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040. sensei's fight

CHAPTER FORTY
❝pelea de sensei's❞
cobra kai season four | act. four







JOHNNY ENTRÓ AL DOJO ignorando a Chris que estaba con un selfie stick grabando todo.

—¡Ya llegó! ¿Tiene algo que decir, sensei Lawrence?

—¿Qué hacen los chicos aquí? —preguntó Johnny.

—Eso pasa cuando transmites tu vida por las redes sociales.

—Quizá haya una mejor manera.

—Sí, la hay, pero no lo admitirás.

—¿Nunca has pensado que puedes equivocarte en algo?

—¿Qué hacemos aquí? ¿Repetirás tu argumento sin fundamento frente a los chicos?

—No. Quiero lo mejor para ellos.

—Lo mejor es Miyagi-Do. Si pelear es la única forma de lograrlo, terminemos con esto.

—De acuerdo, LaRusso. Terminemos con esto.

Miguel y Ethan tenían dos banderas cada uno. Una blanca y una roja. El resto de alumnos estaban observando todo como si fuera un acto de circo.

—Frente a nosotros —dijo Miguel—. Saluden.

—De frente —dijo Ethan—. Saluden.

—¿Listos?

—¡A pelear!

Johnny le lanzó una patada y un golpe. Daniel empezó a hacer bloqueos pero Johnny le dio un golpe en las costillas.

—Punto, Lawrence —dijo Ethan con aburrimiento. Tenía sueño, ¿por qué no lo dejaban dormir?

—El sensei Lawrence golpea primero —dijo Chris.

—Fiel al lema de su antiguo dojo, el cual tiene tallado en su ser —dijo Mitch como si fuera presentador.

—Lawrence a la cabeza —dijo Miguel—. ¿Listos?

—¡A pelear!

Esta vez, Daniel atacó primero e hizo un punto.

—Punto, LaRusso —dijo Miguel—. Van uno a uno. ¿Listos?

—¡A pelear!

Johnny empezó a dar patadas como si su vida dependiera de eso. Daniel le dió un golpe en el abdomen.

—¡Eso es! Dos a uno. LaRusso toma la delantera —dijo Chris todavía grabando.

—Solo debe anotar un punto más para ganar.

—Chicos —interrumpió Cassie a su lado—, si no se callan voy a romper el bendito celular.

—Tienes que dejar de amenazar a la gente —murmuró Luca negando con una sonrisa.

—LaRusso dos a uno —dijo Miguel—. ¿Listos?

—¡Peleen!

Daniel bloqueó todos los golpes de Johnny y lo golpeó en el bicep, adormeciendo su brazo completo.

—¿Qué diablos?

Antes de que pudiera hacer un punto, Johnny le lanzó una patada. Cayeron los dos y golpeó a Daniel en el pecho.

—Punto, Lawrence.

—¿Más trucos bajo la manga?

—Yo no soy el que pelea sucio.

—Van dos a dos —dijo Ethan—. El siguiente punto gana.

—¿Listos? ¡A pelear!

Empezaron a lanzarse patadas y golpes sin descanso. En algún punto, Johnny lo golpeó y Daniel lo pateo en la cara al mismo tiempo.

Cayeron los dos con un ruido seco.

—¡Punto, Lawrence!/¡Punto, LaRusso! —gritaron el mismo tiempo.

—¿Estás seguro? —preguntó Miguel.

—Creo —dijo Ethan confundido.

Los dos adultos se levantaron entre quejidos.

—¡Veamos la repetición! —dijo Demetri.

Chris mostró el video que solo demostró que se golpearon al mismo tiempo.

—Veamos otro ángulo —dijo Johnny.

—No hay otro ángulo.

—¿No tienen otro teléfono?

—Apenas y tenemos este —dijo Luca mirando a Johnny—. Aparte Chris y Mitch hablaron todo el maldito video.

—¿Halcón?

—Mierda. Eli, ¿qué pasó?

Halcón se acercó con la vista pegada en el suelo. Se quitó la capucha y todos vieron su cabello rapado en la mitad y con mechas moradas en un corte desigual.

—Oh por Jennifer Aniston —murmuró la pelirroja.

—¿Quién fue? —dijo Johnny.

—Cobra Kai —se puso la capucha de nuevo.

—Kreese y Silver deben pagar.

—Vamos, Johnny, por favor —dijo Daniel—. Kreese casi te mata y ¿pelearás con los dos?

—Sí —contestó inmediatamente—, mira lo que hicieron.

—Tirarle gasolina al fuego es tu solución. No me sorprende.

—Sensei, basta —dijo Miguel.

—Aún crees que tu forma es la única correcta. Estabas tan orgulloso cuando hicieron su broma con el rociador. Si los enfrentaran como les enseñe, esto no habría pasado.

—¿A dónde los lleva pelear si los provocan? ¿Al hospital o a la cárcel? Solo porque estuviste en ambos...

—¡Papá, basta! —gritó Ethan cansado—. Dios, no pueden estar sin discutir dos segundos. Johnny tiene razón.

—¿Qué?

—No importa cuántas veces los enfrentemos —dijo Sam—, si no contraatacamos, seguirán atacando.

—¿Y te preocupaba mi influencia en tus chicos? —le pregunto a Johnny—. ¿Esto es lo que quieres? ¿Que mis hijos y el resto de mis alumnos actúen como tú?

—Ya no tienes que preocuparte por eso. Porque esto se acabó.

—Me parece bien.

—Eagle Fang, vamos.

Ethan vió como Daniel lo observaba con advertencia. Le mostró el dedo corazón con una sonrisa sarcástica y se fue detrás de Johnny.

—Esto es lo peor que pudo pasar —dijo Johnny—. Competencia de habilidades, qué estupidez. Kata no es karate, es un baile. ¿Una división de chicas? ¿No querían igualdad? Deberían ser varoniles y aguantar los golpes.

—No creo que...

—Si Ethan es gay y puede, ellas pueden.

Ethan lo miró con incredulidad. Luca no se molestó en disimular la carcajada.

—Sin ofender.

—Creo que nos vendría bien tener alumnas —sugirió Miguel.

—Está bien. ¿Conocen a alguna chica? —todos se quedaron en silencio—. Por supuesto que no.

—Yo conozco a una chica que podría querer unirse —dijo Luca—. Tendría que preguntarle.

—Sí, hazlo —asintió Johnny.

—Hay una chica del equipo de debate —dijo Bert.

—¿De debate? —preguntó Johnny—. Necesitamos asesinos, no más nerdos. Bien, vayan a correr. Les refrescará la memoria. No respiren mucho, hay moho en la esquina.

Miguel evitó que Ethan se vaya, dándole una mirada.

—Sé que todo se complicó en Miyagi-Do —dijo Miguel—. Pero con estos cambios...

—Tener a Sam o a Cassie aquí es buena idea —dijo Ethan.

—Quizá si habla con el señor...

—No tengo nada que decirle. Estamos mejor sin él, es un idiota —miró a Ethan—. Sin ofender. Debemos ocuparnos de nuestros asuntos. Hallaré una campeona, tranquilos. Ahora a correr.

Miguel se fue y Ethan se cruzó de brazos.

—Si sabes que decir "sin ofender" no quita la ofensa, ¿verdad?

—Cállate, mocoso.

—Bueno, aquí practican la mayoría de los equipos de chicas —dijo Miguel—. ¿Podrá convencerlas?

—Miren, cuando joven, en lo único que era mejor que en karate, y era genial en karate, era hablar con chicas —dijo Johnny—. Miren y aprendan, novatos. Miren y aprendan.

Johnny habló con distintos grupos de chicas por todo el patio, fallando en cada intento.

—Créanme, las chicas aman esto.

—Esto es raro —dijo Luca con una mueca de asco.

—¡Es demasiado! —dijo Miguel.

—Deben aceitar cada pliegue. Así crean reflejos y enfatizan la curvatura. Ethan, te toca.

Ethan se alejó y se cruzó de brazos.

—Jodete, abuelito, no.

Johnny lo miró mal.

—Sin ofender —se burló—. Yo prefiero observar tu técnica maestra.

Johnny rodó los ojos y fue a hablar con más chicas, apenas apuntó a los chicos, empezaron a posar mostrando sus músculos mientras Ethan se ahogaba de la risa más atrás.

—No entiendo —dijo Johnny cuando ya estaban yéndose del lugar—. Creía que ahora las chicas eran rudas. ¿Por qué no hallamos a nadie para el equipo?

—Quizá no todas necesitan karate —asumió Miguel—. Sobre todo, si ya están en un equipo.

—Hola, chicos —saludó Moon.

—¡Moon! —Ethan fue y le dió un corto abrazo—. ¿Qué tal?

—Un pervertido acosó a las atletas, así que practicaremos adentro. ¿Qué hacen aquí?

Luca y Ethan se miraron y casi se largan a reír.

—Reclutando para nuestro dojo —respondió Luca aguantando la risa.

—Eagle Fang —dijo Johnny.

—Sí, tú deberías unirte —dijo Miguel.

—¿En serio? Bueno —aceptó sonriendo—. Sí, suena divertido. Espera. ¿Tengo que golpear gente?

—¡Claro que sí! —dijo Johnny emocionado.

—Entonces no. No puedo con eso de la agresión física —negó—. Deberían invitar a mi ex.

—¿Halcón?/ ¿Piper? —preguntaron Miguel y Luca a la vez.

—No —apuntó a Miguel—, sí. Es la mejor atleta de aquí y no le teme a pelear.

—La nena que buscábamos —asintió Johnny.

—Sí, quizá quieras abordarla de otra forma. ¿Quieren consejos?

—Claro —asintió Ethan.

Los cuatro vieron a Piper hacer piruetas con los brazos cruzados.

—Es rápida, es fuerte...

—La chica es una águila natural.

—¿Cuál es la tuya? —preguntó un señor al lado de Luca.

—Esa se ve bien —apuntó Johnny—, pero aún no he hablado con ella. Aún afino mi entrada. ¿Algún consejo?

El señor se fue con el ceño fruncido. Luca se empezó a reír contagiando a Ethan y luego a Miguel.

—¿Recuerda lo que nos dijo Moon? —preguntó Miguel entre risas.

—Sí, veré si consiente.

—No, que sea consciente —los tres lo siguieron—. Hola, Piper. Quería presentarte al sensei...

—John Lawrence de Eagle Fang Karate. Te diré por qué mi dojo es perfecto para una joven moderna como tú. En este mundo debes ser un alfa para sobrevivir. O eres asesino o eres carne muerta. Tienes que ser un hombre.

Los tres chicos hicieron muecas. Que desastre.

—En nuestro dojo desafiamos eso y los empoderamos a todos —dijo Johnny arreglándolo—. Le enseño a usar su fuerza a quien se identifique como mujer para derribar al patriarcado y enfrentar el sexismo interiorizado.

Ethan lo observó sorprendido.

—Suena inclusivo —dijo la chica—. ¿Y los no binarios y de género fluido?

—Los fluidos son cruciales. La deshidratación afecta el rendimiento.

—Y es comediante —dijo Luca con una sonrisa y los dos pulgares arriba.

—En realidad, quería unirme a un dojo. No quiero ser la única que no sabe karate.

—Entonces hoy es tu día de suerte.

Johnny le dió un afiche y las chicas de su equipo la llamaron.

—Bien, genial. Allí estaré.

—Muy bien.

—¿Entendiste algo de todo lo que dijiste? —preguntó Ethan sorprendido.

—¿Te parece que orino sentado?

Ethan alzó los hombros con sonrisa y Johnny le pegó en la nuca.

—¡Hey!






















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