CAPITULO 47
Durante la noche Alana se despertó, miro a la Narniana que descansaba plácidamente y sonrió. Al verla, supo que su humanidad no había desaparecido y que nunca lo haría. Tras cambiarse de vestido, la Narniana salió al exterior del castillo como alma en pena. Ella mantenía las cabeza agachada, pero sus pensamientos se hallaban mucho mas lejos de lo normal. La palabra monstruo la martilleaba la cabeza...
"No somos monstruos, no son monstruos. Ellos son normales. Son ellos, esos asesinos quienes son los monstruos. Su especie llego aquí destruyendo y matando, temiéndonos. Pero jamas hemos temido a los hijos de Adán, ¿porque nos queremos matar? Se que podemos vivir en paz, pero hay veces que no quieren paz. ¿Querran muerte? Bueno, por suerte no volverán a hacer daño, con la maldición, el miedo que les han hecho tener desaparecerá. Ahora, el único ser al que hay que tener miedo es a Jadis. Finge, de nuevo, ser la Reina de Narnia e incluso se a apropiado del nombre de mi hermana. Esta claro que se ha vuelto una demente, pero hasta que no encontremos a Arturo, nada podremos hacer." Pensó Alana llegando hasta el patio.
Allí comenzó a dirigirse directamente a la playa, sabía que si esa luminiscencia había surgido la noche anterior, también surgiría hoy. Sentía curiosidad de donde había surgido, y al mismo tiempo si era peligrosa para ellos.
-Siempre despierta por las noches.- Rió Peter cuando Alana pasaba a un lado.
-¿Me sigues?- Preguntó ella con cara de pocos amigos.
-En realidad no, sentía curiosidad por la luminiscencia.- Respondió él.
-Que casualidad. Yo también.- Dijo ella con sarcasmo.
-Lo de antes en la enfermería...- Empezó a decir Peter.
-Hice lo que debía, no podía permitir que esa niña se quedara sola.- Respondió Alana. -He visto a muchos perder a su familia, yo he perdido a parte de la mía. Aunque sorprenda, me identifique con ella. Se lo que estar y quedarse sola, y de esa forma, ahora no lo estará.- Añadió ella jugando con su colgante.
-Vaya, la Narniana tiene corazón.- Se burlo él.
-Que gracioso.- Alego ella con cara de pocos amigos.
-Va enserio, cuando te conocimos eras fría.- Alegó él.
-Bueno, ¿y que importa eso? Algunos hechos nos hacen como somos. Supongo que ya sabréis lo del diario.- Alego ella.
-¿Le dejaste a la vista aposta?- Preguntó Peter mirándola.
-Sí, se lo que hice. Y lo deje ahí para que Alisa supiera lo que sucedió. Puede que sea protectora, fría, y a veces despiadada, pero es por una razón. No quiero que nadie pase por lo que yo pase. Se que Alisa ha culpado a mi abuelo, pero Aslan no era responsable, lo supe años después. Mi abuelo protege e intenta cuidar de todos, además de quienes se encuentran en su propia nación.- Aclaro Alana soltando la cadena.
-¿Como es la nación de Aslan? Nunca hemos sabido como es, y tenemos curiosidad.- Alegó Peter.
-Hermosa. Diferente a Narnia en muchos aspectos, pero hermosa. Es cierto que quienes van ya no quieren regresar a Narnia o a su lugar de origen, pero mi abuelo y yo no somos así.- Rió Alana. -La primera vez que la visite fue en un sueño, poco antes de ser Guardiana. Al verla todo era distinto, sus arboles, sus ríos, todo. Cuando la visite en persona en tan solo un mes añoraba a Narnia. Mi abuelo me explicó que se debía a la unión que tenia con ella, y que a él le pasaba muy a menudo, por ello adquiría alguna forma y venia a verla.- Explicó Alana recordando aquello.
-Hiciste un hechizo para vincularte la noche que me hechizaste con el arco.- Alegó Peter todavía molesto.
-Eso era para vincular mi vida, pero yo y Alisa nacimos vinculadas. Ambas sabemos si algo malo la ocurre.- Explico ella.
-Por suerte no visteis la muerte de Aslan. De alguna forma Narnia sufrió.- Explicó él.
-Lo vi de pequeña. Los aliados de Jadis le insultaron y pegaron, antes de morir fue atado y amordazado a la mesa, después Jadis le corto el pelo simbolizando su victoria, y por ultimo le clavo un cuchillo en el corazón. Tus hermanas lo vieron. Hay cosas que las leyendas no lo cuentan, pero cuando vi aquello supe lo que veía, mi padre me había contado aquel echo y aquella batalla tantas veces que parece que la viví.- Dijo ella mirándole.
-Por suerte volvió a la vida. Gracias a la magia Insoldable.- Alego Peter.
-De la única que me fió. La Magia puede ser buena, beneficiosa, en muchos sentidos, pero peligrosa. He visto y sentido cuando la ira se apodera de tu mente, y hacer magia es peligroso. Aquello que dijiste anoche, que no perdiera mi humanidad. Es lo único que no he llegado a perder.- Confesó Alana.
-¿Como sabes que no la perdiste? Querías destruir a Narnia.- Alego él alzando su ceja.
-Porque hubiera intentado matar a Alisa y Aslan, incluso a vosotros. Sabia lo que hacia. Puede que después tomara el control y que amenazara con destruir todo, pero en cierto modo se lo que hacia.- Explicó Alana mirándole.
-¿Y crees que no volverá a ocurrir? Si la próxima vez volviera a suceder, tal vez no tendríamos esa suerte, y tu te podrías convertir en un peligro peor que Jadis.- Alego Peter poniéndose en el peor de los casos.
-Si eso llegara a suceder, y fuera consciente, creeme que me suicidaría. Y si yo no podría, se que tu lo harías.- Respondió Alana seriamente.
-¿Porque me pides que hiciera algo así?- Preguntó Peter asustado.
-Porque se que lo harías, se que protegerías a tus hermanos, a los Narnianos y a Narnia. Y a pesar de que seamos amigos, cuando alguien se vuelve enemigo, la amistad, el amor, la familia o el cariño quedan aun lado.- Aclaro Alana mientras el mar se volvía luminiscente.
La Narniana se puso de pies y camino hasta el agua, sabia que corría peligro estar cerca de ella, ya que no sabia nadar, pero quería saber si aquello era amigo o enemigo. Al acercarse, el mar mojo la falda del vestido, y las botas de la Narniana, impregnando en ellas, aquél brillo. Por curiosidad, Alana alzo la cabeza y miro a la luna, tenía el mismo brillo azul, aquello era extraño. Y seguramente estarían relacionados, la luna y el mar.
-La luna también es azul.- Comentó Peter.
-Ya lo vi. Es extraño, pero seguramente deben de estar conectados. La luna azul...- Se quedo pensando. -¡Pues claro!- Añadió ella gritando.
Y sin decir nada mas, Alana se transformó en león y corrió hacia el castillo, ocultándose entre las sombras y la oscuridad, que la habrían paso ha aquel extraño, misterioso y oscuro mundo. Alana sabía que aquello estaba relacionado con Acheron, con su hermana y con ella, también con las Brujas, y además, con Arturo. Tal vez con aquella luna pudieran saber si él existía, si estaba vivo y donde estaba. Ahora tenían una sólida esperanza.
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