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Capítulo 5


Las rosas son preciosas de lejos, porqué de cerca si das un suave toque sus espinas pueden herirte.





No recuerda el día, tampoco merece la pena recordarlo. Acababa de llegar con 14 años a corea del sur, sus piernas temblaban y sentía que podría desfallecer. Había huido del conflicto con sus padres, las marcas de golpes en su cuerpo pintándola como a un lienzo en blanco. Levanto la maleta en donde llevaba lo poco que podía cargar y la colgó en su hombro, comenzando a caminar hasta la salida del aeropuerto, logrando que a lejos viera a la única persona que conocía y podía confiar, Kang Seulgi. Corrió como su cuerpo se lo permitió y se abrazo a su cuerpo, que la sostenía con fuerza.

— Seul, Seul — Chillo, ciertamente no podía retener mas sus lagrimas.

— Tranquila, cariño — Le susurro —, yo te voy a cuidar.

Y creyó en esas palabras como si fueran lo único que estaba bien en su vida, dejando atrás todo por unas horas. No importaba si sus padres estaban metidos con esa pandilla peligrosa, si ella había desaparecido del mapa solo para sentirse mas segura; no importaba si su madre la quería muerta y su padre la torturaba por que todo ese problema fue su culpa; ella estaba con Seulgi y era suficiente para estar bien.

Al llegar al apartamento la menor se derrumbo finalmente, soltando todo el dolor que retuvo por tanto tiempo. Lloro sobre el hombro de la mayor sin parar por horas hasta que cayo dormida por el cansancio. Seulgi acaricio su cabello con delicadeza mientras disfrutaba de su respiración calmada, su Roxy era como una rosa, tenia tantas espinas para protegerse y aun así seguía siendo bella. Recostó el cuerpo de la menor en la cama mientras se dedicaba a revisar sus prendas y organizarlas en el closet, notando algunas rotas o con rastros de sangre, suspiro y volteo la mirada hacia las pequeñas mejillas irritadas debido al llanto continuo y el rostro angelical que tenia mientras descansaba lejos de esa cruel realidad, donde por meterse con un chico de la mafia termino causando caos en su familia sin realmente quererlo. Encontró el collar de Félix mientras rebuscaba por cosas que aun sirvieran. Tenia la foto de el y Roxanne, miro de reojo a la menor y se pregunto si se torturaba la conciencia que el asesinato de su hermano habia sido su culpa, que la inminente separación de sus padres y los maltratos eran su culpa. La realidad era dura de aceptar, incluso para los mas racionales.

¿Cómo se sentiría, que tan mal estaría? Estuvo sola todo este tiempo, sin nadie que la ayudara. Debió ser destructivo.

Ni siquiera dormida, Roxanne podía dejar ir los recuerdos. Recordaba como corría por las calles desesperada, quería terminar con su novio luego de saber que era mafioso pero termino siendo amenazada para que no le dejara. Sus piernas temblaban y rogaban un descanso, pero la menor solo pensaba que debía llegar tan rápido como le fuera posible a donde estaba Félix con sus compañeros, contarle todo y aprovechar que era policía para que actuara en defensa, pero todo se fue a la mierda en ese preciso momento, el estaba solo.

— ¿Por que vienes corriendo Rox? — Le pregunto, para luego abrir sus ojos al ver mas atrás de ella y posicionarla detrás de su cuerpo en cuestión de segundos.

Todo fue demasiado para que Roxanne reaccionara, su hermano prácticamente habia cambiado su dirección de un momento a otro, no entendía nada hasta que el sonido de un disparo hizo eco en su mente y sintió sus mano mojarse con algo, la bala habia penetrado el corazón de Félix de forma certera. El grito de Roxanne se escucho por todas partes en aquella noche solitaria, las lagrimas cayendo como cascadas de sus ojos azules mientras abrazaba a Félix a su cuerpo, negándose a aceptar que estaba muerto, por su culpa.

Las caricias lentas a su cabello se hacían cada vez menos hasta que dejo de sentirlas, la mano de Félix choco contra el suelo en un sonido seco y sus ojos perdieron vida. Roxanne le tocaba con las manos ensangrentadas, palmeando las mejillas que habían perdido todo su color, buscando que por el movimiento milagrosamente reviviera. Los que antes la perseguían simplemente se fueron luego de avisarle que eso pasaría mas seguido y con gente que quería si volvía a pensar en abandonar a su jefe, pero Roxanne estaba sorda, consumida por su propio dolor que quemaba todo su ser, lo hacia con su garganta ya rota por los gritos y su respiración irregular provocaba que ciertas veces se ahogara. La policía llego mucho tiempo después, cuando se empezaron a preocupar al no recibir el reporte de Félix a su debido tiempo. La escena era desgarradora, Roxanne no quería soltar el cuerpo por nada, si fuera posible se iría con su hermano también. Estaba empapada de sangre de pies a cabeza, los rastros de la mano de Félix que la acaricio en algún momento estaban secos en su cabello, al igual que las manchas en su mano y ropa. Luego de lo sucedido hubo un funeral en donde Roxanne no hablo, de hecho no dijo ninguna palabra en días, su mirada se veía vacía; provocaba lastima absoluta.

Sus padres abrumados por la perdida de su hijo, la cual no supieron lidiar, empezaron a pelear entre ellos al grado de hacer un escandalo por el mas mínimo detalle; hasta que el odio fue tanto que en vez de lastimarse el uno al otro dirigieron su atención a ella. Roxanne se convirtió en el saco de box y la cara que recibía todos esos sentimientos negativos. Al principio eran insultos inofensivos, que evolucionaron a amenazas y deseos de muerte hasta que llegaron al punto máximo donde Roxanne no comía por días o donde era golpeada siempre que fuera vista o escuchada.

¡POR TU CULPA FELIX MURIO, ENJENDRO!

¿Acaso piensas el daño que haz hecho? Debiste morir ese día y no el, te lo merecías por zorra.


Las palabras rondaban por su cabeza, hasta que simplemente una noche, cansada de todo el maltrato, robo el dinero de los ahorros y agarro su maleta llena con la ropa que tenía en buen estado y lo que le sirviera, huyendo de aquella casa que alguna vez considero su hogar. Compro los tiquetes para ir a vivir con su única amiga en otro pais, Seulgi. Al final, lo que hubiera sido Roxanne antes de lo que sucedió, sus sueños, sus metas y su personalidad no existían. Ahora solo eran unos ojos rotos y amedrentados, una conciencia sin visión de lo malo o bueno, varios traumas sin tratar y finalmente, una única lección. " Arrepentirse no devuelve el tiempo ni arregla los platos rotos, no sirve". Con el tiempo se alejo del camino que le mostro Seulgi y se metió nuevamente donde no debía, haciendo cosas simplemente para sobrevivir y sentir algo, porque Roxanne no sentía algo que no fuera dolor.

Fueron varios años, hasta que Seulgi lo noto, a pocos meses de su cumpleaños numero 18. Al final, todo acabo siendo una pelea donde hizo llorar a la mayor, y no solamente de rabia.

— ¿Por qué mierda haces todo esto? Te di un hogar Roxanne, te di comida y aun que no puedo darte estudio ahora podía cuidarte — Soltó lagrimas de frustración —. ¿Por qué tenias que meterte a lo que hizo que mataran a Félix?

La sangre hirvió rápidamente por todo el cuerpo de Roxanne, soltando un golpe en seco sobre la mejilla de Seulgi, mirándola con furia.

— Cállate, tu no sabes nada. ¡ Y ni siquiera te atrevas a mencionar su nombre con tu asquerosa boca!

— Roxanne, tienes 17 años, estas en mi custodia, ¡No puedes irte!

— ¡No eres mi madre Seulgi, no eres nadie para darme ordenes! — Replico.

— T-Tu no sabes lo que haces — hablo con dolor —, estas tan perdida en tu propio dolor que crees que meterte en ese mundo sin salida te hará sentir mejor.

— ¿Y que si lo pienso? Tu no eres nadie, no sabes nada de mi, ¡NADA! — Grito y se dirigió a su habitación, empaco su ropa y celular, conjunto de algo de dinero que tenia ahorrado y se fue.

Aun así, vivir sola nunca fue fácil. Al inicio pensó que podría mantenerse como una mesera pero no duro mucho y poco a poco la necesidad la llevo a trabajar como prostituta. Fue un año entero donde se entrego al mundo donde eligió vivir, ignorando las llamadas y mensajes de seulgi, quien le rogaba que volviera a casa. Habia noches en las que se preguntaba si Félix estaba decepcionado de ella, con todo lo que habia hecho, pero decidía engañarse a si misma diciéndose que el ya no estaba vivo ni allí para juzgarla. Al final, también termino metida en temas de robo y asesinatos, cuando el dinero no fue suficiente. El abismo oscuro en el que estaba metida Roxanne no tenia final, cada vez caía mas profundo. Sus emociones se reprimían y parecía perderlas aun mas a cada segundo. No chillo de terror cuando vio sus manos manchadas de sangre, sangre inocente.

No pudo recordar cuando conoció a Hope, pero si recuerda que fue el primero en enseñarle a asesinar con sangre fría, a pesar de que ellos solo eran contratados; era un trabajo que habia aceptado para darse un tiempo de la prostitución. Hope parecía tener mas remordimientos que ella al inicio, siempre rezaba un poco pidiendo por la paz del alma de la persona a la que le habia quitado la vida; arrepentido por su estilo de vida. Mientras ella solo miraba el cuerpo caer sin vida o en agonía y suspiraba, decidiéndose por atacar una ultima vez sin piedad. Muchas personas se mantenían dentro de la lista de asesinatos de Roxanne, algunos también habiendo quedado heridos o marcados de por vida. Pero nunca le importo demasiado, solo quería desesperadamente algo que la hiciera sentirse viva o le hiciera sentir algo mas que vacío. Hope fue un sol en medio de la oscuridad de Roxanne, que sin dudarlo se entrego a el. Su amor parecía ser lo mas hermoso, aunque ella era una persona horrible pues nunca tuvo algo valido para justificar sus acciones, mientras que hope siempre estuvo movido por aquel contrato a servir allí y el odio que le tenia su empleador.

Siempre le repetía que se arrepentía y prefería vivir de otra cosa; pero ella ni siquiera disfrutaba del todo, solo algunas veces estando con hope se permitía sonreír y ayudarlo a florecer. Cuando lo hicieron por primera vez, sintió como la miraba y tocaba con amor, pero ella solo podía regalarle sonrisas tímidas y toques necesitados, lejos de aquellos sentimientos puros de hope quien realmente quería tratarla bien. Cuando el ya no causo mucho en ella, simplemente dio por terminada su relación y se fue por otro lado. No suficiente, nunca sentía lo suficiente como para corresponder, seguía cegada en el momento donde su razón de vivir perdió la vida, seguía estancada en un bucle sin final donde necesitaba mas, mantenerse saciada de los demás pero, ella no podía dar ni un poco de la entrega que le daban los demás. Cuando se embarazo deseo abortar con todas sus fuerzas, haciendo lo posible, pero nada funciono.

Actualmente..

— A veces pienso que le hice lo mismo que me hicieron a mi, pero ya paso. Tampoco es la primera vez que golpeo a alguien mis ataques de rabia — Resto importancia —. ¿Qué si sentí remordimiento, o si aun me arrepiento? Algunas veces, pero nada va a cambiar, no puedes romper algo y creer que pedir perdón lo arreglara.

Sujim asintió procesando todo con dificultad, básicamente entendía que había factores que desencadenaron los problemas mentales de Roxanne, creando que ella se sintiera de esa manera y hiciera esas cosas, pero a la vez no podía decir que era algo que justificara la cantidad de daño hecho, sacando fuera su infancia de la que no hablo en ningún momento. Pero seguiría sin justificar nada de lo que hizo, porque aunque era cierto que tenia problemas, no significaba que la evadia de al responsabilidad. 

— Tierra llamando a Sujim — Hablo Roxanne —, ¿Ya puedo irme? Básicamente tu viviste una adolescencia de película y yo no, solo págame y podrás hacer que no existo al igual que esta tonta charla sobre nuestra vida.

El nombrado negó rápidamente, mirándola con determinación — ¿Aceptarías que habláramos con una psicóloga de confianza y te trataras? — Ofreció sin pensarlo mucho, algo lo llamaba a ayudarla sin razón.

Roxanne casi escupe su leche de fresa, no podía creer que después de lo que escucho la mirara con confianza y se ofreciera a ayudarla. ¿Qué hizo bueno ella para merecer que alguien quisiera ayudarla así?

— ¿Por qué eres tan gentil conmigo, por qué quieres ayudar? — Reclamó — A penas me conoces, ni siquiera es un tiempo decente para que sea entendible que quieras hacerlo.

Sonrío — No lo hago por qué sí, lo hago por qué tú necesitas a alguien desinteresado — Acarició su cabello con ternura —, necesitas salir de ese bucle emocional.

Roxanne se dejó convencer por las suaves palabras, quizás era hora de confiar y dejar de creer que todo sería malo, tal vez era hora de trabajar en sus tornillos sueltos. Aun que odiara la idea, solo lo intentaría.

seúl, hospital central, 1:15pm.

— Bueno señor Jung, con esto damos por terminadas las preguntas. Estaremos atentos con respecto a la prueba de paternidad — Hicieron una reverencia y se fueron.

Hoseok respiro tranquilo, ahora solo tenia que ir con el doctor y que hiciera la prueba de paternidad, luego del resultado harían mas consultas y enviarían a una trabajadora social para ver la casa, hablar con la niña para verificar que se sienta cómoda y a gusto con su ambiente. Finalmente ir a la notaria para hacer un proceso riguroso en el que cederían la custodia de Haseul a el y cambiarían su apellido a "Jung". Salió de la habitación y camino hacia el consultorio de Yesung, su cara cansada por el largo interrogatorio que le hicieron fue iluminándose poco a poco al pensar que los ojitos de Haseul serian pequeñas medias lunas al verlo; se sentía cálido al pensar eso. Siguió su camino entrando al consultorio sin tocar, teniendo que quedarse un momento en shock debido a lo que estaba viendo.

Haseul estaba hecha bolita, abrazando su chaqueta con fuerza y acurrucándose con ella; como si estuviera en sus brazos. El corazón se le detuvo por un segundo, sentía miedo honestamente; sentía que un paso en falso haría que pudiera perder a Haseul y ella merecía un hogar con amor y cariño, no vivir en un orfanato o una casa de acogida, menos aun con Roxanne. Se acerco en silencio y miro a Yesung, agradeciéndole con una reverencia pequeña mientras tomaba a la pequeña niña en brazos y la acomodaba con cuidado en su pecho, dejando su cabeza descansar en el hueco formado por su hombro en la union con el cuello. Con una ultima reverencia pequeña salió del consultorio para dirigirse a otro debido que antes de irse debía hacerse el examen de paternidad, aprovechando que Seul estaba dormida y no tendría que hacer mayores explicaciones de porque iban a necesitar saliva de los dos. La enfermera le pidió primeramente que abriera la boca a el para frotar el hisopo por su boca, guardo la prueba con cuidado y luego saco otro para usarlo en Haseul. Con mucho cuidado de no despertar a la pequeña tuvo que abrir su boca y dejar que la enfermera hiciera el mismo procedimiento.

— Los resultados estarán en los próximos días, le llamaremos cuando salgan los resultados para que venga por ellos — Indico la muchacha.

— De acuerdo, gracias.

Hoseok salió con rapidez del consultorio, dejando que Haseul durmiera aun en su pecho un poco mas, sin querer despertarla. Al llegar a casa le quito sus zapatos y los dejo en la entrada, cargándola hasta la habitación, arropándola con cariño. Cerro la puerta y se dirigió al cuarto de armas, empezando a empacar todo en dos mochilas grandes que tenia porque ya no era seguro tenerlas en casa, aun que dejo algunas escondidas solo por si acaso. Tomo una nota adhesiva y escribió el nombre de la pequeña, que era lo poco que ella sabia leer, pegándola a una merienda pequeña por si se despertaba con hambre debido que ellos no habían comido nada desde la mañana. Tomo sus cosas y oculto su rostro, salió de su hogar comenzando a caminar entre los callejones, tomar el transporte publico seria sospechoso de esa manera así que se vería forzado a caminar hasta la zona central.

Llego luego de un buen rato de estar caminando entre los callejones entro a una casa algo pequeña, no se molesto en quitarse los zapatos para no demorar demasiado. Bajo al sótano y puso la clave para la puerta, siguió adelante dejando los bolsos sobre una mesa para empezar a abrir los estantes vacíos. Demoro un poco dejando todas las armas en su lugar, dejo los bolsos allí dentro y salió de la habitación asegurándose de que la puerta no quedase abierta. Volvió en transporte publico a su casa, viajando mas rápido obviamente, al llegar abrió la puerta con suavidad, entrando sin ser muy ruidoso pensando que Seul aun se encontraba aun dormida. Pero cuando sintió el resonar de los pequeños pasos y la pequeña cabecita asomándose por la apertura, le indico que no.

— Bienvenido a casa, papi — Sonrió la pequeña.

— Hola peque, gracias — Devolvió el gesto. Se sentía agradable tener alguien a quien saludar al volver a casa.

Se sentía agradable tener alguien a quien saludar al volver a casa.


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