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CAPITULO 50

Alana había pasado un largo rato allí arriba observando a la nada y ensimismada en sus pensamientos. Cuando la tarde, comenzaba a dar paso a la hermosa noche, la Narniana descendió de la torre y volvió a recorrer los caminos que anteriormente había recorrido con el león. Todo estaba en silencio, únicamente se escuchaba la respiración de ella. Tras un rato, Alana llegó hasta el exterior, allí escucho el ruido del metal, y observo como los dos hermanos peleaban mientras todos los observaban.

-Veo que apareces.- Rió Alisa mirándola.
-¿Que sucede?- Preguntó ella mirando la pelea.
-Un reto que se han propuesto a saber, quien es el mejor guerrero de toda Narnia.- Explicó Lucy mirándola.
-¿Podría participar?- Pregunto Alana sonriendo.
-¿Crees ser mejor que ellos?- Preguntó Susan mirándola.
-Creer no, lo es.- Respondió Shiary.
-Quien gane contra ti.- Propuso Alisa.

Su hermana asintió y espero con paciencia a que la pelea terminara.

-¡Gane!- Exclamó Peter guardando su espada.
-Todavía queda un contrincante mas.- Dijo Alisa mirándole.
-¿Quien es?- Preguntó Peter buscando un hombre.
-Yo.- Respondió Alana dando vuelta a sus Sais.
-Bueno, pues a ver si eres tan buena como afirmas ser.- Alego él con cierto orgullo.

Alana rodó sus ojos y se puso enfrente de él, lista para luchar. Peter fue el primero en atacar, Alana se movió rápidamente y empezó a defenderse de los ataques del Magnífico. La Narniana únicamente se defendía, ya que aunque parecía que estaba concentrada en el ejercicio, en realidad observaba sus posibles punto débiles para saber donde atacar. Alana alejo a Peter usando un poco mas de fuerza, él retrocedió y la miro.

-¿Vas a luchar?- Preguntó Peter molesto.
-Creía que estabas practicando.- Rió ella mirando sus Sais.

Peter la ataco de nuevo, pero esta vez Alana contraataco, atrancó sus Sais a la espada del hijo de Adán, tiro de ella, haciendo que él perdiera el arma, salio volando y con un rápido movimiento Alana guardo los Sais y cogió la espada apuntándole.

-Gane.- Respondió ella.
-Apenas has luchado.- Se quejo él.
-Alana no lucha. Analiza, busca tus puntos débiles y te derrota enseguida.- Aclaro Shiary riéndose.
-Pero eso no es justo cuando entrenas.- Alego Peter.
-Depende. Ya que no solo estas estando pendiente de tu rival, sino que te estas fijando en sus puntos débiles, en su forma de atacar o de coger el arma. Eso ayuda en una pelea en la que tu contrincante es mas fuerte o alto que tu.- Explico ella mientras se acercaba a su hermana.

Ambas se adentraron en el castillo mientras comenzaban hablar en voz baja. Querían ocultar lo máximo posible lo que sabían, y sobretodo lo que habían visto.

-Estoy nerviosa.- Dijo Alisa mirando a su hermana.
-¿De que?- Rió su hermana.
-De lo de mañana. Apenas conseguimos mantenernos con vida, ¿como planeas que lo hagamos con un reino entero?- Alegó ella.
-Juntas.- Respondió Alana dándola la mano. -Además, hay que elegir a los integrantes del consejo. Y necesito que me ayudes con una cosa.- Añadió Alana.
-¿Cual?- Preguntó Alisa.
-Los Pevensie perdieron a sus padres, al no verles necesitó usar una gran cantidad de magia para poder comunicarme con ellos y traerles, pensé que si lo intentábamos juntas lo podríamos conseguir.- Dijo Alana mirándola.
-Cuenta conmigo.- Afirmo Alisa entusiasmada.

Alana sonrió y ambas se metieron en la habitación de Alisa, donde empezaron a hablar de quienes serian los nuevos miembros del consejo. Caída la noche, las dos hermanas guiaron a los cuatro hermanos, los cuales les hacían múltiples preguntas, pero ninguna respondía. Al cabo de un rato llegaron a un claro, ambas hermanas se detuvieron y se miraron, en sus manos tintineaban, a la luz de la luna, sus anillos. Los cuales llamaron la atención de los hermanos, debido a los dibujos, los cuales eran idénticos a las cicatrices que ambas tenían.

-Guardar silencio.- Pidió Alisa mirando a su hermana, la cual miraba a la luna. -¿Lista?- Añadió preguntando la mayor.
-La noche esta completamente despejada.- Respondió ella. -No durara mucho así que decir lo que queráis rápidamente.- Aclaró la Narniana.

Ambas hermanas se dieron la mano, y Alana alzo su mano, la Narniana cerro sus ojos, inspiró hondo y bajo la cabeza. Lentamente una espesa niebla comenzó a invadir todo, Alisa, con su apacible mirada y su hermosa sonrisa calmo a los Pevensie. Alana mantenía los ojos cerrados e intentaba mantener su respiración relajada, pero no podía, el dolor comenzaba a expandirse, y el esfuerzo la agotaba. Mientras cada vez agarraba con mas fuerza la mano de su hermana, la cual observaba incrédula lo que su hermana, la que odiaba la magia, había conseguido sin ninguna practica.

Al no poder resistir mas Alana soltó a su hermana abrió los ojos y corto esa conexión. La Narniana se sentó en el suelo y comenzó a sentir, como de nuevo el aire fluía, como su cuerpo se reflejaba y el dolor disminuía lentamente. Los Pevensie asimilaban, con felicidad lo que acababan de ver. Mientras Alisa miraba como las finas venas invadían sus brazos y los de su hermana.

-¿Estas bien?- Consiguió preguntar Alisa.
-La Luna.- Respondió ella mirándola.

Alisa observo como la luna era invadida por las nubes y lentamente las estrellas desaparecían.

-¿Que sucede?- Preguntó alarmada Alisa.
-No me quito mi alma. Me quito mi poder de estrella.- Respondió Alana mirándola.
-Esta acabando con la noche. Y si consigue destruirla, también destruirá el día.- Dijo alarmada Alisa.
-Hay que hablar con el abuelo. Debemos de irnos de inmediato.- Alego Alana poniéndose de pies.
-Detente. La coronación es mañana, no podemos posponerla mas. Espera, únicamente un día. Seguro que podemos evitar esto, temporalmente.- Comento Alisa mirándola.
-Un día te doy Alisa. Si pasado mañana no esta todo listo para partir, me iré yo sola.- Respondió Alana comenzando a caminar.

Alisa resoplo frustrada y miró a su hermana, después al cielo y pidió que pudiera estar todo listo. La mayor, sabía que aquellas palabra, procedentes de su hermana, eran ciertas. Tan ciertas como que mañana, ya no dejarían de proteger a Narnia, sino, que los Narnianos darían su vida por ellas, haciendo un ciclo que perjudicaba a todos.

-¿Como habéis hecho eso?- Preguntó Susan.
-Fue Alana quien lo ha hecho. Ella consiguió ponerse en contacto con mis padres, aquello la debilitaba, pero estando juntas nuestra fuerza es mayor. Al no saber como son vuestros padres, a la hora de contactar con ellos se necesita mas energía, y eso ha hecho que Alana se debilite y descubra algo mucho peor que perder el alma.- Explicó Alisa caminando.
-¿Que ha descubierto?- Preguntó Edmund con cierta curiosidad y con algo de temor.
-Jadis no robo su alma, sino, el poder, que como descendientes de una estrella, poseemos. La noche, al igual que el día esta en peligro. El poder de mi hermana desciende de la noche, el mio del día. Si hay un desequilibrio, nuestros poderes le sufrirían al igual que nosotras. Si Jadis hace el ritual de las Almas y en su poder tiene la esencia de una estrella, estaremos completamente perdidos. La luz de estrella es tan fuerte y tan pura, que no tiene ser que la neutralice. Únicamente podría apagarse desde el interior, y quien fuera acabaría completamente muerto y encerrado.- Explicó Alisa seriamente.

Los cuatro hermanos guardaron silencio y vieron el miedo que Alisa tenia en su mirada, sabían lo peligroso que seria y lo que podría suceder si llegaba a suceder. Ahora, mas que nunca necesitaban de Arturo.

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