20. Confusión
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CAPÍTULO: 20
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Entre las cortinas claras de la habitación del hotel se infiltraban unos débiles rayos del Sol que impactaban apropósito en el rostro de la castaña que dormía plácidamente en su cama, la mujer soltó un gruñido mientras llevaba la sabana a su cabeza y lo usaba como un escudo ante los rayos ultravioletas.
Abrió molesta sus ojos azules y pataleó en su cama enojada por no conciliar su sueño, miró a su costado encontrando el rostro durmiente de Bella e hizo un puchero, quería seguir durmiendo.
Después de la charla que tuvieron ambas mujeres habían salido a recorrer las calles de la bella Italia y buscaron la mochila de ropa que había traído la menor, se toparon una que otra vez con los dos Cullen pero pasaban de ellos.
—Tengo hambre —susurró la mayor, escuchando el gruñido de su estómago.
Se levantó de la superficie blanda y caminó de manera somnolienta hacia el baño para poder lavarse su rostro y orinar, se vio en el espejo e hizo una mueca al ver su cabellera castaña toda enredada. Después de veinte minutos salió del baño y salió del lugar, no sin antes dejarle una nota a Bella, en dirección al pequeño restaurante que tenía el hotel.
Al llegar se sentó en un banco que estaba al lado de una barra desayunadora y le pidió al encargado un café con leche helado y dos sandwich de primavera. El señor la miró de manera extraña y asintió para comenzar a preparar la comida de la dama.
—¿Qué quieres, idiota? —preguntó al aire Aqua, mientras jugueteaba con uno de sus anillos.
A su costado apareció el ex de su prima y lo miró con intriga. El aspecto del vampiro había cambiado y se podía decir que ya no parecía un drogado, las ropas que portaba lo hacían ver elegante pero eso se iba a la mierda al ver la cabellera del color del cobre toda desordenada.
Un rebelde del cuello para arriba y un viejo del cuello para abajo.
—¿Cómo supiste que estaba aquí?
—No es como si disimularas mucho —murmuró, sus ojos brillaron al ver su desayuno acercarse y al tenerlo frente a ella comenzó a devorarlo—. Por cierto, deja de acosar a mi prima en las noches.
—¿Qué?
—No te hagas el desentendido, sanguijuela. Noté en toda la noche una penetrante y dorada mirada sobre la figura durmiente de Bella —lo miró con su ceño fruncido y golpeó con su mano izquierda la nuca del vampiro—. Te lo merecías.
—¿Cómo tienes tanta fuerza?
—Que te importa —espetó con brusquedad la castaña, le dio un mordisco a su sandwich y tomó el último sorbo de su café. Se paró de su asiento y dejó el dinero correspondiente para después agarrar el sandwich que no había comido y comenzar a caminar hacia su habitación—. Ni se te ocurra seguirme, bola de disco.
Edward se quedó quieto en su lugar mirando con confusión a la mujer, había algo que le llamaba la atención de esa extraña humana y se sentía abrumado al estar cerca de ella, como si fuera un imán. Los ojos dorados del joven vampiro perdieron la figura de la fémina y salió del hotel en busca de algo que lo distraiga.
Las palabras de su hermana Alice resonaban con eco en su mente y eso lo hacía sentirse confundido, ¿por qué ahora llega esa mujer a darle vuelta su retorcido mundo? Edward se preguntaba aquello cada vez que a su bulliciosa mente le llegaba una imagen mental de la muchacha.
—Esa mujer no la vi venir, Edward, pero ahora puedo confirmar que tendrán algo ustedes dos —había dicho su hermana con su rostro abatido—. Hay algo en ella que me impide ver el futuro de Bella y el de ella misma, pero cuando veo tu futuro los ojos extraños de ella aparecen.
—¿Cómo? ¿Cómo puede suceder eso?
—No lo sé, pero creo que cometí el error al decirte que Bella era tu compañera —mencionó con arrepentimiento la vampira, observó al lector encontrándolo con un semblante extraño—. Aqua es tú verdadera compañera.
—No puede ser ella, Bella es mí verdadera compañera —negó.
—Lo siento, Edward, pero algo en mí dice eso y creo que tú también lo sientes.
El lector de mentes se negaba ante la posibilidad de que Aqua Swan sea su verdadera compañera, porque su sangre no le tentaba como le había pasado con Isabella. El estaba realmente confundido con respecto al tema.
De cierto modo, al ver la mirada azulada clavarse en el lo hizo sentir nervioso y una presa. Sentía cada vez que veía a la dama que ella era la depredadora y él la presa, una la cual debía tener cuidado con sus movimientos si no quería ser asesinado por la mujer.
—¿Quieres comprar algo para llevar a Charlie? Para que tu muerte no sea tan dura —escuchó la voz de Aqua el vampiro, parpadeó deteniendo sus pasos y se escondió detrás de un muro—. Podríamos ir a una casa de cambio y conseguir dinero italiano.
—Suena bien, y lo siento.
—¿Por qué te disculpas, linda?
—Estás gastando tu dinero —su pecho no sintió aquel calor apoderarse cuando oyó a Bella—. Te juro que te pagaré.
—No te preocupes, ya acordamos en que ibas a modelarme desnuda para que yo pueda pintarte.
—¡Aqua! ¡Dije que no!
—Al menos eso, ¿si? No quisiste tener sexo conmigo anoche —estaba más que sorprendido el vampiro al oír tal cosa provenir de los labios delgados de la castaña y la que, supuestamente, era su verdadera compañera—. Ay, no me pegues.
—Eso te pasa por calenturienta.
—¡Quería uno rapidito!
—¡No, Aqua! ¡No tendremos sexo!
—Mala, no quieres satisfacer las necesidades sexuales de tu soulmate, lloro.
—Aqua.
—Ya, era broma, aburrida... ¿Quieres tener sexo conmigo?
—¡No!
—Entonces, ¿por qué te sonrojas?
—Porque eres una sinvergüenza —vio Edward pasar a ambas mujeres abrazadas y su ceño se frunció, ¿esa era la relación que tenía Bella con su prima?—. Y espero que no sigas jodiendo con eso.
—È un peccato, volevo davvero fare sesso con te —(Es una pena, tenía muchas ganas de tener sexo contigo) el vampiro comenzó a toser al entender esa frase en italiano y abrió sus ojos impactado, ¿su compañera le gustaba Bella?
—¿Qué dijiste? No entendí.
—Nada, solo bromeo. Ahora vamos a buscar la casa de cambio.
Esa mujer iba a enloquecer al pobre vejestorio que tenía apariencia de joven.
H | ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏ
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