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28. Seamos amigos

























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CAPÍTULO: 28

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¿Por qué todo tenía que ser tan... sencillamente complicado? ¿Por qué el más remoto pensamiento hacía que su entrañas se retuerzan de la furia al no saber qué mierda contestar o hacer? Aqua no sabía que mierda hacer, por una parte aquel lado que desconocía su comienzo, se refiere a su lado sobrenatural, le gritaba que se quede al lado de aquel vampiro con tendencias suicidad pero el otro, el humano, tironeaba de su brazo para que se aleje, notando el peligro constante en el que estarían al quedarse junto con él.

Era como el angelito y el diablo en cada uno de sus hombros, susurrándoles lo que debía hacer pero ella no sabía cual era quien.

Estaba en una puta mierda.

Suspiró bajando sus manos, las cuales estaban queriendo tocar una de las estrellas que brillaba en el cielo nocturno, y miró a su costado con cierta tristeza, su fiel compañera ya no estaba con ella como antes. Volvió su mirada azulada al oscuro color que teñía el cielo y un bostezo salió de sus labios al sentir que el sueño ya estaba acaparando en su sistema. Bella, su querida amiga, se encontraba disfrutando de su juventud al ir a una pijamada que había organizado Angela junto con otras compañeras del colegio, ya que muy pronto se graduarían y no tendrían tiempo para juntarse.

Aqua entendía que la menor no iba a estar las veinticuatro horas del día junto con ella, como en los viejos tiempos, pero aún así era nostálgico pensar que ahora necesitaría de su ayuda o compañía, ahora Bella tenía a gente a su lado para acompañarla en aquellos momentos que requería de alguien.

—Has estado pensativa.

Gruñó, ahí estaba un fastidio que ni siquiera tuvo tiempo de quitar porque ya se le había pegado como una garrapata. Le dedicó una mirada amenazante que solo le hizo sonreír divertido para luego sentarse a un lado de ella, como si no temiera ser calcinado por la mujer que era físicamente mayor que él.

—Qué mierda haces aquí —"preguntó" Aqua rodando los ojos y alejándose, por lo menos, un metro del hombre.

—Haciéndote compañía.

—No la necesito —espetó con brusquedad la fémina—. Ahora vete, me fastidia tu mera presencia.

Edward no pudo evitar sentirse cruelmente rechazado. Las mujeres lo buscaban a él por su belleza, por su mirada, su físico, pero ahí estaba el condenado buscando una mísera de atención por parte de la Swan mayor y siempre terminaba rechazado. Cerró sus ojos relajándose y no tirar todo a la borda, solo debía buscar entre medio de toda esa armadura que poseía ella alguna entrada para poder hacer que ella confiara un poco en él. 

—Seamos amigos.

Y Aqua giró su rostro bruscamente hacia el vampiro, haciéndolo tronar su cuello en el proceso, para mirarlo como si estuviera loco y deba llevarlo a un manicomio. Se sentó en el suelo y se lo quedó mirando fijamente, dudando en si él iba en serio con su propuesta pero al ver ningún atisbo de mentira hizo que un ligero cosquilleo en su pecho se formara. Bufó rodando sus ocelos azules y alzó su mano para golpear fuertemente la frente del hombre, sacándole un gruñido cuando éste sintió como esa zona se trizaba ligeramente.

—¿Por qué hiciste eso, Aqua? —gruñó el varón sobando esa parte.

—Por decir semejante estupidez —respondió con un toque de diversión la mujer al haber golpeado al hombre—. Bien.

Edward la miró con su ceño fruncido, sin saber a qué se refiere con ese "bien" Aqua.

—Inútil —murmuró por lo bajo al encontrarlo confundido, haciendo que el ceño del vampiro se viera aún más fruncido—. Que acepto que seamos amigos.

—¿Enser-

—Pero con una condición, o varias —le interrumpió y la emoción del Cullen quedó en segundo plano—. Ahora no seremos best friends forever and ever, a mí eso no. Primero tendrás que ganar mi confianza, dejar de comportarte como un acosador porque te denuncio, bola de disco —señaló con su dedo acusatoriamente—, y que le digas a tu familia que ni mierda le ensañaré mis poderes, que se aguanten.

—Entendido —asintió conforme con las condiciones de la mujer y le tendió la mano a la contraria, logrando que ésta enarque su ceja perfectamente en signo de interrogación—. Me llamo Edward Cullen y tengo diecisiete años humanos.

—Uy, que ilegal —soltó una risa divertida por su propio comentario y estrechó la mano del frío—. Aqua Swan, por cumplir veinte años.

Ambos sonrieron ligeramente para luego soltar sus manos y comenzar a hablar en voz baja sobre lo lindo que estaba la solitaria noche, ambos adentrándose a un mundo totalmente diferente cuando sus palabras se volvían armoniosas por el timbre suave que ambas personas portaban y que tenían aquella singularidad de concordar con los pensamientos internos de ellos. Aqua, al cabo de una hora y media de charlar con el varón, se paró de su lugar y comenzó a estirarse, dejando ver en algunas zonas unas largas y cortas cicatrices que decoraban su piel como si fueran marcas de una guerra, atrayendo la mirada dorada del vampiro que inmediatamente se tensó al tener un pensamiento pesado en su mente.

«¿Cómo ocurrió eso?»

La mujer solo hizo una mueca al notar la mirada del chico y soltó un bostezo que ni siquiera quiso tapar con su mano.

—Bueno, bueno. Yo ya tengo sueño y no quiero que tu presencia esté rondando por estos lugares y precisamente en la casa, así que te pido que te largues —soltó la muchacha adentrándose a la casa sin dejarle a Edward responder, pero aún así él sonrió ligeramente divertido por las palabras de la chica.

Aqua caminó de manera silenciosa a la habitación que compartía con Bella y se tiró a la cama, tapándose rápidamente con los edredones que estaban perfectamente acomodados pero que ella terminó de romper esa perfección y suspiró al sentir el interior fresco, trayéndole una frescura relajante a sus músculos tensos. Se dio la vuelta para quedar de perfil y cerró sus ojos con pesadez, realmente tenía sueño aunque eso no impidió que hablara castamente antes de caer en los brazos de Morfeo.

—¿Qué mierda hice allá abajo? Alguien se hizo pasar por mí, seguramente.


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