𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐁𝐀𝐋𝐋𝐎𝐎𝐍𝐒
dark background, times new roman font.
(smallest size) > # slow reading
HOUSE OF BALLOONS,
SATORU GOJŌ'S ONE SHOT
basado en
"samsara" ...
protagoniza !!!
SHINICHIRO RYUUKOBA,
el rubí que él codicia...
━━━ ✶ ( ❛ ¿serás tú ese hombre, satoru? ❟ )
SATORU GOJOU,
...el apostador insasiable
( ❛ si me lo permites, puedo hacerte mío por cuanto tiempo lo desees. ❟ ) ✶ ━━━
playlist !!!
THIS IS... A HAPPY HOUSE
WE'RE HAPPY HERE, IN THIS HAPPY HOUSE
escaneen el código para una mejor experiencia.
disclaimer y renuncia de
responsabilidad !!!
i. ) está estrictamente prohibida la copia total y-o parcial del relato presente. cualquier violación al derecho de copyright se considera plagio.
ii. ) JUJUTSU KAISEN no es de mi creación, créditos a gege akutami de la pertenencia del mismo. este one shot se sitúa en un au, shinichiro es un personaje de mi pertenencia así como lo es su historia.
iii. ) trigger warning! escenas sexuales explícitas, lenguaje malsonante, manipulación emocional, apuestas ilegales. se recomienda discreción al lector y de ser sensible a estos temas, no proseguir con la lectura.
iv. ) au de mafia(kinda?), no voy a volver a aclarar que esto no sigue el hilo original de jujutsu kaisen. satoru gojō es corredor de apuestas ilegales, dueño de casinos en japón, shinichiro ryūkoba NO es un trabajador sexual. es todo ficción.
nota de autora !!!
no pregunten nada, solo gocen.
solo una vez fui a un casino con un chongo y después no caminé derecho por dos días, si yo sufro shinny también.
dios mío, cada día me alejo mas de la salvación de cristo. ni el agua bendita ni el crucifijo van a poder sanar esta mente pecadora.
en fin, disfruten mugres. los quiero.
CASINO LUXOS,
Estados Unidos - Las Vegas
QUÉ REGOCIJO, sentirse un gobernante secular (porque en su pequeña mente narcisista él solo respondía a la palabra del Señor), rodeado de gloria, fama y—por sobre todo—dinero. Rodeado de lacayos fieles que, como buenos sabuesos adiestrados, se quedaban donde la mano les daba comida y aprendían a no buscar otros dueños. Satoru Gojō amaba su reino, su territorio en constante crecimiento, amaba el capitalismo glorioso que lo llevaba a llenarse los bolsillos con la plata de adictos desesperados por llenarse la cabeza con dopamina luego de perder hasta el último centavo de sus ahorros en una partida de Póker, o mirando una ruleta girar con apuestas relativamente acertadas, cómo depositaban la fe en dos colores que para él, luego de esa noche, se quedarían grabados a fuego en su mente.
Rojo, negro.
Rojo, negro—negro, rojo. No importaba el orden, los patrones se repetían en las ruletas del casino, en las mismas alfombras, en los techos pintados con tonalidades símiles a un cielo despejado. El arte de la manipulación, le lavaban el cerebro a los clientes para que se sientan en el exterior y continúen desperdiciando el tiempo en juegos que tarde o temprano acabarían con sus débiles psiquis.
Por eso Satoru amaba Las Vegas. La gente allí era tan extraña, tan fácil de manipular con las perversiones de las apuestas. Eran turistas, despectivamente hablando. Turistas perdidos: desde los hombres que iban a festejar sus despedidas de solteros—o más bien a contratar alguna puta barata con la plata que multipliquen en el casino, si es que lo lograban—hasta las señoras mayores que se mataban de risa en los Tragaperras, el mecanismo más sencillo para timar a los consumidores.
Sin embargo, Satoru no estaba allí para burlarse del resto de la humanidad adicta. Todo lo contrario, su motivo de regocijo en realidad se encontraba frente suyo y se trataba de Sukuna Ryomen.
El tatuado narco había ido a su dominio a la espera de conseguir un jugoso negocio que desde un principio Satoru vio inviable—las cláusulas del mismo siendo ya una mancha nublada en su memoria ligeramente afectada por la adrenalina de haber ganado nuevamente. Y como toda apuesta, claramente habían puesto sus mejores ofertas en la mesa.
━━━ ¿Qué es lo que te puedo conseguir? ━━━ la voz gruesa y rasposa de Sukuna salió profunda, denotando claramente que no contaba con el más mínimo ápice de felicidad tras haber sido humillado en el blackjack, quizás uno de sus mejores dominios dentro del mundo de las apuestas.
Pero de nuevo, él estaba compitiendo contra el mejor, contra la encarnación del mismísimo tercer pecado capital. La avaricia hecha humano, sonriendo de forma petulante y tilteando la cabeza hacia la derecha, la cadena enganchada a las patillas de sus gafas de sol colgando.
Sukuna sacó una caja de cigarrillos, cuya marca Satoru ignoró olímpicamente. Miró los movimientos toscos del proxeneta, que comenzaba a encender su cigarrillo con irritación. El humo llenó sus fosas nasales gratamente, no porque disfrutara el olor, sino por costumbre—Suguru se la pasaba fumando cuando estaban juntos.
━━━ ¿Qué tienes en stock? ━━━ Satoru preguntó parsimónico, alzando sus finas cejas albinas. Sus pestañas casi plateadas se filtraban por sus lentes cuando inclinaba su cabeza hacia delante, sus ojos azules iridiscentes buscando la mirada ajena.
Sukuna solo imitó su reacción, ━━━ En Los Ángeles hay bastante. Coca, meta, MD, heroína ━━━ Sukuna dio una calada a su cigarrillo, mirando con atención cualquier acción repentina de Satoru, más este se mostraba todavía desinteresado. ━━━ Tenemos una nueva adquisición traída directamente de Vietnam: polvo de cuerno de rinoceronte.
━━━ ¿Cuerno de rinoceronte? ━━━ Satoru preguntó con fingida sorpresa. Su tonada sorprendida y absolutamente burlona, solo sirvió para aumentar la molestia en Sukuna. ━━━ Vaya, qué cosas más raras la gente aspira en estos días.
Satoru suspiró entonces, como si la charla lo aburriese.
━━━ Nah, solo dame algo de polvo de ángel. Y suma a la cuenta una de tus... chicas.
━━━ No comprendo a qué te refieres. ━━━ Sukuna bajó el cigarrillo al cenicero, frunciendo sus cejas cada vez más y más. ━━━ Yo no hago ese tipo de negocios.
━━━ No mientas, Sukuna. Te conozco... sé que traes a tus chicas favoritas. ¿Qué son? ¿Strippers?
Sukuna entrecerró sus ojos y pasó su lengua por encima de sus dientes frontales, pensando en cómo afrontar tales acusaciones, hasta que resolvió responderle: ━━━ Trabajan para mí, temporalmente. Ellas saben en lo que se metieron. ━━━ Ryomen suspiró y sonrió de lado. ━━━ ¿Quieres contratar una puta, Gojō?
Satoru enarcó una ceja, la sonrisa nunca se borró de sus labios, menos con una acusación tan osada de parte de su colega.
A pesar de ser ciertamente correcto, pues por la mente ajetreada de Satoru sólo podía pasearse el recuerdo exacto de una larga melena escarlata. De ojos fríos como la plata, brillantes como las libras esterlinas, afilados como la menos empuñada katana, conservada bajo los protectores brazos de Sukuna —pues bien sabía él que esa puta en específico era su favorita. Satoru sabía que jugaba con fuego, ¿pero qué era la vida sino un tumulto de situaciones cercanas a la muerte? Temerle a un hombre como ese no era digno de alguien como Gojō.
Menos si podía probar un poco de ese elixir divino, de esos labios de cereza que en varias ocasiones había visto envolverse en los dedos gruesos de Sukuna—en señal de dominancia del narco. Satoru quería orbitar en su atmósfera, quería consumir precisamente aquel espécimen de belleza etérea cuál bíblica representación romantizada de un ángel.
━━━ ¿Trajiste al japonés?
La pregunta nació de sus labios con naturaleza, Satoru se relamió la boca en un gesto que buscó apaciguar su sed. Sed de nada más y menos que esa belleza prohibida, sed que intentó saciar al llevarse a sus belfos brillantes el frío vidrio de su copa.
El proxeneta alzó sus cejas. ━━━ ¿El pelirrojo? ━━━ Sukuna preguntó incrédulo, sacándose el cigarrillo de la boca tras soltar una ligera risa grave. ━━━ Ese no está disponible, olvídalo. ━━━ toscamente. apagó el cigarrillo contra la mesa. El febril sonido de sus cenizas extinguiéndose contra la madera pintada de negro rellenó el tenso silencio que se acompañaba de miradas retadoras.
Satoru no recibía nunca un no por respuesta.
Gojō sonrió con sorna, una sonrisa típica que sin falta se acompañaba de un tono condescendiente: ━━━ Pues que mal, deudas son deudas. Quiero al japonés. ━━━ Satoru se cruzó de brazos, alzando sus cejas en alto. Pudo vislumbrar a través de los gruesos cristales de sus gafas como Sukuna lentamente comenzaba a brotarse. ━━━ No seas malo, Ryomen... Es solo por una noche. ¿A qué le tienes miedo?
Satoru dejó su copa en la mesa. Se inclinó hacia delante, sus ojos azules enviando frívolas ráfagas de escalofríos al proxeneta, quien apretó la mandíbula.
━━━ ¿A que yo me lo folle mejor?
Sukuna resopló, probablemente sorprendido por las agallas del albino. O quizás, para contenerse y evitar comenzar una sanguinaria pelea entre los dos.
Ryomen sonrió de lado. ━━━ Por supuesto que no. No es como si tuvieses oportunidad. ━━━ se pasó una mano por su cabello rosáceo, peinando hacia atrás los cabellos que se habían escapado de la capa de gel. ━━━ Esta será la primera y última vez... que te dejo tocar a Shinichiro. ¿Comprendes?
Satoru no se tragó la sonrisa maliciosa que se postró en sus labios, tampoco había motivos para hacerlo. Como siempre, había obtenido lo que deseaba y ese era motivo de alegría.
Especialmente si eso significaba un buen polvo.
✶
EL RELOJ DABA LAS ONCE, relativamente temprano para alguien que estaba acostumbrado a vivir una vida nocturna. En sus manos reposaba un vaso de rocas, relleno a una cantidad generosa de whisky, acompañado de un único hielo que se hundía en el fondo del vidrio. La habitación era grande, demasiado incluso para ser una VIP, parte de la suite del hotel del casino. No era extraño que Satoru rentara un lugar como aquel en sus estadías en Las Vegas, y esa noche no podía sino tener lo mejor para usarlo con una buena compañía.
Un jacuzzi con vista la ciudad, una cama de sábanas de seda, decorada con un dosel precioso que hacía más íntimo su interior, el arte grecorromano decorando con ornamentos delicados las terminaciones del cuarto.
Estaba esperándolo.
Había acordado con Sukuna el horario, y la persona que acercaría a Shinichiro a su cuarto. El reloj estaba a punto de marcar la hora límite, y por cada segundo que avanzaba, menos podía ignorar el hecho de que ansiaba verlo.
La puerta del cuarto fue gentilmente tocada, el sonido de nudillos suaves golpeando la maciza madera resonó dentro del cuarto. Satoru bajó el vaso, sintiendo el frío de su cristal dispersarse cuando una ola de calor recorrió su cuerpo. La adrenalina lo había surcado, sus dedos cosquillear y sintió que algo se removía en sus pantalones. Ni siquiera había abierto esa puerta, pero él sabía quién estaba del otro lado y la espera... la espera lo excitaba.
Aclaró su garganta dando un trago de la bebida, y dejó el vaso en la mesa de café frente suyo.
━━━ Adelante.
La puerta se abrió sin más tiempo de espera, un aroma peculiar de cerezos se arrastró dentro del cuarto, y Satoru no tuvo más opción que aspirar el almizcle intoxicante. Sus ojos azulados eran opacados por los cristales oscuros de sus gafas, pero pudo reconocer con facilidad la figura que atravesó el margen alto de las puertas. Oh, esa mirada endulzada y engatusante sería su perdición, ese cabello carmín que se ondulaba en las puntas era tan brillante como la manzana que arrastró a Adán al pecado. Ese vestido femenino que envolvía su cuerpo cual envoltorio recorre a una delicada rosa, en las tonalidades que tanto amaba el ludópata.
Rojo y negro. Rojo y negro con el patrón de dragón que cruzaba las costuras y se ceñía a su cuerpo. El crujido de los tacones en el suelo flotante del cuarto no hacía más que aumentar la ansiedad de Satoru por ponerle las manos encima. ¿Por qué? ¿Por qué se veía tan bien? ¿Acaso era Dios consciente de que no era su mejor guerrero, que era débil por carne como un sabueso famélico, desesperado por hincar los dientes en lo que no le pertenece? Satoru mordió su labio inferior, deslizando sus incisivos por su piel abultada, hasta soltarlo.
Shinichiro.
Ah, Shinichiro. En tantas vidas le encantaría hacerlo suyo.
Shinichiro dio un par de pasos más dentro, una suave y difuminada sombra roja decoraba sus párpados, afilando su mirada. Sus labios apenas estaban resaltados con un bálsamo que brillaba en contraste de la lámpara de araña dorada que decoraba el techo. El estilo grecorromano no hacía más que resaltar el exotismo del muchacho japonés de melena carmín y ojos pálidos, la belleza de sus blancas piernas deslizándose con gracia entre las telas de seda al caminar. Todo en él, absolutamente todo, parecía estar hecho a medida para enloquecer y consumir cada minúscula pizca de razón y control en Satoru.
Lo iba a matar, y apenas habían cruzado la mirada.
Shinichiro miró al único hombre que lo acompañaba en el opulento cuarto. Lo recorrió con su mirada, desde los lustrados zapatos negros en sus pies, hasta la corbata negra en su cuello, colgando sobre una ajustada camisa azul oscura. Osó a la picardía de observar sus lentes, y buscar a profundidad señal alguno de esos cautivadores ojos azules que tanto le habían descrito... encontrando solamente una seductora sonrisa que se extendía en una sola de sus comisuras.
━━━ Usted debe ser Gojō... ━━━ Shinichiro habló por primera vez, y una melodía endulzada viajó a los oídos de Satoru. Sonrió entonces el pelirrojo, sin mostrar sus dientes, e inclinó su cabeza, haciendo tintinear los pendientes de rubíes en sus orejas. ━━━ Sukuna ha hablado maravillas de usted.
La sonrisa de Satoru no hizo más que extenderse. Mojó sus labios con la punta de su lengua, mostrando en su gesto seductor una brillante dentadura.
━━━ ¿Ah, si? Probablemente lo ha hecho. ━━━ aquella última parte abandonó sus labios como un murmullo, mientras sus ojos se enfocaban en la lenta caminata de Shinichiro en su dirección. ━━━ Ya veo por qué te tiene tanta estima ese bastardo. Eres precioso.
Deteniéndose justo frente a él, Shinichiro sonrió, achicando sus ojos en el gesto.
━━━ Gracias... Satoru. ━━━ su voz sonaba como si estuviera ronroneando su nombre dulcemente, y la mirada que le lanzaban esos ojos plateados no era más que el llamado de la seducción. Shinichiro sabía que jugaba con fuego, y al parecer, el candente ardor no hacía más que armarlo de una acorazada valentía.
Satoru tragó saliva y separó sus piernas, buscando un poco de liberación en la opresión de sus pantalones.
━━━ Tú también eres un hombre con encanto. ━━━ culminó el dulce pelirrojo, sonriendo esta vez divertido.
Satoru lo miró unos momentos más, admirando su cuerpo. Sus ojos lo recorrieron arriba y abajo un par de veces, claramente sin ser tímido al respecto. La forma en la que el vestido abrazaba su cintura y recorría sus brazos era abrumadoramente sensual, sin ser especialmente revelador, solo encendía la llama del deseo que crepitaba y danzaba en su interior.
━━━ Realmente, ¿qué hace un chico tan lindo, como tú, con un imbécil como Sukuna? ━━━ Satoru preguntó, disminuyendo un poco su brillante sonrisa. Sus ojos captaron las facciones de Shinichiro apenas contraerse, como si titubeara en responder, despertando su curiosidad.
━━━ No sea malo con Sukuna-sama, ━━━ Shinichiro hizo un pequeño puchero, desviando su mirada. ━━━ Mi jefe es una persona generosa. Es algo rudo a veces, pero a algunos nos gusta de esa forma.
Satoru se burló e inclinó la cabeza hacia un lado, su mirada suavizándose el encontrar cierto encanto en la ignorancia del muchacho. Se movió hacia delante y extendió la mano para tocar suavemente el abdomen del chico, sus dedos recorriendo la tela que lo cubría. La respiración de Shinichiro se atoró en su garganta por un segundo, y sintió los músculos debajo de su tacto tensarse...
━━━ ¿Es generoso un hombre que te da como si fueses mercancía? ━━━ Satoru paseó su mano sin vergüenza, y ciñó sus dedos en su cintura. ━━━ Mereces algo mejor, bebé.
Shinichiro suspiró, observando por el rabillo del ojo el tamaño de esa mano que fácilmente cubría su cintura. Las venas de Satoru resaltaban contra su piel blanquecina.
━━━ Entonces ¿qué merezco, Satoru? ¿Alguien como quién? ━━━ Shinichiro dobló ligeramente sus rodillas, quedando a la altura de Satoru, sentado en esos sofás blanquecinos. La pose obligó a Satoru a retirar sus manos, más no a retroceder en sus intentos de poseerlo. ━━━ Dime.
Lo que sea que estaban jugando... era divertido. Y Satoru apostaba todo su tiempo a perderse en los encantos de Shinichiro.
Satoru tilteó su cabeza. ━━━ Es sencillo. Te mereces a alguien que adore el suelo que pisas. ━━━ Gojō volvió a extender sus brazo, atrapando entre sus dedos anillados el lacio mechón de cabello sedoso. Jugó con las hebras escarlatas, tejiendo rizos imaginarios. ━━━ Alguien que te deje sentarte en su regazo y te cepille el cabello cuando se lo pidas. Alguien que se asegure de que te atiendan adecuadamente. ━━━ Satoru volvió a alzar la mirada, encontrando los ojos plateados de Shinichiro, la posición permitiendo ver el fantasma de su propia mirada azulada detrás de las gafas. ━━━ Tu belleza es noble, ¿por qué honrarla como si fueses un animal?
La mano de Shinichiro tomó la de Satoru, sosteniendo su muñeca con especial cuidado.
━━━ ¿Y serás tú ese hombre, Satoru? ━━━ Shinichiro preguntó con una voz esperanzada, inocente y dulce, algo que no armonizaba con la mirada en sus ojos lujuriosos. ━━━ ¿O simplemente me follarás esta noche como a un juguete y me abandonarás como la puta que soy?
Fue inmediato. Satoru se levantó del aterciopelado sofá, haciendo ver su intimidante altura y subiendo por inercia a Shinichiro. El pelirrojo se tambaleó suavemente hacia atrás, recuperando rápido el equilibrio.
Le pareció tierno, dulce incluso, su reacción. Gojō suspiró, negando con su cabeza.
━━━ Si me lo permites, puedo hacerte mío por cuanto tiempo lo desees.
Vio como Shinichiro tragó saliva, su manzana de Adán subiendo, y bajando. ¿Lograría ponerlo nervioso?
━━━ Quiero ser una de tus chicas esta noche.
Al parecer no.
La risa burlona escapó de los labios de Satoru.
━━━ ¿Estás seguro?━━━ronroneó la pregunta, invadiendo una vez más su espacio personal. Su voz se deslizó como un jadeo, ━━━ No seré suave contigo.
Sus palabras no hacían más que avivar las llamas del placer, y su estómago se sentía como un caldero burbujeante. Shinichiro lo deseaba, por supuesto que lo hacía, en la forma en la que sus ojos brillaban ansiosos podía encontrar Satoru su consentimiento. Nadie lo estaba realmente obligando a quedarse allí... Y eso sólo incrementaba el ego de Satoru.
Como siempre, nadie podía verdaderamente ganarle.
━━━ ¿Crees que eso me molesta? ━━━ Shinichiro preguntó sardónico.
Su mano agarró la corbata de Satoru, subiéndola y bajándola, tirando de la tela suavemente mientras comenzaba a alejarse. Después de retroceder dos pasos, dejó caer la punta de la corbata, deslizándose de su agarre, y esbozó una sonrisa seductora.
Shinichiro caminó con gracia hacia la cama, agarrando con sus manos la madera que sostenía el dosel blanco de la misma, girando suavemente sobre sus talones.
━━━ Esta noche... Déjame complacerte.
Claro que sí.
Una risa oscura se le escapó mientras sus ojos lo observaban de cerca. Shinichiro suponiendo lo que sucedería a continuación, dio una vuelta sobre su lugar, dándole la espalda al albino.
Satoru se acercó a él, dejando sus manos descansar en su cintura. Contra la tela de la ajustada prenda "tradicional" de Shinichiro, se marcaban sus huesos pélvicos, y Satoru no dudó en trazar la zona con delicadeza. Sus cuerpos se apretaron, y se inclinó cerca de la oreja del muchacho, dejando que su aliento rozara su piel. Un jadeó suave escapó de los labios carmines del muchacho, deleitándose con el calor que le proporcionaba su cercanía.
Su mano derecha se deslizó por su muslo, apretando la carne que lo envolvía, por encima de la prenda.
━━━ ¿Por qué no nos deshacemos de esto entonces, cariño? Quiero ver más de esta bonita piel. ━━━ sus manos se movieron suavemente hacia los lazos que sujetaban el vestido de Shinichiro, jugando con la tela.
La espalda de Shinichiro era ligeramente amplia. No tenía cicatrices de ningún tipo: no había pecas, no había lunares, ni tampoco marcas de nacimiento, no existía trazo o indicio alguno de estrías debajo de sus brazos, recorriendo sus axilas, y en la longitud de sus omóplatos no había siquiera el fantasma de antiguo acné. Lucía tan pulcro, tan increíblemente etéreo, que hasta podría sentirse mal por profanar aquella linda escultura angelical...
Pero pensar en Shinichiro rebotando contra la polla de Sukuna era suficiente detonante, no cabía duda alguna de que la criatura frente a sus ojos era la encarnación del tentativo pecado.
Satoru soltó el aire que no sabía que contenía, sonriendo vulpino. Su mirada se deslizó por el cuerpo de Shinichiro, y se inclinó sobre su cuello, aspirando su olor dulce.
━━━ Estas muy callado, Shinichiro. ━━━ Satoru susurró, la mano que estaba en la cintura de Shinichiro se despegó de su calor. Un suspiro suave abandonó los labios del pelirrojo, pero antes de que las palabras expresaran su contento, Satoru lo interrumpió. ━━━ ¿Por qué no pones esa boquita a trabajar?
✶
LA CAMA KING SIZE Y SU DOSEL DE SEDA BLANCO CON DETALLES EN ORO, sostenido por columnas corintias muy delgadas, no parecía ser lo suficientemente... cómoda. Sus rodillas estaban presionadas contra el mármol de Carrara pulido del suelo, la frialdad del refinado material traspasando su piel y calando sus huesos, provocándole temblores, espasmos repentinos que quizás confundía con su mezcla de nervios, emoción y excitación. Shinichiro no podía siquiera quejarse, si estaba siendo atendido por manos tan generosas, que sostenían su cabello con una fuerza innecesariamente bruta, tirando de sus sedosas hebras cada vez que su lengua se curvaba en un movimiento certero.
Pero por la mirada en los ojos nublados de Satoru, Shinichiro sabía que estaba haciendo un buen trabajo. Lo miraba desde abajo, con las pestañas proyectando sombras en sus mejillas pálidas, que poco a poco se sombreaban con el caluroso rubor propio del acto. Los labios rellenos de Shinichiro se separaban en la punta de su pene, sorbiendo delicadamente, para luego dejar que su lengua se posara contra el frenillo, apretando contra su paladar la polla dura del ludópata.
━━━ Joder... ━━━ la palabra se deslizó de los labios del mayor con un gruñido de placer. Satoru reafirmó sus dedos en el cabello de Shinichiro, esbozando una media sonrisa en lo que observaba como se tragaba su hombría lentamente. ━━━ Deja de jugar... ━━━ advirtió, y acostumbrado a obedecer, Shinichiro decidió profundizar sus lamidas.
Su lengua pasó a segundo lugar, cuando con su mano tomó la gruesa base de su polla, tragando más de su virilidad. Un sonido ahogado se escapó de sus belfos y Shinichiro tuvo que cerrar su ojos debido al esfuerzo, tragando saliva cuando el saborcito amargo del líquido preseminal inundó su garganta.
Chupó de la verga de Satoru gustosamente, deslizando aquellos ansiosos labios carmines desde la punta, hasta su falo, recorriendo y salivando la circunferencia dura. Raspaba su garganta, y a Satoru le encantaba. Sus manos se ceñían a su cabello, guiándolo con movimientos suaves, pero apretando con fuerza.
━━━ Mmh... ━━━ Shinichiro gimoteó, abriendo sus ojos levemente. A través de pestañas rizadas observó a Satoru, quitándose su verga de la boca, observándolo jadeante. Tragó saliva, deleitándose con la mirada oscurecida que lo cautivaba cada vez más. ━━━ ¿Qué pasa? ¿Es esto demasiado para ti?
Satoru tensó su mandíbula, soltando una risa que fue más una exhalación. Lamió su labio inferior, intentando controlar su acelerada respiración. Pero, joder, que era difícil. Tenía su verga en la mano delgada y fría de Shinichiro, brillando con su saliva. No podía sino desear profanar aún más esa boca pequeña, hundirse por completo en su calor y embestirlo hasta deshacerse contra su garganta.
La advertencia no fue clara, al parecer. O bien a Shinichiro le gustaba jugar con fuego.
━━━ No te di permiso de que te detengas. ━━━ resopló el albino, apartó la mano de Shinichiro sin cuidado, y desenredando sus dedos del cabello escarlata que lo caracterizaba, sostuvo la mandíbula del joven. Un quejido ahogado se escapó de sus labios, y se convirtió en un largo gemido cuando la polla de Satoru se embistió contra su boca.
Las manos temblorosas de Shinichiro se aferraron a los muslos todavía vestidos de Satoru, permitiendo el abuso despiadado a su boca. Su polla entraba y salía con fuerza, provocando obscenos ruidos húmedos, morbosos para los oídos del ludópata. La ropa estaba a medio deshacer, la hebilla del cinto de cuero le rozaba la mejilla en el vaivén rítmico de su mamada, esparciendo la fría sensación de su material en su piel.
Un gruñido gutural borbotó de los labios de Satoru y sus caderas se sacudieron ligeramente por la sobreestimulación. No despegaba su mirada de los labios de Shinichiro, sino para mirarlo a los ojos, disfrutando como lágrimas corrían por sus mejillas ante el esfuerzo. ¿Cómo algo tan hermoso podía arruinarse con simplemente una polla? Su ego incrementaba minuto a minuto, y así también su impaciencia.
━━━ Mira lo obediente que te pones.
Shinichiro sonrió ante el murmullo, recibiendo el impulso que necesitaba para continuar con el trabajo. Paseó sus manos por el cuerpo del albino, recorriendo la ropa hasta llegar al borde de sus pantalones. Sin dejar de prestar sus labios, chupando y sorbiendo a la par de las embestidas, bajó la prenda que lo incomodaba. Otro gruñido lo recibió, y la mano empuñando su cabello volvió a ejercer presión.
Durante un rato no tan largo, Shinichiro estimuló a Satoru, sorbiendo y tragando lo que su garganta le permitía. Sus ojos se cerraban cada vez que se ahogaba con su gruesa y venosa polla, pero volvía a abrirlos solo para corroborar que tenía toda la atención de Satoru en él. Era excitante ver sus expresiones de placer, como su mandíbula se tensaba, como las venas de su cuello estaban a punto de explotar por la presión que pretendía ocultar. Satoru ahogaba sus gemidos en sonidos varoniles, en suspiros vagos y gruñidos, su boca se abría en una "o" silenciosa, y se entrecerraba para susurrar maldiciones.
En un momento Shinichiro sintió el hinchado miembro tensarse, y miró hacia arriba, con ojos hambrientos, consiguiendo una risa de Satoru.
━━━ Saca tu lengua. ━━━ ordenó Satoru, obligándolo a culminar con su oral, guiándolo por el pelo lejos de su polla.
El pelirrojo jadeó por aire, un hilillo de saliva colgaba de sus trémulos labios. Frunció sus cejas, sosteniendo una mueca que simulaba irritación, pero la mordida que le dio a su labio exponía duramente su verdadera emoción.
Sacó su lengua, mostrando el músculo carnoso, rosado. Con un silbido divertido, Satoru apoyó la punta de su verga, golpeándola un par de veces contra la misma, complaciéndose con cada ruidito que provocaba.
━━━ Mmm... ━━━ Satoru soltó su miembro, acompañando sus movimientos con un leve, casi inaudible suspiro. Con la punta de su pulgar trazó el labio inferior de Shinichiro, quien retrajo su lengua. Sus ojos se encontraron en una mirada profunda, y una sonrisa gatuna se estiró en los labios del mayor. ━━━ Qué buen chico.━━━ ronroneó. ━━━Podría correrme con solo tu boca.
━━━ Qué adulador... ━━━ susurró con apenas aire en sus pulmones el pelirrojo. ━━━ ¿Era así de fácil complacerte?
Satoru inclinó su cabeza, y no tardó en señalar la cama.
━━━ Todavía no me corrí. ━━━ Satoru se agachó a su altura, y pasó sus manos por sus axilas. Sorprendido, Shinichiro soltó un suave chillido, cuando los brazos fuertes de Satoru lo manipularon como si su peso fuese nulo, arrojándolo contra los edredones tibios de la cama. ━━━ No me vas a dejar así, pequeño.
No era difícil trabajar con un vestido, mucho menos la seda. Era tan fina, delicada como la piel que ocultaba, que no costó más de tres segundos en rasgarla completamente. Los ojos de Shinichiro se abrieron exorbitantemente, quizás rompiendo personaje por un momento efímero, pero se tragó las palabras por completo cuando el fuerte sonido de una cachetada resonó en el cuarto de hotel.
Un tembloroso gemido abandonó sus labios, y abrazó lo que se encontraba más cerca de su pecho desnudo. El edredón de plumas era suficiente material para esconder sus reacciones más honestas.
━━━ ¡Espera! ━━━ exclamó en vano, cuando otra cachetada terminó en su culo, todavía cubierto. ━━━ Ni siquiera... una advertencia. ━━━ gimoteó, intentando recuperar el control.
━━━ ¿Mmm? ━━━ Satoru se inclinó en la cama, trepando su cuerpo cual depredador. Su pecho se presionó posesivamente contra su espalda, y el peso del mayor era sofocante para el débil y delicado cuerpo de porcelana que estaba ansiando poseer. ━━━ Pensé que te gustaba duro, pequeño. ¿Qué te hizo arrepentirte tan rápido? ¿No querías que te folle?
Shinichiro tragó saliva, mirando hacia atrás. Era difícil no sentirse intimidado cuando encontraba en sus iridiscentes ojos tanto deseo y locura resguardada. Pudo ver así, que no era más que un capricho suyo, un juego que deseaba ganar. Satoru quería consumirlo como si fuese su último centavo en la más importante partida de Póker, lo quería suyo, lo quería sin importar cómo.
¿Siquiera cuánto tiempo llevaba con la mirada puesta en él?
Maldito enfermo.
Decidió seguirle el juego.
━━━ Contéstame. ━━━ reprochó autoritario el albino, y Shinichiro tembló.
━━━ Fóllame. ━━━ susurró.
La cama crujió bajo su peso. El cuerpo de Satoru lo aprisionó, manteniéndolo boca abajo, con cada pierna rodeando sus caderas. Sintió, y vio, sus manos enredarse en los bordes de la ridícula prenda que apenas y hacía un mero esfuerzo por cubrir su desnudez.
━━━ Dilo más fuerte. ━━━ Satoru exigió contra su oído, comenzando a trazar un camino de besos húmedos por su cuello al terminar. Shinichiro suspiró, estirando su cabeza al lado contrario para permitirle el acceso a su tersa dermis.
La polla de Satoru golpeaba contra su trasero, posicionándose entre sus glúteos. El líquido preseminal, mezclado con la saliva de la felación, se escurría lentamente hasta manchar la tela fina del encaje. Shinichiro cerró sus ojos y repitió sus palabras, tan fuerte como su dignidad se lo permitió.
━━━ Fóllame, por favor.
Un gemido agudo raspó su garganta, cuando las manos de Satoru se hundieron en la carne de sus glúteos, atrapando entre sus dedos su grasa, moldéandola con sus dígitos.
Un resuello de satisfacción se le escapó mientras observaba cómo la piel de Shinichiro comenzaba a ponerse rosada por su obra. ━━━ Te ves encantador con mis huellas sobre ti, pequeño... ━━━ murmuró, recorriendo con sus dedos los trazos de su brutalidad, y los hundía en el centro de su trasero, estirando su abertura.
Shinichiro suspiró, hundiendo su cabeza en la almohada. Apenas miraba por encima de su hombro lo que sucedía, con ojos entrecerrados, sabiendo bien que no estaba al mando ni controlaba la situación como al principio planeó. Solo quedaba jugar su juego, apostar con Satoru, cumplir con una deuda que no era suya y gozarlo. Gozarlo, porque entre sus piernas se posaba el ludópata más sexy de todos, un tipo millonario, apuesto, exitoso y extremadamente enfermo y obsesivo. ¿Qué más podía hacer sino gemir su nombre y tragarse su polla?
Shinichiro estaba perdido... en el deseo de ser consumido por su calor, en el deseo de ser poseído por aquel sociópata de sonrisa cautivadora.
Quizás, su escapatoria a un futuro relativamente mejor.
━━━ Shinichiro... ━━━ su voz canturreó divertida, y nuevamente un jalón de su cabello lo tuvo jadeando. Shinichiro gimió, el agarre en sus hebras rojas se tensó, y su mirada deseosa se volvió a cruzar con los gélidos ojos del albino. Satoru tenía una pasión tan única para observarlo, que sentía que caería en la locura. ━━━ Dime que me deseas.
━━━ Te deseo... ━━━ susurró, en un trance en su mirada, apenas el fantasma de un parpadeo surcando su visión.
Satoru movió su mano desde su cabello a sus labios de forma tan... tan desprolija, mezclando sus hebras sedosas en su piel, arrastrando un mechón a sus labios, cuando le apretó la quijada y lo obligó a hablar. Estaban cerca, sus respiraciones colisionaban, sus ojos no dejaban de consumirse. No se habían besado, parecía sino ser un límite que no podían, o no se atrevían a cruzar. El corazón de Shinichiro se aceleró y no pudo evitar desviar su atención a los belfos suaves del albino.
━━━ ¿Dónde me deseas, dulzura? ━━━ Satoru preguntó suavemente, sosteniendo el silencio en el aire. Lentamente, aprovechando la situación, guió su miembro a la apretada entrada de Shinichiro, y presionó su punta contra ella, traspasando el primer estrecho anillo de carne. Las cejas de Shinichiro se fruncieron y quiso gemir, más el chistido de Satoru lo silenció. ━━━ No grites, tranquilo. Solo es una polla muy grande, puedes tomarla.
Soltó a Shinichiro, posando sus manos en sus caderas, usándolas para alinearse mejor y comenzar con un suave vaivén contra su culo. Shinichiro gimoteó, acomodándose con brazos temblorosos contra la cama. Quejarse por la pose estaba fuera de su alcance, por más que pareciese una zorra vendiéndose al primer hombre conveniente, Shinichiro era un romántico empedernido que amaba y anhelaba besos y caricias, alguien a quien coger en cuatro no le parecía la epítome del romanticismo y la calidad sexual.
━━━ Estás tan apretado... ━━━ Shinichiro se mordió la lengua, evitando protestar y reclamar que apenas y había tenido preparación previa. Ni su dildo más generoso podía asimilarse a la polla dura y venosa de Satoru, palpitante contra su tierna carne interna. ━━━ Shh, ━━━ la onomatopeya se prolongó, en lo que las embestidas suaves comenzaban a sacarle jadeos. ━━━ Shh, vamos cariño. Lo vas a hacer bien por mi, vas a aguantar esta polla por tu papi.
Shinichiro tragó saliva, apretando su mejilla contra el edredón. ━━━ Satoru... ━━━ suspiró, y usó sus propias manos para empujar su cuerpo hacia atrás. Un gemido gutural lo recibió cuando su miembro se hundió un poco más dentro suyo, y en cuestión de segundos, se sintió completamente lleno.
Las caderas de Shinichiro rotaban adictivamente, haciendo bufar a Satoru.
━━━ Por Dios...
Las manos de Satoru se afianzaron a sus caderas, hundiendo sus dedos contra las curvaturas de sus huesos pélvicos, clavando sus uñas. Dobló una rodilla al costado de su cuerpo, y comenzó a penetrarlo profundamente.
━━━ ¡Ah! ¡Satoru! ━━━ Shin apretó las sábanas, sintiendo su dolorido trasero, sus piernas temblorosas y su entrada apretando contra la carne con fuerza. Satoru comenzó a moverse contra Shinichiro, su respiración se volvió entrecortada y algo ansiosa.
Su polla salía y entraba en su trasero, podía ver como se hundía fuertemente en su recto, cómo los espasmos de Shinichiro lo afectaban tanto. Gemidos agudos le rasgaban la garganta, mientras que los del dulce pelirrojo derrochaban desesperación.
Su espalda desnuda era un lienzo que deseaba pintar, sus omóplatos se contraían debajo suyo, Satoru recorría con la mirada hambrienta las reacciones naturales de su cuerpo. No había forma de que aquello fuese un show. Los gemidos casi pornográficos de Shinichiro eran simplemente su forma desaforada de expresar su excitación.
━━━ Gime mi nombre, ━━━ exigió el albino. Sus jadeos indicaban lo cerca que estaba de alcanzar un punto de no retorno. El calor de sus paredes internas lo volvía loco, Satoru sentía que el culo apretado de Shinichiro lo chupaba, obligándolo a regresar con estocadas más profundas, violentas y desordenadas. ━━━ Di el nombre de tu dueño.
Una nalgada nueva se estrelló contra sus ya enrojecidas nalgas, haciendo chillar al muchacho de hebras escarlatas.
━━━ ¡Ngh! ━━━ el autocontrol de Shinichiro se fue al infierno, lágrimas de placer comenzaban a salir de sus ojos cada vez que Satoru lo penetraba con esa violencia que lo dejaba estúpido de placer, haciéndolo gemir como si estuviera en celo. ━━━ ¡Satoru!
━━━ Joder, que bien que suena en tus labios. ━━━ Satoru gruñó y resopló. Soltó sus caderas para acomodarse el cabello, el sudor le abrillantaba la piel y su propia melena blanquecina se humedecía. ━━━ Me estas calentando como nunca antes nadie lo hizo, eres hermoso.
Satoru tomó los tobillos de Shinichiro, y lo arrastró hacia el borde la cama. Un grito suave se escapó de los labios del menor, que nuevamente volteó la cabeza para protestar. Sus lindos ojos perlados estaban llenos de lágrimas, haciendo del prolijo y sencillo maquillaje un desastre en sus mejillas. Rojo y negro, porque los rastros de su rimel corrido le recordaban al ludópata aquella maldición que lo perseguiría por el resto de sus días.
━━━ Por favor, no pares. ━━━ Shinichiro gimoteó, viendo las intenciones de Satoru de follarlo contra el borde de la cama. Volteó sobre su espalda, separando sus piernas para presentarse. La imagen solo provocó que las pupilas de Satoru se dilataran.
Su fruncido tan apretado, arruinado y abierto, cerrándose en el aire con la anticipación de ser tomado por él nuevamente. Shinichiro tenía esa mirada... esa mirada pervertida que rogaba una noche de placer inigualable, el deseo aún no consumado de ser suyo y nada más suyo.
No podía dejar ir aquel tesoro.
━━━ Por favor... ━━━ volvió a rogar, alzando su mano para tocar la camisa de Satoru, abierta y estirada, tan arruinada como lo estaba él mismo. Se deslizó por sus anchos hombros, desnudándolo por completo.
Satoru no dudó en acercarse, volviendo a montarlo. Sus rostros estaban a escasos, sino nulos, centímetros, las respiraciones combinadas delataban un whisky bourbon consumido, y las cerezas propias de su labial. Gojō mordió su labio inferior, antes de estrellarlos en un beso desesperado.
La urgencia contenida hizo gemir a ambos como un par de adolescentes. Los dedos de Satoru se enredaron en su cabello, tirando suavemente hacia atrás para exponer su cuello, mientras los de Shinichiro se deslizaron por su espalda, atrayéndolo hacia sí. Un suspiro escapó de Shinichiro, entremezclándose con el rugido bajo que el albino emitió desde lo profundo de su pecho. Sus bocas se movieron juntas con una sincronía feroz, cada beso más profundo y hambriento que el anterior. Sus lenguas se encontraron en una batalla de pasión, explorando, saboreando, conquistando cada rincón.
Una mano recorrió el camino ya conocido, y la danza entre sus cuerpos volvió a comenzar. Satoru lo penetró, sosteniendo sus piernas en sus hombros, sin dejar de besarlo. Sus gemidos se ahogaban en la boca del otro, culminando en gimoteos desesperados. Satoru presionaba su próstata con la punta de su verga en aquella posición tan íntima, llenando cada rincón disponible en su estrecho recto. Una, y otra vez. Sus pieles chocaban, aplaudiendo en una sinfonía adictiva.
Rompieron el beso, cuando otro gruñido abandonó los belfos enrojecidos de Satoru. ━━━ Tócate. ━━━ le ordenó, y Shinichiro no emitió queja alguna. Su mano rodeó su propio pene, comenzando a bombearlo al ritmo de sus embestidas. ━━━ Mira lo hermoso que te ves así... gimiendo por mi. ━━━ una risa débil abandonó sus labios, y Satoru sintió el nudo propio del clímax armarse en su vientre. ━━━ Mierda, bebé. Me encantas.
Su cabeza se hundió en el cuello virgen del pelirrojo, trazando besos lánguidos y húmedos por su dermis, comenzando a chupar y morder con hambre, vehemencia al menos.
Los dedos de Shinichiro se enredaron en sus cabellos albinos, y gimió su nombre cuando se sintió en su límite. ━━━ No pares, por favor papi. ━━━ gimoteó y se dejó devorar, sus ojos cerrándose en el insoportable éxtasis de su orgasmo.
Sin aviso alguno, Satoru soltó un quejido contra su cuello, encajando sus dientes con fuerza en su piel. Dio una última embestida violenta, alcanzando el pico de su placer, y se corrió dentro suyo. No hizo falta mucho tiempo para que Shinichiro lo secundara, manchando sus estómagos con su propia semilla, gimoteando lo suficientemente fuerte como para ser escuchado fuera del cuarto de hotel.
El aire en la habitación estaba impregnado del aroma de sus cuerpos, una mezcla embriagadora de sudor y deseo saciado. Satoru soltó un largo suspiro, bajó las piernas delgadas de sus hombros, y sin tener siquiera un poco de compasión por el cuerpo débil de Shinichiro, se desplomó encima suyo, rodeándolo con sus brazos. Shinichiro frunció su entrecejo, y soltó un breve gruñido de disgusto.
━━━ Quítate, estás pesado. ━━━ Shinichiro susurró, y sus ojos se desviaron a la espalda amplia de Satoru. Comenzó a trazar líneas invisibles sobre su piel, recorriendo con las yemas de sus dedos la piel barnizada por el sudor.
━━━ Mmm, ━━━ Satoru levantó su cabeza, presionando un beso casto contra los labios del pelirrojo, sacándole una breve sonrisa. ━━━ Se supone que debes decirme que... fui muy bueno, que te follé como nadie nunca lo hizo antes. ━━━ Satoru hizo un puchero. ━━━ Que pésimo servicio.
Rodando los ojos, Shinichiro respondió: ━━━ Sólo estoy cumpliendo una deuda. ¿Acaso quieres más? ━━━ alzó sus cejas divertido, comenzando a recuperar el ritmo normal de su respiración.
Una sonrisa satisfecha surcó los labios rosados e hinchados de Satoru.
━━━ Te quiero por el resto de la noche, ━━━ murmuró con la voz ronca, todavía afectado por la excitación y el cansancio.
Sus susurros se perdieron en la cercanía de sus bocas, cuando el albino retomó su rol de imponencia y dominancia sobre aquel tesoro que finalmente... era suyo.
━━━ Y si me lo permites, solo te querré para mi.
━━━ ¿Sólo tuyo? ━━━ indagó, sabiendo la respuesta. Sus labios se rozaban, y la lengua de Satoru juguetonamente lamió sus belfos, sacándole un gemido suave y tranquilo.
━━━ Y de nadie, nadie más.
✶
NUNCA FUE UNA PERSONA DE SUEÑO PESADO, pero nunca esperó que una cachetada fuese el motivo de sacarlo de su ensoñación. Satoru se espabiló rápidamente, abriendo sus ojos en grande, en lo que intentaba reconocer en dónde estaba.
El ambiente cálido y familiar de aquella sala... era el cuarto de docentes, se había dormido otra vez en el viejo sofá de tela desgastada de la sala de profesores.
Satoru soltó una risa, que sonó como un suspiro, y se rascó el cuello. Posó su mirada en su costado, captando en su campo de visión a lo que quizás, seguiría siendo el protagonista principal en sus tantos sueños y pesadillas.
━━━ No me parece correcto que estés usando la sala de profesores como cuarto, si tienes sueño vete a tu casa. ━━━ Shinichiro reclamó. Su sedoso cabello escarlata seguía suelto, y su uniforme hecho a medida abrazaba su figura de una forma que rozaba la gloria. Tenía en sus labios esa mueca eterna e infaltable, que no era un puchero, pero se asimilaba con la mueca que hace un niño antes de soltar una rabieta.
Con esos lentes sostenidos en el puente de su nariz, Satoru solo podía pensar en su sueño, y en el material importante que se perdió al no haberlo imaginado con ellos puestos comiéndose su polla.
Aclaró su garganta, poniendo las manos sobre sus propios muslos y dando dos palmadas para despertarse.
━━━ Eres tan aburrido, Shinny. Ya hasta suenas como los trapos viejos.
Shinichiro rodó los ojos. ━━━ Ten un poco más de respeto. Y por cierto... ━━━ los ojos plata de Shinichiro entonces se tomaron el atrevimiento de bajar. ━━━ ¿Qué estabas soñando?
Satoru cruzó sus piernas, y esbozó una gran y coqueta sonrisa.
━━━ Ponle traba a esa puerta y te lo demuestro.
OHMYSVOX, 28.05.2024
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