❪ 🍀 ❫ 04. a Knight's fantasy
;; 𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐁𝐀𝐋𝐋𝐎𝐍𝐒 ▪
♯ chapter four, gwayne's pov:
La fantasía de un caballero ଽ
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ᝰ.ᐟ LA SUAVE CARNE de Rhaelle era de las únicas pocas cosas que me mantenían cuerdo durante estos días difíciles. Sus caricias junto a las de la suave brisa matutina que se escabullía por la ventana abierta de la habitación mejoraban por mucho la sensación de estar cautivo por un loco Blackwood en una cabaña en medio de la nada.
No recomiendo realmente esto, no me agrada en absoluto que un imbécil perturbado nos haya secuestrado a mi y a mi esposa, y que el pasará tanto tiempo con ella haciéndole quién sabe que cosas.
Oh mi dulce Rhaelle, era tan inocente y pura que temía que algo le pasara a manos de ese despiadado loco que la apartó de mis brazos.
Y aunque él permitía que pasáramos algún tiempo juntos en el desayuno o la cena, él se quedaba ahí, custodiando, cualquiera que estuviera mínimamente cerca podía darse cuenta la manera que ese hombre miraba a mi dulce Rhaelle, me hervía tanto la sangre cuando lo veía llevársela con él a sus habitaciones todas las noches.
No podía dormir de solo pensar lo que ese desgraciado le hacía a mi princesa.
¿La haría gemir?, ¿Ella lo estaría disfrutando?, ¿Ella lo preferiría a él por las noches en vez de a mi desde este momento?, todas esas malditas preguntas al igual que imágenes creadas por mi cerebro de aquel desconocido captor tomando a Rhaelle inundaban mi cabeza cada vez mas frecuentemente.
Solo imaginar lo que ese hombre le estaba haciendo a mi esposa hacia que mi cuerpo se llenará de un calor que solo sentía cuando era yo quien estaba entre sus piernas pero ahora era diferente, aquel sentimiento recorría mi cuerpo mientras miraba al techo e imaginaba el rostro que ella pondría mientras ese maldito la toma, sus pechos rebotando, sus mejillas sonrosadas y el delgado, suave y sudoroso pecho de Davos contra la espalda de ella, sus fuertes y venosas manos sosteniendo sus caderas, esas malditas manos, dioses, me estaban volviendo loco.
—¿Dónde está Rhaelle? —pregunté acomodándome en la cama lo mejor que pude, las ataduras en mis muñecas me impedían tener la movilidad que quería—, ¿por qué solo estás tu aquí? —lo miré molesto, Rhaelle siempre me daba de cenar y charlábamos, incluso trataba de pasarle notas mal escritas en secreto para poder huir lo más pronto posible pero esta noche algo se sentía diferente.
—Vine a traerte tu comida, idiota —me respondió Davos—, pero si quieres me voy, veo que eres muy capaz de alimentarte por ti mismo —él señaló con burla las sogas que me mantenían atado a los postes de la cama.
—Si no fuera por ti yo no estaría aquí atado y no tendrías que alimentarme, pedazo de imbécil —hablé mientras el se sentaba en la silla al lado de mi cama donde siempre se sentaba Rhaelle.
—¿Siempre eres tan cariñoso por las noches? —se burló Davos tomando una cucharada de la sopa humeante que tenía en el bowl entre sus manos, lo miré con desconfianza—, ¿crees que le puse algo a la maldita sopa?
—No lo sé, tu dime —me encogí de hombros—, ¿crees que confiaré en el maldito que me secuestro junto a mi esposa?
—¡Tú solo fuiste un daño colateral! —exclamó él con ligero fastidio—, yo solo quiero a Rhaelle.
—No te dejaré tenerla —declaré de inmediato—, no quiero que le toques ni un pelo.
—¿Y que vas a hacer? —él me dio una de esas estúpidas sonrisitas suyas—, ¿vas a atacarme?, eso no funcionó la última vez, por algo estas en esta cama con todos esos rasguños y golpes en tu perfecto rostro de Lord arrogante que caracteriza a los tarados de tu bando verde —Davos se rió cuando paso su pulgar por uno de los rasguños en mi pómulo.
—No me toques —me aparté bruscamente de su toque aun que no negaré que sus manos callosas pasaron factura y me hicieron estremecer.
—¿O qué? —me retó mirándome directamente a los ojos.
—Te mato —aseguré tragando saliva en el proceso.
—¿Estás seguro de eso, Hightower?
La manera en que dijo mi apellido me hizo estremecer, incluso podría jurar que mis pantalones se hincharon ligeramente pero igualmente lo escupí, era la única defensa que tenía en ese mismo momento—, Eso fue solo una advertencia, desquiciado.
—Estas muerto, Hightower —declaró tomándome con fuerza del cuello de la camisa de lino sucia que usaba desde el día en el que sucedió el rapto, lo que ni yo ni Davos esperábamos era que un pequeño jadeo, casi gemido salió de mis labios tan pronto sus manos estuvieron en mi sosteniéndome sin piedad—, ¿Qué mierda, Hightower? —exclamó Davos sóltandome de inmediato.
—Cierra la puta boca —suspiré pesadamente tratando de controlarme mientras mi mirada bajó levemente hasta mis pantalones hinchados, maldije en voz baja con vergüenza, ¿qué mierda me pasaba?, no lo sabía pero sin dudas ese idiota Blackwood tenía un efecto en mi.
No tuve que decir nada, era como si mis fantasías imaginarías se proyectarán en el mundo real cuando después de un largo e incómodo silencio Davos comenzará a desabrochar los listones que mantenían ceñidos y en su lugar a mis pantalones bajándolos solo lo suficiente para que mi erección estuviera a su vista y alcance.
—¿Qué haces? —pregunté con voz ligeramente temblorosa si atreverme a mirar entre mis piernas.
—Cállate —me ordenó y sorprendentemente lo obedecí como si fuese una más de las putas de Flea Bottom que frecuenté alguna vez mucho antes del compromiso con Rhaelle.
Tuve que cerrar los ojos y morder el interior de mis mejillas para no expresar ningún sonido cuando su mano cálida y mucho más placentera de lo que me gustaría admitir comenzó a acariciar mi latiente y anticipada longitud pero no de una manera delicada y suave como usualmente Rhaelle me lo haría, no, para nada y el mejor verbo no sería «acariciar» por que no era eso lo que hacia exactamente si no casi estrujar.
La estrujaba, tiraba de ella y la dejaba volver a caer. A pesar de ser rudo se sentía bien, parecía un maldito experto y sabía perfectamente lo que hacía cuando se detuvo por un momento solo para escupir su mano y volver a trabajar sobre mi a lo que mi cuerpo y la punta de mi pene no tardó en reaccionar comenzando a llenarse del líquido espeso qué conozco desde hace demasiado tiempo.
—¿Quieres que me la meta en la boca? —preguntó él en un susurro que apenas logré escuchar y fueron como si me arrancaran de un profundo sueño.
—¿Eh? —exclamé después de varios suspiros cuando mi mente dejó de estar nublada por aquel placer tan ilícito.
—Qué si quieres me la meto en la boca. A mi no me moles...
Rápidamente retome la compostura y a pesar de estar aun atado a la cama me aparte lo más posible—, No me gustan esas cosas de maricas —respondí lo más compuesto que pude.
—Sí que te gustó —habló el casi de inmediato con el ceño fruncido.
—¡No, claro que no! —rebatí inmediatamente—, ¡y si le dices a alguien que me gustó o si quiera que esto paso, te mato, degenerado de porquería!
—No me asustas, Hightower —dijo Davos, riendo—, pero a lo mejor no digo nada, si me das a Rhaelle y te largas de aquí sin decirle a nadie lo que viste.
—Ni creas que dejaré a mi esposa en tus garras, imbécil —luché con las ataduras que me mantenían en la cama pero solo sirvió para lastimarme las muñecas—, y te aseguro que cuando salgamos de aquí...
—No saldrán de aquí, al menos tu no saldrás de aquí vivo —me interrumpió.
Tragué saliva pero ignore sus palabras y continue con mi frase anterior—, Cuando salgamos de aquí le diré a todos lo que has hecho, le diré a todos que tocaste a mi Rhaelle sea o no sea cierto y diré que me tocaste a mi sin que yo quisiera, además de que eres un partidario de la estúpida madre de Rhaelle. ¿Sabes lo qué pasará, Blackwood? Vendrán los soldados de mi sobrino y rey y te descuartizaron como el idiota y degenerado que eres, y no tendrás una tumba digna, tal vez ni siquiera tendrás una si te dan de comer a los sabuesos.
Él no dijo nada y solo me miro de arriba a abajo deteniéndose en mi aún desnuda longitud, tal vez si trataba de intimidarlo esa no era la mejor manera pero se trabaja con lo que se tiene.
—¿Me oyes?
—Te oigo —al parecer no era tan patético a su vista como pensaba pues parecía hacerse puesto malhumorado. Y tal vez esta un poquito asustado. Pero estalló—, ¡Te gustó!, ¡se te puso duro!, ¡nunca vi algo igual! —se quejo,ahora era como un niño pequeño, se veía tierno, no seas un marica Gwayne, no se ve tierno ni lindo, es otro hombre y eso es antinatural, me dije en mi mente.
—Sí, supongo que has visto muchos, pedazo de marica asqueroso —respondí con retomado hostilidad—, pero recuerda mis palabras, recuerda lo que puedo hacer que te hagan. Y si te veo otra vez cerca de mi o de mi esposa, te arranco la cabeza.
...
Buenas tardes, dejó esto y me retiro muy lentamente.
Yo:
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