ʟᴠ.Fᴏʀɢᴇᴛ
CAPITULO CINCUENTA Y CINCO;
OBLIVIATE
El lugar estaba en total silencio, se encontraba observando el techo de su habitación. Esperaba a que su padre le diera el permiso de bajar a la planta baja, aunque siendo sincero, nunca había obedecido regla y orden alguna que viniera de parte de Sirius Black.
Durante sus trece años que llevaba viviendo con su padre, siempre se había escondido en las sombras, odiando tener que encontrarse con alguno de los ineptos que vivían allí, al menos había podido descansar de el y vagar por el mundo muggle cuando fue encerrado en Azkaban por un año.
Además, había aprovechado para poder descubrir el origen de su madre. Desde siempre, Sirius le había dicho que la mujer quien le dió la vida, lo había abandonado frente a su puerta sin mirar atrás, obviamente jamás le creyó, había muchos huecos en la historia que aún faltaban por llenar. Sin embargo, no había podido descubrir información alguna, al parecer su padre se había encargado de ocultar cualquier tipo de datos que lo ayudarán.
Recordaba a Nashira rondar por los pasillos junto a el, con bandejas de comida en las manos, tratando de no ser descubiertos por alguien, que en ese momento los regañaban hasta por respirar.
Sabía que aquella niña de ojos grises no era su prima, pero sobretodo porque Walburga se lo había dicho una vez que pasaba por el frente de este. Sabía que su padre no era Sirius Black, sin embargo jamás pudo saber quiénes eran sus verdaderos padres.
Suspiro para si mismo y cerrando los ojos, se puso a recordar a su mejor amiga de la infancia. Hubiera deseado haber escapado con ella, pero en ese momento se encontraba en San Mungo, gracias a qué Potter lo había contagiado de resfriado y le había roto un brazo.
Ni siquiera se habia podido despedir.
Abrió los ojos cuando escuchó pasos rápidos pasar por fuera de su habitación, acercandose hasta la puerta, se sobresaltó cuando tomo la perilla, escuchó un fuerte golpe en el despacho de Sirius, dudando entre si o si no, Kreacher apareció en su habitación.
—Kreacher lamenta la interrupción amo Black, pero Kreacher quería decir que Marlene McKinnon y Rabastan Lestrange se encuentran en la casa Black. —informo el elfo haciendo una reverencia.
—¿Kreacher, por qué me dices esto?—inquirio confundido.
—Cuando Kreacher ayudo a escapar a la ama Nashira, dijo que si familia siempre estaría primero y que el amo Acturus debía saberlo.
¿Que me ocultaste, Nashira?
—Kreacher, llévame con ellos. —en un instante, el elfo tomo su mano, no sin antes tomar un sobre que se encontraba sobre su cama y desapareció. Sintió sus pies sobre el suelo y miro hacia abajo donde el elfo se encontraba: —Acompañame, Kreacher. —como niño chiquito y como si estuviera apunto de cruzar la calle, Acturus Black tomo la mano de su elfo doméstico, acercándose hasta el lugar más horrible que había visto.
Se acercó hasta dar con una pequeña luz que se encontraba sobre dos personas que aparentemente se encontraban inconscientes.
Miró hacía una esquina y pudo ver el arma de Sirius fuera de su casa, trago en seco, acercandose a las dos personas que se encontraban atadas.
Se acercó, agachándose junto al hombre, el cual no se veía muy bien y pasando una mano por su cuello sintió su pulso.
—¿Amo Black?
—Está vivo—anunció viendo a Kreacher—Tiene pulso, pero es muy débil.
Se acerco a la mujer e hizo lo mismo que había hecho anteriormente y tocó su pulso, sintiéndolo muy débil.
—También está viva—dijo, raramente eso lo hacía sintirse más aliviado y se giro para ver a Kreacher—Hay que llevarlos a San Mungo ahora o de verdad morirán.
—No creo que eso sea posible, hijo. —dijo una voz amenazante detrás de el.
Como si de un acto de reflejos se tratase, se puso frente a la mujer rubia, incluso una parte de su cuerpo lograba cubrir al hombre. Dio pequeños pasos atrás, hasta poner el sobre que se encontraba entre sus manos en el suéter de la rubia.
Aprovechando que Sirius estaba distraído, miro a Kreacher y con solo asentir, el elfo entendió, muy a su pesar y con flashback rondando por su mente una y otra vez, se acercó por detrás del chico y tomo la mano de ambos adultos, aún sin hacer su cometido.
—Crei haberte dicho que no podías salir de tu habitación sin mi permiso—dijo Sirius acercandose lentamente a el, quien le sostuvo la mirada.
—Y yo creí que te había quedado claro, que yo no sigo tus reglas ni las de tus estúpidos amigos—se acercó más el luciendo intimidante. Vio cómo Sirius levantaba su varita y la ponía justo a la altura de su cabeza—¿Me borraras la memoria? Bien, hazlo, pero sabes que tarde o temprano descubriré la verdad y no podrás evitar que haga lo que he deseado por años. —Kreacher veía las manos del joven y cuando miro que levanto el dedo índice asintio para si mismo.
—Obliviate.
Lune_black
Maratón 3/8
Ok, pero...Marlene llamando a su hijo en honor a su mejor amigo>>>>>>
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