➹ Cap. 11
Nicolette suspiró mirándose en el espejo de su habitación.
Habían pasado unos días desde que había conocido formalmente a Alexander y el resto de los Cinco. Ahora él los había invitado a una cena, ella era la única de sus hermanos en saber lo que pasaría en esa famosa cena.
Aún no entendía cómo Rebekah fue tan estúpida para decirle la verdad a Alexander al creer que él la aceptaría como vampiro o la ayudaría a buscar una cura para su inmortalidad.
Si Nicolette no supiera nada del futuro, ella ni siquiera hubiera sospechado que su hermana le dijo a Alexander toda la verdad sobre ellos.
A veces entendía por qué razón Klaus le clavaba dagas, cuando Rebekah se enamoraba se le nublaba el juicio y hacía cosas muy estúpidas.
Comprendía que Rebekah quisiera estar con alguien pero tampoco podía arriesgar a todos sus hermanos como en esos momentos.
Si Nicolette no hacía nada para impedir lo que pasaría era porque ya tenía un plan en mente, había creado a unos vampiros que hipnotizó para que matarán a los Cinco mientras dormían ya que ella no lo haría ni aunque estuviera loca al saber lo que tendría que pasar si hacía eso.
─ ¿Nik? ─ la original salió de sus pensamientos, miró en dirección de la puerta de su habitación al escuchar la voz de uno de sus hermanos ─ toque la puerta pero no respondiste, Elijah dice que ya debemos irnos, está muy intrigado con la supuesta arma máxima que tiene Alexander, no quiere hacerlo esperar demasiado ─ dijo Kol rodando sus ojos.
Para Kol todo eso era innecesario al no creer que hubiera algo que los pudiera destruir a excepción del roble blanco.
Nicolette suspiró asintiendo con su cabeza antes de dirigirse hacía la salida de su habitación donde Kol aún estaba parado.
─ Vamos ─ murmuró la original tomando el brazo de Kol.
[...]
Al llegar a la residencia de los Cinco, los originales actuaron con tranquilidad aunque el más ansioso era Elijah por querer tener más información sobre el arma máxima que les había contado antes Alexander.
Él creía que era algo de qué preocuparse a diferencia del resto de sus hermanos que pensaban diferente a excepción de Nicolette aunque no lo dijera abiertamente.
─ Nos alegra que hayan aceptado nuestra invitación ─ dijo Alexander.
Todos estaban alrededor de una gran mesa y un banquete mirándose mutuamente entre ellos.
─ Fue un placer para nosotros ─ aseguró Elijah.
Nicolette los miró en silencio sin decir mucho durante toda la cena, dejó que sus hermanos varones hablarán más con los Cinco.
Ella se dedicó a comer un poco mientras analizaba toda la interacción en silencio.
Nicolette esperaba que sus planes salieran bien o de lo contrario tendría que actuar ella misma matando a los Cinco sabiendo que eso no sería una buena idea a menos de que quisiera ser torturada mentalmente por la maldición de los Cinco hasta que un nuevo cazador naciera.
Eso era lo que más nerviosa la tenía en ese momento ya que ella no quería matarlos. Sufrir torturas mentales no era algo que le apetecía ni en ese instante ni nunca en su vida.
[...]
Las cosas se habían salido de control tal y como Nicolette lo pensó.
La cena fue tranquila durante todo momento hasta que todos ellos se fueron a dormir.
Ahí fue cuando comenzó todo el caos que generó las dagas de cenizas de roble blanco.
Mientras los Mikaelson dormían, la hermandad de Cinco les clavaron las dagas en sus corazones neutralizando a la mayoría de todos los originales.
Nicolette a pesar de saber de antemano lo que pasaría esa noche no pudo prevenir el ataque mientras dormía.
Ella había despertado en medio de la noche con mucho pánico por el miedo que le generó ese ataque.
Ver la imágen de sus hermanos con dagas en sus corazones la había traumado un poco ya que era muy diferente a como se veía en la televisión, las emociones de verlos así eran más intensas al ser un vampiro.
Ella los quería mucho a pesar de llevarse mal con ellos en algunas ocasiones.
Pero eso era algo normal entre hermanos, pensó. Los originales eran su única familia ahí y no los quería perder ya que no le gustaba sentirse sola en ese mundo por eso cuando los vio así les quitó las dagas a todos ellos.
[...]
Kol parecía como si quisiera matar a todo a su paso en ese momento, estaba tan molesto que se podía ver reflejado en su cara y en cada uno de los poros de su cuerpo.
Después que Nicolette les quitará las dagas todos ellos se habían ido de ese lugar hacía la mansión donde habían estado viviendo todo ese tiempo.
Cuando despertaron el pánico les había dado mayormente a Kol y Rebekah por los que les había pasado, Elijah aún no podía creer que los Cinco hubieran podido neutralizarlos con tanta facilidad.
─ ¡Quiero arrancarles las cabezas! ─ gruñó Kol furioso.
Él era el más enojado de sus hermanos, se negaba a creer que unas dagas les causará tanto daño y que además los pudiera neutralizar.
─ ¡Cálmate Kol! ─ pidió Elijah.
Kol no era el único molesto y preocupado por toda esa situación, Elijah también lo estaba aunque era el más sereno de la familia junto a Finn.
─ No puedo creer que Alexander me hiciera esto ─ murmuró Rebekah destrozada.
Nicolette suspiró rodando sus ojos al escuchar a su hermana decir eso.
Rebekah parecía más preocupada por la traición de Alexander que por lo sucedido a sus hermanos en ese momento.
Se notaba que ella estaba afectada con eso ya que realmente se había enamorado de Alexander y él la traicionó al ponerle una daga.
─ ¿Qué le dijiste a Alexander? ─ gruñó Kol tomando del brazo a Rebekah.
Después de escuchar las palabras de su hermana él empezó a dudar de ella.
─ ¡Nada! ─ mintió la original nerviosa por lo que ellos pudieran pensar de ella.
Elijah avanzó hasta Rebekah mirándola a los ojos sabiendo que ella no podría mentirle en la cara.
─ Rebekah dinos la verdad, ¿qué le dijiste a Alexander? ─ preguntó Elijah.
Rebekah tragó saliva mirando a todos sus hermanos.
─ Yo solo quería ser humana de nuevo, Alexander dijo que me ayudaría a encontrar una cura si le decía la verdad sobre nosotros ─ contestó Rebekah arrepentida.
Elijah pasó sus manos por su cara al escuchar a Rebekah, él no podía creer que su hermana se hubiera dejado engañar tan tontamente como lo hizo con Alexander.
Kol se molestó más que antes al escuchar la excusa de su hermana.
─ ¿Cómo fuiste tan idiota? ─ gruñó furioso él.
Nicolette avanzó hasta el centro de la sala donde sus hermanos estaban discutiendo.
─ ¡Basta Kol! ─ lo detuvo ─ lo hecho, hecho está, no hay vuelta atrás, por suerte la hermandad de los Cinco ya no son un problema para nosotros pero de igual manera debemos irnos de Italia lo más pronto posible ─ les dijo Nicolette.
Suerte para ella, las cosas salieron tal y como las planeó.
─ Tienes razón, no podemos seguir más tiempo aquí ─ murmuró Finn.
Nicolette lo miró de reojo al escucharlo, a Finn también lo despertó a diferencia de Klaus que lo dejó con la daga puesta.
Dejaría que él hiciera lo que le diera la gana aunque sí llamaba la atención de Mikael, Nicolette no dudaría en clavar una daga en su corazón.
─ A todo esto, ¿por qué tú no fuiste afectada por la daga como nosotros? ─ preguntó Kol cambiando de conversación mientras miraba a Nicolette.
Eso mismo querían saber el resto de los originales por lo cuál agradecieron mentalmente a Kol por preguntar eso
─ Sigo siendo una licántropo a pesar de tener encerrado mi lado lobo y la daga es de plata, no funciona en los lobos ─ aclaró Nicolette.
Eso sorprendió al resto, saber que Nicolette era a la única que las dagas no le podía afectar les dio un poco de miedo al sentirse vulnerable por las dagas que ella tenía en su posesión.
─ Nos iremos hoy mismo ─ dictaminó Elijah saliendo de sus pensamientos.
Dejaría atrás el tema de las dagas por el momento ya que tenían mucho tiempo para hablar sobre eso en otro momento.
¡CAPÍTULO 11!
Aquí les dejo un nuevo capítulo de esta historia, espero que les haya gustado.
¿Qué les pareció?.
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