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𝟎𝟐. caught.

             

AMBOS ADOLESCENTES llegaron exhaustos al departamento, el entrenamiento había salido más bien de lo que esperaban. Melissa pudo dominar todas las patadas que él le había enseñado, le enseñó a esquivar, solamente faltaba pulirlas. La chica estaba orgullosa de si misma al poder haber aprendido todos y cada uno de los movimientos, ninguno de estos era fácil. Keene había entrado a bañarse, en lo que Melissa llevaba mirando una foto con su padre; nunca le había interesado conocer a su madre ni a su familia de parte materna, su padre junto a sus abuelos le dieron la niñez más increíble que pudo haber soñado una niña tampoco extrañaba a la persona que la tuvo, ya que aquella mujer se fue dejando a Melissa en los brazos de Billy.

Se alegraba que su madre la hubiera abandonado, porque de no haber sido así... todo habría sido distinto. Cuando Melissa tenía diez años una chica en la escuela la molestó por no tener madre, la rubia le regaló un golpe, no la golpeó porque le daba pena no tener mamá, si no que le enfurecía que por no tener una figura materna, era diferente al resto, su padre siempre fue lo mejor.

El rubio aunque no hubiera tenido contacto con Sam desde la pelea seguía preocupado sobre que sucedió con ella, su corazón continuaba latiendo por Samantha LaRusso la chica que lo impulsó a ver el bien en su vida y dejar el mal atrás. Su ducha estaba siendo bastante nostálgica... Solamente quería esa felicidad que tenía en el verano, es lo único que pedía.

« No puedes volver, no puedes. Si lo haces terminarás en quién sabe que consecuencias, pensaba el chico. »

Su mente estaba siendo una gran enemiga en este momento, luchaba contra sus pensamientos. Él era más fuerte que ellos o al menos lo intentaba, llegaría el día que Robby explotaría y no sería bueno para nada, lo único que haría sería liberar todo ese caos que el chico se estaba guardando.

Acumulando toda esa rabia e ira que no le harían nada bien.

Robby salió del baño con la toalla en la cintura, la rubia lo observó haciendo que en su boca se formara un perfecto circulo.

« Dios mío, que es caliente este hombre. ¡Melissa, deja de mirarlo! »

— ¿Sorprendida por lo que estás viendo? — Bromeó Robby riéndose de manera burlesca.

— Cierra la boca mejor. — Le siguió el juego mirando hacia otro lado. No negaba que Keene era bastante lindo, no era tan ciega. — Ya sabes dónde están las cosas, yo iré a bañarme.

Pasó por su lado sin dirigirle la mirada porque ya se había expuesto, no lo haría de nuevo. Se despojó de su ropa, entrando a la ducha relajando todos sus músculos en el agua; hace algunos días estaba teniendo la sensación de que su abuela estaría allí porque no se ha comunicado con ella, a pesar de ser una mujer de edad tenía un carácter fuerte, Melissa la amaba con todo su corazón. La primera vez que terminó en la correccional fue por haber peleado con un chico que le estaba diciendo comentarios bastantes sexistas.

— Hey preciosa. Eres muy bella, ¿lo sabías? — Escuchó a su espalda pero decidió ignorarlo, solamente porque su autocontrol se iría a la mierda.

Siguió caminando buscando la tienda de tejer, su abuela le pidió si le haría el favor de comprarle más lana ya que justo se le agotó. Debía enfocarse en encontrar la tienda y listo.

— Eres sexy, tu cuerpo está para chuparse los dedos. ¿Por qué no mejor vamos a mi casa? — Su mente empezó a estar intranquila, sus manos temblaban y su ira explotaría.

Se volteó viendo al castaño que la seguía con la mejor disposición evitando crear un caos.

— Podrías dejarme en paz, por favor. — Habló con firmeza creyendo que el adolescente le haría caso, siguiendo su camino.

— No seas mojigata, tengamos un buen sexo y se acaba. Te prometo que será el mejor de tu vida, cariño.

— Te dije que me dejaras en paz, imbécil.

— No me interesa lo que quieras, solamente te necesito en mi cama, zorra.

En ese momento recordó las palabras de su padre.

« Jamás dejes que un hombre te diga estupideces, tú eres fuerte y defiéndete, Melissa. Muele su cara a golpes porque debes hacerte respetar, no debes permitir que nadie pase por encima tuyo. Nadie, Melissa. »

Se dio la vuelta en ese momento su ira hizo todo el trabajo, mandó un puñetazo dirigido al rostro del chico al tener tanta fuerza lo tiró al suelo. El castaño se levantó acariciando la zona que ella había golpeado.

— Vaya, vaya. La zorrita tiene garras veamos si puedes con esto, puta. — Dirigió un golpe hacia la rubia sacándole sangre de nariz.

Melissa tocó su nariz viendo su mano empaparse de sangre, esto fue lo que despertó su ira profunda. Sin importar su sangrado golpeó al chico en su entre pierna, al tenerlo en el piso le proporcionó otro una patada seguida de otra y otra más, hasta que el castaño le suplicó.

— Detente... Por... favor... — Rogó con dificultad, la mirada de Melissa estaba siendo bastante sombría en ese momento.

Se agachó subiéndose arriba del cuerpo del chico. — Tu no te detuviste cuando te lo pedí, por eso yo tampoco lo haré ahora.

Le mando un puñetazo en el rostro volviendo a pegarle, toda su ira estaba siendo depositaba en aquel adolescente, tenía bastantes problemas de ira... esa era una de las secuelas que venían con el duelo de William.

Su inestabilidad emocional, toda era rabia que tenía por la muerte de Billy. Era capaz de matar a cada uno de los responsables de su muerte. En ese momento era capaz de hacerlo. Ni siquiera se dio cuenta cuando la policía llegó sacándola de encima del cuerpo del adolescente que yacía noqueado en el suelo, la esposaron y en el reflejo del espejo pudo verse cubierta de sangre.

En ese momento jamás olvidó la cara de decepción de su abuela quién al verla comenzó a llorar en el pecho de su abuelo; Fue su primera y última que terminó en la correccional se prometió a si misma no volver jamás a lastimar a su abuela ni a su abuelo, porque aquella vez pudo ver el corazón roto de la mujer. Sabía que ella era lo más importante y no se permitiría decepcionarla de nuevo.

Una lágrima rebelde bajó por su rostro la secó rápidamente, prometiéndose a si misma no tener otro ataque de ira, nunca más. Aparte de que se lastimaba a ella misma, hería a su alrededor.

« Debes ser fuerte, Melissa. No dejes que nadie te diga lo contrario. »

Robby eligió ropa oscura al rato de vestirse comenzó a rondar nuevamente por la habitación de William, fijó su vista en una chaqueta de cuero llena de estampados y uno llamó bastante su atención.

Billy + Mel, amor infinito.

Sonrió sin darse cuenta, cuánto podría haber dado él cuando pequeño para tener un padre como él, uno que jamás lo abandonará, que estuviera orgulloso de sus logros, aunque sea que le diera un beso de las buenas noches... Lamentablemente eso nunca pasó, Johnny desapareció el día que nació, no estuvo cuando enfermó, ni siquiera el día que ganó un campeonato de fútbol ese día todos los niños abrazaban a sus padres y Robby no, él solamente miraba deseando que Lawrence hubiese estado allí con él, festejando su triunfo. La chaqueta tapaba una fotografía de Melissa abrazando una motocicleta morada y Billy haciendo muecas, tomó en sus manos el cuadro riendo sobre cómo Melissa salía en la foto.

— Ese día él me regaló mi motocicleta. — Escuchó a sus espaldas, observó a Melissa que estaba enrollada en una toalla.

— Y-yo lo siento... — Tartamudeo Robby, mientras Melissa se acercaba a él sentándose en la cama. Keene se sentó junto a ella, pasándole la foto.

— Mi abuela no estaba muy de acuerdo con eso pero mi papá le prometió que la usaría cuando tuviera licencia. — Sonrió pasando sus dedos por el rostro de su padre.

— Debe haber sido genial tener un padre como William, digo por lo que me has contado. — Suspiró un tanto triste.

— Fue él mejor. — Confirmó Melissa dirigiendo su mirada al rubio que estaba triste. — ¿Y tú padre como era contigo?

— Johnny, mi papá, nunca estuvo para mí desde el primer día. Intente darle una oportunidad hace un tiempo pero prefirió a otro chico y estaba más preocupado de una rivalidad con su ex-compañero de escuela, Daniel LaRusso.

— Eso no suena muy lindo, disculpa Robby.

— No hay problema, al menos mi mamá permaneció conmigo, nunca me dejó... hace poco entró a rehabilitación por mí. — Melissa observó a Robby que pertenecía cabizbajo. — Quería pedirte un favor, sé que es arriesgado pero quiero ir a verla. ¿Puedes acompañarme, por favor?

A Langdon se le rompió el corazón al escuchar lo débil que estaba Robby. — Te acompañaré pero hay un detalle, debemos cortarte el cabello para que pases desapercibido.

— Es el precio que debo pagar. — No estaba muy de acuerdo, pero debía hacerlo para verla. — Y tú Melissa anda a vestirte.

La chica rio al escuchar su comentario, se levantó de la cama dejando la fotografía en su lugar, yendo a su habitación eligió su ropa rápidamente, vistiéndose como si de Flash se tratara. Fue al baño en busca de las tijeras y volvió al salón donde estaba Robby viendo televisión.

— Ven aquí. — Ordenó la rubia, colocó una toalla por el cuello del chico. Comenzando a cortar su rubio cabello, su pelo estaba muy bien cuidado incluso más que el suyo, reflejaba un brillo auténtico.

El cabello rubio de Keene permanecía en el suelo comenzando una nueva época en su vida.

— Adiós, Dora la Exploradora. — Bromeó Melissa ganándose una mirada reprobatoria del chico.

— No me hace gracia, Mel. — La observó y tomó el espejo que nombrada le estaba ofreciendo. — Vaya, ¿eres la joven manos de tijera?

— ¡Robby! — Chilló Melissa, el chico fue al baño para ver su nuevo look. — Te hubiera dejado pelado.

— Es broma, relájate. — Gritó desde el baño, se acomodó el cabello sonriéndose a sí mismo al verse, le gustó bastante.

Melissa y Robby comenzaron a preparar el desayuno, realizaron unos panqueques distribuyéndose las tareas, uno preparaba la masa y otro mezclaba el manjar. Luego de una media hora la chica daba vuelta los panqueques en el aire pidiendo que por favor no se le quedarán pegados en el techo y con los comentarios de Robby que tuviera cuidado con la aceite; la fase de Melissa Chef duró bastante hasta que un panqueque terminó en los pies de Robby.

— ¡Te lo dije! — El chico se agachó con la intención de levantar el panqueque pero sé quemó en el intento aún así lo dejó en la mesa.

Desayunaron en paz y risas, disfrutando el momento como si fuera el último y ¿Quién lo diría? Era el último antes de que sucediera la tragedia que ninguno de los dos estaba esperando, Robby estaba siendo feliz pero el universo tenía otra carta bajo la manga y los dejaría destrozados a ambos.

Robby disfrutaba por primera vez en tanto tiempo del viento en su rostro, por fin su cabello largo no estaba pegado en su rostro. Esperaba que su madre no lo rechazara por lo que hizo, no era menos casi mató a Miguel y era por eso que le sorprendía que Melissa lo siguiera ayudando a pesar de lo sucedido, era algo de un cuento.

Ni siquiera lo había criticado en ningún momento, no quería creer del todo en la bondad porque lo bueno jamás perduraba sobre todo si se trataba de su persona, Robby Keene jamás tuvo felicidad del todo siempre duraba un tiempo y luego volvía a esa oscuridad que lo sucumbía, era una historia que tenía el mismo inicio y el final, estaba incrustado en un bucle que ya conocía su final.

Él abrazando a la oscuridad que permanecía dentro de él. ¿Llegaría el día que pudiera tener todo lo que había soñado?

Eso estaría por verse, mientras tanto tendría que esperar y ver cómo se desarrollaba su historia.
  

   

 
  

( . . . )

      
  

  
 
Robby bajó de la motocicleta, cerró sus ojos inhalando y exhalando de manera pacífica, relajó su cuerpo de los nervios.

« Todo va a salir bien, todo saldrá bien. Luego me podré ir con Melissa. »

— Te esperaré en esta esquina, si presiento que algo sucede iré por ti. ¿De acuerdo? — La rubia tomó la mano de Robby dejando un leve cariño. — Solo cuídate, Robb.

El adolescente asintió para luego decir: — Lo prometo.

Armado de valor entró al recinto esperando que alguien pudiera reconocerlo hasta que una mujer se acercó a él, en ese momento temió por su vida, buscando las vías de escape.

— Hola, ¿Vienes a visitar a alguien? — Preguntó sonriéndole de la manera más amable posible.

— Hola, sí. Vengo a ver a Shannon Keene. — Intentó ocultar su voz temblorosa, cumpliendo con éxito.

— ¿Tú eres algún familiar?

— S-sí, soy su sobrino. — Mintió tartamudeando en el intento.

— Solamente debes poner tu nombre aquí y podrás ir a buscarla. — Le entregó un papel que salían todas las personas que visitaban y escribió: "Patrick Swayze". Le entregó la hoja a la mayor. — Gracias, ella está en el parque de atrás.

Se guío por las señaléticas que el lugar mantenía de lejos vio a su madre que comía tranquilamente y sonrió al verla tan distinta. Cierta figura conocida para el ojo de Shannon se acercaba a donde se encontraba desayunando.

— ¿Robby? — Preguntó al ver a su hijo con el pelo corto, vestido con una ropa que obviamente no pertenecía a él.

El nombrado sonrió débil a pesar de que Melissa le dio techo donde pasar la noche lo seguía persiguiendo el recuerdo de Miguel, se encontraba perdido.

— Hola, mamá. — Su tono fue débil, acercándose a ella rodeándola en un abrazo.

— Oh, cariño. — Robby se aferró a ella empezando a llorar siendo consolado por su progenitora, quién pasó su mano por su cabello en un intento de darle cariño. — ¿Dónde habías estado? Nos tenías preocupados a Daniel, Johnny y a mí.

— Estuve con una persona que cuido de mi estos días.


  

  

( . . . )

  


  
 

Melissa se desplazaba de un lado hacia el otro de manera intranquila. Presentía que algo no estaba marchando bien, no sabía el que... Pero Robby necesitaba tiempo a solas con su madre. Un auto negro lujoso se estacionó afuera del recinto, bajó un hombre con ropa deportiva entrando rápidamente al lugar, al ver eso sus instintos de activaron tendría que averiguar que estaba sucediendo. Guardo sus llaves, arreglándose un poco para no lucir tan tensa en aquel recinto que lo único que radicaba era tranquilidad, se notaba que eran familiares de gente con dinero, piscina templada, jacuzzi, un pequeño parque dentro.

Parecía un maldito lugar de vacaciones, todo era tan perfecto que necesitabas una dosis de realidad pura.

« Ojalá el mundo fuera tan tranquilo como esto, aún que se que jamás lo será. »

Para mucha gente era el paraíso pero para Melissa no, sentía que era una pesadilla... ¿Para qué es tan perfecto... Cuando allá fuera es caos y no tan colorido como esto? Contaminación, vehículos, gente malvada. En su rango de visión apareció una mujer que se acercó a ella.

— Me alegro que hayas decidido internarte, debes ser muy valiente para venir por ti sola. — La mujer le sonrió colocando una mano en su hombro. — Puedes recorrer el lugar mientras busco los papeles, te veo en seguida.

La expresión de Melissa era como para tomarle una fotografía; ¿Lucía tan mal cómo para necesitar rehabilitación? Ella estaba excelente, no necesitaba estar un estúpido lugar que pretendía ser perfecto.

Ella era una luchadora seguiría afrontando toda la mierda que se le viniera en sus hombros, jamás se rendiría.

   

 
( . . . )

  

 

— Todo estará bien, Robby. Lo resolveremos, lo prometo. — El nombrado se encontraba alimentándose sin ánimos algunos, al ver a su madre pudo mostrar cómo verdaderamente de sentía. La mayor levanto la mirada encontrándose a la persona que la había estado ayudando para encontrarlo. — Ahora vengo, ¿si? Tu sigue comiendo.

— ¿Esta bien? — Preguntó el hombre con preocupación.

— No creo, Daniel. Habla como si se fuera a escapar, tienes que ayudarlo. Solamente menciona a una tal Melissa, dice que ella lo ayudó.

— Lo haré, pero debes confiar en mí, ¿si? — Daniel busco entre sus recuerdos si su hija había nombrado a una chica con ese nombre, pero jamás lo había hecho. — ¿Melissa?

— Bueno.

— Lo solucionaremos.

— Hola. — Robby miró asustado al hombre creyendo que podía ser otra persona, el pelinegro tomó asiento frente a él. — Buen corte.

— Perdón por meterlo en mis problemas. — Pidió Robby cabizbajo le costaba mirar a Daniel después de todo lo que LaRusso había hecho por su él y su familia. — Le pagaré la camioneta, yo...

— Esa camioneta no iba con tu estilo de todos modos. Debe haber sido difícil estar solo allá fuera.

— ¿Sam está bien? — Preguntó Robby bastante afligido por su novia, no sabía sabido de ella desde la pelea y estaba bastante preocupado.

— Ella está... preocupada por ti. — Confesó Daniel observando lo quebrado que estaba el chico. — Todos lo estamos, tu papá también. Robby, debo disculparme contigo.

— Yo causé esto, yo pateé a Miguel...

— Sé que te culpas, pero yo te decepcioné. Lo que te dije la última vez que nos vimos... Eso fue terrible. Lo siento.

— Tenía razón. Es un error ayudarme, no puedo cambiar.

— Todos cometemos errores, Robby. Pero nuestros errores no nos definen, puedes aprender de tus errores, y te ayudaré con eso. — Aconsejó Daniel, le tenía un cariño grande al rubio. — Lo haré. Escucha, lo que sigue será muy difícil, ¿si? Pero este es el mejor camino, hablé con un abogado y me explicó que...

Melissa se encontraba mirando desde la puerta que daba acceso al parque del recinto cuando vio que comenzó a llegar la policía, al ver a los policías supo que se venía y Robby no podía verlos.

— ¡Robby, cuidado! — Gritó con todas sus fuerzas, haciendo que este volteara y viera a los policías. Melissa corrió a su lugar, viendo a su chico tan asustado como la primera vez que lo conoció.

Robby tiró la silla mirando incrédulo al hombre. — ¿Qué hizo?

— Les dije que te entregarías, confía en mí, la sentencia será menos severa por este camino.

— ¡No, no puedo! — Se negó rápidamente con el miedo corriendo por sus venas.

— Sí puedes, y debes hacerlo, Robby.

— Me entretuvo para que no me fuera.

—  No, estaba intentando ayudarte. — El rubio intento correr pero el policía lo atrapó ejerciendo fuerza. — ¡Oye! Con cuidado con él. Robby, esto es solamente temporal, te ayudaré a superar esto. Iré todos los días a visitarte, lo prometo.

Melissa al ver que el policía emitió fuerza con Robby, ni siquiera lo pensó pero ya estaba golpeando al policía.

— Suéltalo, imbécil. ¡Es inocente! — Gritó Melissa, sus puños se cubrían de sangre hasta que un policía la detuvo, llevándosela. — ¡Suéltame ahora mismo!

La chica pataleaba haciendo que se la llevarán a ella antes que a Robby.

— No se moleste. — Escupió Robby a Daniel, sin esa mirada de respeto que tenía antes.

— Cariño, todo estará bien. Lo prometo. — Shannon fue detrás de su hijo y la policía.

Daniel LaRusso estaba impactado de cómo la adolescente fue capaz de defender al novio de su hija, hace bastante tiempo que no veía esa rudeza.

Esa fuerza de arriesgarse por el otro.

  

¡Hola, espero que
les haya gustado
el capítulo!

Lamento haberme
demorado tanto pero
tanto tiempo, una
disculpa por eso.

¿Qué opinan sobre el
pasado de Melissa?

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la gente que está
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