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CAPÍTULO 35

La canción es "Wherever I Go"  de la serie Hannah Montana (algo antigua, pero que importa) es cantada por la cantante Miley Cyrus.

★★★★★

Alana miraba el libro de hechizos, mientras su hermana dormía. Si era cierto que el Legendario solo lo podría encontrar en un sueño, debía de hacerlo de inmediato. La Narniana se puso de pies y se acerco a su hermana despertandola.

-¿Que sucede?- Preguntó Alisa con una expresión de cansancio.
-Necesito que me ayudes.- Alegó Alana mirándola.
-¿Que necesitas?- Pregunto Alisa mirándola.
-Necesito que hagas este hechizo.- Explicó Alana mirándola y señalándole.
-Vale.... ¿Para que sirve?- Alego ella dubitativa.
-Para invadir un sueño. Necesito tiempo para encontrar una cosa en un sueño.- Explico Alana mirándola.
-¿Cuanto tiempo debo de dejarte en ese estado?- Pregunto Alisa mirándola.
-Una hora. El tiempo en un sueño y en la realidad es diferente. Si en una hora no he despertado hazlo.- Comentó Alana mirándola.

Alisa asintió, mientras Alana se tumbaba en la cama. La mayor de las gemelas empezó a hacer el hechizo mientras los párpados de Alana se cerraban. Cuando Alisa finalizo el hechizo poso su mirada en busca de algún reloj, pero no le encontró, de pronto Shiary irrumpió en la habitación y se asusto al ver a Alana tan quieta.

-Tranquila, esta invadiendo un sueño. Necesitó un reloj.- Explicó la Narniana.

La Elfa salió y junto a ella entro Isabella, esta la tendió un reloj de bolsillo mientras comenzaban las preguntas.

-Confiaremos en ella.- Comentó Isabella.

El silencio invadió la sala y esperaron a que el tiempo pasara.

Mientras Alana caminaba por el bosque, sabia donde se encontraba la lanza, y ahora debía de ir a por ella. La Narniana se sumergió en un lago e intento bucear hasta el fondo. La falta de aire empezaba a provocar que sus pulmones ardieran, pero intento soportarlo. Al llegar al fondo vio una cueva, se metió en ella y siguió buceando, aunque su mente la dijera que no, ya que si moría en aquél sueño moriría en la vida real. Al final de la cueva Alana salió a la superficie tomando grandes bocanadas de aire. Salió fuera del estanque y caminó por allí, algo la decía que allí había algo poderoso. Con un poco de esfuerzo, Alana creo una llamarada que se elevaba sola, consiguiendo poder ver a su alrededor. En una de las paredes había una inscripción, se acerco a ella y la observo.

-Si mi Legendario quieres tener algo me has de dar.- Leyó Alana.

Al leer aquello su ceño se fruncio, ya que no sabia a que se refería. De la nada surgió una especie de ninfa, ya que tenia la piel azul, pero los ojos verdes como esmeraldas y el pelo rubio como el sol. Mas que una ninfa, parecía una Ondina.

-Si quieres pasar esta prueba algo debes de dar. Algo que una sirena quiera.- Explicó la extraña mujer.
-¿Pero que necesita una sirena?- Pregunto Alana confundida.
-No te lo puedo decir. Pero recuerda sobre la Elemental de Agua.- Rió la mujer.
-Su voz. Jamas pudo cantar por una maldición.- Dijo Alana abriendo sus ojos.
-¿Y que canción podrías darla?- Preguntó la mujer.
-No lo se.- Negó Alana pensativa.
-¿Segura?- Preguntó la mujer.

Alana se quedo pensativa mientras miraba al suelo, no había ninguna canción que pudiera darla, hasta que de pronto recordó.

-Esta canción me la canto mi hermana mayor de pequeña, días antes que me fuera.- Comentó Alana cantando.

La mujer, sonrió al escuchar la melodía, mientras la cueva comenzó a temblar haciendo que se abriera un pasadizo. Al terminar la canción Alana sonrió y entró en el interior del pasadizo. A su lado, de nuevo estaba la mujer, mirándola. El suelo estaba formado por unas baldosas y las paredes eran de piedra, frente a ella estaba el tercer Legendario, el del Agua. Alana dio un paso hacia adelante y de pronto sintió un terrible dolor que la obligo a gritar.

-Si pisas mal una baldosa sentirás dolor.- Explicó la mujer.
-¿Y como llegó a la otra parte?- Preguntó Alana mirándola.
-Fácil. Debes de hacerlo conforme al baile.- Explicó ella mirándola.
-¿Baile? ¿Que baile?- Pregunto Alana alarmada.
-Debes de saberlo tu.- Alegó la mujer.

Mientras, Alisa miraba el reloj, apenas quedaban unos minutos para que la hora se completara. Isabella daba vueltas nerviosa, mientras Shiary miraba al infinito.

-¿Cuanto queda?- Preguntó Shiary a la Narniana.
-Diez minutos.- Respondió ella alarmada.
-Esperemos que lo consiga. Invadir un sueño puede costar la vida.- Alego la Gárgola.

Alana miraba alarmada todo, no sabia a que se refería la mujer y el tiempo se acababa. Alana miro la lanza y el suelo, apenas la separaba unos diez metros tal vez veinte. Debía de hacerlo de una forma, pensar ya no era una opción. La Narniana se preparo y comenzó a correr. Cuando pisaba la baldosa equivocada un terrible dolor la recorría, seguido de un agudo chillido o también alguna lanza la provocaba algún que otro corte. Al llegar ante la lanza, Alana escucho la voz de Alisa, rápidamente alargo la mano y cogió la lanza, se dio la vuelta y miro a la mujer.

-Gracias.- Dijo Alana mientras todo se volvía borroso.

Alisa llamaba a si hermana, observando los cortes que comenzaban a invadir su cuerpo. Segundos después los ojos de ella se abrieron mirando a todas partes.

-¿Estas bien? Tienes cortes. ¿Que ha pasado?- Dijo Alisa mirando alarmada a su hermana.
-Tranquila. Estoy bien.- Rió Alana mientras mostraba una lanza.

La lanza era completamente plateada, con un largo filo el cual estaba perfectamente afilado. El mango de ella estaba decorado con extraños símbolos, que al mismo tiempo la hacían atractiva a la vista, provocando que no dejases de mirarla, no solo por los dibujos o la forma, sino, por el brillo.


-La has conseguido.- Comentó Isabella abriendo sus ojos.
-Los tres Legendarios han sido encontrados.- Comentó Shiary.
-Corrección, cuatro.- Respondió Alana.
-¿A que te refieres?- Preguntó Alisa.
-Mi Legendario debe de ser elegido por el fuego. He de ir a la isla de fuego para poder encontrar el cuarto Legendario, el cual sera el mas fácil de encontrar. Llevar todos al santuario.- Comentó Alana mirando a todos.
-No deberías de ir sola.- Comentó Shiary mirándola.
-No me va a pasar nada.- Rió Alana.
-No importa, alguien debería de ir contigo.- Alego Isabella.
-¿Y quien seria el afortunado?- Preguntó Alana sarcásticamente.
-Bueno, ningún Guardián puede ir. Ya sabes, hay que proteger al Legendario.- Comentó Isabella mirándola.
-¡Ya se quien!- Exclamó Alisa.

Alana la miro confundida, pero algo la decía que aquella mirada de diversión no iba a serlo para ella. La molestaba que la obligarán a hacer lo que ella no quería, pero estaba vez debía de obedecer, no era momento de hacer una locura, aunque quisiera hacerla.

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