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025. the beginning of chaos

CHAPTER TWENTY-FIVE
❝el comienzo del caos❞
   cobra kai season two | act. two





LUCA Y ETHAN habían llegado a la fiesta hace un rato. Llevaban un largo rato esperando a sus amigos así que decidieron entrar a ver si habían llegado, encontrándose con la escena más incómoda de sus vidas.

Cobra Kai y Miyagi-Do mirándose los unos a los otros con enojo.

¡Sam! Me alegra que hayas venido —sonrió Moon—. Hay cerveza, más bebidas en la cocina y ya salen las salchichas veganas.

—Moon, no dijiste que invitarías a Cobra Kai —dijo Sam.

—Creí que con el final del verano y el regreso a clases, dejarían de pelear y volveríamos a ser amigos.

—Me gusta la iniciativa —dijo Ethan hacia Luca—, pero no creo que el desarrollo salga bien.

—Sam, confía en mí. Dejen esa energía negativa. Despejen sus chakras y diviértanse.

Luca miró a Robby con el ceño fruncido.

—¿Qué es un chakra?

Robby se largó a reír.

Un rato más tarde, el quinteto salió al patio, encontrándose con Tory encima de una banquito. Al verlos, se bajó y se acercó.

—Miren quienes llegaron. ¿Quieres jugar a algo? —dijo mirando a Ethan—. ¿O prefieres las fiestas de té con tu hermanita?

Luca puso una mueca de completo asco haciendo que Robby lo golpeé despacio en la nuca.

—Dame un vaso —dijo Ethan cruzándose de brazos.

—¿Has tomado alguna vez? —preguntó Luca—. Tienes cara de ser el amigo que se queda sobrio para cuidar a los demás.

—No, no ha tomado nunca —dijo Cassie en voz baja.

—Cállense —murmuró entre dientes.

—Muy bien —dijo Tory—. Juguemos.

Ethan suspiró y tomó el banco del suelo, poniéndolo en su lugar.

—¿Ethan, estás seguro? —dijo Robby preocupado.

—Muy seguro.

Ethan se subió al banco y todos empezaron a gritar "¡Beban! ¡Beban!".

—¡Levanten las piernas! —gritó Miguel.

Los dos levantaron un pie, con la vista pegada en el otro.

—Tres, dos, uno. ¡Beban!

Tory se tomó el primer vaso de un trago mientras Ethan luchaba para no vomitar la cerveza.

—¿Es demasiado para ti?

Rodó los ojos y se tomó el resto sin poner ninguna mueca.

—¡Beban! ¡Beban! ¡Beban!

Luca y Cassie fueron adentro por quien sabe que razón.

Ethan había perdido la cuenta de cuantos vasos llevaba. Estaba completamente mareado pero no pensaba dejar ganar a Tory.

¿Cómo estás, LaRusso?

—Podría hacer esto todo el día.

—¿Sí? Colorado, dos tragos de vodka.

A Ethan le dió una arcada.

Ethan —dijeron Sam y Robby al mismo tiempo.

—Estoy bien.

Les dieron los shots y Tory se lo tomó de un trago. Ethan olió el vaso y se tambaleó. A veces odiaba ser competitivo.

¡Bebe! ¡Bebe!

Ethan cerró los ojos y trago todo el liquido sin querer saborearlo.

—¡Tu puedes Tory!

La rubia se desconcentró y cayó hacia atrás.

—¿Estás bien? —preguntó Ethan bajándose del banco y extendiéndole la mano.

Se levantó dándole un manotazo.

—Iré al baño —le dijo a Miguel y se fue.

—Sam —llamó Ethan mirando un punto fijo.

—¿Qué?

—Creo que voy a vomitar —dijo antes de salir corriendo al baño.

Cuando ya era de noche, Ethan se encontró a Luca y Robby hablando en un sillón.

Realmente no se acordaba ni de donde estaba. Estar borracho lo ayudo a olvidarse de todo.

—Oye, ¿qué haces? —dijo Robby viendo el vaso de vodka puro que tenia en la mano.

—¡Salud! —gritó Ethan y Luca le quitó el vaso.

—Deja de beber.

—¿Desde cuando tengo niñero? —preguntó arrastrando las palabras—. Puedo tomar mis propias decisiones.

Robby tomó el brazo de Luca.

—Ven, vamos a buscar a Sam y a Cassie. Le traeremos comida —dijo llevándoselo.

Ethan rodó los ojos y se sirvió más vodka.

—No deberías tomar tanto —dijo Aisha apareciendo a su lado.

—Aisha —dijo pasando un brazo por sus hombros—, no te preocupes por mí. ¿Sabías que Daniel me saco de la casa? ¿El mismo día que destruyeron el dojo? No me sorprendería si me hubiera culpado, o a Miguel.

—Sabes que Miguel no tuvo nada que ver, y Tory tampoco —dijo su amiga frunciendo el ceño—. ¿Por qué crees que él devolvió la medalla?

—La encontraron en el suelo.

—No, Miguel la llevó a tu casa. Se la dio a Robby.

Ethan empezó a reír como si Aisha hubiera dicho lo más divertido del mundo.

—¿Ethan?

—Un gusto hablar contigo —dijo cerrando los ojos—. Voy a tomar airecito.

Ethan caminó hasta la piscina que se encontraba vacía y se recostó justo en el borde, sintiendo el piso frío en la mejilla.

Se dio cuenta de que realmente estaba borracho cuando no fue capaz de formular una oración completa en su cabeza. Decidió meter la cabeza completa en el agua hasta que necesitara aire de nuevo.

Alguien lo tomó de la camisa y lo
sacó del agua.

—¿Qué se supone que estas haciendo? —preguntó Miguel alarmado.

Ethan rió.

—Holi.

—¿Estás borracho?

—¿Yoooo? —Ethan paso una mano por su cabello mojado—. Na.

—¿Sabes qué? Olvídalo —dijo negando.

—Espera —dijo Ethan tomándolo del brazo—. Lo siento.

—¿Por qué?

—Aisha me... me dijo que... ¿qué me dijo? Ah, que devolviste la medalla —dijo Ethan pausadamente, haciendo su mayor esfuerzo para que todo sonara coherente—. Es muy importante para... para Daniel... mi papá y —suspiró—, gracias.

—Sí, bueno... no deberían haberla robado. Me alegra que la tengan.

—A mi también —Ethan iba a irse pero tropezó con sus propios pies y Miguel lo atrapó—. Lo siento, en realidad si estoy un poquitititito borracho.

Levantó la mirada y se encontró con los lindos ojos marrones que lo tenían vuelto loco. No supo en que momento se acercó y lo beso, pero lo hizo.

Unos segundos después los dos se separaron.

—Mierda —dijo Ethan como si de un segundo a otro hubiera recuperado todos sus sentidos—. Lo siento.

—Estoy con Tory —dijo Miguel negando.

—Lo siento tanto —murmuró Ethan antes de salir corriendo.

Apenas entró a la casa se encontró con Luca, Robby, Cassie y Sam.

—¡Ethan! —Robby y Luca llegaron corriendo—. Te estábamos buscando, llegó la policia, ¡vámonos!

—Johnny me va a matar —dijo Ethan subiéndose al auto.

Ethan disoció todo el viaje. No supo en que momento pero cuando se dio cuenta, estaba frente al departamento de Johnny con Robby agarrándolo con un brazo y agarrando a Sam del otro (que al parecer también estaba borracha).

—Hola, papá —dijo una vez el rubio abrió la puerta.

Johnny miró a los mellizos y suspiró.

Cuando Ethan despertó, tenía una resaca impresionante. Recordaba todo lo que había pasado anoche por el sentimiento de culpabilidad que residía en su pecho.

Sam dormía plácidamente, con la cabeza recostada sobre el pecho de su hermano mientras lo abrazaba.

—Ah, ya despertaste —dijo Robby susurrando—. ¿Cómo te sientes?

—Creo que mi cabeza va a explotar —dijo acariciando el cabello de Sam con delicadeza mientras volvía a cerrar los ojos—. ¿No deberían volver a casa? Pap... Daniel se va a preocupar.

—Estoy esperando que Sam despierte para que se de una ducha y podamos volver sin que huela a alcohol —murmuró Robby viendo unos trofeos.

Ethan asintió y vio como Robby le extendía una pastilla.

—Para el dolor de cabeza.

—¿Luca y Cassie? —preguntó tomando la pastilla con un poco de agua.

—Se fueron a su casa —Robby lo miró—. Luca dijo que tenía que hablar contigo sobre algo que hiciste ayer, con Miguel. No me dijo qué.

—Oh, carajo.

—Creo que mi papá esta haciendo desayuno, iré a ver. Ya vuelvo.

Robby se fue y Ethan cerró los ojos con cansancio. Unos segundos después, el ojiverde entró y cerró la puerta asustado.

—¿Qué pasa?

—¿Sam? —se escuchó la voz de Daniel, despertando a la única chica.

—¿Qué diablos te pasa? —gritó Johnny.

Los mellizos se sentaron de golpe al escuchar golpes y cosas caerse.

—¿Qué está pasando? —preguntó Sam con voz rasposa.

—¡Johnny! —gritó Ethan antes de levantarse y correr hasta la sala.

Daniel y Johnny estaban apunto de golpearse cuando Ethan, Sam y Robby se interpusieron llevando a cada adulto hasta un lado de la habitación.

—Sam —dijo Daniel acercándose a su hija—. ¿Qué pasó? ¿Estás bien?

—Sí, estoy bien.

—¿Por qué no nos avisaste?

—Señor LaRusso, fue mi culpa —asumió Robby—. Yo la traje.

—Mejor no hables —dijo enojado—. Te di una oportunidad. Fue un gran error. Si quieres terminar como él —apuntó a Johnny—, es asunto tuyo.

—Robby no hizo nada malo —dijo Ethan harto de la actitud de Daniel con Robby—. Solo trató de ayudar, ¿cuál es el problema con eso?

Justo en ese instante, Daniel pareció darse cuenta de que su hijo también estaba ahí.

—¿Ethan? ¿Qué haces aquí?

—Vivo aquí —espetó con rabia—, si te interesará al menos un poco lo sabrías.

—¿Vives con... Johnny? —rió sin gracia—. Vámonos, Sam.

—Papá...

—Sam, no quiero excusas —dijo ignorando a Ethan—. Vamos.

Sacó a Sam a regañadientes de el departamento y cuando volteó a ver al trío una vez más, Ethan le levantó el dedo corazón sin importarle mucho.

Seguía muy enojado con él.





















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