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Final

- ¿son todas las cajas? - Robert mis dice mientras nos ayuda con la mudanza. - ¿sabes? Este tipo de cosas las hace una persona que trabajo en esto, no yo.

- pero eres mi mejor amigo. - Andrew le da una palmada en la espalda. - y los mejores amigos se ayudan.

Me encontraba desempacando mis pinturas una vez que llegamos a la ciudad de Los Ángeles y a donde sería nuestro nuevo hogar. Un lugar donde podríamos empezar de cero, sin problemas y donde solo pudiéramos ser el y yo. Al menos por ahora. Estaba muy emocionada porque, como para mi esta ciudad me brindaba todo el apoyo de varios artistas que estaban interesados en mis pinturas, por igual a Andrew de le han ofrecido miles de trabajos debido al estreno de la película. El señor Brown podría decir lo que quisiera respecto a él y podría hasta decir todo lo malo posible, pero la gente no lo creía, estaban tan fascinados con su trabajo en la película que hasta la nominación para el Oscar sigue en pláticas.

Me despedí de mi mamá y le dije que seguiría visitándolos muy pero muy seguido, pero ella estaba bien. Ya no me sentía mal o preocupada por ella al dejarla sola porque... ya no lo estaba. Estaba de lo más feliz a un lado de Todd y disfrutando de su vida en Nueva York. Palmer y Katt seguirían viviendo en Nueva York pero debido al trabajo de la dichosa modelo, por igual vendría mucho para acá a visitarnos y eso me hace tan feliz. Robert y Suki tienen su propia casa en la ciudad y por ello vinieron a ayudarnos.

- ¿qué es eso? - nos pregunta Robert mientras ve el cuadro que colgábamos en la pared de nuestra habitación. - parece que lo dibujó un Niño de siete años.

- este es el primer dibujo que hizo Andrew después de entrar a sus clases de arte. - dije mientras le daba una palmada en el hombro y este me toma para abrazarme. - le quedó bastante lindo.

- no parece de un Niño. - este empuja a su amigo. - es arte.

- no, eso es arte. - dice Robert apuntándome y sonreí ante ello. - ¿los veo para la cena? Vengan a la casa, me emociona mucho el que puedan conocer a la familia de Suki.

- por supuesto. - Andrew le contesta y este se despide de nosotros para poder irse a su casa. Una vez que el cierra la puerta, ambos nos dejamos caer sobre la cama. - ¿y bien? ¿Qué te pareció la casa?

- creo que es hermosa. - aplaudí emocionada. - más porque pude poner de mi dinero para poder pagarla.

- si, supongo que se debe a que tus ahorros se fueron de muy poca manera en Constanza. - reímos ante eso y abracé de su cuerpo, recargando mi cabeza en su pecho y veíamos al techo ambos. - ¿sabes que me hace muy feliz?

- ¿qué?

- el que Richard y su madre decidieran empezar de cero.

Eso también es cierto. Algo de lo que le dije a la señora Brown fue lo suficientemente convencedor como para que ella decidiera divorciarse en serio. Inclusive, el prestarle más atención a su hijo y dejar de descuidarlo tanto. Ambos dejarían el departamento y tendrían un hogar con sus abuelos y me consta que es lo que a Richard le hará feliz. Lo sé porque el me lo dijo cuando me despedí de él. Fue fácil, no fue tan terrible como lo pensé. Y creo que se debe a el hecho de que el está a gusto, esta feliz y mi trabajo como niñera estaba más que terminado. El no me necesitaba más y eso... eso era lo mejor que me pudo haber pasado.

- ¿sabes que me hace muy feliz a mi? - le dije mientras me levantaba un poco del dorso para verlo cara a cara. - estar comprometida contigo.

- oh, si entiendo ¿cómo no estarlo? Soy yo. - lo empujé pero me toma de ambas manos y me vuelve a acercar a su lado para darme un beso en la mejilla. - yo también estoy muy feliz. Tú no lo sabes pero yo ya busqué de todo.

- ¿qué es de todo?

- se de un lugar perfecto para rentar mi traje, queda muy cerca de la casa. También encontré uno de vestidos de novia y vi uno el cual me encantaría para ti pero se que eso es tu decisión y no la mía así que...

- ¿cómo te gustan los vestidos? - se me queda viendo, dudando si decirme. - en serio, me llama mucho la atención. Que es lo que te gustaría ver en la mujer con la que te vas a casar.

- mm... es diferente. - fruncí el ceño. - es diferente lo que puede lucir lindo en ti ante otra persona. - sonreí. - yo creo que tú lucirías hermosa con todo.

- dime por favor que te gustaría.

- hay un vestido muy lindo de mangas largas y con un detallado en el centro con muchas flores y... - no podía dejar de sonreír, lucía muy lindo diciendo eso.

- con encaje.

- ¿qué es eso?

- el diseño de flores que dices. - acaricié de su cabello. - ¿qué más?

- no lo sé, no recuerdo más. - me reí. - pero te imaginé en el y... me enamore de nuevo.

- te amo.

- yo mucho más.

- ¿Andrew? Ya llegamos. - me asusté mucho al escuchar una voz desconocida.

- no esperamos a nadie. - dije mientras me ponía de pie. Ni siquiera me encontraba en condiciones para encontrarme con alguien ya que estaba con mi ropa cómoda y manchada de pintura de cuando pintamos la casa. Mi cabello todo despeinado y definitivamente ni una gota de maquillaje, que aquí entre nos, me he hecho un poco adicta a la idea de usarlo para lucir bien pero he dejado de hacerlo un poco ya que Andrew me dice que le parezco linda cuando no lo uso. Pero cuando veo a personas nuevas, me da pena, y siento que si necesito mínimo una gota de base. Es extraño, lo sé.  - te conocen.

- no esperaba menos, salí de su utero. - el abre la puerta y se muestran los que yo entendí que eran sus padres. - hola mamá, hola papá.

- también vine yo. - su hermano dice y corre a abrazarlo. - hey pero que felicidad verte de nuevo, hermanito.

- tu familia. - dije congelada, de verdad no me moví en lo más mínimo y miré de su padre. Para empezar, porque se parecen mucho y analicé rápido cada detalle de su rostro y segundo, porque no quería que el me juzgara así que espere cada momento en el que el pudiera voltear a verme y pensar en lo terrible que luce la futura esposa de su hijo. - hola, soy Andrea, es un placer. - su padre me estrecha la mano y hasta se acerca para abrazarme.

- pero que linda eres. - es irreal que piensen eso pero me alegra el que lo digan. - y me hace muy feliz conocerte.

- soy su mamá. - me dice ella en un abrazo. - y tú debes ser la mujer que literalmente lo hizo perder la cabeza. - no supe que decir así que voltee a ver a Andrew. - ¡de una buena manera! Te adoro por ello. - reí y ella igual.

- si, de hecho ya quería conocerte porque Andrew me marcó muy molesto esa noche que te conoció. - se voltean a ver los hermanos. - que una ladrona entró y...

- por Dios, que pena. - me cubrí el rostro. - parece ser que jamás me voy a librar de esa mala historia.

- descuida, es chistosa. Nos la sabemos de memoria. - era vergonzoso saber que la familia de Andrew supieran la terrible decisión que tomé ese día, pero de igual manera, me sacaba una sonrisa el que el desde un principio la contara a personas más importantes para el y con la intención de presentarme. - y míralos ahora.

- a ver tu anillo. - me dice su madre y le pasé mi mano. - wow, es hermoso.

- Ella es hermosa. - Andrew dice mientras me da un beso en la frente. - ¿comemos juntos? Todos.

- tendría que tomar un baño rápido y... - me interrumpe con un beso. - estoy toda sudada y manchada de pintura.

- miren, no queremos incomodar a Andrea... - dice el padre de Andrew,

- a Andy. - el los corrige.

- a Andy. - sonreí. - entonces... ¿nos vemos para la cena? Insisto, yo los invito. A la casa por favor o aquí como gusten.

- no tienen porque cambiar sus planes por mi. Igual puedo comer así. - reí. - no tienen porque irse... - empecé a sentir náuseas, supongo que por los nervios.

- no te preocupes linda, llegamos de sorpresa y es mejor saber que les podemos dar su tiempo y... nos vemos en unas dos horas ¿que les parece?

- me parece perfecto, mamá. - Andrew se despide y abraza a ambos. - Los quiero mucho.

- nosotros a ti. - se abre la puerta y salen de la habitación. - fue un placer conocerte Andrea. Quiero decir, Andy. Eres una adorable chica y me emociona el saber más de ti.

- igualmente señora.

- nos vemos al rato. - y los tres salen.

- hey, yo no quería que se fueran. - dije muy pero muy culpable. - por favor dime que no me odian.

- tranquila, te aman. - el sonríe.

- ¿cómo lo sabes?

- pudieron haberte hecho una terrible cara y te hubieran dicho algo malo si no te amaran, créeme lo sé. - por igual le sonreí yo y de nuevo, vomité.

- no quiero ser esa persona que da por hecho las cosas pero cariño, tengo la leve sospecha de que estás embarazada. - voltee a verlo de inmediato, muy pero muy sorprendida. - o quizás el estofado de Robert te cayó mal lo cual también es muy probable.

- que asco. - fui a la cocina y me limpie la boca con un pedazo de servilleta. Estaba por limpiar lo que estaba en el piso pero el me detiene tomando ambas manos.

- voy a ir por una prueba.

- no creo estarlo.

- ¿entonces si fue el estofado? - reí ante eso. - voy por una y te aguantas.

- de ser así... ¿tú me odiarías? - el no dice nada, tan solo me mira. - estás en el mejor momento de tu carrera, ahora más que nunca, no se si esto sea lo que quieras o necesites...

- voy a ir por la prueba.

- ¿eso significa que si me odiarías? - no me contesta y se sale de la casa.

...

Me dejo con toda la duda. Con toda la sensación de culpa y de incertidumbre. ¿Qué tal si si me odiaría? Realmente tampoco me he puesto a pensar del todo que es lo que realmente quiero. ¿Quiero un hijo? Más bien ¿estoy lista para tenerlo? Lo dudo, pero a la vez, siento que me haría la más feliz. Sería algo nuevo en mi vida y sería un desafío pero a la vez lo mas bonito que podría vivir. Lo quiero.

El llegó y me encontraba en nuestra habitación tan solo esperando.

- ¿la trajiste?

- la traje. - me la muestra. - ¿la quieres?

- pues, ya me dejaste con la duda. - estaba por tomarla pero el no me deja y la esconde detrás suyo. - ¿para que la trajiste si no ibas a dármela?

- ¿crees que en verdad te odiaría si si estás embarazada? - levanté ambos hombros. - eso jamás. - suspiré aliviada. - me harías el hombre mas feliz del todo mundo. Si de por si ya lo haces, no te imaginas cómo sería si esto fuera cierto.

- pero, tú carrera...

- mi vida no es nada sin ti, eso ya lo comprobé. - estaba tan feliz de oírlo decir eso. - entonces... quiero esto. Quiero esto contigo. Quiero una familia y nunca había estado más listo o decidido de quererla como lo estoy ahora.

- dame la prueba. - me puse de pie y este me la entrega. Le di un beso y entré al baño para usarla de una vez.

Me sentía mucho más tranquila, mucho más lista. Todo era perfecto ahora y necesitaba saber urgentemente si esto que soñaba,os ambos se iba a cumplir o no sería por el momento. Hice lo que tendría que, que es pues, usar la prueba. Y salí porque, realmente prefería esperar a su lado.

- ¿ahora que sigue?

- esperar. - le dije y nos sentamos en la orilla de la cama.

Nota: dejo un final abierto por si decido continuarla luego :) pero si... este es el final.

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