5. Prado
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CAPÍTULO: 5
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Aqua despegó su vista de su desayuno y miró con seriedad a la adolescente que jugaba con su comida, chasqueó los dedos en frente de ella y ésta la observó confundida, la mayor señaló con su mentón la comida y escuchó provenir de los labios de la menor un suspiro cansado.
—¿Qué sucede? —se atrevió a preguntar la castaña dejando la taza de café con leche helada a un costado, Bella jugueteó un poco con su comida y negó con la cabeza—. Bella.
—Solo estaba pensando —contestó la morena llevando a su boca una fruta y la de ojos azules vio como las comisuras de la Swan menor se elevaban ligeramente—. ¿Desde cuándo sabes cocinar?
Frunció el entrecejo Aqua al escuchar la interrogante y bebió del contenido líquido de su taza, tratando de buscar alguna respuesta correcta sin dar muchos detalles y pasó su lengua por sus labios para sacar todo rastro del líquido.
—Llegó un momento en el que tuve que aprender —se encogió de hombros la Swan indiferente y Bella asintió dudando de lo que dijo de su prima, sin embargo, no dijo nada—. ¿Cómo estás?
Los ojos marrones de la morena miraron con fijeza los ocelos azules que portaba su acompañante y entrecerró sus ojos al no encontrar respuesta alguna a la interrogante.
—No lo sé.
—Esa es una buena respuesta —señaló con una sonrisa la mayor y se levantó a dejar en la pileta lo que usó, se apoyó en la superficie y se cruzó de brazos para mirar a la adolescente—. ¿Qué quisieras hacer hoy?
El rostro confuso de la hija de Charlie hizo sonreír a Aqua, la morena comenzó a divagar entre sus pensamientos y aunque quisiera negarse, el aura que desprendía su prima la hacía querer salir de aquel abismo y pasar tiempo con ella, como si la mayor fuera un imán para atraer personas.
—¿Qué tienes pensado?
—Te divertirás, lo juro —sonrió alegre la más alta para darse la vuelta y lavar lo que usó ante la atenta mirada de la adolescente, los ojos chocolates de ésta vieron cada detalle de la esbelta figura que portaba su acompañante y arrugó el entrecejo al notar una cicatriz en la nuca de ella—. ¿Qué miras tanto?
—N-Nada —negó rápidamente con su cabeza Isabella comiendo el desayuno que preparó la mujer castaña, esta sonrió de lado y siguió lavando los cubiertos.
Después de unas horas, ambas primas se encontraban listas para disfrutar de ese día y ya estaban dentro del auto negro que portaba la mayor.
—¿A dónde vamos a ir? —curioseó la morena observando como las casas pasaban rápidamente por la velocidad en la que iba la mayor y soltó un suspiro al ver pasar a sus amigos del colegio alegremente—. Aqua.
—¿Nunca quisiste hacer un picnic y leer comiendo alguna fruta? —preguntó curiosa Aqua, sus manos blancas decoradas por anillos apretaban levemente el volante a la vez que tambaleaba sus dedos sobre este. Despegó su vista del camino para observar a su única prima, la encontró ya mirándola levemente sorprendida y regresó su mirada a la carretera—. Me lo tomaré como un sí.
—¿Cómo lo supiste?
—¿Al qué? —quiso hacerse la desentendida la mayor girando el volante hacia la izquierda para adentrarse a un camino de tierra.
—Saber eso —señaló Isabella mirándola buscando respuestas—. Ni Edward sabía eso, ¿cómo lo pudiste saber tú si apenas nos vimos ayer?
Hizo una mueca Aqua al escucharla y aceleró el auto a modo que el cuerpo delgado y pálido de su compañera se vaya hacia el asiento con brusquedad, haciendo un poco de tiempo para que pueda responder.
—Digamos que es un sexto sentido, es algo extraño pero a veces resulta ser útil para ayudar a las personas —levantó sus hombros sin darle importancia al asunto y siguió avanzando por el camino de tierra con el silencio agradable que se formó adentro del vehículo.
Al llegar al final del camino apagó el auto y pidió de forma amable que se bajara la menor, fue hacia el asiento trasero en busca de las cosas que comerían, la manta y los libros. Agarró todo y cerró con seguro el vehículo para caminar a la par de la adolescente hasta frenar en un prado pequeño que se hallaba decorado por muchas flores silvestres pero que tenía una hermosa vista que daba hacia la ciudad y un poco hacia el mar, las nubes estaban despejadas en ese sitio por lo cual impactaban débilmente los rayos ultravioletas hacia donde se encontraban y un pequeño arroyo pasaba por el prado.
Aqua tendió la manta en el suelo boscoso y acomodó la comida y los libros, se sentó y le dio la mano a Isabella para que se sentase, ésta con un sonrojo ligero por la atención de su prima se sentó e inhaló el aire puro y fresco que había por todo el sitio.
—¿C-Cómo supiste de este lugar? Que yo recuerde nunca estuviste en Forks.
Aqua sonrió de lado ante eso y se acostó poniendo sus manos detrás de su cabeza, miró con un ojo cerrado a su prima quien la estaba mirando intrigada y le regaló una risa divertida.
—No me conoces lo suficiente, Bella —dijo lentamente y suavemente la fémina de hebras castañas provocando que un escalofrío pasase por todo el cuerpo de la nombrada, había sentido que esa frase ocultaba muchas cosas y se preguntó a sí misma que cosas guardaba Aqua Swan.
—¿A qué te refieres?
—Un mago nunca revela sus secretos, ¿o debo decir, una criatura nunca los revela? —aquella pregunta hizo poner nerviosa a la morena pensando que había descubierto que criatura era su exnovio—. No te asustes, antes yo era así diciendo cosas para asustar y tiraba bromas.
—¿Antes?
La Swan mayor la miró inexpresivamente y se sentó correctamente para quedar cara a cara, sonrió de lado corriendo un mechón oscuro de la frente pálida de su prima, quien la observaba paralizada y con un leve rubor en sus mejillas; y se alejó soltando un suspiro dejando desconcertada a la menor.
—Antes.
H| ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ
Capítulo sorpresa por ser el primer día de noviembre en Argentina.
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