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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐎𝟗 | 𝐁𝐄𝐈𝐆𝐄

"Sabes que eres hermosa, pero eso no es ni la mitad del tesoro que hay en tu alma"

Yoke Lore




Jungkook amaba la vida de chico universitario, como todas las chicas se lanzaban hacia él como si fuera el mismísimo sultán en busca de su harem, había días en los que se preguntaba el porqué no tenían tantita dignidad y se dejaban usar por él, pero era algo que tampoco le importaba, simplemente era el "problema de ellas". Su mejor amigo, Mingyu, le aconsejaba dejar esa manía de jugar con las chicas y solo follarlas, pero el solamente respondía: <<¡Vida solo hay una amigo!>>, pero lo que su mejor amigo no sabía era que él tenía un tipo ideal de chica, claramente este jamás se lo diría porque temía a que él se burlara y lo tachara de farso.

Claramente Jeon no dejaría de follarse ante la insinuación de un linda chica, pero muy en el fondo, deseaba encontrar a la mujer de sus sueños y se propondría a cambiar solo por ella.

—La fiesta de Sandra será en dos semanas, ¿irás?—pregunta Mingyu hacia Jungkook quien se encuentra frente a él.

Ambos se encontraban en la cafetería "Paradise", necesitaban despejar su mente luego de una semana estresante de la Universidad.

Jeon soltó el humano al haber inhalado su cigarro mientras observaba el trasero de aquella rubia con vestido floreado y que le llegaba hasta casi los tobillos, le parecía gracioso que vistiera de esa forma, pero eso no descartaba que le llamara su atención, creía que a lado de ella se vería como el chico malo con tatuajes que venía con el objetivo de dañarla, nada alejado a la realidad y más por aquella vestimenta que traia consigo, vestir todo de negro hacía intimidar a la gente o con solo tronar los dedos, tener abierta de piernas cualquier chica que quisiera ser follada.

Dejó de mirar a la misteriosa chica y volteó a ver a su amigo.

—Sabes que no me lo perdería por nada en el mundo.

—¡Perfecto!, entonces le diré a Kaira que lleve a su amiga.

—¿Por qué no vamos solos?, desde que tienes novia te la pasas como perrito amarrado a su dueño.

—Mi novia es mi prioridad Jeon, pero que sabrás tú si jamás has tenido una...bueno, al menos una formal.

—¡Cierra la boca!—responde mientras le da un zape en la cabeza.

La misteriosa chica volteó a verlos al oír aquella voz masculina, lo observó unos segundo intentando descifrar quien era y porque se le hacía conocido, pero rápidamente su mejor amigo captó su atención, dejando de lado a aquellos chicos que seguian peleándose como niños.

Ella soltó un suspiro y salió de la cafetería, subiendo al auto de su amigo.






[...]





Athena escuchaba atentamente a sus amigos sobre la fiesta que organizaría su prima Sandra, quien no tardaría en venir a su casa para pasar la tarde con ella y sus acompañantes. Ha decir verdad, le fascinaba la idea de poder experimentar fiestas donde conociera a muchas personas pero sabia perfectamente que era imposible entablar conversación cuando estas se terminaban en solo ingerir alcohol y tener sexo en cualquier parte de la casa, aunque para ella no fuera nada del otro mundo, se le hacía divertido ver como chicos de su edad terminaban desorientados y fuera de la realidad.

—Mi novio igual vendrá, así podré presentartelo, además, traerá a un amigo. —comenta Kaira, mirándola picardía.

La pelirroja sabia que su mejor amiga jamás había experimentado un noviazgo y claro que estaría dispuesta a sacarla de aquel tunel de aburrimiento donde no encontraba diversión. Estaba emocionada que se hubiera mudado cerca de su hogar y estudiara en la misma Universidad que ella, ambas eran de primer año, pero tardo pocos días en que Athena pudiera ingresar al mismo tiempo.

—Será mala idea, ni siquiera sabemos cómo es aquel chico, además, yo aún...

—Nada de recuerdos, aquel chico de tus sueños se fue linda, debes dejar el pasado y vivir el presente, eres muy hermosa, saca provecho de eso.

La rubia la miró poco convencida, su corazón se estrujó ante el recuerdo del chico que conoció en aquel campamento de verano, tan sólo tenía 17 años, pero jamás podría olvidar lo atento y caballeroso que fué con ella.

Había encontrado el significado de enamoramiento por primera vez y se arrepentía de no hacérselo saber cuándo fue el último día.

—Kaira tiene razón, nunca se sabe cuándo puedes hacer de nuevo un click con otra persona, anímate. —exclama Jimin, quien tomó un puño de palomitas y se los llevó todo a la boca, logrando enfurecer a la pelirroja.

—¡Solo es una o dos palomitas, Jimin. Nos dejarás sin nada!

—¡Quien te manda a ser tan lenta y solo hablar de la poca vida amorosa de Athena!

—¡Oigan, a mi no me metan!

Kaira se abalanzó hacia el rubio, para después embarrarlo de aquel helado que había traído de la cafetería junto con la rubia, mientras está solo negó con la cabeza ante las ocurrencias de sus amigos.

Al escuchar el timbre, dejó que ellos siguieran discutiendo como niños berrinchudos y fué inmediatamente a atender a su prima, quien le avisó que ya estaba afuera. Estaba emocionada por verla de nuevo, eran como hermanas, siempre la ayudó con cosas de la escuela o dándole consejos sobre como pasar desapercibida de las personas si no quería tener contacto con ellas, algo que no pudo hacer al hacerse amiga de la pelirroja y aquel rubio que pedía auxilio ante el maltrato de esta.

—¡Athena, por fin puedo verte tonta!-la pelinegra se abalanzó hacia ella sin dejar que hablara.

—¡Yo también te extrañé! Además, estaremos en la misma escuela, así que nos veremos a diario. —responde en cuanto la fémina se aleja.

—¿Tus amigos?

—¡Eres una loca, Kaira! Pero esto lo sabrá Mingyu.

—¡Él me respalda nalgón!

—¡Deja mis nalgas en paz!

Ambas chicas se miraron entre sí al ver la escena de aquellos, quienes daban un espectáculo entre ridículo y gracioso.

—Ahí están.

—Mejor hay que calmarlos. —comenta Sandra, mientras ríe al ir hacia ellos.

Athena solo reía ante la pelea y siguió a su prima.

[...]

Habían pasado días en los que la rubia había entrado a la Universidad, incluso la escogieron como la chica popular de la escuela por su manera de ser con los demás y ni hablar de su inteligencia, destacando en las clases, sin embargo, había una que otra compañera que la odiaba, pero a ella no le importaba, porque siempre seguiría siendo ella misma sin dañar a los demás.

La fiesta de su prima era esa misma noche, por lo que ahora se encontraba en la casa de su mejor amiga, quien se retocaba el maquillaje y acomodaba sus senos para que no se vieran tanto.

—¡Ya terminé! Ve a ponerte el vestido que te compré, resalta tus ojos grises, aunque con cualquier cosa que te pongas, siempre resaltas.-exclama la pelirroja viéndola a través del espejo.

—No tenías que molestarte, estoy bien así.

—Oh no, nada de irte así, tampoco hay que ser tan literales, eres hermosa nena, aprovechalo, quizá y encuentres un rico chocolate que comer esta noche.

—No pienso follar con un desconocido Kaira.

—Solo hazme caso, ve a cambiarte.

—Bien—responde y suelta un suspiro.

Toma el vestido que estaba en la cama de su mejor amiga y se dirige al baño, coloca este sobre el lavado para deshacerse de su ropa y zapatos, quedando solo en ropa interior. Se observa por un momento al espejo, viendo su cuerpo, anteriormente diría que se veía horrible pero con ayuda de aquel chico se dio cuenta que no lo era, amaba su cuerpo, cada curva, incluso empezó a amar sus senos grandes y su trasero que le causaban inseguridad por tener un volumen un tanto llamativo, pero a quien engañaba, tener ambos la habían lucir sexy. Sonrió nostálgica al recordar a aquel chico de hermosos ojos de bambi, incluso pensó que el hombre de la cafetería podría ser él, pero lo descartó al instante al verlo con aquellos tatuajes, no era que no le gustara pero se le hacía imposible que fuera el niño tímido y tierno que había conocido.

—Debo olvidarte de una vez. —se dijo así misma, para colocarse el vestido.

Este era de color vino, era pegado y tenía unas aberturas a los lados, resaltando su hermosa anatomía.

—Eres hermosa Athena. —susurra para después salir e impresionar a su amiga, quien levanto sus dos pulgares al verla tan hermosa.

Era una hermosa amistad, agradecía haberla conocido.

Kaira la ayudó a maquillarla un poco y le prestó unos tacones que hacían relucir sus piernas esbeltas.



[...]



Jimin había pasado por ambas chicas a petición de Mingyu, pues este quedó en ir por Jungkook ya que este regresaba de Busan por ir de visita a la casa de sus padres, por lo que no podía ir por su novia, decidiendo que fuera Jimin quien fuera por ella y su mejor amiga.

—¿Sabes si trae a su amigo? —susurra inaudible la susodicha, viendo que no sea escuchada por Athena, quien observaba divertida a su prima bailar con un apuesto chico.

—Si, de hecho, ahí vienen.

Ambos voltearon a la misma dirección, viendo a ambos chicos ir hacia ellos.

—¡Bonita!

—¡Amor!

Mingyu tomó a la fémina de cintura para poder besarla y llevarla a bailar, dejando a su suerte a Jungkook, quien tomó el lugar de la chica sin ver aún a Athena, que al voltear a verlo quedó estupefacta, buscó con la mirada a sus amigos, pero Jimin igual la había dejado a su suerte al ver a Sandra sola.

Jungkook sintió la mirada de la chica, por lo que volteo a verla y quedó sorprendido, su corazón latía con fuerza, era como si volviera a ser ese niño tímido que conoció a aquella rubia de hermosos ojos que logró robar su corazón pero igual lo hizo trizas al dejarlo en aquel campamento.

Ninguno decía nada, la música se escuchaba lejos, como si solo fueran ellos dos sin miles de personas a su alrededor.

Athena tragó saliva y sintió sus ojos picar al reencontrarse con el niño de sus ojos.

—Eres más hermosa de lo que ya eras. —susurra Jeon al acercarse a ella, la había extrañado.

Porque aunque ella lo dejara sin siquiera despedirse, la seguía recordando, era su chica, su tipo ideal, a quien arriesgaría todo con tal de ser solo de ella. Su hermosa Athena.

—No sabes cuanto había esperado este momento. —volvió a decir para después tomarla de las mejillas y robarle un beso.

Un beso añorado por ambos, para muchos sería algo estúpido, porque no podía dar la certeza que era ella, pero era imposible no reconocerla, si tenía la foto de ella en la funda de su celular y en un portaretrato cerca de su cama. Esperaba verla, que al menos lo buscara o el destino se encargara de juntarlos.

—Te he extrañado tanto Jungkook. —respondió la rubia después de romper aquel beso, mirándolo con una sonrisa.

Tomó su rostro y volvió a besarlo, entusiasmada por volver a probar sus labios.






[...]




Athena soltaba suspiros de satisfacción y gemidos agudos al tener al pelinegro lamiendo su intimidad. Le encantaba tenerlo así, jamás pensó que luego de aquella fiesta, retomaran lo que no habían podido ser cuando eran unos adolescentes, pero estaba feliz.

Y aún más cuando después de semanas de estar conociéndose más, le pidió ser su novia. Siendo la pareja envidiable de la Universidad.

—Me encantas, Athena. Me encanta tu sabor, todo de ti. —susurró con la voz ronca para mirarla y sonreírle con picardía, volviendo a su intimidad.

La fémina se retorcía por el placer que sentía al ser follada por los dedos largos de su novio, eso la volvía loca.

—¡Ah, sigue Jungkook, voy a correrme!

—Hazlo preciosa.

Ella no se inmutó y un nudo se formó en su vientre bajo al sentir la oleada del orgasmo.
Jungkook lamió su esencia ante la mirada de la rubia, quien respiraba con dificultada ante su orgasmo.

El pelinegro se levantó, para sacarse la camiseta y sus pantalones junto a sus bóxers, escupió saliva sobre su mano para luego masturbarse un poco. Athena mordió su labio inferior al verlo así, le excitada de sobremanera, él lograba cosas inigualables en ella.

—Ponte en cuatro, quiero ver tu bonito trasero siendo follado por mí.

Ella tan sólo hizo caso ante su petición, era algo que no le sorprendía, su novio era así, de directo y sin vergüenza alguna.

Jungkook se acercó a ella, restregando su miembro sobre su intimidad, sacándole suspiros, rió ante las reacciones que provocaba la fémina, le encantaba, aquella chica provocaba lo mismo en él.

La embistió de una al verla estimulada gracias a su orgasmo reciente, tomó en una coleta su cabello y empezó a follarla con rapidez, sus gemidos agudos no tardaron en escucharse en su habitación, los golpeteos de sus testículos golpeando su trasero y las nalgadas que le brindaban.

—¡Si, así papi!

—Soy tu papi, eh, eres una perra desvergonzada. —rió ronco para después darle un azote en su nalga derecha, dejándolo rojo al instante. —¿Te gusta como me follo ese pequeño coño tuyo, mmm?

—¡Ah si, Jungkook!

—Amo como aprietas mi polla, se siente tan bien, tan caliente y rico.

Esta tan sólo gemía alto ante las penetraciones de Jungkook, quien tomó su cintura para pegarla a su pecho y follarla duro, mientras su mano derecha apretaba su cuello y después bajaba a apretar sus grandes senos.

—Estoy cerca... ¡Oh Dios!

—Mmm, jamás me cansaré de follarte.

Athena apretó su miembro, sintiendo aquel orgasmo derrotarla, mojando un poco las sabanas, no tardó Jungkook correrse dentro de ella, llenándola de su esencia.

Ambos respiraban agitados por su orgasmo, el pelinegro salió de ella, dejando un vacío en su interior, cayendo rendidos a la cama.
Jungkook la miró y retiro el mechón que tenía tapando su rostro, se acercó y la besó dulcemente, siendo correspondido al instante.

—Eres el tesoro más preciado de mi vida, Athena. Te amo tanto.

—Yo te amo más Kook.

Este sonrió y la acercó a su pecho, dejando que escuchara los latidos de su corazón.

Porque por ella había cambiado y convertido en una mejor persona. Solo ella tenía su corazón y podía manejarlo a su antojo.

Su hermosa Athena.





¡Holaaa! Ya había dejado de lado este libro de Jungkook pero les traje otro capítulo como compensación, espero lo disfruten, la verdad este JK me tiene enamorada.

Disfruten del capítulo, besos en la puchaina. 😚

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