31. Graduación
╔══════════╗
CAPÍTULO: 31
╚══════════╝
Sonrió orgullosa y aplaudió sonoramente mientras chiflaba, llamando la atención de varias personas. Había pasado rápidos los días y por fin sus ojos azules veía como Bella se graduaba de la preparatoria, por fin dejando ese infierno. Su mirada azulada recorría con firmeza cada paso que estaba dando Isabella, viéndola como cada vez ella se iba superando a sí misma, sabiendo que su presencia ya no la iba a necesitar. Sus pensamientos fueron cortados cuando sintió la mirada dorada de Edward clavarse en su rostro con preocupación, chasqueó su lengua al olvidarse de ese pequeño detalle.
Edward leía las mentes.
«Puto el que me escuche» pensó, viendo de reojo como el vampiro rodaba los ojos pero retenía una carcajada que quería salir por lo divertido que había sonido aquello. Sonrió de lado, dándose la vuelta y poniendo sus manos en el saco formal que se había puesto, le dio un asentimiento a Charlie para irse del establecimiento, percibiendo como los ojos dorados de Cullen seguían sus pasos. Tenía que preparar sus maletas, porque tal vez en un día se iría junto con el pequeño Clearwater, ya que éste por fin pudo pasar el año con un promedio aceptable. En su mente lo imaginaba como un pequeño cachorro meneando su cola alegremente.
Leah se había transformado luego de haber recibido una invitación por parte de Sam para que asista a la boda que tendría con su prima, logrando atarla a una manada que leía sus pensamientos y sentían lo que ella sintió en esos momentos. Era realmente injusto pero no había nada por hacer para ayudarla, solo esperar que encuentre a su impronta y logre que su corazón sane. Y esperaba, realmente, que Seth no se transforme y le rezaba a los dioses griegos que siga así como ella pensaba.
Se subió al auto, sonriendo ligeramente, y prendió la radio para sintonizar una estación que tenga buena música. Arrancó el auto y comenzó a manejar en dirección a la casa, no esperaría a que el resto de los estudiantes terminen de ser nombrados, ella tenía cosas que hacer. Se relajó al estar en la casa y se dirigió a la cocina, escuchando como sus tripas sonaban con fuerza y palpó su estómago, esperando que de ese modo ya no aparezcan esos sonidos. Agarró un pan que no se veía duro y lo cortó a la mitad, le puso fetas de salame, queso y jamón y lo cerró para llevarlo a su boca y caminar hacia la escalera, degustando su alimento.
Pateó un bolso grande que estaba al lado de la puerta y con patadas lo llevó a los pies del armario, dejó su alimento arriba de la cama y abrió de par en par el armario, viendo la ropa que tenía ahí. Puso sus manos en sus caderas y habló para ella misma.
—¿Lo tiro así nomás, todo un despelote, o lo acomodo bien perfecto?
—Bien perfecto.
—Ah, nah, paso —se encogió de hombro y cuando tenía su mano en una de sus ropas, giró con miedo hacia atrás, encontrándose con la mirada divertida de Edward que tenía su sándwich entre sus manos—. ¿Qué mierda estás haciendo ahí? ¿No estabas en tu graduación? Y suelta mi sándwich, no vaya a ser que tienen cenizas de muertos tus manos.
Volvió a lo suyo y comenzó a tirar la ropa al bolso que estaba abierto, se mordía la orilla de su labio cuando tenía que apartar con su mano un hueco para poner más ropa e ignorando las respuestas que le daba el vampírico. Suspiró cansada cuando, por pura mierda, cerró el cierre del bolso y se sentó en el suelo, reposando su espalda en el armario y mirando como Edward se sacaba la túnica y la cosa esa que tenía arriba en la cabeza, dejando a al vista un traje algo formal pero que lo hacía ver más joven de lo que era su apariencia.
—¿Qué? ¿Ya te enamoraste? —preguntó burlón el vampiro, pero sintiéndose nervioso en el fondo ante la penetrante mirada de la mujer.
—Espera...—susurró acercándose al rostro del hombre para luego sonreír burlona, llevó su mano a la cara del varón haciéndole suponer que la iba a acariciar pero en realidad lo que hizo fue empujar la frente del Cullen con fuerza hasta hacerlo quedar acostado en la cama—. Ya quisieras, puta bola de disco.
Rodó los ojos y se terminó de comer su sándwich, miró una última vez el armario que quedaba unas pocas ropas de ella y se rascó la nuca, aún le faltaba cosas para guardar pero sería mañana, hoy solo quería adelantar.
—¿Te irás? —miró con una ceja alzada al Cullen que se visiblemente un poco decepcionado.
—Sí, empezaré la universidad pronto y debo llenar unos formularios, a parte de que me salió una entrevista para ser ayudante de un chef profesional en un restaurante. Son oportunidades que no puedo dejar pasar, no ahora —se encogió de hombros—. A parte, me llevaré a Seth.
—¿Seth? ¿El hijo de Harry?
—Ese mismo, quiero que salga de este pueblo y pueda tener una vida buena junto con una carrera que él desee tomar, en San Francisco tendrá muchas oportunidades. Hasta podría ser actor, tiene mecha para eso —sonrió de manera vaga y gateó hasta quedar al lado de las largas piernas del menor en apariencia—. Aunque, vendré los fin de semanas para que el mocoso pueda ver a su familia y yo a Charlie y tal vez a Bella, no sé a qué universidad irá.
Edward asintió en silencio, dándose por vencido ante la idea de que la mujer se quede junto con él para poder hacer que su relación amistosa se viera más reforzada. Sonrió sin ánimos viendo el techo y de un segundo a otro tenía a Aqua a un costado de él, sonriéndole un poco para animarlo. Alzó una mano para despejar un poco la frente del chico, logrando que un sentimiento calmo se colara por la piel del vampiro.
—Ey, podremos vernos, además por algo se crearon los celulares y por algo tienes super-velocidad, ¿no?
Edward asintió sonriendo y tomó la mano de la fémina con delicadeza, esperando su temperatura helada no la afectara a ella.
—Tienes razón.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro