he estado allí. — Melissa le dedicó una mirada desafiante a la mujer, Amanda se sorprendió por la valentía de la chica. — Sabe, tengo una duda... ¿Por qué no envío a su hija a ese lugar? Ella tuvo la misma culpa que Robby y por lo que yo sé, ella está tranquila en su hogar disfrutando de sus comodidades. Mientras que a Robby le están partiendo la cara y todo es su culpa.
Langdon les soltó todas las verdades a los LaRusso quienes no pronunciaban ninguna palabra con todo lo dicho.
— Tranquilízate, Melissa. — Pidió Daniel, acercándose de manera lenta como si se tratara de un pequeño ciervo perdido.
— ¡No! No confío en usted sobre todo después de lo que hizo, Daniel. Más encima es culpa del "perfecto" padre Johnny y suya. Ambos utilizaron a Robby, inclusive su hija, quién comenzó la pelea. — Declaró, abandonando el lugar subiéndose nuevamente a la motocicleta.
Quedaban unas cuantas horas para que pudiera visitar a Robby decidió ir a comer algo para que no sospecharan que estaba con algunas copas de más.
( . . . )
Su ducha fue bastante relajante para lo tenso que estaba en esos momentos, el ver a Sam en la televisión lo dejó vulnerable sin evitar las burlas de sus compañeros. Una parte de él volvió a latir con intensidad al escuchar que su chica dijo que había sido un accidente, después de todo ella lo seguía amando.
Se dirigió a su cama y se alarmó al ver la pandilla de Payne cerca de ella.
— No me digas, ¿esta es tu cama? — Preguntó Shawn irónico, Robby volteó hacia los guardias con miedo. — No sabía, solo quería una almohada. ¿Te molesta? — Sin saber que decir Keene agachó la cabeza, mientras el moreno sonreía con satisfacción. — Eso pensé. Debilucho.
Los perros falderos de Shawn lo siguieron de inmediato cuando se fue, eso le causaba bastante risa porque él también había sido así con sus dos ex-amigos Trey y Cruz hasta que Daniel lo salvó del mal camino, o eso creía pero ya no.
— ¿Qué te dije? — Alcanzó a escuchar al líder burlándose de él, hasta que un guardia se hizo presente.
— Pongan atención hay visitas para mañana. Valasquez, Binder, Espinoza, Keene. Si los mencioné estén listos a primera hora. — Informó el hombre dispuesto a irse pero el rubio se acercó a toda prisa.
— ¿Dice quién vendrá de visita? — Preguntó el chico confundido porque no pensaba recibir a Daniel.
— Lawrence, John. — Los ojos de Robby comenzaron a brillar, emocionado de que su padre lo quisiera ver. — Y Langdon, Melissa.
( . . . )
Melissa había llegado unos cinco minutos antes de la hora estimada, dejó su motocicleta a unas cuadras porque estaría la policía y le pedirían licencia, cosa que no tenía. Era bastante hipócrita al ir ya que golpeó a un policía de suerte quedó con firma mensual solo esperaba no ser reconocida.
Se observó en el reflejo de un vehículo para arreglar los mechones rebeldes que caían por su cabello tratando de lucir bien, empezó a apresurar su paso.
Sujetó la manilla de la puerta con nerviosismo entrando, soltando un suspiro. Estaba intranquila por dos razones, la primera: era porque no sabía si podría entrar y la segunda: esos dos días los había pasado increíble junto a él, sabía que Robby la necesitaba, estaba solo.
Se acercó a la recepcionista con bastante confianza. — Hola, vengo a ver a una persona.
— Podría proporcionarme el nombre, por favor.
— Robby Keene.
— El joven Keene ya se encuentra acompañado, tendría que venir mañana señorita.
— ¿Podría decirme con quién está?
— Es información confidencial, no puedo.
— Es que iba a venir con una persona pero tal vez llego antes que yo. — Mintió, intentando ser lo más convencible posible.
— Bobby Brown, según lo que está escrito aquí. — Informó la mujer.
— ¡Ah, si! Ese es mi tío, me dejó atrás... ¿Ahora podría entrar? — Insistió, con una sonrisa al guardia quién observó a la recepcionista que asintió. — Gracias.
Pasó con una sonrisa ya que no la habían reconocido fue guiada al salón de visitas.
— Dale un poco más de tiempo. — Pidió un hombre calvo a Robby quién se mantenía serio.
— Señor, aquí llego su acompañante. — Robby miró esperanzado esperando que fuera John pero se llevó la sorpresa al ver a Melissa.
— ¡Mi amado tío! — Melissa miró al señor calvo haciéndole una mueca para que dijera que si, se acercó a él y lo abrazo.
Bobby sin nada más que hacer correspondió el abrazo. — Mi querida sobrina, que te dije de llegar a tiempo. — Le siguió la corriente, ayudándola a tomar asiento en eso el policía se fue. — ¿Quién eres tú?
Melissa volvió a levantarse para abrazar a Robby con fuerza. — Lo siento mucho por no haber evitado que te llevarán Robby, disculpa.
— No contacto físico. — La reto un guardia haciendo que ambos se separaran. Tomó asiento en silencio luego de esto.
— Te dije que vendría, lo siento por haber llegado tarde... Estaba saldando cuentas. — rio al recordar las caras de terror de los LaRusso.
— ¿Quién eres? — Preguntó nuevamente Bobby, buscando alguna explicación.
— Soy una amiga de Robby, me llamó Melissa. ¿Usted es el padre? ¿El famoso Johnny? — La última oración la dijo con algo de ironía, preguntó porque pudo haber dicho un nombre falso. — Porque si es así, nos vamos a pelear afuera.
— No, soy amigo de su padre. Se supone que él estaría aquí conmigo.
— Que imbécil. — Murmuró apretando su puño con fuerza, algo que no paso desapercibido para castaño. — Bueno, ¿Qué podemos hacer para que él salga más rápido?
Y así fue Melissa Langdon estuvo con Robby Keene ocupando el lugar de su padre que supuestamente iría a verlo, pero no fue así...
¡Hola, espero que
les haya gustado
el capítulo!
¿Qué opinan sobre la
actitud de Melissa con
Daniel?
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será corregida luego.
pd: agregué algo que se me había
olvidado, cuando robby es avisado
qué johnny lo irá a ver. 🥺
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