007| ¡𝐂𝐀𝐒𝐓𝐈𝐄𝐋 𝐄𝐒 𝐌𝐈𝐎!.
«¡Felicidades!. Han desbloqueado el capítulo 7. Disfruten su lectura»
«AVISO IMPORTANTE!»
—Lamento la tardanza, en este momento no me encuentro del todo bien de salud por lo que lamentó si el capítulo se ve corto, pero descuiden, tendrá una segunda parte.
Decidí dividir el capítulo en dos pues ustedes, mis queridos lectores, ya han esperado el tiempo suficiente y como no me encuentro aún del todo bien de salud, decidí que el capítulo se dividirá en dos partes. Lamentó mucho las molestias.
—Adán será quitado del harem de Castiel, por lo que acaba de recibir una actualización los capítulos donde apareció Adán para poder quitarlo. Igual serán 13 integrantes los del harem humano de Castiel...puede que tal vez uno extra...
—También necesito decirles que la Mamá de Castiel va a cambiar, ya no va a hacer la misma, por lo que también cambiaron los capítulos donden la mencione y el edit que se le hizo en la parte edit's de la historia también cambio.
Les invitó (no es obligatorio) a ver de nuevo los antiguos capítulos, no es obligatorio pues en este capítulo se va a ver mejor y mención de quién es la "mamá" de Castiel, pero si lo recomiendo para entender mejor la historia.
ANTERIORMENTE EN "HE IS MINE":
Lu bu murió sonriendo hasta al final sabiendo que vivió lo que quedó de su vida hasta la vejez al lado de aquel semidiós que vino a llenar su vacío de existencia, su hermosa perla fue la razón de que siguió viviendo y siguió viendo el mundo de color.
Su único arrepentimiento es...haber muerto sabiendo que su perla sufrió por su muerte.
El general se juro cuando murió que les haría pagar a cada uno de se antiguo harem dorado que su amado tuvo por hacerlo sufrir.
No dejaría que su Castiel sufriera...ya no más...
—————»ACTUALIDAD.
Las armas de ambos contrincantes chocaron entre ellas que el sonido se escucho por toda la arena de pelea acompañado del grito de los dioses, humanos y semidioses del lugar que veían con emoción la pelea.
Cheng siempre se encargaba de cubrir a Rin de la tierra o polvo que salía de la arena e incluso le puso unos lentes de sol para que la pequeña no se lastimara la vista por si ocurría alguna explosión. Sobre su cadáver iba a permitir que su sobrina se dañara la vista.
En el lado VIP de los dioses, Castiel se encontraba en su asiento preocupado pero también feliz de que su amado general haya encontrado a alguien que igualará su fuerza.
Mientras en las gradas de los otros dioses...
—Ja!, la pelea ya acabó!—. Fortesi se acomodo los lentes con una sonrisa orgullosa. —¡Ese humano no era rival para el Dios Thor!, ¡No es más que un simple humano!—. Decía con una sonrisa segura y cruzando sus brazos con orgullo.
—¡¡Que te calles!!—. Frejya le tiro un golpe en la cabeza al Dios que estaba sentado así lado.
—¡Ay!, ¿¡Ahora que dije!?—. Se quejo el de lentes sobandose la cabeza.
—¡No insultes al amado de Castiel!. ¡¡Ese humano se ve mil veces mejor amante que el imbécil de Thor!!—. Regaño Frejya jalando las mejillas del Dios con mucha fuerza que causa que este se quejara del dolor.
—¡Te equívocas!. ¡El Dios Thor es mejor en todo!, ¡Un humano no puedo vencerlo en nada!. ¡Los dioses somos mejores que los humanos en todo!—. Fruncio el ceño Fortesi ofendido, se negaba a creer que un humano era mejor que el Dios Thor, mejor que un dios.
—¡Ja!, ¡No me hagas reir!—. Sonrió de forma irónica. —¡Thor humilló y casi mató a Castiel!, ¡Ese humano se le ve en su mirada el amor que siente por él!—. Señalo a Lu bu miraba cada que podía a Castiel y en sus ojos siempre había un brillo hermoso al ver al semidiós.
—¡Ay, por favor!, ¡Lo dice la que votó por la eliminación de la humanidad como el resto de nosostros!—. Exclamó Fortesi acomodando se los lentes con una mirada molesta acercando su rostro al de Frejya.
—¡Estaba bajo estres!, ¿¡Okey!?—. Chilló la diosa haciendo un puchero y también acercando su rostro al de Fortesi.
—¡Eres una hipócrita!—. El Dios se acercó más a la contraria.
—¡Y tu un inmaduro!—. Dijo ella haciendo la misma acción que el contrario.
—¡Dramatica!—. Fortesi se acercó más con su mirada molesta pero un leve sonrojo por la cercanía.
—¡Cuatro ojos!—. Frejya también se acercó molesta y algo sonrojada.
—¡Te odio!—. Exclamó el Dios con su frente pegada a la de la diosa.
—¡El sentimiento es mutuo!—. Dijo ella con una mirada de enojo y un leve sonrojo. Fortesi estaba igual que ella.
Ambos desviaron la mirada con los brazos cruzados, haciendo un puchero, algo sonrojados y molestos.
En las gradas de los humanos, una mujer tenía en sus brazos a su hija que se veía preocupada por el general.
—Mami, crees que el señor Lu Bu este bien?—. Ming miraba con preocupación la arena.
—Si, si lo creo. El General Lu Bu es un hombre igual de fuerte que su amado Castiel—. Jing sonrió con admiración mirando la arena.
Volviendo a la zona VIP de los dioses.
—Mmm que lastima...—. Habló Afrodita con una sonrisa pero su voz zonaba sin interés alguno.
Odín veía eso fijamente al igual que Hermes, no había probabilidades que ese humano saliera ileso de ese ataque, y si es que sobrevivía...ellos mismos se desharian de ese estorbo.
Shiva bostezo. —La pelea ya acabó...—. Dijo con aburrimiento.
Castiel al oir eso solo causó que una pequeña risa se le escapará de los labios llamando la atención de todos.
—No estoy de acuerdo con eso, Dios Shiva—. Dijo el semidiós mirando a uno de sus ex's con una sonrisa. El mencionado solo veio perplejo a su lindo semidiós...se veía diferente... —Aún no conocen la fuerza de...—. Miró de nuevo hacía la arena. —¡Mi Preciado Lu Bu!—. Sonrió con mucho cariño y un leve sonrojo.
Ese último comentario causó una ira interna en los ex's del antiguo harem dorado, el aura que desprendía de ellos causó que Afrodita se sintiera algo incómoda.
Odín, Shiva y Hermes tenían el mismo pensamiento...necesitaban a ese maldito humano muerte, ¿Quien se creía que era para venir y robarse al bello semidiós que habían protegido con tanta preocupación?.
Los ruidos se oían más fuertes en la arena de pelea, Thor no podía ver al humano por tanto polvo que salía del suelo por el impacto del ataque, no tenía idea si estaba muerto o no pero eso no le importa. ¿Que importaba si quedaba descalificado? ¡Ese humano merecía morir! ¡Ese humano no merecía a Castiel!.
Thor abrió los ojos sorprendido al ver como su martillo se movió y fue lanzado de un golpe al otro lado de la arena más no cayó, siguió en pie.
—'¡EL HUMANO ACABA DE SOBREVIVIR AL ATAQUE DEL DIOS THOR!'—. Grito Heimball por medio de su cuerno (o lo que utiliza como micrófono).
—¡Atestiguen, Dioses!—. Exclamó con orgullo Cheng. —¡La asombrosa fuerza de EL GENERAL LU BU!—. Grito con fuerza, orgullo y una gran sonrisa el estratega. —¡UNO DE LOS AMADOS DE EL SEMIDIÓS MÁS BELLOS DE TODOS!, ¡QUE VIVAN LOS FUTUROS ESPOSOS!—. Grito con orgullo y una gran sonrisa entre los gritos de asombró de las gradas de los humanos.
—¡Denme una; L!—. Rin se levantó agitando sus ponpones.
—¡L!—. Grito el ejército de Lu Bu y Cheng que se encontraba llorando de emoción y alegría.
—¡Denme una; U!—. Volvió a decir Rin con una linda sonrisa agitando sus ponpones.
—¡U!—. Dijeron de nuevo el ejército y Cheng con más fuerza.
—¡Denme una; B!—. Un gran salto dio la pequeña con una sonrisa.
—¡B!—. Gritaron más fuerte.
—¡Y denme otra; U!—. Finalizó Rin sonríendo alzando sus ponpones.
—¿¡Que dice!?—. Saltó repetidas veces la kitsune moviendo sus pequeños brasitos que movían los pompones.
—¡LU BU, LU BU, LU BU!—. Gritaron con emoción, admiración y entusiasmo todo el ejército.
—¡¡RA, RA, RA!!—. Repitieron entre gritos tanto el ejército de Lu bu como la pequeña zorrita que no dejaba de sonreír de emoción.
—¡Vamos, Papito Lu Bu!—. Ánimo agitando los pompones Rin con una gran sonrisa.
Thor volvió a recobrar su compostura mirando con molestia y desdén al mortal enfrente suyo. En el pasado, él estaría feliz de que al fin encontró un contrincante capaz de resistir a su fuerza, capaz de hacerle frente...pero ahora...pero...ahora...
—¡ESO MI AMOR!, ¡LO HICISTE EXCELENTE, ERES MARAVILLOSO MI PRECIADO GENERAL!, ¡TE AMO!—. Gritaba con fuerza Castiel con una sonrisa tan empalagosa y amorosa hacia el mortal quien sonreía con orgullo al escuchar los gritos amorosos de su linda perla.
No sentía eso...no sentía más que ira y furia. Su preciado Castiel estaba apoyando a este mortal, a este maldito hombre, lo peor de todo es que no lo podía matar al humano...
—¿Por que tan molesto?—. Lu bu sonrió poniendo el mango de la lanza en el piso, con su otra mano en su cadera y una gran sonrisa dejando a la vista sus filosos dientes. —¿Es por que te dije la verdad?—. Dijo él sin dejar de sonreír pero también molesto al recordar lo que su amado Castiel sufrió por esos dioses.
—Tú...—. Fruncio el ceño Thor de la furia que recorría por sus venas, apretó el mango de su martillo fuertemente.
—A diferencia de ti..., yo si pude complacer a Castiel—. Sonrió con orgullo cruzado de brazos.
Y la paciencia del Dios nórdico se fue directo a la basura. Thor abrió los ojos como platos llenos de furia y no lo pensó dos veces para lanzarse directo al general en un golpe directo, Lu bu hizo lo mismo.
La Lanza y el Martillo chocaron entre, sus portadores se veían de distintas maneras, El Dios con odio, furia y envidia hacia el humano mientras que este solo mostraba una sonrisa orgullosa, burlona y complacida pues aparte de que él tenía el apoyo y amor de Castiel, también pudo herir los sentimientos de la deidad contra quien peleaba.
El campo de arena se empezó a escuchar los ruidos de los golpes de las armas de los peleadores chocando entre sí, ambos contrincantes peleaban a una gran velocidad deteniendo el golpe de su oponente con su arma.
Los dioses estaban sorprendidos...¿Un humano estaba igualando la fuerza del Dios Thor?. Los humanos gritaban de alegría y de apoyo hacia Lu bu, el general era lo bastante fuerte para pelear contra Thor, eso los aliviaba y los llenaba de esperanzas.
Castiel suspiro de alivio. —Menos mal, hasta ahora no has recibido ningún rasguño, Amado mío—. Pensó él mirando a Lu bu con una dulce sonrisa.
—Que alguien me cambie de asiento—. Pensó Afrodita sintiendo el aura asesina de Odín, Shiva y Hermes dirigida hacia el humano.
Zeus solamente miraba la pelea con emoción, al parecer a él solo le importaba estos momentos el entretenimiento.
—'¡Es una batalla igualada!. ¡Hasta su fuerza es similar!'—. Decía Heimball completamente impresionado. —...Eh?—. El Dios noto unas líneas que estaban siendo trazadas en la arena por uno de los peleadores.
Al parecer, él no fue el único que había notado esas líneas que resaltaban, Fortesi, Frejya, Cheng, Rin y Castiel también notaron esas líneas que al parecer estaban formando un nombre.
Lu bu en cada golpe que tenía contra Thor, aprovechaba para ir dejando líneas en el suelo enterando el mango de la lanza y disimulando que el golpe contra el Dios causó que se fuera de un lado. Mientras más iba aumentado la velocidad de los ataques, más líneas el humano hacía con la lanza haciendo que se moldeara mejor lo que el general quería hacer.
—Tio Cheng..., ¿Que esta haciendo mi papi Lu?—. Rin ladeo la cabeza sentada en el barandal con lentes de sol que Cheng le puso para que la tierra no le caiga en sus ojos.
—Mi querida sobrina Rin, fíjese bien...—. Respondió Cheng señalando las líneas. —Esas líneas...no cree que figuran algo?—. Sonrió con emoción y alegría.
La kitsune arqueo la ceja y miro la arena de pelea mirando directamente las líneas que apenas y podía ver por tanto polvo. Tomó como unos cinco segundos a que la pequeña que se diera cuenta de lo que hacia su tercer padre causando que abriera los ojos con sorpresa pero también felicidad.
Castiel no podía ver bien aún lo que figuraban las líneas por el polvo que se elevaba por los golpes de los ataques de la arena de pelea.
En las grandas de los dioses, Frejya se fijó más en las líneas y al notar lo que formaban sonrió de orgullo con sopresa.
Al terminar los dos oponentes de lanzarse golpes, cada quien cayó de pie en la puerta por donde entraron, los cuerpos de ambos estaban sudando pero ninguno estaba cansando. Pronto, el polvo comenzo a irse dejando al fin de forma visual lo que lu bu había hecho...o más bien escrito en la arena.
Varios humanos y dioses abrieron con sorpresa sus ojos al ver un nombre escrito en la arena, sobretodo los dioses porque sabían de quien pertenecía ese nombre.
—'Hay...un nombre en la arena!. ¡El general Lu bu a escrito un nombre en la arena de pelea!'—. Grito Heimball al público completamente sorprendido. Se esperaba lo que fuera de esta pelea...menos esto. —'¡Es nombre que escribió fue el de...CASTIEL!'.
Los ojos aperlados del semidiós se abrieron como platos al ver y oir esto, rápidamente sus mejillas se tornaron rojizas, su corazón latía como loco a la vez que un sentimiento cálido se apoderaba de cada parte de su cuerpo.
Lu bu alzó su mirada, miro a su bello y precioso Castiel para poder lanzarle un besó con sus ojos llenos de amor y cariño, adoraba a su hermoso Ángel, adoraba a su hermoso Castiel, no tenía ojos para nadie más que no fuera Castiel.
—¡No te preocupes, Mi perla!. ¡Tu hombre promete ganar la primera ronda en tu nombre!—. Juró con una sonrisa confiada sosteniendo su lanza a la deidad de forma desafiante.
—Lu bu...—. Susurro con calidez y amor Castiel. El semidiós amaba mucho a su destino dorado, igual que al resto.
La ira de Thor solamente fue aumentando al igual que la de los demás dioses al ver la reacción de su atesorado Castiel.
—Patético...—. Susurro Thor sintiendo asco de que un humano recibiera amor de algo que por derecho era suyo.
Algunos humanos que conocían a Lu bu no se sorprendieron de que este hiciera esto, pues eran concientes que el general volador sentía una gran devoción, adoración y amor hacia el semidiós que se encontraba en estos momentos hecho un tomate.
Tanto humanos como dioses estaban sorprendidos, pero en las gradas de los dioses, cierta diosa de cabellos verdes claros y ojos rojizos sacudía con emoción a fortesi.
—¡KYAAAAA, ESO FUE IMPRESIONANTE!—. Frejya sacudía de atrás y adelante al más bajito de estatura sin parar, mientras que la diosa solo sonreía de emoción, fortesi empesaba a marearse.
Cuando Frejya lo soltó, el de lentes se tomó un respiro para acomodarse los lentes, después de eso, miro a la diosa molesto.
—¿¡Y ahora a ti que te pasa!? ¿¡Estas loca o que!?—. Miro molesto a la diosa que seguía mirando a la arena con emoción.
—¡Escribio el nombre de su amado mientras peleaba!, ¡Aun peleando quiere hacerle ver a su querido Castiel que lo ama, que piensa siempre en él!—. Decía Frejya con emoción y un leve sonrojo. En el interior de la diosa, ella siempre había querido vivir un amor así, donde su pareja siempre le recuerde que siempre piensa en ella.
Hace ya varios siglos, antes de que Castiel tuviera su primer harem dorado, Frejya se le fue dada la oportunidad de saber quién es su destino dorado y cuando lo supo empezaron a salir.
Al final...decidieron que era mejor darse un tiempo, pues su destino siempre la evitaba, se negaba a sus muestras de afectó e incluso el poco amor que le daba parecía ser forzado.
Frejya pensó que a lo mejor su destino aceptó por obligación, ya que estaban ante la vista de todos cuando se hizo saber quién es su destino dorado pero nunca se pudo confirmar su idea.
La mirada de la diosa cambio a una de tristeza pero sonriendo, Fortesi lo noto.
—...Oie, Frejya...—. El de lentes se encontraba apenado, triste y desanimado.
—Uh?, si?—. La nombrada miro al Dios curiosa.
—Yo....—. Tragó saliva. —Lamento no a verte...tratado bien...cuando...—. De lo nervioso que estaba no le se entendía mucho.
—No se que quisiste decir, pero ñe, esta bien—. Dijo con simpleza Frejya volviendo a ver a peles. Fortesi se maldijo así mismo por no haberse expresado bien.
Lin puso un trapo en el agua que brillaba como diamantes al momento de ponerlo al sol. El Dragón de oro se sentó al lado del recipiente que contenía el agua esperando a que el trapo tuviera el agua suficiente, fue en ese momento que vio a su dueña acercarse para darle un beso en la frente.
Carysse se dirigió a la puerta una vez que se despidió de Lin, su pequeño dragoncito debía quedarse para cuidar del humano de cabellos rubios.
Al abrir la puerta dudo en irse, suspiro y volteó para decir con una sonrisa.
El rubio dio un largo suspiro sentándose de nuevo en la cama para luego desviar la mirada hacia la tele donde se podía mostrar la pelea del Ragnarok y a su vez, podía ver perfectamente a su hijo...Castiel.
—Solo sigue cuidando de mi hijo, por favor, Carysse—. Respondió él casi en tono de suplica pero manteniendo su mirada estoica de siempre, pero en sus ojos se veía la preocupación.
—¡Pero el que esta mal de salud eres tú!—. Exclamó casi en un grito ella cambiando su sonrisa a una expresión de preocupada.
—¿Eso importa?.
—¡Ganimedes, ya moriste una vez!. ¡Si Zeus se entera de esto, y mueres por segunda vez, ya no habrá solución, ese hombre quemara al mundo si sales de nuevo herido!—. Grito fuertemente seria, la diosa.
—¡¡SILENCIO!!—. Gritó el humano más fuerte que ella. Tomó unos segundos para tranquilizarse y levantó la cabeza. —A él nunca le importe. No hables por favor como si fuera su mundo entero porque NO ES ASÍ...—. Suspiro. —Él solo me utilizó...
Ganimedes agarró la toalla que estaba mojada y se la colocó en la cabeza para después acostarse dando a entenderle a Carysse que la discusión ya había acabado.
—Solo, por favor..., no te fuerzes tanto. Aun debes de ver a tu hijo...una vez más...—. Dijo ella con tristeza y salió del cuarto.
Al quedarse solo juntó con Lin, Ganimedes se permitió llorar...no le gustaba llorar delante de nadie. En estos momentos...Ganimedes solo estaba asustado, con tristeza y bastante decepción.
...Zeus nunca le amo, pero...¿No podía aunque sea haber cumplido con la promesa de proteger a Castiel?, su hijo casi moría ¿y que hizo el idiota que tanto presumia su poder? ¡Nada!.
Y lo peor de todo es...que él no estuvo ahí para cuidar de su hijo pero aún así...no estaba arrepentido de amar a su padre, de amar a Zeus, y lo seguía amando apesar de todo y eso era todavía peor.
Ganimedes ya había perdido una hija...no perderá a otro.
Lamentó la tardanza por subir el capítulo, tuve unos ligeros problemitas.
AVISO IMPORTANTE:
Subí el precio porque necesito un descansó, pero aquí les dejo un avance del siguiente capítulo;
Esta autora se retira. Adiós!.
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