Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⌗ 00. pilot.

episodio cero: piloto.

━━━━━━━━━━━━━━━━

a house that's full of everything we wanted
but it's an empty home, empty home
why can't we choose our emotions?
'cause we could feeel something's broken.
more — 5 seconds of summer.

📍   KINGS LANDING.

dracarys, vermax.— exclamó el joven príncipe jacaerys en valyrio y su dragón no tardó en lanzar fuego a la pequeña oveja frente a ellos.

los guardianes de la fosa felicitaron al castaño por el entrenamiento y guiaron a vermax de vuelta a la fosa luego de que la bestia devorara los restos de la criatura blanca, a la vez que aegon comenzaba a hablar a su hermano.

—aemond, tenemos una sorpresa para ti.— mencionó mientras comenzaban a caminar con la joven davina tras ellos.

—¿qué es?— preguntó el menor.

—algo muy especial.— dijo lucerys en tono juguetón antes de correr en busca del particular regalo.

—eres el único de nosotros que no tiene un dragón.— retomó aegon y su hermano murmuró una afirmación. —y nos sentimos mal por ello así que... encontramos uno para ti.—

—¿un dragón? ¿cómo?—

—los dioses proveen...— exclamó el mayor de los albinos.

en poco, lucerys apareció nuevamente pero llevando consigo un cerdo con cola y alas. el rostro del príncipe aemond se mantuvo serio y su cuerpo rígido al ver la burla y múltiples sentimientos lo recorrieron por dentro: vergüenza, ira y un creciente resentimiento.

—contemplen al terror rosa.— pronunciaron los dos velaryon junto a aegon con diversión y davina no tardó en soltar una suave, pero burlona carcajada.

—asegúrate de montarla cuidadosamente.— dijo el primogénito de la reina alicent, palmeando el hombro de su hermano. —el primer viaje siempre es difícil.—

el mayor de los príncipes y los dos castaños de mismo rango imitaron los sonidos del cerdo entre un montón de risas junto a davina, antes de alejarse del inmóvil aemond, dejándolo atrás en su camino a salir de la fosa y viendo a siennah en la entrada junto a mirela, su dama.

—aegon.— pronunció la princesa, cuando el mencionado y compañía estuvieron cerca. —¿te parece apropiado ese comportamiento de un príncipe a otro?—

el de cabello claro la miró y sin duda alguna señaló a sus sobrinos. —fue idea de ellos.—

—¡mentiroso!— protesto lucerys y jacaerys lo miró mal.

siennah conocía el humor de su sobrino y aunque solo tuviera diecisiete años no era fácil de engañar.

—no lo llames así.— intervino davina, defendiendo a su primo para luego mirar a la mayor. —aegon dice la verdad.—

aquello puso una sonrisa socarrona en el rostro del mencionado, haciendo a siennah negar con la cabeza y hablar antes de que jacaerys pudiera protestar.

—no les creo.— dijo a sus sobrinos. —conozco sus trucos, pero aún si hubiera sido idea de los velaryon ambos debieron negarse a participar... especialmente tu, aegon. aemond es tu hermano. tu papel es apoyarlo, no burlarte de él.—

—ya te dije que fue idea de ellos.— se defendió el muchacho, pero con un notable desinterés en sí le creía o no. —además, no eres mi madre para regañarme.—

—afortunadamente no lo soy.— soltó siennah sin ningún reparo. —pero aún así somos familia y soy mayor que tú así que puedo hacerlo y decirte que deberías disculparte con tu hermano.—

aegon rodó los ojos e hizo una fingida reverencia.

—como digas, tía.— dijo con burla antes de tomar la mano de davina para seguir su camino.

la muchacha lo siguió con una risa divertida, haciendo a siennah cerrar los ojos con cansancio y a mirela apartar la vista con desagrado. la joven di portis no había dicho una sola palabra, ni siquiera se había movido de su lugar y aún así su presencia y mirada resultaban demasiado imponentes para una sirvienta de compañía pues aunque nadie pronunciara algo al respecto, la pelirroja era el vivo reflejo del príncipe canalla; una digna semilla de su padre.

la princesa suspiró, girándose sobre sus talones a ver la dirección en la que sus sobrinos se habían marchado. los modales de aegon no eran los que un príncipe debería tener y su prepotencia y aires de supremacía parecían expandirse especialmente con la pelirroja.

tras haber quedado viudo demasiado joven y tener responsabilidades en oldtown, gwayne hightower había confiado la crianza de su única hija a sus tres hermanas, creyendo que crecer en la corte real y en compañía de más mujeres sería mejor para ella; sin embargo, la chiquilla era impredecible y siempre estaba tras su el mayor de sus primos, siguiendo sus pasos e imitando su actitud irreverente.

la idea de enviar una carta a su tierra natal con su hermano o su padre sobre el asunto cruzó por su mente solo un par de segundos antes de que una voz masculina se pronunciara a sus espaldas, regresándola a la realidad.

—ustedes dos deberían disculparse también.—

el cuarteto en pleno se volteó al oír aquellas palabras, encontrando a aquel amable hombre de cabellos rizados y capa dorada.

—ser harwin.— saludó la hightower bajando la cabeza un momento y su amiga la imitó con cortesía.

—princesa, lady mila.— correspondió el mencionado. —venía por los príncipes para el entrenamiento y no pude evitar oír su regaño. ¿tienen algo que decir, jovencitos?—

las dos muchachas esbozaron una sonrisa al ver al pequeño lucerys elevar la cabeza para mirar a su hermano algo avergonzado antes de disculparse. —lo siento.—

—a diferencia de mis sobrinos, mi príncipe, tu eres un niño. haces estas cosas con inocencia y no con la maldad y burla de aegon. lo importante es que aprendas de ellas lo que está bien y mal.— dijo siennah antes de mirar al joven jacaerys. —espero que usted también.—

el muchacho de doce años asintió. —no pasara otra vez.—

—quizás deberían ofrecerle sus disculpas a aemond...— dijo y dio una mirada a la arena de práctica con los dragones, notando que ya no había rastros de el albino. —cuando lo vean.—

los velaryon asintieron y la mayor esbozó una sonrisa amable antes de disponerse a caminar. ser harwin hizo un pequeño gesto a los castaños para que lo siguieran y fueran en compañía de las chicas.

—eros es un gran pupilo. ha mejorado mucho.— comentó refiriéndose al gemelo de mirela y ofreciéndole su brazo a la princesa en el camino.

—sus entrenamientos han sido buenos para él. se lo agradezco, ser harwin.— asintió ella honestamente, recordando los días en los que el muchacho trabajaba en el puerto desde el amanecer.

—ha sido un placer enseñarlo, mi lady... especialmente cuando derrotó a ser criston.— dijo el rizado con un toque de diversión antes de agregar algo más. —¿les gustaría ver la práctica?—

—me encantaría, pero quisiera visitar a la princesa rhaenyra y conocer al nuevo príncipe.— pronunció la chica y los ojos del strong parecieron brillar. —mila puede quedarse si gusta.—

su compañera asintió mientras la voz de lucerys resonaba con emoción.

—¡apuesto que a nuestro hermano también le dará gusto conocerla, lady siennah!— exclamó con entusiasmo al pensar en el pequeño joffrey.

la mencionada esbozó una sonrisa y pasó su mano por el cabello oscuro del príncipe antes de encaminarse hacia el interior de la fortaleza, dejando al grupo atrás para recorrer los pasillos hasta llegar a los aposentos de la primogénita del rey. estando allí, llamó a la puerta y en poco, la dama de la targaryen abrió para dejarla pasar.

—princesa. lady sybil.— saludó al entrar, viendo a la albina con su hijo recién nacido en los brazos. —quería visitarla y conocer al nuevo príncipe desde ayer, pero pensé que lo mejor sería dejarla descansar antes de venir.—

—es una lástima que nuestra reina no pensara lo mismo.— dijo rhaenyra, tomando asiento.

—lamento la petición de mi hermana, princesa.— se disculpó la menor, bajando la cabeza.

—está bien. no es tu culpa.— respondió la contraria, restándole importancia al asunto antes de invitarla a sentarse a su lado.

siennah tomó lugar en el sofá y miró al pequeño con admiración. —es un niño hermoso. que los dioses lo bendigan grandemente.—

—lo es.— asintió su madre. —sus hermanos han elegido un huevo de dragón para él.—

—seguro aprenderá a domarlo tan rápido como ellos y será tan bien jinete como usted.—

rhaenyra sonrió ligera y una pequeña conversación fluyó entre ellas, incluyendo a la strong, quien al cabo de unos minutos caminó hasta una de las mesas para servir tres tazas de té. sin embargo, la bandeja se estrelló contra el piso en cuanto la tomó.

—¿sybil?— preguntó la princesa con preocupación.

la mirada de la mencionada estaba perdida y la rubia no necesitó de más que eso para adivinar que sucedía con su amiga; por lo que levantó del sofá, entregándole a joffrey a siennah y se acercó a ella, tomando sus manos para hacerla reaccionar.

—lo siento.— dijo la castaña tras volver en sí, parpadeando varias veces.

—¿qué ocurre?— susurró la mayor, viendo las tasas rotas a sus pies de reojo.

—algo malo pasa...— respondió la contraria de la misma manera y tan solo segundos más tarde, elinda entró en la recámara para darle malas noticias a la targaryen.

—princesa, ha habido un incidente en el patio.—


━━━━━━━━• ❃°•°•°•°❃ •━━━━━━━━


los ojos de siennah espiaban el consejo desde las rendijas de una de las paredes, mirando y escuchando atentamente la discusión entre su hermana y la primogénita hasta que la primera pareció zanjar el asunto.

—deberíamos terminar.— dijo y el rey asintió, dando su permiso para que todos se levantaran.

—esperen. deseo hablar.— detuvo rhaenyra.

—tomen asiento.— ordenó viserys ante la petición de su hija y todos los presentes, a excepción de la reina, regresaron a sus puestos.

—he sentido... ciertas desavenencias en nuestras familias, mi reina. y si ha habido alguna ofensa de la mía, me disculpo, pero somos una casa y... mucho antes de eso éramos amigas.— pronunció la princesa. —mi hijo jacaerys heredará el trono de hierro después de mí. propongo lo comprometamos con su hija, helaena. aliémonos de una vez y dejémoslos reinar juntos.—

—¡una propuesta muy sensata!— alabó su padre.

—además, si syrax vuelve a poner huevos, su hijo aemond tendrá la elección de reclamar uno... un símbolo de nuestra buena voluntad.— añadió rhaenyra con una pequeña sonrisa.

—el rey y yo ya hemos decidido que helaena se casará con aegon.— soltó alicent con firmeza, causando que su esposo la mirara un instante.

—oh...—

siennah se mordió el labio, adivinando que a su sobrina davina no le gustaría mucho saber de aquel compromiso.

—insisto en que una propuesta maravillosa, hija mía, pero ciertamente ya habíamos elegido un marido para helaena, aunque no oficialmente...— dijo viserys. —pero, ¿qué hay de lady siennah? es mayor que jacaerys, sí, pero está dotada en belleza y sabiduría. serían una buena pareja, sin duda congeniarían espléndidamente.—

la menor hightower separó sus labios por reflejo, sintiéndose ajena a sí misma desde su lugar mientras que la mayor no pudo ocultar su incomodidad ante tal propuesta.

—querido.— chistó.

—¿qué?— preguntó el rey, casi encogiéndose de hombros y su heredera ladeó la cabeza, mirándola con cautela.

—creo que... mi padre y yo deberíamos considerarlo.— respondió alicent y ni rhaenyra ni la joven espía tardaron en reconocer que estaba rechazando la idea con diplomacia.

la legitimidad de los príncipes velaryon era un secreto a voces en toda la fortaleza roja; algo que todos podían adivinar, pero nadie se atrevería a decir públicamente, ni siquiera la mismísima reina.

—otto no puede oponerse, no conseguirá un mejor prospecto para siennah que mi nieto.— insistió el peliblanco. —¡otra de sus hijas sería reina, es un honor!—

la chica en cuestión parpadeó un par de veces, aún con algo de asombro. el rey la había considerado a ella y verena como parte de la gran familia que tanto añoraba tener desde el día en que pidió a alicent en matrimonio; y siempre las había en tenido una muy buena estima, pero siennah nunca imaginó que fuese tanta como para proponerla en matrimonio con el príncipe heredero.

la verdad era que no se habían tratado demasiado, o al menos no mucho más allá de las formalidades de sus respectivas posiciones, pero a siennah nunca le había disgustado hablar con él durante la cena o en los pasillos del palacio. jacaerys era seis años menor que ella, pero no le parecía un niño ni le desagradaba como su propio sobrino aegon. veía en él un futuro caballero con instrucción y modales y un digno heredero al trono de hierro, sin importar el color de su cabello.

viserys tenía razón en dos cosas: una era que su nieto y su cuñada podían ser una gran pareja y la otra que ni su esposa ni el padre de esta podían evadir tal ofrecimiento sin mostrar su menosprecio por jacaerys y sus hermanos y sin ofender a su madre.

—aún así es apresurado decidirlo, mi rey.— evadió la pelirroja cuidadosamente, pero colmando la paciencia de la princesa frente a ella.

—estoy de acuerdo.— determinó con voz seca y sin dudar en regresar la ofensa a la hightower en nombre de su hijo. —lady siennah no está a la altura de jace.—

desde su escondite, la aludida tragó saliva y bajó la cabeza de sí misma.

paralelamente, el rostro de alicent reflejo incredulidad y escándalo antes de que suspirara negando con la cabeza mientras los demás miembros del consejo se removieron en sus lugares con incomodidad.

la consorte luchó consigo misma internamente, conteniendo su lengua de decir algo más y recobró su postura al cabo de unos segundos, juntando sus manos sobre su vientre y viendo a su vieja amiga fijamente, notando así la leche que escapaba de sus pechos, humedeciendo su vestido.

—rhaenyra...— pronunció en una sutil doble advertencia.

la mencionada le sostuvo la mirada un instante antes de percatarse del problema en su ropa y cubrirse el pecho con los brazos. —oh, por los siete infiernos...—

siennah, aún algo aturdida, retrocedió un paso hacia atrás ante el término del consejo y chocó con una armadura, lo que la hizo pegar un pequeño brinco y voltearse asustada.

—¿alguna vez le han dicho que no se deben espiar las conversaciones ajenas?— susurró el strong de capa dorada con su habitual semblante amable.

—ser harwin...— suspiró la menor con alivio. —no lo escuché llegar.—

—lamento asustarla, mi lady. quería despedirme de usted antes de partir a harrenhal.—

—claro.— asintió la joven y caminó por el corredor con algo de prisa, saliendo de su escondite antes que alguien más la viera.

el hombre de cabello rizado la siguió hasta el patio con una sonrisa de lado y solo estando allí, volvió a hablar, arrojando una pregunta con sutileza y estima. —¿le ofenden las palabras de la princesa?—

la menor juntó sus manos tras su espalda y negó con la cabeza. —ella tiene razón. su hijo es un príncipe de la corona con derecho al trono desde su nacimiento... nuestro futuro rey. yo no estoy a su nivel, no tengo rango ni títulos, no más que los que he heredado por la posición de mi padre y de mi hermana.—

la sonrisa de harwin volvió a dibujarse en sus labios y al estar lejos de los oídos chismosos y malintencionados, no dudó en responder con honestidad. —tal vez yo no debería tener opinión sobre el asunto, pero... a mi me agrada como esposa para él. creo que el rey tiene razón y que sería una gran compañera para el príncipe.—

siennah lo miró unos segundos, sabiendo que aquello era todo lo que su posición le permitía decir: un mensaje entre líneas que ella supo comprender. sus palabras eran las del corazón de un padre que la princesa atesoró en el suyo.

la hightower esbozó una sonrisa y bajó la cabeza en una respetuosa reverencia. —lo aprecio mucho.—

el mencionado tendió su mano hacia ella y la muchacha correspondió a su gesto, viéndolo besar el dorso de su mano caballerosamente. —adiós, princesa.—

—buen viaje, ser harwin.—


━━━━━━━━• ❃°•°•°•°❃ •━━━━━━━━


📍  DRIFTMARK.

dos lamentables noticias llegaron a kings landing, ambas de la mano del fuego.

la muerte de lady laena velaryon bajo las llamas de vaghar había remecido a su hermano leanor como un estruendo y las de ser lyonel y harwin strong encendieron los viejos rumores de las maldiciones sobre las tierras de harrenhal y llevó a ellas al rezagado arrak a sepultar a su padre y hermano en compañía de su hijo.

—los strong también están de duelo.— pronunció viserys, mientras alicent lo ayudaba a ponerse su abrigo. —quiero que verena y siennah partan mañana a harrenhal con lady sybil.—

—querido...—

—sybil ha sido dama y amiga de rhaenyra desde antes que jacaerys viniera al mundo, su hermano fue guardia de la ciudad y su padre me sirvió muchos años, diez como mi mano... nosotros debemos estar en aquí en driftmark por los velaryon y daemon, pero tus hermanas irán en representación de la corona.— dijo y casi de inmediato detuvo las intenciones de protestar de su esposa antes de que ella pudiera hablar. —y no voy a discutirlo, mi reina.—

y tal como el rey ordenó, al terminar el funeral de lady laena, las dos hermanas menores se dirigieron a sus aposentos para preparar algo de equipaje para acompañar a sybil a su tierra natal al amanecer. ambas princesas se encontraban eligiendo vestidos apropiados en la compañía y ayuda de mirela cuando escucharon un alboroto en el corredor.

al salir, las tres vieron a los guardias correr con los príncipes heridos y ensangrentados, seguidos por alicent, los maestres, helaena, aegon y davina.

—¡eros!— dijo mirela, deteniendo a su hermano entre los soldados. —¿qué sucedió?—

—una riña en la fosa de dragones. el príncipe aemond está gravemente lastimado.—

—por los dioses...— susurró verena antes de tomar la mano de siennah e ir al salón también, con los gemelos tras ellas.

la situación no pareció mejorar cuando el rey apareció, demandando una explicación a su guardias y mucho menos cuando el maestre informó que el ojo del peliblanco estaba perdido pues toda la desesperación de alicent se desbordó en ese momento.

la reina abofeteó a su hijo mayor, regañándolo por su ligereza de copas tan solo segundos antes de que lord corlys y su esposa se unieran al momento, al igual que sybil, rhaenyra y daemon.

la castaña y la albina no tardaron en correr a los príncipes velaryon, llamando sus nombres con preocupación y revisando sus rostros de la misma manera antes de que el salón se llenara de los gritos de los jóvenes discutiendo entre ellos.

—¡silencio!— ordenó viserys, acallando las voces un momento. —aemond, quiero la verdad de lo sucedido.—

siennah apretó la mano de su hermana al oír la discusión que comenzó a desarrollarse entre rhaenyra, alicent y el rey. ambas permanecieron inmóviles en su lugar al igual que todos los demás presentes, presenciando como el asunto sobre la legitimidad de los hijos de la heredera finalmente había explotado y de la peor manera posible.

los gemelos di portis se miraron entre sí con incomodidad, casi sintiéndose parte de la disputa familiar y los ojos de eros no pudieron evitar pasar con repudió por el príncipe daemon apoyado en la pared, mirando el conflicto con indiferencia.

—aemond, mírame. tu rey demanda una respuesta.— exigió el mayor de los peliblancos. —¿quién te dijo estas mentiras?—

—fue aegon.— dijo el joven herido tras una tensa pausa, dirigiendo la furia de viserys a su otro hijo, pero aún ordenando saber del origen de tales calumnias.

las palabras del príncipe crearon un ambiente totalmente lúgubre. —lo sabemos, padre. todos lo saben... solo míralos.—

mirela tragó saliva cuando todas las miradas cayeron sobre jacaerys y lucerys, juzgando sus apariencias, sus cabellos oscuros y realmente deseo que aquellos mechones blancos entre el cobre de su cabeza pudieran aparecen en las suyas pues la manera en la que los príncipes eran cuestionados por una prueba de legitimidad y descendencia que ella que escondía entre sus peinados, le resultaba totalmente abrumadora.

el regaño del rey se escuchó fuerte y claro en todo el salón, demandando disculpas y muestras de buena voluntad. sin embargo, su reacción careció de las represalias y del castigo que la reina madre exigía en nombre de su hijo.

—hay una deuda que debe pagarse...— dijo la pelirroja, girándose a ver a rhaenyra. —tomaré el ojo de su hijo.—

—alicent...— susurró verena, aventurándose a hablar.

—ese no es el camino correcto, mi reina.— pronunció siennah a continuación.

la mayor hizo caso omiso de sus palabras, mirando a su esposo con dolor. —es tu hijo, viserys. tu sangre...—

—no dejes que tu temperamento nuble tu juicio. escucha a tus hermanas.— sentenció el monarca.

sin embargo, la hightower demandó justicia y al no tenerla, decidió tomarla por sí misma, causando un segundo alboroto que terminó con la daga del conquistador rasgando la piel de rhaenyra.


━━━━━━━━• ❃°•°•°•°❃ •━━━━━━━━


—iré a ver a la princesa.— dijo siennah levantándose del sofá.

—hermana.— detuvo verena con desconcierto. —sus hijos hirieron a aemond, nuestra sangre. no puedes olvidar eso.—

—lo sé y no apoyo lo que sucedió, pero nuestra hermana es la reina. ella lastimó a la heredera de nuestro rey, a nuestra futura reina... podría ser castigada, repudiada.— razonó. —lo mínimo que podemos hacer es ofrecer una disculpa y dudo que ella sea capaz de hacerlo así que yo lo haré en nombre de la familia.—

—¿padre?— preguntó la pelirroja, volteándose a ver a otto y encontrando a este mirando a la menor con cierto orgullo pues de sus cuatro hijos, ella era la más parecida a él, incluso más que alicent en su posición de consorte. toda la astucia política y estratégica que había intentado enseñarle a la reina parecía renacer en la última de sus herederas.

—bien pensado, hija mía.— dijo a siennah, asintiendo ligero. —ve.—

la chica bajó la cabeza en una reverencia antes de salir de la habitación, dejando a verena sumida en la confusión, mirando a su progenitor con duda.

—no lo comprendo...—

—la reina debe rogar a los dioses por el perdón del rey y tu hermana lo entiende. conoce nuestra posición y nuestro deber a tan compleja situación.— explicó otto con su habitual calma e inteligencia.

—¿y si rhaenyra no acepta las disculpas?—

—eso ya no será nuestra responsabilidad, querida.— finalizó con toda tranquilidad, regalándole una efímera sonrisa.

verena imitó su gesto y sirvió un poco más de té en la taza de su padre.

paralelamente, siennah caminaba entre los pasillos de hacia los aposentos que le habían otorgado a la primogénita del rey. su única compañía en el trayecto fue su sombra, la luz de las velas y las pequeñas ratas escurridizas corriendo por los rincones.

al llegar a la habitación, se detuvo frente a la puerta, sin llamar de inmediato al pensar en las palabras más adecuadas tras tan lamentable situación. en su duda, las voces desde el interior de la recamara sonaron como un eco que no pudo evitar escuchar.

—ven con nosotros a dragonstone, sybil.— pidió rhaenyra.— eres la persona en la que más confío y tan pronto como ponga un pie fuera de desembarco, estaré sola. te necesito... tus sobrinos te necesitan.—

—acabo de perder una parte de mi familia y sabes que no cuento con larys para nada.— respondió la ojiverde, cosiendo la herida en su brazo con delicadeza. —me gustaría estar con el único hermano que me queda realmente. alec también es mi sobrino y no tiene una madre como jace, luke y joffrey. él y arrak me han necesitado todo este tiempo, pero me quedé en desembarco porque harwin me pidió... porque tú y él confiaron en mí.—

la hightower miró a su alrededor, asegurándose que ella fuese la única escuchando aquellas palabras después del conflicto ocurrido.

—y no estarás sola.— añadió sybil. —daemon finalmente estará a tu lado... haciéndote más herederos.—

la princesa del otro lado de la puerta parpadeó, algo aturdida. los presagios de la strong eran igual de acertados que los susurros de helaena, pero la diferencia entre ambas estaba en que la primera sabía interpretar sus dones y comunicar sus visiones y presentimientos explícitamente.

sin embargo, no fue eso lo que estremeció a la joven, sino la premonición de que el príncipe tendría más hijos; descendientes legítimos, dignos de los lujos de la corona y el reino, mientras mirela y eros seguirían en el exilio de su bastardía.

en el interior del cuarto, la jinete de dragón miró a su amiga un segundo antes de que siennah se aventurara a llamar a la puerta finalmente. fue entonces cuando la strong se levantó de su lugar, dejando la aguja y toalla con la que atendía el corte en el brazo de la rubia a un lado y fue a abrir, dejando ver la figura de la joven tras hacerlo.

—princesa...— dijo apenada. su piel estaba ensangrentada y su aspecto denotaba cansancio. —lo siento mucho.—

—vete de aquí, siennah. no quiero oír una sola palabra de tu hermana o tu padre.— dijo la targaryen y la mencionada bajo la cabeza.

—sus intenciones no son hostiles, rhaenyra...— regañó sybil sutilmente, haciéndola soltar un suspiro.

—no he venido por órdenes de ninguno de ellos, princesa, sino por mi propia voluntad.— dijo la menor. —nosotras... nunca hemos estado enemistadas y lamentaría profundamente que nuestra relación cambiara por lo sucedido con mi hermana y mi sobrino. le ruego nos disculpe por las ofensas levantadas esta noche.—

la mayor la miró con algo de remordimiento por su anterior trato, recordando a la pequeña que solía correr tras ella y alicent quinceañeras y asintió ligera.

—aprecio su visita, lady siennah, pero no puedo aceptar las disculpas de su familia después de que la mía se haya puesto en duda de tal manera.— dijo amablemente.

la contraria asintió de inmediato. —lo entiendo, princesa. lamento haberla molestado.—

—sin embargo... no les guardo ningún rencor a ti o vera.— retomó rhaenyra, esbozando una sonrisa débil.


━━━━━━━━• ❃°•°•°•°❃ •━━━━━━━━


📍   HARRENHAL.

—lamento su pérdida, ser arrak.— pronunció siennah, estrechando su mano. el hombre asintió despacio, agradeciendo sus condolencias y las de verena.

la menor se apartó de su hermana, los gemelos y el resto de la pequeña comitiva real para acercarse al menor de los strong, quien estaba apoyado en la pared con la mirada pérdida.

—¿alec?—

el aludido giró su cabeza de inmediato e imitó su gesto antes de quitarse su capa negra para ponerla sobre los hombros de ella, brindándole algo de calor y protegiéndola de las gotas que se filtraban desde el techo roto de la torre.

—lo siento, harrenhal se cae a pedazos.— dijo esbozando una sonrisa.

sus atenciones no pasaron desapercibidas ante los ojos de su padre y los de mirela, atenta a su princesa como siempre.

alec había puesto sus ojos en siennah en cuanto la había visto bajar del carruaje hace un par de horas.

y había posado su mirada en ella de la misma manera que verena lo había hecho en él.

—gracias...— susurró la hightower, viéndose algo pequeña en su abrigo. —¿puedo preguntar en qué estabas pensando? lucías bastante perdido.—

—en este lugar.— respondió mirando a su alrededor. —es extraño para mí. soy el único de mi familia que no nació ni creció aquí. me parece lúgubre, pero al mismo tiempo siento la presencia de mi abuelo y de mi tío en mi corazón... es confuso.—

—ser lyonel siempre tenía un buen consejo que dar y ser harwin...— suspiró, pensando en su última conversación con el rizado. —fue un buen hombre, realmente.—

—no tengo demasiados recuerdos de ellos, pero... los que tengo son buenos. por eso siento que hayan muerto de una manera tan horrible.— suspiró alec. —crecí escuchando las historias del temible quebrantahuesos guerrero aún si estaba en driftmark con mi padre.—

—era feroz.— asintió siennah, haciendo una pequeña pausa antes de preguntar algo más. —¿te gusta el mar?—

el castaño asintió. —es todo lo que conozco y me ha hecho feliz, pero hoy el mar también está de duelo por lady laena.—

—las tragedias nunca vienen solas, pero ella era más... fuego y sangre. murió como una targaryen.—

—¿es usted muy apegada a las tradiciones de las casas, mi princesa?— preguntó alec, ladeando la cabeza para verla con interés. —mi padre es el único strong que no quiso servir a la corona y decidió hacerse a la mar con la serpiente marina y yo he seguido sus pasos... creo que no somos lo que nuestra casa dicta, sino lo que nuestro corazón demanda.—

siennah miró el cielo a través de los agujeros en el techo, con aquellas últimas palabras recorriendo su mente con ímpetu antes de regresar sus ojos a su acompañante.

—mi sangre es hightower. mi hermana es la reina y mi padre la mano del rey... no sé nada fuera del deber que mi casa dicta.—

alec sonrió y se inclinó ligeramente hacia ella. —tal vez debería descubrir si eso es lo que su corazón desea realmente.—

✿︎   winter dice: bienvenidxs al reino
de la fuente sin esperanza.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro