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CAPÍTULO: 8

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El ceño fruncido de Aqua no salía de su rostro y eso inquietaba a la vampira de ojos dorados, quien estaba sintiendo una gran presión en su cuello y podía escuchar levemente el sonido de las grietas.

—¿Cullen? ¿Eres algo de Edward Cullen? —interrogó Aqua, soltó el cuello de la mujer y dio pasos hacia atrás pero atenta a los movimientos de la fémina.

—Soy su hermana.

—¿Que mierda haces aquí? —soltó bruscamente, Aqua estaba al tanto de lo que pasó con los Cullen y sentía una inmensa furia hacia la más baja de esa familia—. ¿Para qué viniste? ¿Sabes lo mal que estuvo Isabella por la culpa de tu hermano? ¿La veces que esperaba para que tu, desgracia de amiga, le contestarás un puto correo? ¡Vamos, dime!

La de ocelos dorados retrocedido impactada por las palabras de la mujer que tenía en frente y pensó en qué contestar.

—Yo... Lo siento.

—¿Lo sientes? —una sonrisa burlona apareció en el rostro de la castaña, se puso al frente de la Cullen y golpeó su pecho con su dedo—. ¡¿Lo sientes?! ¡¿Que mierda sientes?! ¡Dilo! Solo eres una puta persona que se hace llamar amiga pero que sucede algo y se desaparece de la faz de la tierra.

La empujó con fuerza haciendo retroceder a la señorita, esta observó como los ojos azules de la Swan resplandecían y sintió miedo.

Nunca vio algo como eso y tampoco había en su visión una persona con esos ojos.

—¿Te quedaste muda? Oh, si. Eso hiciste cuando tú hermano decidió romperle el corazón a mí prima y largarse con toda la familia después de eso —el veneno salía de los labios de la Swan y no se arrepentía de nada de lo que decía—. Ahora, vete como lo hiciste hace tres meses. ¡Largo, Cullen!

La vampiresa, aún sorprendida, solo retrocedió y se fue de ahí pensativa.

«¿Quien es esa mujer?» Se preguntó a su misma adentro del vehículo y esperó atenta a alguna cosa dicha por la Swan.

—¿Pasó algo, Aqua?

—Solo saqué a una persona que no es bienvenida aquí.

—¿A quién?

—A Alice Cullen.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué quería?! ¡Dime, Aqua!

—¿Es enserio, Bella? ¿Aún sigues queriendo saber de esa familia? ¿Después de lo que te hicieron?

—¡Si!

—Pregúntale a ella, está en ese auto.

Ante eso, Alice decidió irse de ahí al ver qué su visión no era buena, y al querer cambiar el curso se largó de allí escuchando los gritos de su antigua amiga.

Aqua negó con su cabeza al ver a Isabella con esa actitud, se adentró a la casa y solo ignoró la pregunta que le hacía su tío sobre lo que pasó. Fue hacia el sillón para agarrar su chaqueta y sus llaves para irse de la casa.

—¿Aqua, a dónde vas?

—A un lugar, tío. Volveré antes de que amanezca —le aseguró la sobrina a su tío, este asintió medio adormilado y la mujer salió de la casa en dirección a su auto.

—¿Aqua?

—Vete, Isabella —no quería escuchar la voz de su prima en esos momentos, abrió la puerta y se adentró al vehículo para ponerlo en marcha, apretó el volante con fuerza escuchando los estresantes golpes que daba Bella a la ventanilla y aceleró el auto dejando atrás los gritos de Isabella.

Aquella situación le recordó demasiado lo que hizo su madre con aquel bastardo que les había hecho daño.

Golpeó con brusquedad el volante y manejó hasta llegar a un lugar desconocido para ella.

Aún era de madrugada cuando se sentó a orillas de aquel acantilado y aún no amanecía cuando un descontrol se apoderó de su cuerpo.

Se paró tambaleante sintiendo aquel dolor esparcirse por toda su anatomía, un fuerte dolor hizo que se fuera hacia adelante y soltó un grito cayendo del acantilado. Sus ojos resplandecieron cuando impactaron con el agua helada y nadó para llegar a la superficie.

Tomó una bocanada de aire y nadó para salir del mar, tembló un poco cuando el aire gélido chocó en su rostro y gruñó cuando palmeó su cuerpo en busca de las llaves de su auto.

Las sacó de su pantalón mojado y agradeció que no se haya estropeado, caminó temblando hacía el auto y se adentró a este par entrar en calor.

Prendió la calefacción y se acurrucó en su lugar, miró hacía atrás buscando algo y sonrió agradecida cuando encontró la manta que usó cuando llevó a Isabella a aquel prado.

Se puso aquel material abrigado arriba suyo, miró por unos instantes el espejo retrovisor para observar su estado y frunció el ceño al distinguir una fina línea azul presentarse en su cicatriz, la tocó y no sintió nada.

Entrecerró sus ojos confundida pero lo dejó de lado, se acomodó aún más y sonrió cuando su cuerpo ya estuvo seco gracias a aquel poder que poseía.

Miró a través de la ventanilla como el cielo se comenzaba a aclarar y chistó su lengua arrancando el auto para posteriormente ir por el camino en el que vino.

Tambaleó sus dedos sobre el volante acelerando el vehículo, recordó lo que pasó hace unas horas atrás y gruñó pensando en la estúpida actitud que empleó Isabella y la descarada que fue la tal Alice al venir.

Manejó hasta llegar a la casa y abrió la puerta de la casa con la llave que estaba escondida debajo de una roca, arrugó su nariz al percibir un olor horrendo y se adentró a la casa. Cerró con cuidado la entrada y caminó hacia la cocina.

—¿Qué mierda es ese olor? —soltó con brusquedad la de ojos azules sintiendo un olor a perro mojado, le hacía recordar las veces en la que Bella y ella iban a ver a Jacob.

Dejó el vaso de agua a la mitad para subir las escaleras y entrar a la habitación de su prima, esta estaba sentada en la silla mirando a la ventana y Aqua frunció el ceño ante eso.

—¿Qué miras a las seis de la mañana? —preguntó Aqua, se sentó al borde de la cama mirando a la menor y esta giró su cabeza rápidamente para mirarla, la de ojos azules observó como la adolescente se paraba con rapidez e iba hacia ella.

Bella se tiró arriba de la mayor haciendo que la espalda de esta impactara en la cama, la morena estaba arriba de Aqua abrazándola como si en cualquier momento se iría.

—¿Linda?

—¿Si?

—Estamos en una posición comprometedora y no quisiera que Charlie lo malentendiera —soltó una risa nerviosa la casi adulta, la menor después de haberla abrazado se encontraba sentada justo en su pelvis mientras apoyaba sus dos manos a los costados de la cabeza de la oji-azul.

Bella se sonrojo en demasía y se sentó correctamente a un costado de la mayor, esta solo rió y se sentó en forma de indio quedándose frente a la morena.

—¿Por qué te fuiste?

—No podía aguantar esa actitud, Isabella —negó seria Aqua—. Después de todo lo que pasaste, lo que me costó junto con tu padre poder sacarte de ese abismo, tu solo actuaste de una forma desesperada para saber de esa familia.

—No era eso-

—Claro que era eso, entonces ¿por qué corriste detrás del auto de la Cullen?

—Yo...

—Tu nada, Isabella. Soy tu prima, soy tu amiga, soy esa persona que estuvo contigo cuando esa familia no lo hizo después de que ese Cullen te rompiera el corazón. Yo estuve ahí consolándote cuando la pitufo no te respondía ninguno de los mensajes. Yo estuve a tu lado cuando despertabas de las pesadillas.

« Ahora dime, ¿qué no tengo yo, que ellos tengan? Porque pareciera que todo el esfuerzo dedicado a ti se esfumara cuando solo mencioné que estuvo aquí Alice.

—¿Y sabes qué? Me dolió que me gritaras buscando respuestas —los ojos azules de la mujer se cristalizaron al recordar ese grito y pronto su acompañante soltó una lágrima—. Y yo ahí me pregunto, ¿valió el esfuerzo que hice para tratar de ayudarte a pesar de que yo estaba rota por dentro? ¿fue necesario el grito para hacerme recordar la mierda que pasé? ¿fue una estupidez venir hasta aquí? 

La mayor solo resopló asintiendo ligeramente mientras sus labios temblaban.

—Tengo tantas preguntas pero ninguna respuesta.

H | ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ