006. cobra kai
CHAPTER SIX
❝cobra kai❞
cobra kai season one | act. one
SAM SE SENTÓ A UN LADO DE CASSIE y ella rápidamente le quito un chupa-chups que le habían pegado en el suéter.
—Gracias por la salchicha —dijo Sam sonriendo sarcásticamente—. No pasa de moda.
Ethan suspiró y abrió su mochila para sacar su cuaderno cuando vió una banana con una nota que decía "para Sam".
—Tiene que ser broma —murmuró enojado.
—Es por que hace mamadas —explicó Demetri a sus espaldas—. ¿Entiendes? Chupa la salchicha.
—Sí, lo entiendo —dijo Miguel con un tono de voz como si Demetri fuera tonto.
Ethan se dió la vuelta, mirando a Demetri con cara de pocos amigos.
—¿Algo que decir sobre Sam, Demetri? —dijo serio.
—Yo... uhm... nada —dijo nervioso y abrió su mochila "buscando" algo.
—Eso pensé.
—Oigan, ¿quién liberó a los cerdos? —preguntó el profesor—. Yo porque pedí fetos de cerdo. En serio, formen grupos.
Ethan se levantó y caminó hasta el escritorio de su profesor.
—Señor Palmer, mi compañero esta enfermo y no pudo venir.
—¿Quien quiere a Ethan? —preguntó a la clase—. Este cerdito necesita un grupo. No se ofrezcan a la vez.
Todos se quedaron en un silencio incómodo e Ethan se volteó al profesor.
—Sabe que, no importa, lo haré solo —sonrió levemente.
—No, ven con nosotros —dijo Miguel levantando la mano.
Las mejillas de Ethan se tornaron a un color carmesí cuando se sentó al lado de Miguel.
—Gracias —dejó su mochila colgada en la silla y le sonrió a Miguel.
Abrieron los libros de texto y empezaron a disecar el feto. Miguel lo estaba moviendo con el bisturí.
—Oigan, ¿que piensan del sexo? —preguntó Ethan.
Demetri y Miguel lo miraron en shock.
—¿A que viene la pregunta? —dijo Demetri.
—Uhm... —dijo Miguel tartamudeando—, digo, yo...
—Por que en el macho, este tracto se abre cerca del cordón umbilical —dijo mostrándole la hoja y los dos suspiraron al mismo tiempo—, entonces creo que es hembra.
—Sí...
Ethan repasó en su mente todo lo que dijo y se sonrojó hasta las orejas.
—Estoy de acuerdo —dijo Miguel nervioso y empezó a escribir en la hoja.
—Gracias por ayudarme —dijo sonriéndole levemente tratando de que no se vuelva incómodo.
—Sí —dijo Miguel sonriendo—. Seguro habrías encontrado otro grupo.
—Si tu lo dices... —tomó un lápiz y empezó a jugar con el—. Me refiero a la pelea.
—Oh... Alguien tenía que encargarse de esos idiotas, y si lo hacías solo tu ojo iba a quedar peor —dijo riendo—. Sabes, podrías ir a mi dojo a aprender karate.
—¿A Cobra Kai? No, imposible. Mi padre me odiaría o algo así —dijo empezando a reír.
—¿Por qué te odiaría? ¿No le gusta Cobra Kai?
—Miguel, ¿si te das cuenta de que mi papá es Daniel LaRusso?
Abrió los ojos sorprendido— ¿En serio? Pensé que era otro LaRusso.
Ethan rió y Miguel lo miró con una sonrisa.
—¿Por favor? —hizo un puchero de broma—. Ve a una clase, por miiiii.
—¿Quieres que me asesinen? —preguntó LaRusso divertido.
—Si no se entera no pasa nada —dijo Miguel antes de guiñarle un ojo.
—Esta bien —dijo suspirando—. Pero solo una vez.
—Lo que tu digas, Ethie —dijo el latino para comenzar a responder el cuestionario.
Ethan abrió su mochila y se encontró con más bananas pero esta vez estaban dirigidas a el, la nota decía "maricon".
—Chicos —murmuró arrugando la nota—, ¿quieren una banana? Siguen apareciendo en mi mochila. Por lo que dijo el estúpido de Kyler sobre Sam, se que lo escucharon.
—Sí/No —dijeron Demetri y Miguel al mismo tiempo.
—... Rumores estúpidos —dijo Demetri tratando de arreglarlo—. Mentiras hirientes. Son unos monstruos.
—Sí, no te preocupes. También son imbéciles. Me llaman Réa, así que...
—Ya no —interrumpió Ethan con una sonrisa.
—Tienes razón —dijo Miguel con una sonrisa—. Ya no.
Los dos hicieron contacto visual sintiendo un millón de cosas que no tenían explicación y luego volvieron a trabajar.
Ethan había ido a la clase de Cobra Kai.
No sabía si había sido una buena o una mala idea.
—Todos a sus puestos —dijo el sensei Lawrence—. ¿Dónde están? ¿Cara de cráter? ¿Anillo de nariz? ¿Honda?
—Renunciaron, sensei —murmuró Miguel.
—¿En serio? —repasó las caras de todos y paró en la de Ethan por un segundo—. Digo, bien. Era una prueba. Quería ver quiénes abandonaban. Ustedes no. Se quedan para ganar. Podrían estar jugando videojuegos, en la computadora, comiendo dulces. Pero vinieron a hacer flexiones, a aprender a pelear. Hasta Labios es más duro que esos tipos —dijo apuntando a Eli—. No se rinde.
—¿Dejaría de llamarme así? —pidió Eli en voz baja.
—Disculpa, ¿qué?
—Le pedí que no me llamara así.
—Haré el calentamiento —dijo Miguel interrumpiendo.
—No. Labio quiere decir algo —se acercó a el—. Habla, Labio. ¿O se te trabó la lengua? ¿Eres discapacitado?
Ethan suspiró, apunto de meterse en la discusión. Johnny Lawrence no le estaba cayendo bien.
—El doctor dijo que podría ser del espectro —murmuró Eli.
—No sé qué es eso, pero quítatelo ya. ¿Sí? Si no quieres que te llame "Labio", no tengas eso. ¿No te operarán?
—Nací con labio leporino —explicó el chico—. Es la cicatriz de la cirugía.
—¿O sea que antes era peor? ¿O el doctor se equivocó? Porque si es la foto posterior, apesta. Demándalos.
—¿Podríamos cambiar de tema?
—Eso quiero —dijo Lawrence—. Pero está a la vista. Si quieres ser más que un cerebrito con una cicatriz, debes cambiar el guion. ¿Sí? Hazte un tatuaje o sácate el ojo. Te llamaremos "Parche", ¿está bien? No lo hagas. Seguirás siendo raro.
—¿Cuál es su maldito problema? —preguntó Ethan cuando Eli se fue corriendo.
—¿Y tu quien mierda eres? —preguntó Johnny mirándolo desde arriba—. Tu cara se me hace conocida.
—¿Tanto te odias a ti mismo como para tener que recalcarle a todos sus defectos para no pensar en los tuyos? —hubo un murmuro general y Johnny lo miró enojado.
—Ya se quien eres. Eres el hijo de LaRusso.
—Y eso que tiene que ver.
—Que eres igual de odioso que tu padre —respondió Johnny—. No deberías meterte en conversaciones que no te incumben, a lo mejor así te ahorras unas palizas.
—Miguel —lo llamó—, me voy. Lo siento.
Antes de que Miguel pudiera hacer algo, Ethan agarró sus cosas y salió del dojo con un mal sabor de boca.
Ese mismo día, más en la noche, Anthony entró a la habitación de Ethan llorando.
—Eth —lo despertó aguantándose las lágrimas—. Ethan.
—¿Mhm? —murmuró el mayor abriendo levemente los ojos—. ¿Qué pasó, An?
—¿Puedo dormir aquí? —preguntó en voz baja—. Tuve una pesadilla.
—Ven —Ethan le hizo un espacio y cuando el más pequeño se recostó, lo abrazó y cerró los ojos—. ¿Quieres contarme sobre tu pesadilla?
—No —negó abrazándolo de igual manera.
—Está bien —murmuró—. Buenas noches, pulga.
—Buenas noches.
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