𝐂 𝐔 𝐀 𝐓 𝐑 𝐎
22 DE MARZO DE 2019
COMISARÍA DE POLICÍA DE SEÚL
Changbin entró en la sala de interrogatorios con la ficha de Yang Minho en manos. Pretendía hacerle un interrogatorio al igual que a su padre y los empleados de la mansión. Y lo primero que preguntó el castaño fue;
— ¿Por qué habéis soltado a ese desgraciado? —preguntó refiriéndose a Hyunjin.
Había descubierto que él y Jeongin son hermanos por parte de padre, pues son de madres diferentes. Antes de que Yang llegara a la presidencia, tenía otra esposa, la madre de Minho. Al parecer, sufría de alguna enfermedad mental, se divorciaron cuando Minho era pequeño y por lo que puede ver en los papeles, está ingresada en el Hospital Psiquiátrico de Incheon.
A los meses, Jungsoo, el presidente, se casó con la que sería la madre de Jeongin; Sujeong. Una hermosa mujer que hacía babear a todos los hombres y que terminó siendo primera dama. Quien acogió a Minho como si fuera otro de sus hijos.
Por desgracia, falleció de una enfermedad terminal cuando Jeongin tenía quince años.
— No hay pruebas contra él y no podemos retenerlo aquí porque sí —respondió sentándose delante.
— Es el único que está con Jeongin las veinticuatro horas del día —soltó de manera altiva y de brazos cruzados—, es evidente que solo él puede saber dónde está.
— Por lo que me comentó, se separó dos minutos de él y luego desapareció.
— ¿Y tú eres tan idiota que le crees?
— No me falte el respeto —pidió. Podía ser el hijo del presidente de su país, su sucesor probablemente, pero no aguantaba a las personas altivas—. ¿Jeongin se escapaba mucho de casa cuando era un niño?
— Lo normal, supongo. Mi padre no le dejaba salir si no era con sus guardas y ellos son unos perros de un metro de ancho y dos de largo que no aguantan a los críos.
Changbin quería reírse, pero Minho no estaba de humor.
— Pero desde que Hyunjin llegó está más calmado y ya no se escapa.
— Entonces Hyunjin no es tan malo, ¿cierto?
— Pasan mucho tiempo juntos y Jeongin se olvidó de tratarlo como un empleado más, era evidente que iban a tener una relación no tan formal —se justificó—. Al fin y al cabo, Hyunjin es joven y comprende a Jeongin. Lo seguía a todas partes como una mascota y eso le encantaba.
— ¿A Jeongin le gusta la atención?
— Le encanta —dijo poniendo los ojos en blanco—. Ha sacado la belleza de nuestra madre y han llegado un montón de pretendientas por él. En su institución era muy popular, tenía muchos pretendientes, al igual que en la universidad —hizo una pausa—. Jeongin era bello y lo sabía, y jugaba con ello.
Changbin apuntó en su libreta.
— ¿Había un pretendiente en particular que le acosara o algo parecido?
— No lo sé —se encogió de hombros—. Últimamente he estado ocupado con la contabilidad de la Casa Azul* y no hablábamos mucho.
— ¿Tienes a alguien en mente?
— A Hyunjin —respondió entre dientes—. Sigo pensando lo mismo, solo tenía un puto trabajo y falló. Es un inútil, ¿y si es él?
— Los testigos dicen que estuvo preguntándoles desesperado y lo vieron por el lugar buscando durante horas. No es Hyunjin.
— ¿Pones la mano en el fuego por él?
— Apuesto mi cabeza si es necesario —contraatacó.
— Espero que no te arrepientas de haber dicho eso.
— No lo haré.
— ¿Hemos acabado?
— No, ¿dónde estabas entre las once y las tres de la tarde ayer?
— En mi despacho de casa todo el día, pregúntale a cualquiera de mis empleados del hogar.
— Lo haré.
— ¿Ahora sí hemos acabado? —cuestionó con una sonrisa falsa y Changbin puso una igual.
— Sí, te acompañaré fuera.
Salieron de la sala y posteriormente de la comisaría. Changbin junto a sus dos guardaespaldas y su abogado lo protegían hasta llegar al coche, pues la prensa estaba allí. Ya se habían enterado de la posible desaparición del menor de los Yang y prácticamente estaban agobiando a toda la familia y al inspector.
Se adentraron en el automóvil y Changbin pretendía volver dentro de la comisaría, pero uno de los periodistas le cogió el brazo. Le iba a gritar una grosería, pero al ver a Seungmin se calmó. Conocía a Kim pues era el periodista principal en las noticias en casos criminales y varias veces habían tratado personalmente.
— Hoy no voy a responder nada —le dijo a Seungmin rodeados de periodistas.
— ¿Reunión en tu casa? —susurró para que solo lo oyera él.
Changbin esbozó una media sonrisa y ante la atenta mirada de los reporteros y las cámaras, se adentró de nuevo en comisaría.
* Casa Azul: residencia presidencial de Corea del Sur
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