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CAPÍTULO 4 | CAZADOR DE VAMPIROS

–¿Qué mierda hago aquí? – Cuestionó el azabache de moteadas puntas borgoña, el vampiro torció una sonrisa, divertido al verlo huirle de esa manera.

–¿Cuál es tu nombre, Cazador? – Y JungKook comenzaba a sentir la palabra
“Cazador” como burla hacía él, como ofensa. Se mofó de él.

–Cómo si no lo supieras… – Contestó, si por algo estaba ahí era por su ya bien conocida reputación, todo mundo sabía su nombre. El vampiro borró su sonrisa notando como aquellos ámbares se volvían de a poco cobrizos yendo al negro. Y en un rápido movimiento, le alcanzó el tobillo sobre la cama y tiró de él hasta dejarlo al medio de esta. Fue tan rápido que JungKook se sobresaltó.

–Tu nombre… – Exigió. Entonces JungKook comprendió; era un juego, y uno muy malo. Si contestaba mal o no contestaba un hueso, por lo menos, sería roto. Un clásico juego de vampiros. Pero JungKook permaneció en silencio, aquello era una humillación para él, más cuando en aquellos cobrizos ojos brillaba la perversidad y diversión.

–Vete a la mierda… ¿Qué te parece? –Espetó el Cazador alzando una ceja y entre dientes. El vampiro torció otra media sonrisa.

–No hablas, pero cuando lo haces solo para decir groserías. Habrá que moldear esos modales…–Y sin más tiró de su tobillo dolorosamente hacía él terminándolo de arrastrar hasta la orilla de la cama. El cazador sorprendido retiró la mano de su cuello y trató de afirmarse de la satinada sábana, pero no pudo a tiempo y justo cuando hubo llegado a la orilla por aquel repentino tirón, fue tomado por la garganta y alzado como si fuera una pluma por este.

Su cuello dolió a mares por lo de antes y ahora más con la presión de la mano del otro sujeto. Lo miró desde arriba. Esos ojos divertidos era lo que más chocaba con su orgullo. Mil veces maldito. JungKook pudo apreciar por un momento, aún entre su coraje, aquel perfecto rostro. Era una mentira sobre los rostros pálidos, aunque era cierto que la inmortalidad en esos vacíos seres era evidente; más bellos, más musculosos, más sobrenaturales. Perfectos; no había otra palabra, por ello la naturaleza los odiaba y los había castigado con una sed infinita y la posibilidad de comer y sobrevivir de su misma especie inclusive. Porque si la inmortalidad para muchos era un don, para muchos otros constaba nada más que de una maldición eterna.

Aquella presión hizo manar su sangre de nuevo, sintiéndola caliente y espesa bajar por su cuello y sin esperarlo más, aquel vampiro lo bajo apenas poco y acercando su rostro al blanquecino cuello, lamió aquellas gruesas gotas de sangre que caían del orificio en su piel. JungKook dejó de respirar al pensar que lo mordería, pero eso no ocurrió.

Aquella fría, mojada y seductora lengua lamió su piel con tanta vehemencia que lo hizo ver estrellas de colores e hizo electrocutar su cuerpo descontroladamente, llegando hasta atrás de su oreja, donde la piel era más sensible aún. Besos furtivos fueron repartidos, así como fieros arañazos productos de los peligrosos colmillos y aquella sabia peligrosa viajó por su torrente invadiendo cada parte de él, aquella sabia venenosa que no provocaba más que placer y lujuria descontrolada, lo que los humanos buscaban y los vampiros proveían. JungKook suspiró de gusto, aquello era el infierno para él y el mismo cielo. Infierno por estarse doblegando ante las caricias pecaminosas de ese monstruo y el cielo porque vaya, lo hacía desear más, muchísimo más.

Aunque la respiración le faltaba y poco le faltaba para la inconsciencia, suspiró en agobio, en placer ante las caricias del otro. Y cuando pensó que al fin lo mordería porque… Lo deseaba, deseaba que lo hiciera. Nada pasó, nuevamente, en cambio lo dejó caer en la cama, sentado. JungKook suspiró agitado, excitado y muy enojado, clavando sus negruzcos orbes en aquel malvado ser que lo estaba seduciendo con el mayor descaro.

–¿Por qué no me matas de una vez y te dejas de estupideces? –Renegó JungKook harto. Porque lo peor que le podía pasar a un Cazador, era su misma situación; se capturado y torturado hasta su muerte por chupasangres descontrolados.

–No es el propósito de mi objetivo, Cazador… –JungKook se mofó de él, hundiendo la lengua en su mejilla como gesto de disgusto, cosa que no pasó desapercibida para el mayor.

–Y ¿Cuál es sino? – El vampiro se relamió los labios, aun con restos de su sangre, frente a sus ojos, causando que JungKook tragara duro.

–Me servirás… Serás mi consorte y proveedor personal –¡Gran estupidez! Si JungKook pensaba que se estaba mofando de él, ahora realmente estaba convencido. ¿Consorte y proveedor? O traducido en pocas palabras como; su- puta-de- sangre- personal. No había más. ¿Acaso pensaba que caería tan bajo?

JungKook se enderezó de la cama ante su atenta mirada y anduvo sin miedo hasta la ventana, corriendo la cortina y vislumbrando la negruzca noche. El vampiro vaciló a sus espaldas, ¿Por qué no temía de él? ¿Por qué ni siquiera temía darle la espalda sabiendo que él podría abalanzarse hacía él y cortarle la vida?

Que fuera una broma. ¿Acaso no le enseñaron siempre a luchar hasta el último minuto? Porque por lo menos, si iba a morir, lo haría luchando. No iba a deshonrar a su padre, a los suyos, al gremio, a sus amigos. Se cruzó de brazos, extraña postura relajada para el ser de la noche que esperaba en las sobras rojizas de la habitación. Lo tenía tan confundido, pero a la vez tan divertido, como un gato que juega con su recién cazado ratón. El beneficio de la duda lo atacaba y no podía negar que aquel Cazador le atraía a sobremanera y aunque hubiese negado ante sus hermanos esa razón al capturarlo, sabía que era así. No lo quería muerto, claro que no, sería un total desperdició. Lo quería para él, con él. Imaginaba cosas indecentes con él y la sangre de por medio. Su mente viajaba y creaba escenarios sangrientos que sin duda podría probar con cualquiera. Pero aquí el punto era que JungKook no era cualquier persona, ese Cazador ya tiempo atrás le había llenado él ojo y tan pronto como le vio, quiso hincarle un diente en el cuello y… Otras cosas más. Porque ese Cazador era fuerte, único y TaeHyung deseaba un guerrero con él, no un ciervo indefenso.

Atento al pelinegro y confundido por su sosiego que resultaba ser incluso inquietante para él, un ser de miles de años acostumbrado a no sentir nada. JungKook se vuelve, con profunda mirada, rostro serio y pacífico, aunque podía apreciar arder fuego en sus negruzcos orbes y lo mira. Sus labios se mueven en un conjunto de palabras que lo llevan al desconcierto y lo sumergen en un coraje de los mil demonios. “Maldito seas, Jeon JungKook…” piensa el vampiro.

–Prefiero morir, Rey de las Rosas… –Le dijo calmo, sereno, provocando un colapso en el otro.

– ¿Por qué buscarle 5 patas al gato, JungKook? –Preguntó aun dándole el beneficio de la duda, pero el muchacho ni se inmutó.

–Porque soy un Cazador que ha jurado lealtad, prefiero morir antes que ser una deshonra para mi gente, prefiero morir antes que servirte…–Y sin más se agachó y del interior de su bota liberó una daga, una más que no había sentido hasta el momento en que se enderezó en la cama. Dios bendito que así era, porque tal vez era su única salvación, aunque su razón gritaba sobrenaturalmente, que perdería contra aquel ser que con ahora negruzcos orbes lo observaba y colmillos furiosos le amenazaba– Yo jamás seré alguien como ustedes… –Y aquella ofensa viajó a oídos del otro y Jungkook alzó la daga adoptando una posición de combate misma que adoptó el vampiro también.

–Eso… Está por verse, Cazador del Gremio… – dijo mientras lo miraba fijamente con sus ojos rojos preparándose para el ataque.

Después de terminar aquella conversación ambos se miraban esperando algún movimiento del otro, mientras esas miradas se encontraban ambos sentían que algo crecía dentro de sus corazones, pero ninguno lo aceptaría
- ¿Qué esperas vampiro? – dijo Jungkook provocando al chico frente a él, pero al ver que no hacía ningún movimiento el decidió ponerle fin a la guerra de miradas atacándola por su propia cuenta haciendo que aquel vampiro reaccionara de una manera rápida y violenta propinándole un golpe que lo llevo directo al suelo dejándolo aturdido por unos momentos
- Es lo único que puedes hacer Cazador del gremio – dijo aquel vampiro mientras lo miraba con desdén y sonreía en forma de burla logrando que aquel muchacho que se encontraba anteriormente en el suelo se pusiera rápidamente de pie rápidamente para intentar atacar a aquel vampiro que se burlaba de él, pero el resultado fue el mismo solo lograba acabar tirado en el suelo mientras que la risa del vampiro se escuchaba por toda la estancia haciéndolo enfurecer.

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