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ʟxᴠɪɪ.Kɪss Mᴇ...Pʟᴇᴀsᴇ...

CAPITULO SESENTA Y SIETE;
BESAME...POR FAVOR...

Todo era muy tranquilo, o al menos lo era hasta minutos atrás cuando Nashira había comenzado a caminar junto a Pansy, Astoria y Theodore al patio trasero, que fue en el instante cuando George Weasley los interrumpió luciendo todo lo contrario a lo que normalmente veías en su actitud, amigable, risueño, divertido, y ahora era todo lo contrario.

Había causado algún tipo de ansiedad en Pansy y Astoria, que habían sacado sus varitas en el momento en el que un hechizo rozo el hombro de Nashira logrando hacer un pequeño corte. Theodore, por otro lado ya sostenía su varita contra el cuello del pelirrojo. Nashira miraba expectante al pelirrojo y sorprendida por su actitud.

—Theo— llamó la atención del castaño que giró la mirada para observarla—Dejalo.

—Shira...

—Theo, por favor. —Nashira lo miró suplicante con la mirada. Nott asintió colocandose junto a Pansy y Astoria que no veían de una muy buena manera a Weasley, en cambió Theodore lo mataba con la mirada. —¿Que es lo que haces George? ¿Que es lo que tratas de lograr con esto?

—La pregunta aquí debería ser, ¿Que logras tu, con borrar la memoria de Lesath?—Nashira observó al pelirrojo perpleja—Y no te vengas a hacer la inocente conmigo, porque yo vi perfectamente en el momento en el que eso sucedió y no tuviste consideración. —Nashira se quedó callada—¿Que? ¿Ya no eres tan valiente ahora?

—¿Por qué piensas que le haría algo así a mi familia?—Nashira alzó su varita en el momento en el que George la apunto directo en su cuello—¡¿Por qué carajos piensas que le haría algo a mi hermana?!

—¿Cómo te atreves a decir una cosa así, Black?!—George jalo bruscamente de su brazo. Ella soltó un grito de dolor y sorpresa. Y a pesar de que Nashira había usado la misma táctica de crear dolor en la persona que tocaba alguna parte de cuerpo quemandolo, George Weasley no se alejó. —¡No tienes ni siquiera un alma o un corazón con el cual puedas sentir compasión por los demás! ¡Eres solo alguien que cree estar bien, fuerte pero por dentro no eres más que un cascarón vacío, podrida y sin familia a la cual acudir! ¡Así que te exijo que me digas como carajos puedes ser tan mentirosa y lastimar a tu familia de esa manera! Si es que la tienes, claro—y antes de que George pudiera seguir diciendo algo más, tres varitas se colocaron en el cuello de George.

—Y yo te exijo que la sueltes. —dijo Astoria con frialdad. —Si es que no quieres terminar sin un brazo por la mitad y con la cabeza en una sanja.

—¿Tu porqué mierda te metes, Greengrass?—cuestionó George con ira.

—Porque estás lastimando a mi hermana, Weasley, y créeme no querrás verme enojada, aún más de lo que estoy. Así que te sugiero que la sueltes porque si no, tres serpientes te cortarán la garganta. —dijo Astoria aún con la varita en el cuello de George.

—Weasley. Te sugiero que la sueltes. No tememos usar algunas de las maldiciones imperdonables. —dijo Pansy, sin embargo en el momento en el que la castaña termino de hablar, Theodore tomó por el cuello de la camisa al pelirrojo pegando su espalda fuertemente al tronco de un árbol.

—Vuelvela a tocar y te mataré de una manera tan dolorosa que te hará arrepentirte de tu existencia.

—No te temo Nott. —George habló cerca del rostro de Theodore, apretando la mandíbula. —Tus jueguitos no causan temor en mi.

—Oh, créeme, lamentarás haber dicho eso. —dijo Theodore con una sonrisa retorcida. —Yo no juego cuando se trata de defender a mi familia. Pero si quieres jugar, yo estoy dispuesto, pero procura que yo también me divierta.

George río sarcástico mientras alejaba violentamente a Theodore.

—Esto no te incumbe Nott, es con Black, con quién debo hablar, así que más te vale largarte o tu querida Daphne pagará esto.

—Maldito...—Theodore quiso acercarse nuevamente a el, al menos hasta que fue detenido por Blaise y Draco, quienes habían llegado al Pansy enviar un patronus minutos antes.

—¡Theo, no!—se acercó Pansy hasta el—¡No es George!

—¿Que?—salto Draco de forma confundida.

Antes de que Pansy pudiera hablar de nuevo, aplausos a sus espaldas los hicieron voltear. Harry Potter, Ron Weasley y por último, Hermione Granger se acercaban a ellos de forma burlona y divertida, aunque la última, los miraba en señal de disculpa y arrepentimiento.

Astoria miró a George, y la postura que había tomado cuando Potter, Weasley y Hermione se habían acercado. Sus ojos...fue ahí cuando Greengrass lo entendió y porque Granger los miraba en disculpa. Lo dominante y sumiso en sus ojos no era normal.

—No es George...—susurro Astoria para los Slytherin's—Usaron el hechizo imperio sobre el.

—Pansy, ¿Dónde está Shira?—pregunto Theodore con preocupación.

—No lo sé, cuando mandé mi patronus ella ya no se encontraba. —los Slytherin's compartieron una mirada cuadrando el pensamiento de todos fuera a una solo persona. Lesath.

[...]

Linda, Marlene y Mary corrían rápidamente hacia los adentros de la mansión Malfoy.

Habían ido de visita con Narcissa Malfoy a San Mungo, mientras que Rodolphus se había quedado con Narcissa, las tres mujeres habían ido en cuanto recibieron ese llamado de auxilio.

McKinnon habia recibido el patronus de Lucius de emergencia. Al parecer tanto sus hijos como ellos ahora se encontraban en problemas. Lo primero que hicieron al entrar fue ver a los alrededores de la habitación dónde todo se encontraba completamente destrozado.

Regulus, Barty, Rabastan y Lucius estaban tirados en el suelo con heridas por todo su cuerpo. Había tipos con mascaras plateadas y doradas, a los que pudieron identificar como mortifagos, al igual que Aurores que se encargaban de herir a los hombres. En una esquina había alrededor de cinco hombres muertos, por lo que suponiendo debió ser con la maldición asesina, mientras que otros cinco tenían cosas atravesadas en el estómago.

¡Avada Kedavra!—soltó Mary sin sutileza al ver qué un hechizo punzante era dirigido a su esposo. La morena atrajo la mirada de todos los hombres que las miraban de una retorcida manera.

Marlene, Linda y Mary miraban a los Aurores con expresión hambrienta. Había pasado demasiado tiempo desde que habían luchado con los Aurores, que después de todo, no habían podido devolver a Azkaban a Marlene, Barty y los hermanos Lestrange, ante las pruebas que aparentemente había demostrado que eran inocentes.

Linda agarró su varita con fuerza cuando uno de los Aurores dio un paso adelante y dio la señal, a la vez había muchos chorros de luz volando por todas partes, cuando Regulus, Barty, Rabastan y Lucius, habían conseguido levantarse de ellos.

En un momento de distracción, Marlene fue violentamente arrojada contra una pared siendo golpeada por varios escombros, mientras Barty y Mary corrían hacia ella. Linda miro hacia la persona que había ocasionado aquello y sintió la furio recorrer su cuerpo al ver a Hestia parada en el medio de todos los Aurores y mortifagos.

En el momento en el que Hestia levantó la varita en contra de Linda, ella levantó su escudo de cuerpo completo. La brillante burbuja azul que la protegió se quitó en el momento en el que Linda arremetió contra Hestia lanzando un crucio en el proceso.

Todos ahí estaban haciendo todo lo posible para bloquear la lluvia de maldiciones que venían de todos lados. Había demasiados, contando a los mortifagos y Aurores que habían traicionado al ministerio. Regulus estaba ocupado peleando con tres Mortífagos a la vez, que lo llamaban traidor. Lucius y Rabastan se batían en lucha constante contra cinco Aurores y dos mortifagos. Mientras que Barty, Mary y Marlene, usaban todo tipo de maldiciones en todos para ganar en el tiempo perdido y en las bajas, porque aparentemente el estado de Marlene no estaba de acuerdo con aquel ambiente.

Barty trataba de protegerlas a ambas a toda costa, pero sobretodo a su esposa, al estar llevando vida dentro de si.

Linda le había lanzado un hechizo punzante a Hestia. Jones fue golpeada directamente en el pecho, haciéndola retroceder unos pasos, sosteniendo su pecho con dolor. Linda levantó su varita, lanzando un hechizo de expulsión hacia Hestia quién termino contra una pared inconciente y con un río de sangre saliendo de su pierna.

¡Crucio!—siguió Linda lanzando contra un Auror que intentaba acercarsele a Marlene. Ocasionando que el hombre cayera de rodillas por el dolor, al la maldición estar bien empleada y con irá en ella, era mucho más fuerte el dolor. —¡Avada Kedavra!—lanzo cuando un mortifago intentaba llegarle por la espalda a Regulus.

Cuando Mary se dio la vuelta un Auror la tomo por el cuello por detrás, haciéndola jadear por respirar. Mary arrojó su cabeza en la cara del Auror, que planeaba contarle la respiración, rompiendo con éxito la nariz del Auror y logrando que caminará unos pasos atrás antes de que la ahora Lestrange lanzará la maldición asesina en su contra.

¡Avada Kedavra!—solto Barty en el momento en el que un hechizo se dirigía a su esposa, que por el esfuerzo tampoco parecía lucir muy bien.

¡Expelliarmus!— lanzo un Auror contra Barty logrando que su varita se le fuera de las manos. Y fue así como Marlene se vio envestida por tres Aurores a su alrededor, estaba demasiado pálida.

¡Avada Kedavra!

Regulus asesino al hombre que planeaba acercarsele, lanzando maldiciones que hicieron que varios miembros del ministerio que planeaban acercarse a su mejor amiga, esposa y amiga fueran detenidos con maldiciones que hiciera que sus cuerpos tuvieran hemorragias por dentro y partes de su cuerpo se desmembraran.

Un dolor increíble llenó el cuerpo de Regulus y no pudo evitar el grito que salió de su boca. Todo su cuerpo estaba lleno de un dolor insoportable. Sintió que la maldición se alejabade sí mismo, y estaba demasiado ocupado recuperando el aliento para darse cuenta de por qué la maldición se había detenido.

Con cansancio y dolor miro hacia el frente. Linda estaba parada frente a el dándole la espalda, usando su cuerpo para protegerlo. Linda usaba todo tipo de maldiciones en el hombre que había hecho que Regulus sufriera una hemorragia interna, para ser jalado por Rabastan y Barty cuando los pocos Aurores y mortifagos que habían quedado empezaban a huir.

¡Avada Kedavra!—fue lo último que soltó Linda al hombre frente a ella, para después mirar a su alrededor y mirar como había alrededor de veinte mortifagos en el suelo, de los pocos que habían vuelto a la oscuridad y mas de veinte Aurores aún sufriendo por dentro.

Linda dirigió su mirada hacia se suponía debía estar Hestia, pero aparentemente había huido o se la habían llevado porque ya no se encontraba. Lo que la desconcentró fue el grito de dolor de Regulus llamando su atención, logrando que corriera hacia el.

—Aqui estoy amor...—Linda se arrodilló frente a el—Todo estará bien, tranquilo...

[...]

Regulus despertó en algún tiempo de la madrugada.

Estaba tendido en la cama, de una habitación en la que pudo a duras penas, distinguir que no era suya. Regulus abrió los ojos e intentó levantar la cabeza para ver dónde estaba. Su visión se volvió borrosa mientras trataba de mirar a su alrededor. Se levantó cuidadosamente de la cama, tratando de recargar su espalda en el respaldo de la cama y gimió al sentir el dolor que le atravesaba. Apenas podía abrir los ojos debido a la fiebre que sufría.

Linda, que apenas abría los ojos, se apresuró a llegar hasta Regulus cuando lo escucho gemir de dolor, notando la forma temblorosa de Black, que sin éxito logró acostarse en la cama nuevamente, mientras sus dientes tintineaban. Estaba acurrucado en la cama y empapado en sudor. Su cabello se pegaba a su frente y se veía muy pálido.

—Linda...—se las arregló para hablar muy tembloroso y con el dolor aún sintiéndolo por dentro como si sus huesos estuvieran siendo triturados.

Granger acarició suavemente la mejilla de Regulus, sintiendo la temperatura, pero dándole una pequeña sonrisa.

—Estoy aquí, Regulus, estoy aquí—dijo en voz baja. Mientras evitaba que su voz no se quebrará en ese instante. Beso su frente caminando rápidamente hacia el baño y abriendo la llave del agua helada en la tina, dejando que se llenará hasta el tope.

Como pudo ayudó a Regulus a llegar hasta el baño, haciendo que todo el peso de Black cayera en Linda, quién en ningún momento se quejó. Sentó a Regulus en una silla que tenía ahí, ayudándolo a despejarse de sus ropas, quedando solo en interior, obligandolo a meterse a la tina, que aún y con fiebre se negaba, al estar el agua tan helada.

Regulus se sentó en la bañera, en ropa interior, Linda tomó la mano de Regulus entré las suyas, pero Black parecía estar delirando ya que comenzó a jugar con las manos de la rubia como niño chiquito mientras se formaban hoyuelos de cada lado de su mejilla.

—Eres bonita...—Linda sonrió por inercia cuando Regulus recargó su barbilla en la orilla de la bañera y seguía jugando con las manos de la rubia. Linda se sonrojó, sin embargo no apartó la mirada del ojigris, quien acaricio su mejilla—Te diré algo angel...—los ojos de Linda brillaron al escuchar el apodo que Regulus le había dicho desde que eran niños—...cuando era niño, pensaba que necesitaba que el mundo entero me amara, ya sabes...mi hermano no me quería, más bien me detestaba, mi familia solo veía el orgullo en mi, y había veces que pensaba en que no era suficiente, hasta que llegaste tu y resulta que solo necesitaba que una persona lo hiciera, y esa persona eres tú.

—Eres muy lindo Reggie...—Linda le dio una corta sonrisa.

—¿Me amas?—la rubia no respondió y solo se quedó en silencio. —Angel ¿Aún me amas? Linda...

—Reg...escucha...

—Si, si es que ya no me amas no lo digas, no quiero escucharlo.

—Tú me completas Reg y eres lo que siempre he querido. No veo como podría dejar yo de amarte. —Black se sonrojó pero mantuvo la mirada en Linda, atreviéndose a decir lo que llevaba tiempo desde aquel día.

Besame.

—¿Que?—casi como un susurro, Linda pregunto.

—Besame...por favor...

—Reg...

Angel—dijo Regulus del mismo modo. —Escucha, mataría a Hestia si es necesario para que ya no se interponga en nuestras vidas, me esforzaré porque Nashira me perdone, quiero a mi hija conmigo, quiero...no quiero perderla, eres mi vida y...

Las palabras murieron en los labios de Regulus al momento en que Linda lo interrumpió con un beso. Lo abrazó con fuerza y no dejó de besarlo hasta que sus cuerpos pidieron oxígeno.

Cuando se separaron, Regulus la tomo de ambas mejillas acercándola a sus labios nuevamente, los cuales encajaban perfectamente, como una pieza de rompecabezas que debía ir en su lugar.

Cuando ambos se besaron era como volver a su primer beso, inocente y dulce, el primer beso que sucedió cuando Linda participo en la obra que el ministerio organizaba y Regulus había participado por ella.

Ambos sentían como si llegarán a casa y pudieran respirar la paz. Como recibir un regalo y no creer tu suerte. Como olvidarte de ti. Como despertar sonriendo. Como cerrar los ojos y sentirte infinito. Como arder a fuego lento, como la vida en tu mano, como volar por los cielos, como abrazar y soltar.

Claro que lo amaba.

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