;; 𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐁𝐀𝐋𝐋𝐎𝐍𝐒 ▪
♯ chapter three, rhaelle's pov:
el deseo de una princesa ଽ
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ᝰ.ᐟ        TAL VEZ LAVARLE la espalda a mi secuestrador después de que casi matará a mi marido no era lo más coherente que una dama podía hacer, pero sentí lástima por él. Davos se vio genuinamente arrepentido de sus acciones, mandó curar a Gwayne de inmediato y me rogó que perdonara sus acciones bárvaricas y sinceramente esos ojos verdes suyos tocaron algo dentro de mi corazón.

Realmente no sabía que me pasaba.

El me había secuestrado pero él no me había tocado de manera indecente, él no me miraba como Gwayne me miraba, yo amaba a Gwayne, eso era indiscutible pero conforme pasaron los días de nuevo y vi como Davos me cuidaba y la manera en la que me miraba algo raro comenzó a surgir en mi.

¿Lujuria?, tal vez pero no, yo no podía sentir lujuria por un hombre que no era mi marido y menos en mi posición como su rehén.

Alicent me enseñó que las verdaderas damas y princesas se guardan a sus esposos, incluso si sus esposos no las aman o las engañan con docenas de prostitutas cada noche –como Aegon hacía con Helaena–, Alicent era la mejor para decir esto, siempre le había sido fiel a mi abuelo y nunca había sido adultera como mi madre lo había sido.

Pero en contra de todas mis costumbres comencé a cuestionarme mi propio pensamiento mientras con una esponja limpiaba y acariciaba la espalda de Davos en completo silencio.

Gwayne nunca había sido adúltero, al menos no que yo recordará o me enterase.

Me sentía culpable por sentir aquel calor debajo de mi ropa cuando mis dedos accidentalmente tocaban la piel de Davos, era tan suave. Traté de apartar esos pensamientos con recordar el estado en el que Gwayne había terminado hacía solo unos días pero eso no funcionó y menos cuando comencé a limpiar sus brazos.

Davos me miraba, siempre lo hacía, me miraba de una manera que nadie antes me había mirado. Los hombres siempre me miraban con lujuria o asco, no había más, pero Davos me miraba como si fuera la única mujer del mundo, Davos no me miraba como un trofeo como a veces lo hacía Gwayne, Davos me miraba como una piedra, una piedra preciosa.

Tantos cuestionamientos y pensamientos, fueron abrumadores para mi cabeza.

Tenía tantas dudas, tantas preguntas y tanta culpa de sentirme así.

Davos era apuesto, que los dioses me perdonen pero; carajo, era tan atractivo, tan atractivo como Gwayne y yo solo pensaba en entregarme a él, me justificaba en pensar que tal vez así mi estadía ahí sería más placentera o que así no me lastimaría o que esa era la única opción que tenía, pero debo aceptar que yo quería eso, yo quería que me hiciera suya.

—¿Qué haces? —preguntó él, aún en la bañera mirándome con curiosidad pero confusión al mismo tiempo.

—Yo... —tragué saliva mientras me detenía en lo que hacía—, bueno yo... yo pensé que... —me mordí el labio mientras dejaba caer el camisón al suelo—, yo creí que tu querrías que yo...

—¿Qué? —pude ver como arrugaba las cejas pero al mismo tiempo tampoco apartaba la mirada de mi cuerpo desnudo—, ¡claro que no!, ¡yo nunca...! —exclamó él, deteniendo sus palabras.

—Yo solo quería... —hice una pausa y me metí lentamente en la bañera—, complacerte —murmure tomando de nuevo la esponja pasándola por su torso—, pero si quieres que me vista solo...

—¡No! —él me interrumpió de inmediato—, quiero decir... —se aclaro la garganta—, está bien, es solo que me tomó por sorpresa —mientras Davos hablaba me di cuenta como intentaba no bajar la mirada a mis senos, por primera vez me sentí bien con que un hombre los viera, no los miraba con lujuria si no con algo parecido a la admiración.

—Puedes mirarlos, también tocarlos —dije, dioses... era como si no controlará lo que salía de mi boca.

—No quiero hacer nada que te incomode —sonreí ante sus palabras y la manera en la que sostenía las orillas de la bañera con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos solo para evitar tocarme.

—Me secuestraste —lentamente baje un poco más la esponja por su torso—, creo que eso es más incómodo.

—Sí —Davos suspiró—, lamento eso —su sinceridad era buena, y dulce pero en ese momento yo no quería su respeto o su dulzura, dioses, me estaba convirtiendo en cualquier hombre común en busca de placer, que asco me daba.

—Puedes tocarlos —repetí mirándolo a los ojos—, puedes tocarme —en ese momento fue inevitable, no me pude controlar, Gwayne ya ni siquiera estaba en mis pensamientos en cuando me incline y puse mis labios contra los de Davos.

Él estaba dudoso en un principio, no se apartó del beso sin embargo tampoco lo siguió en los primeros momentos. Sin embargo cuando, llena de vergüenza y culpa intente alejarme de sus labios el de inmediato puso una mano en mi nuca sin permitirme apartarme y atacando mis labios como si fuera un animal hambriento.

Pero nada de eso era real.

Al menos no la parte en la que Davos me metía la lengua en la boca.

Mis manos seguían acariciando y limpiando su espalda, todo era una fantasía, como siempre. Yo no tenía el valor de entregarme a otro hombre que no fuera Gwayne, ciertamente no podía, no era algo que yo pudiera hacer sin sentirme culpable.

Yo necesitaba la aprobación de Gwayne y no iba a conseguirá en ese momento, no sería fácil entrar en su habitación mientras él apenas y podia hablar para pedirle permiso para fornicar con otro hombre.

Odiaba sentirme así, es tan abrumador, es tan cansado.

Amar a Gwayne es muy cansado pero desear a Davos es completamente peor.

Mi código moral no me permitía desnudarme y meterme en la bañera para que él hiciera lo que quisiera con mi cuerpo, soy una estúpida, lo sé, Davos es tan guapo y sexy pero simplemente no podía.

Tenía que resistir.

Iba a resistir.

Pero no por mucho.

...
Me internaron...

Jajaja, por segunda vez consecutiva, y no es por temas de salud mental (o sea si tengo pedos mentales pero no me trate de suicidar ok?) si no por que una bici me atropelló, que patético, XD, pero todo bien no se preocupen, ya estoy acostumbrada a estar en el hospital, el año pasado también me internaron por una mamada que se llamaba Rabdomialicis al chile no me acuerdo pero básicamente es que los músculos se te joden pero bueno, todo bien bebés,nada por lo que preocuparse.

Besos en la cola.