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⌗ 01. whispers.

episodio uno: susurros.

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float away and it's gone for good
there's some things that i'll never know
searching for a miracle, will it be enough?
motion — luke hemmings.

📍   KINGS LANDING.

casi seis años después del incidente en la fosa de dragones donde uno de los príncipes targaryen perdió un ojo y la enorme disputa familiar por ello llevara a rhaenyra a marcharse a dragonstone con su familia; la falda del vestido de siennah se arrastraba sobre el césped del jardín al pasear por este tomada del brazo de aemond, platicando sobre sus recientes lecturas mientras verena practicaba el arco y flecha con la asistencia de ser criston.

junto a la dulce helaena, el hombre de parche era una de sus compañías favoritas pues al igual que ella, había crecido con un comportamiento educado y formal, digno de sus respectivas posiciones; a la vez que ambos tenían un gran temperamento que manejaban prudentemente. aemond era un príncipe instruido maravillosamente en valyrio, en política y filosofía y podía platicar con él con diversidad y fundamentos. apreciaba a todos sus sobrinos, pero las cosas con aegon y davina eran algo distintas.

una de las fechas de verena atrajo su atención al impactar justo en medio del grueso tronco del árbol frente a ellos.

—excelente puntería como siempre, princesa.— felicitó cole y la aludida sonrió antes de ofrecer el arco a su hermana.

—¿quieres avergonzarme en frente de nuestro sobrino y del comandante de la guardia real, vera?— bromeó ligera. —porque todos saben que eres mejor que yo.—

—no es una competencia.— recordó la pelirroja.

—no, pero eso sería más interesante.— dijo aemond con una sonrisa de lado.

la menor de las hightower tomó el arma y disparó un par de veces, tratando de imitar la puntería de verena hasta que algunos minutos más tarde, mirela apareció en el jardín con un recado para ella.

—su majestad el rey solicita su presencia, princesa.—

—voy enseguida.— asintió la chica y miró el árbol con sus tiros poco exactos antes de pasar sus ojos a la mayor con una pequeña sonrisa. —te dije que eras mejor que yo.—

la chica le entregó el arco al lord comandante, agradeciéndole por la práctica y fue al interior de la fortaleza, dejando a sus acompañantes atrás y solo su dama la siguió en silencio.

siennah se movió por los pasillos con su belleza reluciendo como uno de los muchos lujos del palacio. subió las largas escaleras aún con mila tras ella y fue a los aposentos de viserys, donde uno de sus guardias anunció su llegada al rey.

—majestad.— saludó, haciendo una reverencia de respeto al ver al albino sentado junto a la estufa. —estoy a sus órdenes.—

—ven.— llamó el mayor, indicando la silla a su lado con un libro. —quiero que leas para mí.—

su petición no fue de sorpresa para nadie, especialmente para ella pues leer para el rey por las tardes se había vuelto una de sus actividades cotidianas desde hace unos años.

—por supuesto.— obedeció sin problemas y tomando asiento junto a él.

viserys hizo un gesto con la mano, indicándole a sus guardias y a la dama que podían retirarse y cerrar la puerta. sus subordinados acataron de inmediato, dejándolo a solas con la hightower.

la princesa leyó en voz alta varias páginas, pero durante ello notó cierta intranquilidad en el hombre frente a ella y dudó si se trataba de sus dolencias o de algo más.

—majestad.— pronunció, atreviéndose a detener su relato y preguntar qué ocurría. —¿hay algo que lo inquiete?—

el hombre la miró y asintió despacio. —siempre tan astuta, lady siennah...—

la mencionada sonrió ligera y el rey se sintió complacido. siempre había visto lo mejor de otto en ella y con el paso de los años, se había convertido en una mujer con una perfecta templanza. viserys no era tonto y reconocía en ella como su juicio era mucho más neutro que el de su padre y hermana, por lo que no podía evitar sentir más confianza en ella que en su propia mano y consultar su consejo de vez en cuando.

—¿qué pensarías si te dijera que lo que perturba mi mente es un rumor?—

la menor lo miró con cierta extrañeza y cerró delicadamente el libro entre sus manos. —creía que un rey no prestaba oído a rumores.—

—un rey escucha lo que debe escucharse.— enseñó. —debemos aprender a distinguir entre los susurros porque algunos de ellos pueden tener mucha verdad.—

—entiendo la lección, majestad, pero no cual es su inquietud.—

el targaryen tomó la copa de la mesa frente a él con algo de torpeza y bebió antes de hablar. —se rumorea que ser vaemond velaryon quiere disputar el señorío de driftmark ante la latente muerte de la serpiente marina.—

la femenina frunció el ceño. —¿bajo qué posible razón?—

el peliblanco suspiró con cansancio. —la legitimidad de mi nieto lucerys.—

durante algunos segundos, el único sonido al interior de la recámara fue el de la leña ardiendo pues siennah se quedó en silencio al recordar la noche en la que los príncipes habían peleado en la fosa de dragones y como el desenlace de tales acusaciones habían sido la división de la familia real en dos bandos.

—eso es traición, mi rey.— dijo ella finalmente. —calumnias que usted mismo ordenó que fueran enterradas en el pasado. podía pedir la cabeza de ser vaemond por tal ofensa.—

viserys agradecía a los dioses porque su mente estuviera dotada de firmeza y jamás hubiera caído el desprecio que su propia esposa demostraba; sin embargo, la chica aún era joven y necesitaba un par de enseñanzas más.

—¿por un rumor? el hombre no ha pedido una audiencia, no ha acudido a la corte, o al menos no aún. pedir su cabeza así me haría un tirano... y le daría más sentido a las habladurías.— dijo, instruyéndola con cada palabra. —un buen gobernante... debe agotar todos los recursos pacíficos antes de derramar sangre.—

siennah memorizó sus lecciones como de costumbre y luego lo miró nuevamente. —¿y puedo preguntar cuáles son sus recursos, majestad?—

él asintió despacio. —enviarte a driftmark con tu hermana.—

el rostro de la hightower demostró confusión. —no entiendo. ¿cuál sería el propósito?——

—tú y vera acompañaran a mi prima y sus nietas una temporada, serán una representación de la corona ante la ausencia de corlys.— indicó. —pero hay más. quiero que hables directamente con la princesa rhaenys para encontrar seguridad de que si su esposo muere, ella respetará el deseo de su sucesión. además, quiero que hables con los hermanos strong.—

viserys hizo una pausa, volviendo a beber su medicina y también tratando de encontrar la forma correcta de explicar sus intenciones.

—arrak ha vivido demasiados años en driftmark siendo un hombre del mar y si los rumores son ciertos... él debe saberlo. él y lady sybil, quien fue dama de rhaenyra durante muchos años... ellos dos son el legado de lyonel y ser harwin, dos leales sirvientes de la corona.— dijo con precaución. —y creo que no traicionarán ni su memoria... ni su sangre.—

la menor comprendió de inmediato, leyendo entre líneas implícitas, aquella verdad que ni el mismísimo rey podía pronunciar: arrak y sybil tenían la misma sangre que jacaerys, lucerys y joffrey.

—mi rey...— musitó, algo desconcertada por toda la confianza que estaba depositando en ella y en la misión que le encomendaba.

—no puedo enviar un mensajero más confiable y leal, siennah.— dijo viserys con sinceridad. —no es la primera vez que confió en ti y sé que tampoco será la última.—

la mencionada bajó la cabeza en señal de respeto. —me honra, majestad.—

—puedes llevar a los gemelos y a los soldados que elijas.— agregó el monarca finalmente y la contraria asintió tan solo segundos antes de que una perfecta duda pasara por su cabeza.

—mi rey.— pronunció cautelosa. —sé que una batalla siempre es algo lamentable, pero ¿no es está la instancia perfecta para que el príncipe lucerys esté en driftmark? por supuesto que no deseo la muerte de lord corlys, pero en su ausencia... su heredero tiene la oportunidad y el derecho de estar en su palacio y demostrar que él es el próximo señor de las mareas.—

—una estrategia para reforzar su reclamo... bien pensado, querida. realmente has heredado toda la sabiduría de tu padre.— dijo viserys, casi maravillado y siennah esbozó una sonrisa. —consigue un pergamino y una pluma. enviaremos un mensaje a dragonstone para mi hija.—


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el viaje driftmark tomó algunos días, pero para siennah estaba siendo una experiencia maravillosa. amaba el mar, la brisa húmeda en su rostro e incluso oír a los marinos carcajeando en la cubierta del barco.

lyssander lannister, había dispuesto uno de sus navíos para las princesas, acompañando a estas en su travesía y yendo a cargo de la embarcación y la tripulación.

—princesa.— llamó el rubio con una sonrisa amable, haciendo que la aludida apartara su vista del horizonte y volteara a verlo. —creo que debería ir a ver su hermana, me parece que está algo nerviosa por nuestra llegada a la costa. ya falta poco.—

—claro. gracias, ser ander.— sonrió la hightower, haciendo un pequeño gesto con la cabeza antes de bajar a la recámara que compartía con verena, a quien encontró dando vueltas con intranquilidad.

—vera.— llamó suavemente. —¿estás bien?—

la pelirroja la miró nerviosa. —¿crees que él nos recuerde?—

—¿de quién hablas?— preguntó siennah con algo de diversión, sentándose en la cama.

—sabes de quien.—

—veo que no lo olvidaste en seis años.—

—¿cómo podría? es el hombre más apuesto que he conocido. ¿crees que él pueda corresponder a mis sentimientos?— dijo la mayor, sentándose a su lado y su hermana asintió.

—eres una mujer hermosa, vera. podías hacer que cualquiera se enamorara de ti. la parte difícil es que nuestro padre acepte a un marinero sin mucha fortuna.— pauso, recordando su conversación con el chico hace un par de años. —ser arrak nunca deseo servir a la corona y no creo que su hijo tenga algún entusiasmo por kings landing. es un hombre de mar igual que su padre y le gusta esa vida.—


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📍   DRIFTMARK.

siennah bajó de la embarcación con la ayuda de un muchacho moreno y amable. —gracias...—

—addam, princesa.—

—gracias, addam.— sonrió ella antes de que el chico ayudara a su hermana a bajar también.

la menor de las hightower se quitó los zapatos y se los entregó a eros antes de meter sus pies en la arena con absoluta felicidad. su reacción causó algunas miradas y sonrisas curiosas en los hombres del muelle, entre ellos arrak y alec strong.

el puerto de desembarco se sentía completamente distinto a la costa de driftmark, llena de arena y mar a su alrededor y lejos de las grandes murallas de la ciudad.

el ya crecido alec la miró desde su lugar, ampliando su sonrisa y recordando su última plática. veía que la llamaba el mar y eso le gustó y la admiró disfrutar de la arena entre sus pies hasta que una enorme sobra apareció sobre ella, haciéndola levantar la cabeza y mirar hacia arriba al igual que todos los demás pues dos bestias de color gris y verde volaban en el cielo con majestuosidad.

—¡dragón!— gritaron los marineros, siennah esbozó una sonrisa viendo las alas extendidas sobre su cabeza. —¡los príncipes están aquí!—

al cabo de unos segundos, las dos criaturas tocaron tierra firme a unos cuantos metros de donde estaba la chica, quien se acercó levantando ligeramente la falda de su vestido.

sȳrī gaomagon, arrax!— exclamó lucerys palmeando el lomo de su dragón antes de soltar las cuerdas.

aún así, el primer jinete en bajar de las bestias fue jacaerys, un poco más experimentado que su hermano en salir de la montura y deslizarse por el ala de su querido vermax. el príncipe elevó la cabeza, tomando una postura erguida y su mirada encontró a siennah.

entrecerró los ojos un momento, poco seguro de que fuese ella y que el tiempo la hubiera hecho aún más más linda de lo que recordaba pues sus facciones y su cuerpo había cambiado, denotando sus casi veintitrés años con belleza y sensualidad.

su cabello siempre se había distinguido del pelirrojo de sus hermanos. era oscuro debido a su madre, la segunda esposa de otto, así que la imagen de ella mirándolo con los mechones sacudidos por la brisa marina fue más que hermosa y especial.

la hightower vió a lucerys unirse jacaerys y confirmó que definitivamente ya no eran los niños que recordaba. ambos habían crecido maravillosamente y ahora eran dos atractivos jóvenes; sin embargo, no podía evitar mirar con particularidad al mayor de los dos mientras sentía su corazón ir de prisa.

los tres se acercaron entre sí casi por inercia, aunque el joven luke no pasó por alto la intensa mirada de su hermano sobre la chica.

—mis príncipes.— musitó siennah, bajando la cabeza en una reverencia.

jacaerys ofreció su mano hacia siennah y esta la tomó, viéndolo inclinarse a besar el dorso con delicadeza sin romper el contacto visual y antes de pronunciar su nombre de tal manera que le robó el aliento. —lady siennah...—

✿   winter dice: ahora si viene lo chido.

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