———EL OLOR A TIERRA mojada se impregnaba en el aire a pasó lento, soplando suspiros gélidos a su alrededor.

Lluvía, rociaba cada plántula a su alrededor en un fino y helado manto; el choque de las gotas contra el suelo provocaba una melodía sublime y relajante.

Los últimos brillos del crepúsculo se despedían por debajo de las montañas, dando pasó a la luna madre y sus pequeñas acompañantes.

El ahora cuarteto había pasado todo el día viendo clásicos del cine, donde Horror lloro viendo Bambi, Killer se atragantaba con unas papas mientras miraba la secuela de Cars, Murder enojandose cada vez que el papá de Nemo la cagaba y Hikaru bailando con el trio las canciones de Madagascar.

Cómo dije, clásicos de cine.

Pero apenas comenzó a llover, toda la atención de la chiquilla fue atrapada por las lágrimas del cielo, aquel paisaje era fascinante, casi hipnotizante para una niña que había sido confinada desde su nacimiento.

— ¿Vamos o qué? —  el de alma fusionada propuso al aire al ver el notable interés de la menor.

— ¡¿Podemos?! — su voz delataba su creciente emoción, su cola, de manera inconciente, se arrastraba de un lado a otro con alegría, provocando la risa de los varones.

— Nunca escucharás un "No" por parte de tu tío Killer, pequeña bestia — se señaló a si mismo con orgullo.

De repente, el sonido de algo rasgarse interrumpió la conversación, llamando la atención del trio.

Ah, a la niña le salieron un par de alas de dragón, rompiendo parte del camison. Que loco.

Espera, ¿Qué?

— ¡Siempre eh querido volar más allá de un cuarto! — la nena chilló, sin leer el ambiente actual.

—¡SU PUTA MA...! — el de lágrimas negras iba pegar un grito si no fuera por la esqueletica mano del hombre de capucha que se lo impidio, aún que esté también estaba sorprendido.

— ¿Quieres despertar a todos, animal? — murmuró irritado.

— ¿Sí quiera son reales? — el de cráneo fracturado se agachó a la estatura de la menor, contemplando con asombro al ahora ser alado.

Las alas de la niña son grandes en comparación con su pequeño cuerpo, aunque todavía conservan un aire tierno y juguetón. Tienen una base de escamas negras brillantes como la obsidiana, que capturan la luz con un destello misterioso. A lo largo de los bordes, un intenso rojo carmesí las recorre como llamas vivas, formando patrones que parecen danzar cuando ella las mueve.

Aunque poderosas, las alas conservan cierta redondez en sus puntas, más suaves que las de un dragón adulto, dándole un aspecto adorable y feroz al mismo tiempo.

— ¡Vamos! — la de mechas blanquecinas tomo al de cuenca roja por la chaqueta, jalandolo fuera de la habitación.

Horror!sans simplemente se dejó llevar por las inocentes risitas de la nenita, sintiendo un pequeño dejá vu. Esta situación le recordaba a cuando su hermano era aún un crío; Más atrás de ellos los seguían los dos rebeldes.

El contacto de las plantas de sus pequeños pies con el húmedo pasto provocaba un escalofrío a Hikaru que le hacía ronronear de emoción. Tras tomar una gran bocado de aire, comenzó a correr directo al frondoso bosque, dejando que las grandes gotas de agua salpicara su cuerpo. Con determinación, pego un gran salto, dejando que sus alas se extendieran con gran libertad, extendiéndose con poder, cada aleteo provocaba una brisa intermitente, furiosa y pausada.

No supo en qué momento los dedos de sus pies dejaron de sentir el húmedo suelo para ser remplazado por una suave ventisca. Una gran sonrisa se posó en sus labios, dejando que la emoción la guiara, su largo cabello blanco era salvaje eh incontrolable. Era como ver a un hada revoloteando de forma etérea y libre, sin ninguna atadura de su pasado que la contenga.

Era gratificante para aquellos que ya fueron consumidos por la oscuridad ver cómo al menos ella pudo escapar de los brazos de un torturante ciclo de infinito dolor.

Cada carcajada suya era un cristal de luz que caía en sus manos sucias, enseñándoles que aún podían sostener belleza sin romperla, una campanita dorada en medio del silencio cruel, y al escucharla, los monstruos olvidaban que lo eran.

No supieron en que momento se unieron a ella, donde Killer intentaba atraparla mientras Horror y Murder se sentaron en el húmedo pasto, el encapuchado intentaba no reírse al ver cómo el de cráneo fracturado sacaba la lengua para saborear cada gota de lluvia. Fallando en el intentó.

No sabían cuánto tiempo había pasado, tampoco les importaba, solo estaban dejándose llevar por las delgadas gotas del cielo , dejando por un segundo sus pecados, deseando que aquel momento fuera eterno.

Oh bueno, hasta que escucharon un golpe en secó. Hikaru se había vuelto a dormir y cayó directo al suelo boca abajo.

El trío se acercó de manera apresurada, no estaban acostumbrados a los repentinos ataques que le daban a la nena.

Cuando ya estaban por levantarla, está ya había despertado; apoyando sus pequeñas manitas sobre el suelo, se sentó como si nada hubiera pasado nada. Simplemente les regaló una pequeña sonrisa antes de soltar un pequeño estornudo con una delgada llamarada.

Dejando plasmado a los varones.

— ¿Ella acaba de...? — murmuró casi nervioso el de un solo ojo.

— En este punto ya ni siquiera me tomo el tiempo de cuestionar a la niña, prefiero preservar la poca salud mental que me queda. Gracias — comentó con cierta gracia Killer.

— Mejor entremos antes que de que la piquifuego se resfrié — el de capucha se sacudió las ropas al levantarse, los demás simplemente le hicieron casó, caminando directo al hogar.

Digamos que el cuarteto se alejó un poco de su posada, a pesar de ser un universo muerto, la vida verde había invadido a su alrededor con liberta.

— ¿Piquifuego? ¿Ah qué viene ese apodo? — pregunto con gracia el más alto de los tres, que, cargaba a la de mechas blanquecinas en su espalda.

— ¿No te das cuenta? Esta chiquita, pero no quiero imaginar lo que puede pasar si no le préstamos atención, ¿Te imaginas qué quemé todo el bosque por qué le dió hipo? — Murder no pudo evitar soltar una pequeña risa al imaginarlo, contagiando a los otros dos esqueletos y ofendiendo a la menor, que soltó un jadeó mientras se tocaba el pecho hecha un drama, logrando aumentar las risas del grupo.

— No hagas esa carita de tlacuache aplastado piquifuego, a Horror le decimos mediamente por qué está cabezón y porque le falta medio cráneo — chisto en broma el de alma fusionada, ganándose una palmada en la cabeza por parte del mencionado, mientras que el encapuchado intentaba aguantarse la carcajada, en comparación de Hikaru, que soltó una pequeña risita. — Y tú ni te rías capuchita negra — ahora fue el turno del caníbal de pegar la carcajada mientras que Murder se aguantaba las ganas de clavarle un hueso por el culo.

— ¿Lo dice el niño que llorá betún? — rodó las cuentas el de capucha.

— JAJAJA, pinche emo acuático — Horror simplemente le siguió la corriente.

El rostro de Killer era un poema.

— Apodos todos ojetes los suyos, no le saben — refunfuño ofendido, intentando disimularlo de manera inútil.

Hikaru estaba totalmente encantada con el grupo de esqueletos.

Tras llegar de su paseó, se encargaron de darle una ducha, calentando un poco de agua en una olla y mezclando con un poco de agua fría para que estuviera tibiesita.

La nena se encontraba sentada dentro en una balde, que era lo suficientemente grande para que su cuerpo se hundiera por encima de su nariz.

Porque aparte de no tener calentador de agua, tampoco tenían una tina. El único que tenía una era el líder, lo cuál les pareció ilógico por obvias razones.

Horror se encontraba a su lado, sentado en el suelo a un lado de la menor, apoyando su peso a la pared, con una pequeña sonrisa, miraba como la chiquilla usaba su mano como juguete, tocando cada falange con genuina curiosidad mientras murmuraba lo primero que pasaba por su cabeza.

— ¿Cómo es qué una cosita tan pequeña tuvo qué pasar por tanto? — esa era la pregunta que rondaba por su menté, acomplejado por ver la cantidad de cicatrices que tenía la menor, incluso logró ver algunas quemaduras de cigarro en uno de sus hombros.

— Me gusta tu cicatriz — la suave voz de la menor lo sacó de sus pensamientos.

— ¿Mmm? ¿Lo crees? — una pequeña sonrisa sarcástica le mostró.

¿Su cicatriz? ¿Habla de ésa gran fractura qué le provocó a la que alguna vez llamó amiga? Vaya ironía.

— ¡Si! Yo también tengo una, aún que no es tan genial como la tuya — afirmó con un deje de alegría, un pequeño puchero se formó en sus labios mientras acaricia la larga cicatriz de su rostro. — ¡Somos como hermanos de cicatrices! —

El baño se llenó de silencio, Horror estaba consternado, miraba con complejidad a la akuma, que le sonreí con gran entusiasmo, mostrando esos adorables colmillos que la caracterizaban.

No supo en qué momento estalló en carcajadas, no le importaba sinceramente, a este punto su sanidad mental era escasa.

— Pero que dicha — comentó con diversión tras calmarse, mientras recargaba su mano en la cabecita de la nena, moviendo sus cabellos con ternura. — ¿Hermano mayor? ¿Yo? ¡Qué idea tan adorablemente estúpida! Me encanta — con una gran sonrisa, acepto el cargo.

Tras dejar el baño para que está se secará y cambiará, ambos volvieron al cuarto que compartía el mayor con los otros dos esqueletos, también lo compartían con el monocromático, pero este se encontraba en una misión con el príncipe de las pesadillas.

Solo eran ellos cinco, si, cinco. ¿Realmente pensaron que Error iba a dejar sola a su criatura luego del incidente de Empireverse? ¿En un lugar lleno de anomalías sin papá o cualquier índice de cordura?
——válgase la redundancia——

Nuh uh.

En todo momento los a estado observando de lejos, desde que comenzaron a ver las películas hasta cuándo jugaban en el bosque.

¿Qué esperaban? Es Error ¡Esta totalmente chiflado! Si no fuera por aquellas voces que le insistían en dejarla jugar; ya la hubiera tomado entré sus hilos. Pero sabía que debía dejarla disfrutar de su infancia ahora que ya era libre.

Realmente no se arrepentía de a ver encontrado a Hikaru.

— No sabía que podías hacer eso — comentó impresionado el de cuencas vacías.

— Ni yo — dijo igual de extrañado el de guantes.

Ya era de mañana. No supieron en qué momento cayeron rendidos en la cama de Killer, ni cómo todos lograron caber en ella. Por ahora, era mejor no cuestionarlo.

Al parecer, Murder tenía buena mano con los peinados, ya que logro hacerle una bonita trenza suelta a la menor.

— Bajemos — suspiro, ocultando una sonrisa llena de orgullo.

Dando inicio al nuevo día.

Palabras: 1775.

1 / 3

Capitulo de mierda, ya se, pero tengo un bloque más grande que la corrupción de mi país.

Ya extrañaban a la cachona?

T amo Horror, con los ojos cerrados yo sé que no eres así.

Únanse a mi canal de WhatsApp, no sean vrgas:

https://whatsapp.com/channel/0029VbB6esUD8SE6xf2wJx0E

No olviden comentar y votar por la historia :3

Para finalizar, unos dibujos que hice de la nena pa que no se enojen.

Cherry se despide ¡Bye! 🌺