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Capítulo 14

Un refugio no necesita ser estrictamente un lugar, a veces un refugio se convierte en los brazos de una persona.

Aún que esto ya está en las advertencias, me tomaré la libertad de volver a avisar. Este capítulo tiene contenido sensible y no pretendo normalizarlo.

Hoseok llego probablemente cerca de las diez y media a su casa, para entonces Haseul ya estaba dormida y Jungkook cuidaba igualmente de un dormido Taehyung en el sofá mientras cambiaba de canales sin encontrar alguno que le convenciera. Saludo con suavidad al menor. Relajo sus párpados y con una sola mirada le pidió el paradero de Seul, viendo como este le señalaba la habitación de su pequeña hija. Entro silenciosamente viéndola descansar.

— Llegue a casa.. — Susurro bajo acariciando el cabello de la menor, notando como poco a poco adquiría un color mas rojizo, recordándole a Roxanne ligeramente. Poco a poco pudo sentir como la menor tenia una respiración mas rítmica que la anterior, seguramente estaba comenzando a despertar.

— Hm.. — Abrió sus preciosos ojos avellana mirando con tranquilidad, pero al notar que se trataba de el casi grita de la emoción — ¡Papi, bienvenido a casa! — Abrazo su cuello con fuerza.

— Gracias por la bienvenida hija — Sonríe suave correspondiendo el abrazo. Se sentía en casa cuando esos pequeños bracitos lo estrechaban con tanta ilusión.

— Te extrañe mucho — Su voz comenzó a quebrarse —, no me gusta estar lejos de papi.

Suspiro casi contagiándose del sentimiento de la pequeña, con cariño empezó a dejar besos por toda su cabeza, acariciando su espalda de arriba a abajo gentilmente mientras la sentía llorar con un poco mas de fuerza. Se quedaron así un buen rato hasta que la menor se calmo, ahora simplemente disfrutaba de los cariños que su padre le proporcionaba en el cabello y de vez en cuando se ocultaba aun mas en su pecho con la esperanza de seguramente desaparecer o no zafarse nunca mas de sus brazos. Hoseok estaba probablemente igual a ella, nunca habia dependido tan fuerte de alguien desde Dawon, de por si jamás se habia sentido dependiente del todo, pero dos días separado de la menor casi lo llevan al borde del descontrol, se irrito mas fácil de lo usual.

Con cuidado separo a la menor de su pecho acariciando aun su cabello.

— ¿Ya te sietes mejor?

Asintió limpiando un poco sus mejillas, luego mirándolo con aquella mirada culpable — Perdón papi.

— ¿Por que, pequeña?

— Moje la camisa.. no debí llorar así — Bajo su cabeza con suavidad, apretando sus manitas en el pantalón de su pijama.

La sensación de impotencia que recorrió su cuerpo lo abrumo, realmente su madre habia dejado algo totalmente horrible dentro de aquel suave corazoncito, pero el se encargaría de borrar todo aquello.

— Esta bien no te disculpes, no hiciste nada malo — Acaricio su cabello de nuevo —. Vamos a la cocina y hagamos un poco de chocolate con pan,  ¿Qué dices? Es muy tarde para ir por el pollo, pero podemos comer algo dulce y caliente que alegrara nuestro corazón, ¿Si?

Asintió con sus ojitos brillantes nuevamente de la manera correcta. La cargo en brazos aun que al principio ella se negó porque podía caminar sola, pero ser sostenida al parecer la hacia sentir mas protegida así que simplemente se rindió y se abrazo a su cuello. Taehyung y Jungkook le dejaron un mensaje avisando que ya se habían ido y que no querían interrumpirlos así que por eso se fueron sin despedirse.

— Papi, una pregunta — Se escondió en su cuello, mientras el seguía colocando la leche y el polvo de chocolate en la licuadora.

— Dime, Seul.

— ¿Qué es terapia?

Se quedo quieto un segundo procesando — Uh, pues.. es como ir al medico cariño, solo que algunas terapias son para el cuerpo, como que no puedas mover tu manita, o otras para cuando te sientes mal y no es por tu cuerpo.

Haseul pareció pensar una respuesta mientras el servía el chocolate ya mezclado en una olleta para poder calentarlo y no tomarlo frio pues estaban en medio del otoño, el clima estaría bajando poco a poco desde aquí hasta que llegara diciembre. La menor se removió de nueva cuenta en sus brazos mirándolo con algo de curiosidad.

— Papi — Respondió con un sonido afirmativo —, ¿Yo tengo que ir a terapia? Sohye noona, la mujer que vino le dijo a Tae oppa que seria necesario por mi mami.

Casi deja caer a la pequeña de la impresión cuando se entero de aquello, no era como si fuera algo fácil de digerir que decidan que su pequeña necesita terapia por culpa de aquella que le dio la vida, por que no esta seguro de que merezca el titulo de madre para Seul.

— Uh.. yo.. bueno.. puede que si  — Suspira, no sabe que decir y necesita organizar sus pensamientos —, pero no te preocupes que no es nada grave — Miente.

Seul ríe dulce — Lo se papi, no estoy enferma ni tampoco duele aquí — Vuelve a hacer su típico gesto de tocar su pecho en el área del corazón que realmente lo derrite en segundos. — Sohye noona dijo que mejoraría rápido porque te tenia a ti.

— Por supuesto, tu padre estará aquí para ti.

Ambos se sonríen con aquella conexión que tiene volviéndose mas fuerte, porque no se puede negar que ambos están fuertemente conectados al punto en el que van. No importa si solo son unas cuantas semanas o meses, el cariño que nació entre ellos es innegable, por que Hoseok lo sabe, encontró todo lo que extrañaba y buscaba con su hija. Haseul también encontró el amor que necesitaba y aprendió a sentir seguridad en los brazos de alguien, de sentirse en casa, encontró lo mas básico que podría necesitar a su edad.

Por otro lado, el trabajo seguía inquietando a Hoseok. Con todo lo que sabia no podía arriesgar mucho a su pequeña, o a si mismo. Decidió ignorar sus pensamientos y seguir prestando atención a su pequeña Seul que poco a poco comenzaba a adueñarse de su rutina sin dejarle espacio para el mismo, lo cual en vez de molestarle, hacia que su corazón empezara a sentirse aun mas cálido. Siempre tendría tiempo mas tarde para el trabajo.

Barrios Ricos, Seoul 4:30pm, día siguiente.

Roxxane gimoteaba mientras se atendía a si misma. Su pequeña adicción al sexo era ahora un martirio y mucho mas cuando Sujim se negaba rotundamente a ayudarla, ¿Qué no se suponía que para eso prácticamente le rogo para que aceptara su ayuda? Bueno, ahora siente lo que probablemente sea la peor abstinencia de su vida y nada la complace, ni siquiera ella misma. Esta apunto de salir a buscar algo, alguien que la saque de ese maldito infierno porque le pica todo el cuerpo y se siente tan caliente como para que pongan a freír un huevo en su piel y este salga efectivamente cocinado.

Luego de un rato ya está cambiada y esta lista para tratar de seducir a alguien, había prometido no hacerlo más y salir de sus vicios, pero si le hubieran dicho que tendría ese síndrome de abstinencia tan fuerte, se hubiera reído y negado ante la idea. Se miró por décima vez en el espejo afirmando lo atractiva que se veía y lo deseable que se veía con aquel vestido que no usaba desde que Sujim lo compró. Tomo su cartera y salió del edificio maldiciendo con fuerza al ver a los guardaspaldas comenzar a seguirla en cuanto cruzo la puerta del vestíbulo.

¿Que tenía aquel hombre con vigilar cada uno de sus pasos? No era una niña.

Luego de un rato se metió a un restaurante, logrando perder a los hombres escapándose por el baño. Bajo varias calles hasta encontrar una zona que bien conocía, incluso extrañaba poner en su lugar a las nuevas que venían a exigir territorio pensando en que los clientes son solo eso, cuando ese tipo de zonas ya son territorios que cada quien organiza, no es como que simplemente lleguen a las mejores zonas y se crean excelentes. Río suave al ver las caras de varias de las mujeres que ya bien ella conocía.

— Vaya,vaya. Rox, ¿Que te paso? — Irene le palmeó el hombro. — Andabas desaparecida.. ¿Acaso te conseguiste algo nuevo? — Señaló su vestimenta.

— Puede ser, pero creeme muñequita — Sonrió acercándose perforando su alma con la mirada. — Estaré descuidada, pero no dejó pasar que te metes en mi territorio, con mis clientes.

Irene paso saliva, como le encantaba intimidar a las personas, sabía desde hace rato que había tomado esa zona en específico al ver su falta de presencia. Tenía compañeras que merecían una buena zona y buenos clientes, así que no permitiría que cualquier chiquita con espíritu de líder y baja calidad les quite el trabajo.

— Aún que no lo desees, te quite el territorio Rox, baje un poco a tus chicas. Pero ven, te mostraré a las mías, se que merecemos esto.

Río con sorna — Cariño, tú y tu grupito de cuarta no sabría chuparla como mis chicas.

Llegaron finalmente al piso donde estaban, mujeres cambiándose y maquillándose. Ríe con fuerza y golpea la puerta dos veces, cuando todos voltean ya saben de quién se trata por la fama que ella tiene entre las de su misma especie, por así decirlo.

— Apartir de hoy ustedes van a volver al mismo sector donde estaban y dejarán a mis chicas aquí.

— ¡No puedes hacer eso! — Grito Irene y de inmediato tomo su quijada y la empujó a la pared.

Segunda promesa rota: No hacer daño.

Apretó aún más, con una sonrisa de amenaza — Escucha mojigata, no me digas que puedo o no hacer en mi territorio. ¿O quieres que llame a mis amiguitos? Aún que claro, yo misma podría aplastarte.

— P-Por favor sueltela — Pidió una chica —, lamentamos meternos en su territorio, nos iremos.

— Más les vale — Soltó a Irene dejándola caer —, recuerden muy bien esto. Cuando quieran un territorio hablen, porque no soy la única que vendrá a joderles si no lo hacen con permiso.

Todas salieron rápidamente con todas sus cosas desocupando el lugar, saco su celular después de eso y le dejó un mensaje a su amiga para que viniera con las demás a ocupar su territorio. Arreglo un poco el lugar por el desastre que habían hecho las que anteriormente osaron ocupar su territorio, tenían aquel lugar como un cuchitril. Se levantó para abrir cuándo vio a Luan tocando la puerta.

— Llevás días sin venir, pero gracias por recuperarlo. Tienes presencia, y esa loca estaba muerta de miedo cuando estaban llegando a su lugar.

— Cariño, si supieras de lo que soy capaz y lo fácil que es intimidar a esta gente.

Luan río nuevamente — Y eso que nunca vienes, te la pasas por allá en tu casa y casi nunca vienes a Seul.

Suspiro — Ahora vivo aquí, solo que ya no me la pasó tanto en el negocio. Ustedes necesitan sobrevivír y este sitio es el de mejor paga, claro que ustedes también lo merecen para estar aquí ocupando mi territorio.

— Ni que me lo digas — Luan se sentó y la jalo para que se sentará también. — Siempre pasa que creen que por trabajar de esto nos vamos a dejar de cualquier cosa, que no tenemos dignidad. Cinthya tuvo que llamar de urgencia por qué un asqueroso de esos quería pasarse de los términos.

Negó con asco, nunca faltaba — Que desgracia, no somos juguetes y ellos creen que sí.

— Son estúpidos, nada más. Y todas aquellas mujeres que piensan que nosotras  somos la escoria de la ciudad, que somos unas regaladas y que no tenemos dignidad, me la pueden...

— Ya, ya entendí — Río suave.

— Bien, ¿Y entonces, a que viniste?

— Uff, es una larga historia linda. Solo puedo dejarte con el pedacito de que vengo con una abstinencia que estoy que me frotó con cualquier cosa como los perros en celo.

Luan soltó una carcajada escandalosa y se tapó la boca, simplemente se paró aún con risa y le ofrecío su mano — Vamos cariño, que el tiempo no espera y los buenos clientes se ocupan. — Y así paso la tarde para ella.

Mientras tanto en casa de HaSeul y Hoseok, ambos ya estaban más calmados, pues terminaron durmiendo juntos en la habitación del mayor sin querer separarse. Ahora Hoseok estaba llamando para ver si podía agendar una cita con una psicóloga para la edad de Seul y empezar a sanar aquellos dolores. Terminaron diciéndole que el diecisiete de octubre, justo diez dias después de la valoración que ya tenía programada por parte del proceso de custodia.

Dirigió su mirada a HaSeul nuevamente, jugaba con sus peluches inocentemente sobre el sofá. Tenía una costumbre de dejar que todo estuviera en orden, jugaba pero incluso desde el juego no permitía que las cosas estuvieran desordenadas. La mente de ella debía maquinar muchas cosas que sucedieron con Roxanne, y su forma de canalizar la situación probablemente la hizo desarrollar esa extraña manía que esperaba que si la afectaba, pudiera el y los profesionales ayudarla a salir de ahí.






Este es el último capítulo del año, gracias por acompañarme en estos 14  capítulos a pesar de las dificultades.

Porfavor, mantengámonos sanos y felices para el año nuevo; iniciemos con mejores ánimos y esperemos más sobre nuestra pequeña HaSeul.

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