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⸼⸱𔘓⋆꤫⤷Cap.2

DÍAS DESPUÉS//9:36P.M


Delgadas y cristalinas aguas se deslizaban por sus pálidas y algo rojizas mejillas regorditas hasta llegar a sus labios, en donde pudo sentir el sabor salado de ellas.

Sus ojitos de bambi ahora eran un océano cubierto de aguas, sus mejillas unas cascadas donde ellas recorrían para llegar a su destino, el cual en éste caso eran sus mordisqueados belfos. Se veían algo maltratados por sus dientitos de conejito, los cuales se dirigían a ellos para sacarles un líquido rojo, restándole importancia al dolor que causaba eso.

Pero los que más sufrían eran su mente llena de preguntas sin buenas respuestas y su corazón y su pobre corazón, que no dejaba de latir con aceleración al saber todos los problemas que se iban a presentar de poco a poco entre él y su amado.

El menor no sabía que había alguien más en aquella pequeña, limpia y acogedora pieza hasta que sintió el colchón ser imprimido por una persona.

—Mí amor, ya no llores, a mami no le gusta ver esos ojitos llenos de esas feas lágrimas -dijo ella, con la suficiente calma para tranquilizar a su hijo.

—C-Cómo… ¿C-Cómo dejó de h-hacerlo si sé lo que pasará? -cuestiona, tratando de hablar a través del nudo en su garganta.

—¿Al menos ya hablaste con él o te dijo algo a ti?

Negó entre sollozos y a la vez limpia nuevamente sus mojadas mejillas —T-Tengo miedo de hablar con él y que me diga que ya no podemos estar juntos.

—Pero no sabes si hablando con él se arreglan las cosas.

¿Tenía miedo? Demasiado para decir verdad. Pensaba que las soluciones para sus problemas no estaban presentes ahora y que todo iba a marchar mal de ahora en adelante.

Tal vez él nunca será ese gran guerrero que siempre quiso ser para proteger a sus más queridos, quizás no sea ese hombre que los reyes quieren para su hija y así gobernar el reino, tal vez, sólo tal vez.

Sólo sea él. Ese pequeño, inocente y callado chico que le cuesta decir media palabra frente a las personas cualquiera, ese pequeño chico que le aterra los lugares cerrados y oscuros, ese pequeño chico que le gusta cocinar y ama leer, ese pequeño chico que haría lo que fuera por ver a Tae feliz.

Era ese chico… Un chico simple, torpe y enamorado de su príncipe.

—Recuerda que si no lo intentas, no sabrás si vas a ganar la batalla -comentó su madre, haciendo que sus ojitos se dirijan a ella gracias a sus palabras.

Aquellas palabras hizo que algo dentro del menor despertará, haciendo que pocos minutos después sacará sus cristalizadas lágrimas y pensar una vez más en la cosa más hermosa del mundo.

Taehyung.

Aquel joven que era capaz de acelerar su pobre e inocente corazón con una sonrisa, mirada o incluso palabras.

Recordó como éste lo ayuda con cualquier problema. Rompía algo, ahí estaba Taehyung. Se tenía que esconder para no ser castigado, ahí estaba Taehyung. Tenías cosas que hacer pero no sabía cómo, ahí estaba Taehyung.

Sin notarlo, el mayor estaba en los grandes, peores y mejores momentos de su vida.

—¿C-Cómo podré acercarme a él? -preguntó el pequeño, reteniendo los mocos en su naricita.

La hermosa mujer al notarlo, tomó un pequeño pañito que se encontraba ahí para limpiar cuidadosamente a su pequeño hijo. Cuando estuvo limpió le regaló una sonrisa. Esa sonrisa que sólo una madre daba cuando uno no sabía qué hacer.

—El baile del castillo será en pocos días, así que, estuve hablando con Jimin para ayudarte a encontrarlo o más bien colarte en el.

El joven castaño abrió sus ojos con sorpresa —¿Cómo lograrás hacer eso?

—Un poco de hilo y aguja no vendría mal.

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Otra vez se encontraba sumergido en lo más profundo de sus pensamientos, una vez más parecía que la vida le daba cientos de problemas a él y a su amado para ver qué tan fuertes eran los dos juntos.

Pasaban días, semanas e inclusive meses en donde se negaba a ver el rostro de Jungkook, le quemaba por dentro no estar con él ahora mismo. De seguro el menor se encontraba acurrucado en su cama, aguantando el gran frío de esa noche por la lluvia que cubría cada parte del reino.

Como es noche y las anteriores, no podía dormir con tranquilidad, los movimientos incómodos se hacían presentes en su estómago haciendo que se le fuera difícil querer dormir tranquilo.

Sus ojos… Sus ojos azules como el mar y cielo se encontraban más apagados que nunca, no tenían brillo propio y sólo miraban a un lugar fijó. En dónde estaba una rosa blanca dentro de un delicado frasco de cristal, sus no tan blancos pétalos se encontraban en la madera, como si estuvieran por fin descansando de tantos días.

Una parte de él se sentía cansado de todo, de tener que soportar reglas tras reglas y no tener libertad para hacer lo que gusta, tener que aguantar a personas con mente cerrada las 24/7. Por otro lado.

También se sentía un poco aliviado de estar encerrado en su pieza sin hacer nada, sólo escuchando su propia respiración, algunos pajaritos volando de aquí por allá y cantando con alegría. De vez en cuando tocaba el piano, pero no tenía caso si Jungkook no estaba para admirarlo desde su cama.

El leve sonido de la puerta de su pieza abrirse llamó por completo su atención, haciendo que levantará un poco la vista, encontrando la mirada de su madre en él. La mayor cruzó sus brazos mientras se dirigía a él.

—¿Qué haces que aún no te bañas? -cuestiona está, mientras se sentaba en la orilla de la cama.

—No tengo ganas de nada, madre -soltó, dejando caer de nuevo su cabeza al colchón.

—Sabes que todo lo que hago es por tu bien -intentó tomar la mano de su hijo, más, éste la apretó haciéndolo más difícil.

—Si lo estuvieras hecho por mi bien, sabrías que no quiero esto. No nos engañemos más, madre, sé que todo esto es para ti.

Ignoró completamente las palabras de su hijo —Acaba con esto Taehyung, sólo estás así por ahora, pero cuando conozcas a tu futuro esposo se te pasará.

Taehyung en cambio, alineó sus labios, reprimiendo las fuertes ganas de llorar ahí mismo, pero sabía que si lo hacía tendría problemas con su madre.

—Sabes hijo… Yo estaba así mismo como tú cuando tenía tu edad -comenzó a hablar, sosteniendo en su mano una brillosa cadena que colgaba de su cuello- Mis padres me pusieron a elegir entre los hombres más fuertes de los reinos para casarme con uno de ellos, pero yo no estaba interesada en ninguno.

—¿Crees que con esa historia quieres que recapacite y que acepte como si nada?

—No… Pero, sólo quiero que sepas que te quiero, aunque no nos llevemos bien. Eres mi único hijo y quiero que tengas una buena vida al lado de alguien, aunque sea alguien te merezca de verdad, no sólo un simple machado que no daría nada por ti.

¿Por qué su madre siempre lograba convencerlo de todo?

Ella siempre era así en todos los momentos, iba detrás de él manipulando sus pasos sin darse cuenta, obligándole a hacer cosas que no pasaban por su mente y sólo por y para ella.

—Así que seca esas lágrimas y vete a bañar, tienes que verte bien para el baile -fue lo último que dijo ella para luego soltar la mano temblorosa de su hijo.

Y caminó de a poco hasta llegar a la puerta ya abierta anteriormente por ella. Salió de ahí, sin ningún sentimiento hacía su hijo, ya que aún seguía pensando que lo que hacía estaba bien.

Pocos segundos después, entró con cuidado a ser descubierta la señora Gyeong-hui, una de las muchas (pero para él la más importante) mucama del castillo. La Señora cerró la puerta con su pie, ya que sus manos estaban ocupadas por una bandeja.

—TaeTae -le llamó, obteniendo su atención.

—Nana ¿Qué hace aquí? -sonrió, yendo a ayudarla con la bandeja en sus manos. Le quita esta para dejarla sobre la mesita de noche.

—Vine a traerte la cena, vi como no bajaste a comer nada hoy e hice tu cena favorita para que te la comas.

—Gracias por preocuparse por mí, nana -le sonríe dejando escapar un suspiro- Creó que es la única persona que se preocupa de mí en este reino.

—¿Y el Joven Jungkook? No creas que no he visto sus movimientos -le dejó saber la mayor con una sonrisa pequeña en su tierno e algo arrugado rostro.

Su faz enseguida se encendió en un color carmesí gracias a la aclaración de Gyeong-hui— E-Él, bueno él…

—¿Ha pasado algo malo con él?

—Ha pasado de todo, nana, desde que se fue ha pasado de todo y no se a quien decirle todo lo que siento.

El pequeño príncipe sentía que no podía si no lo tenía a él de nuevo.

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⤷⭑𐨿𝅭𝙏𝙝𝙚 𝘿𝙖𝙣𝙘𝙚᮫〫 ̟⤶


Todos lo miraban sólo a él esa noche, en esa noche, en ese baile él era la atención de cada persona en la gran sala de ese castillo.

El hermoso príncipe aportaba unos pantalones blancos de tela fina, a vista de todos eran lumbriosos, la camisa blanca estaba acompañada de encaje pegados a la tela.
Su cabellos azabache tenían leves rizos que cubrían parte de sus ojos azules.

Aquel ser era hermoso a la vista de todos. El reflejo de las antorchas y candelabros iluminaban a las personas, armaduras que se encontraban de decoración y escudos que adornan las paredes, pero al parecer él era el único que llamaba la atención. Y no sabía por qué.

La música sonora sonaba con elegancia y con un nivel bajo ante las parejas y amigos que se hallaban en la gran sala mientras bebían, comían o simplemente bailaban.

Un joven de tez blanca como la porcelana, ojos entrecortados, cabellera azabache como la noche se acercó a él quedando a su costado izquierdo. Sus dos brazos se veían detrás de su espalda baja, mostrando una muy buena postura para el caballero.

—¿Por qué no sales a bailar? -comenzó con las preguntas, manteniendo su vista en aquellas personas.

—Estoy esperando a mi madre -le respondió con un tono de voz bajo.

—¿Por qué tienes que esperarla y no simplemente ir?

—Porque así son las reglas que ella me otorgó para éste día.

Alineó sus labios, haciendo notar una pequeña sonrisa en ellos, para luego soltar el aire para decirle —Algunas reglas son hechas para ser rompidas, no todos los días serás esclavo de tu madre, Taehyung.

El nombrado bajó su mirada a sus zapatos pulcros, manteniendo el silencio entre ellos porque sabía que era la verdad que decía aquel caballero —Quizás no, pero hoy tendré que obedecer.

—Bien… Cuando se quiera escapar, me llama -le pide Min, dándole una última mirada al príncipe antes de irse por donde llegó.

Lo que el Joven Kim no sabía, era que entre la multitud de personas que se encontraban ahí, había una en particular que no lo dejaba de ver ni por un segundo.

Aquella persona llevaba puesto un antifaz para "no ser reconocido" entre los reyes y algún personal del castillo. Era algo que le brindaba ventaja si quería estar cada vez más cerca de Taehyung.

Pero éste no contaba en que la madre del Joven Kim se acercará a éste acompañada con otro Joven de tez más clara que Kim, cabellera rubia y por supuesto, vestimenta muy glamurosa a simple vista, detallada muy bien con diseños y piedras de oro sobre ella.

No podía escuchar nada de lo que salía de la boca de la reina y muchos menos de la de Kim, pero podía notar que no se hallaba tan feliz por cómo veía sus expresiones.

—Siento mucho el comportamiento de mi hijo príncipe Park -se disculpa la reina, con una sonrisa fingida hacía su hijo.

—No se preocupe su majestad, entiendo lo que le pasa a Taehyung.

Taehyung al escuchar su nombre provenir de aquel chico frunce el ceño, preguntándose en qué momento le dio la confianza para hacerlo —Dígame príncipe Kim, por favor.

El príncipe Park soltó una risita ante las palabras —Disculpe, príncipe Kim.

—Bien, Taehyung. Me iré con tu padre y les diré a los de la banda que hagan sonar una música especial para ustedes -se fue de ahí para ir con su esposo.

Dejando "solos" a su hijo con ese chico para nada confiable para él.

Taehyung siente algo agarrar su mano, provocando un leve brinco para luego bajar su mirada y quedar pasmado al ver que fue el príncipe Park que la sostuvo. Éste se inclinó un poco hacía bajó mostrando una reverencia para después dejar un casto beso sobre los nudillos de Kim.

—Lamentó no poder presentarme bien. Soy el príncipe Park Bogum, encantado de conocerte príncipe Kim.

Taehyung por fin pudo reaccionar para apartar su mano de la ajena —Lamentó no poder decir lo mismo de mi parte.

—Es bueno escucharlo realmente, me hace saber lo que tengo que manejar y lo que no -comentó, volviendo a su postura.

—¿Por qué se encuentra aquí? ¿Escuchó la noticia de que mi madre está buscando un esposo para mí?

—Mi madre la escuchó y me obligó a venir aquí, créame, no estoy interesado en casarme con usted y que nuestros reinos se hagan familia.

Alzó sus cejas con algo de alegría —Por primera vez estoy de acuerdo con usted en está noche.

—No lo niego, usted es muy hermoso pero no es el indicado para mi corazón -comentó con toda sinceridad.

La música que la banda sonora tocaba antes fue cambiada por su madre, haciéndoles entender a ambos príncipes que ya era la hora de su baile.

Y con unas sonrisas fingidas para el público que se encontraba mirando todo fueron hacía el centro del gran salón para empezar con el espectáculo.

El príncipe Bogum le miró esperando que le diera su permiso para poner su mano en la cintura, Taehyung sabiendo que no podía hacer nada más dejó que esté lo hiciera, empezando el baile que todos esperaban.

Las manos temblorosas de Kim fueron a parar hasta el cuello y hombro de Bogum, mientras éste tenía las suyas en la cintura del contrario.

La mirada de Taehyung estaba centrada en el público del salón, esperando ver entre ellos a Jungkook, aunque sabía que si éste lo llegaba a ver así las cosas podrían empeorar más de lo que estaban entre ellos.

Los murmullos de aquellos que estaban presenciando el baile llegaban a sus oídos pero salía por el otro, Taehyung no estaba concentrado en eso y le importaba que dijeran que junto a Bogum eran la pareja perfecta para el reino.

Aquel joven podría ser hermoso, inteligente y con un buen rango, sin embargo, no era el conejito que su corazón amaba y al que su cerebro no dejaba de recordar.

Oh, el amor es una cosa poderosa, sin duda. Esa lucha interna es algo que creo que la mayoría de la gente puede entender.

Pero, claro, toda acción tiene consecuencias, y en una época en la que una relación así era socialmente inaceptable, seguramente hubiera una presión extrema sobre el príncipe para seguir las reglas ¿Hay algo de esperanza de que alguna vez podrían estar juntos libremente?

El príncipe miraba a la muchedumbre, apabullado por la multitud, y luego de repente ve a su empleado entre la gente.

Se producía una especie de halo mágico en la mente del príncipe y todo lo demás desaparecía. Pero... Esto deja muchas posibilidades, ¿el príncipe recibe un mensaje de amor o una mirada a través de la multitud?

Mientras los otros invitados se retiraban a otra parte del salón para comer, se observaba cómo el ambiente dejaba de ser festivo y se volvía solemne. El último acorde de la última música resuena, y el salón queda en silencio para después razonar múltiples aplausos de todos. En ese momento, el empleado toma una decisión que cambiará todo…

Jungkook, con la mirada todavía clavada en Taehyung, se da la vuelta rápidamente y corre por el pasillo, su respiración se acelera, y sus manos sudan nerviosamente. La multitud parece estar cerrándose a su alrededor mientras corre, y el sonido de sus pies golpeando el suelo se vuelve ensordecedor.

Al darse cuenta de que el empleado está huyendo, el príncipe correhacía él, empujando y rebotando entre las multitudes de invitados que se van del baile. Sus ojos están fijos en el empleado, y todo lo demás se vuelve un borrón en su mente. Es como si tuviera un único objetivo: alcanzar a Jungkook.

La madre del príncipe, una figura distante e inflexible, se muestra furiosa al ver que su hijo se comporta de una manera poco adecuada durante el baile.

Sus labios se fruncen en una mueca de desaprobación, y sus ojos se nublan de indignación. ¡La madre del príncipe va a tener que dar una buena charla a su hijo!

Min Yoongi, el caballero del castillo va al rescate, como todo un héroe. Se quita el sombrero y el abrigo de seda, y deja sus apurados saludos a la corte, mientras se dirige a la persecución. Su paso es firme y seguro, y su rostro denota determinación. Él sabe que su obligación como guardián del príncipe es protegerlo, y nada lo detendrá.

Ni la propia reina.

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⤷⭑𐨿𝅭🐻🐰᮫〫 ̟⤶


El príncipe se arma de valor, acercándose al empleado y susurrando con voz apremiante —Debo decirte algo, antes de que sea demasiado tarde. Me he enamorado de ti, y no puedo seguir reprimiendo mis sentimientos.

La noche se cierne sobre los dos, y la atmósfera se vuelve cargada de emoción, la atmósfera podría ser tórrida, la luz de la luna dando un brillo misterioso los susurros del viento hacía que la cabellera de Jungkook se moviera a dirección contraria. Aquel joven era hermoso incluso llorando.

Jungkook se queda boquiabierto ante la declaración de su príncipe, sus ojos relucientes bajo la luz tenue. Sus labios tiemblan, y la tristeza se adueña de él.

Siente que se está abriendo un abismo entre ellos, con un deseo poderoso de estrechar ese abismo pero, al mismo tiempo, una sensación de culpa por no estar siendo lo suficientemente sincero con el príncipe.

La intensidad de la conversación se sentía peor que nunca. Y la mirada del príncipe podría estar afligida, mostrando la urgencia de su misión.

Taehyung traga en secó antes de hablar —¿Podríamos ir a mi habitación para hablar mejor?

Es comprensible que Jungkook se sienta abrumado en ese momento. Se siente emocionado, pero también aturdido, intentando asimilar el repentino cambio de rumbo de la situación. Sin embargo, no puede ignorar el ansia de seguir adelante con la conversación.

Así que, con esfuerzo, logra recomponerse y acepta la invitación del príncipe, tomando una respiración profunda antes de dirigirse a la habitación. Ambos marchan rumbo a la habitación del príncipe.

Después de caminar unos cuantos pasos por el frío pasillo, el príncipe abre la gran puerta de su habitación dejando que el empleado entre primero.

El silencio se torna denso y desconcertante. Los dos se miran, pero no dicen nada, parecen estar atrapados en una torpe tensión, con cada uno esperando que el otro tome la iniciativa. El corazón del empleado late con fuerza, mientras el príncipe parece esforzarse por encontrar las palabras adecuadas. El ambiente se va enrareciendo, como si el aire se volviera más espeso.

Es una especie de miedo paralizante. Es un miedo al fracaso, al rechazo, al ridículo. La atracción entre ellos es tan fuerte, pero está tan lleno de escepticismo y ansiedad. Cada uno teme que el otro se sienta engañado o defraudado. Esa tensión cargada y el silencio incómodo sólo sirve para agudizar la sensación de riesgo.

El príncipe recupera su confianza. Toma una gran bocanada de aire para controlar los nervios. Al principio, el empleado mira fijamente al príncipe, esperando con ansiedad cada palabra. El silencio es rotado por el sonido de la voz del príncipe.

—¿Viste todo, verdad? -empezó a hablar sin dejar de mirarlo, lastimosamente, Jungkook mantenía su mirada despegará de él- N-No quiero que pienses cosas que no son.

Sí, el empleado se mantiene en silencio, temeroso de interrumpir o decir algo equivocado.

—Sé que tienes miedo de lo que podría pasar porque yo también siento ese miedo, y no quiero que te pase nada o que pienses que te miento porque sabes que no es así… -sus pupilas tiemblan mientras que sus ojos se van aguando de aguas saladas- Yo sólo te amo a ti, Jeon Jungkook.

El empleado empieza al darse cuenta de la profundidad de los sentimientos del príncipe, pero no puede responder. El aire en la habitación se vuelve caliente y opresivo, como si la expectativa fuera tan espesa que podría cortarse con un cuchillo.

—Sé que me amas Jeon Jungkook, y también sé que temes que algo te pase a ti e incluso a tu madre, está claro que es difícil que nuestro amor fluya sin estar en las sombras de este castillo. Puede que… En este momento estás confundido, enojado y triste por lo que viste, pero yo sé que me amas como yo te amo.

Sí, el temor es como una presencia maligna, guardián contra los sueños de Jungkook. Cada vez que intentaba decir algo, sentía cómo la tensión de su garganta aumentaba, evitando que las palabras salgan. Pero su amor por el príncipe era real, podía sentirlo en cada fibra de su ser. El deseo de demostrarlo es tan grande, pero la traición lo mantiene atrapado en una especie de confusión de emociones.

—No te voy a presionar a que hables conmigo, no es necesario ya que siento y veo desde aquí que me amas -en sus labios se muestra una pequeña sonrisa- Soy completamente consciente de que somos diferentes como el sol y la luna, cada uno se necesitan para ser felices, aún así, no pueden estar juntos -su voz va recuperando la confianza necesaria- Aunque nuestros estatus sociales sean distintos, nuestro amor es real y el mismo. Mi corazón ahora mismo siente como te ama y mi mente pide que no te deje ir.

Cada palabra del príncipe es una lágrima que cae en el lago de emociones del empleado. Y aunque pueda parecer que Jungkook está luchando para contener sus lágrimas, es como si su corazón estuviera echando fuego por dentro, impulsándolo a confesar su verdadero amor. Es un momento de profunda conexión emocional entre los dos.

—Y-Yo también te amo, Kim Taehyung -su rostro se coloro al dejar escapar aquella confección- Te amo tanto que a veces duele mucho -Jungkook respira hondo, recoge todo su coraje y empieza a decir sus sentimientos- Amo tu sonrisa, tus ojos azules, tu piel… Amo cuando me haces sonrojar por todo, cuando me cuidas, cuando te escapas conmigo a cualquier lado. Amo todo de ti.

Puede que su voz sea apenas más que un susurro, pero cada palabra está llena de pasión y sinceridad. Una confesión tan honesta y valiente como esa tiene la capacidad de derribar barreras y cambiar vidas. Jungkook está a punto de cambiar el curso de su destino con esas palabras.

La atmósfera se tensa como la cuerda de una ballesta, esperando la explosión de emoción que viene. El príncipe se acerca lentamente, mirando a los ojos de su conejito, cada centímetro que avanza es cargado de electricidad romántica. Cuando sus labios se juntan, el mundo parece desaparecer en torno a ellos. La pasión ciega sus sentidos, y sus corazones se aceleran, totalmente enlazados en ese beso.

La atracción física y emocional era casi palpable entre ellos. El dulce toque de sus labios provocó una cascada de sentimientos en sus mentes y sus cuerpos.

Sus manos se movían con gracia y determinación mientras se aferraban uno al otro, como si temieran separarse. El momento se volvió tan intenso que parecía como si nada más importara en ese instante que el fervor que sentían el uno por el otro.

Su pasión ardiente pronto fue interrumpida por la realidad de la necesidad de respirar. Sus cuerpos reaccionan instintivamente, separándose un instante para tomar aire.

Y es en ese momento en el que se dan cuenta del tamaño de lo que habían compartido. Mirándose profundamente a los ojos, se dan cuenta de que la conexión entre ellos es algo más que un simple impulso.

Lamentablemente..

La reina abre la puerta de la habitación como una tempestad, haciendo que la tensión en la habitación se vuelva palpable. Sus ojos fríos escudriñan la habitación, y la atención se vuelve hacía su hijo y al empleado, ahora separados, pero aún tan unidos. Es como si la reina fuera una llama que pone en peligro su pequeña burbuja de amor.

¿Cuál será su reacción?

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⸱☁️⋆꤫⤷Uff... Me enamoré de mi propia historia ¿Está quedando bien?


⋆  ̟@Kᴏᴏɪ_Tᴀᴇ𔘓

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