ʟxɪᴠ.Lᴀʀᴀ...
CAPITULO SESENTA Y CUATRO;
LARA...
Nashira, dormía plácidamente sobre su cama, ignorando lo que pasaba a su alrededor. Su seño se fruncía cada vez, sus pies se movían con incomodidad y apretaba las sábanas con sus manos con desesperación, nada paracia ir bien dentro de su cabeza, y nada parecía que terminaría bien en el futuro.
—Te salve la vida. Dos veces. —decia un hombre con la voz hecha un hilo, aunque su rostro no se distinguiera sabía que se encontraba enojado, sus facciones lo decían.
—Solo porque me pusiste en peligro. Dos veces. —pudo distinguir que la mujer que salía en su sueño se trataba de ella. —¿Por qué no puedes hacer algo decente por una vez?
—¡Por qué tus amigos y intentaron matarme! ¡Y tú no hiciste nada!
—¡Por favor ya deja ese papel! ¡Se perfectamente que tú le hiciste daño a mis hermanas! Se tanto como tú, como el hecho de que Blaise...¡Fue tu maldita culpa!—su voz se escuchaba rota, como si en cualquier momento fuera a desmoronarse. —Has intentado matarnos y todos, incluyendome, hemos intentado matarte. ¿Cómo puedes pensar que mereces un poco de respeto si ni siquiera luchas por conseguirlo?
El hombre frente a ella la miro furioso, la marca en sus nudillos salía a relucir con todo, lo que antes debía ser un color normal, ahorita se encontraba de un color blanco.
—¡No daré mi brazo a torcer ni por ti, ni por nadie! Además, no sé que reclamas en realidad, tu fuiste quien rompió esta alianza cuando besaste al idiota de McKinnon.
—¡No lo metas a el en esto!
—Oh, pero tenemos aquí, a la perrita faldera de Acturus McKinnon. —solto el hombre con rabia.
—¡¿Que es lo que sucede contigo?! ¡Me acerco a ti, y estoy intentando arreglar las cosas a pesar de lo que has hecho, de lo que les has hecho a mi familia! Pero parece que tú alma fue remplazada con una estúpida piedra, porque ahora estás solo. O dime, ¿Quien querrá amarte ahora? Estás completamente solo. ¡Merlin! Siento pena por tí. —sintio que el sueño cada vez se volvía más borroso, alcanzaba a ver entre líneas que su versión daba media vuelta y se alejaba a paso rápido, algo que la extraño por completo fue ver una venda en su estómago que rodeaba su cintura.
—¡No me des la espalda Nashira!
—¡Debí darte la espalda hace años!—grito sin detenerse, caminando y aumentando el paso hacia la puerta cuando vio la varita en manos del hombre y ella ni siquiera traía nada con lo cual defenderse. ¿En qué estaba pensando?
—¡Avada Kedavra...!
Nashira se despertó sobresaltada.
Cerró los ojos fuertemente cuando un repentino dolor en su cabeza llegó de repente, paso su cabeza entre sus manos, mientras bajaba la cabeza y la ponía entre sus piernas. Ese dolor era insoportable.
Su vista era borrosa, apenas podía distinguir las cosas que se encontraban en su habitación. Puso la almohada sobre su rostro intentando hacer presión y calmar el dolor con algo. A tropezones se acercó hasta su tocador tomando un pequeño botecito donde contenían pastillas. Lo destapó y aprovechando que siempre dejaba un vaso en la habitación, tomo dos pastillas de un solo trago, mientras tomaba asiento en una silla.
Se pasó una mano por la frente y descubrió que estaba sudando, no le sorprendió mucho, la verdad. Desde varias noches atrás sueños de ese tipo habían comenzado, cada noche, cada maldita noche, sueños o visiones la interrumpian y hacían ver.
El dolor regreso y su vista se nublo aún más cuando intento mirar hacia la ventana, cerró los ojos y se maldijo internamente, cuando descubrió que era una visión lo que la hacía ver pero no descubrir demasiado.
Las luces parpadeaban antes de apagarse por completo. Los Mortifago y las personas que se retorcían bajo sus pies temblaban de miedo, aunque varios de los Mortifagos trataban de no demostrarlo. Se podía distinguir que eran tres chicas, incluso una de ella se podía notar que estaba embarazada y un chico, el cual se notaba bastante golpeado, todos se quedaron inmóviles cuando la habitación quedo en la oscuridad.
Dos mortifagos caminaron hacia una de las puertas para ver si algo sucedía. No podían ver a nadie cuando la abrieron. Ambos sostuvieron su varita con fuerza.
—Estaba seguro de que cumplirían con la orden que les pedí—dijo, un hombre acercandose con peligrosidad.
Ambos mortifagos temblaron cuando supieron que su amo se encontraba detrás de ellos. Despacio, ambos dieron media vuelta y pudieron observar que sus colegas y a quienes habían capturado se encontraban viendo hacia abajo ante la presencia y furia del hombre.
Los capturados se notaba que no tenían tanta fuerza, que habían luchado por evitar que los llevarán pero al final del día sabían que la fuerzas serían en vano y que su único destino en ese lugar sería la muerte.
—Por favor...piedad, solo eso pido...—pidio entre sollozos una chica, la mata de cabello rubio se alcanzaba a ver entre la oscuridad, fue ahí cuando las luces volvieron a encenderse.
Nashira solo pudo observar los ojos del hombre, parecía poseído por algo realmente oscuro, sus ojos estaban sin vida, sin piedad de ellos.
—Son unos estúpidos traidores y los traidores solo tienen un castigo.
Nashira abrió los ojos asustada. Miró a su alrededor algo pérdida. Vió algo sobre su tocador y se estiró para tomarlo, cuando lo tuvo en sus dedos los volteo sobre su eje, y lo escrito sobre el, solo la hizo enfurecer.
Lestrenge y Crouch fueron a la casa del idiota de Alastor Moody. Se supone iba a dar clases en Hogwarts, pero ambos lo asaltaron y redujeron, por lo cual Crouch utilizó la Poción Multijugos para convertirse en una réplica de Moody, encerrandolo a éste último en su propio baúl.
¡Ja! Idiota.
Cómo sea, Crouch, planea manipular a varios en su estadía en Hogwarts, tiene varios en mente como Ron Weasley, Neville Longbottom, incluso Ginny Weasley, aunque note un pequeño deje de no quererme decir, nada de relevancia en verdad, nada que no se pueda arreglar con un... pequeño hechizo.
Planeamos hacer que Potter entre al torneo, pero necesitaremos que Granger coopere, la necesito al lado de Weasley todo el tiempo.
Por último, pero no menos importante, se que la marca de los mortifagos debe haber ardido, pero ni siquiera Lucius o tu...padre fue capaz de acudir. Espero que la razón por la cual no hayan acudido a mi llamado sea importante, no me gustaría comenzar a usar los viejos hábitos.
—No me digas que lo arruinaste...—dijo Nashira, su voz sonaba peligrosamente tranquila. —Y por favor, Lesath, deja...de...mentir.
—Deja de comportarte como una niña, Nashira, ambas sabíamos que eso no iba a tener éxito. Riddle, tiene mucho más poder que todos nosotros juntos. —respondio Lesath, acercandose a la pelinegra y haciéndole frente, logrando hacer contacto visual.
Nashira rio sarcástica: —Oh, ¿Y tú actúas como un adulto? Por favor, no eres capaz ni siquiera de torturar a un estúpido de la orden cuando tuviste la oportunidad. George tuvo que hacerlo por tí, arruinando todo y poniendo en peligro su vida, porque sabemos perfectamente que si alguien lo supiera, su cabeza ya estaría separada de su cuerpo. —Lesath la miro sería, sin decir palabra alguna. —Jodiste todo lo que teníamos para salvar a Rodolphus y a Barty de las garras de un psicópata.
—Ese plan no iba a funcionar. Además, no sé porque estás tan asustada ahora Nashira, si hasta un horrocrux lo ayudaste a hacer—dijo Lesath sin pensar, haciendo que la pelinegra se ganará la mirada de todos en la habitación—Lo encondias en tu habitación, lo llevabas sobre tus hombros como si tuviera poder sobre tí, conseguiste la piedra filosofal para el, ¿Y todo para que? Para que terminara usando la maldición cruciatus con el tío Barty, ¿Eso es lo que querías, no? Pues felicidades—la rubia sonrió falsamente—Lo lograste. —dijo Lesath saliendo de la habitación.
—Sabes...hay algo que dicen sobre el poder...—comenzo a hablar Hestia, quien había vuelto hace unas horas, y había estado observando todo divertida—Personas cómo tú, siempre se vuelven frías. El poder las consume poco a poco, hasta el punto de odiar a su familia.
—Si solo hablaras tonterías Jones, te sugiero que te calles, si es que no quieres recordar viejos... tiempos—dijo Linda colocándose frente a Nashira, notando como sus venas poco a poco tomaban un color oscuro.
—Granger, te sugiero que no hables si no quieres que todos aquí sepan acerca de que te besaste con Regulus, aún sabiendo que estaba conmigo...ups, ya lo saben—dijo Hestia haciendo un puchero finjido—Lo siento.
Nashira salió de su burbuja, ante lo dicho por la rubia, vio a Linda por unos segundos antes de apartar la mirada y pensar, que su madre no confiaba en nadie, ni mucho menos para hacer que aceptará un beso del hombre que la abandonó, pero después pensó que tal vez Marlene tenía razón, necesitaba escuchar toda la historia.
—Oh querida, no te preocupes por eso, tarde o temprano debían saberlo, así como todos saben que eres una perrita que está con hombres solo por sexo. ¿O no es así Reg?—Linda miro divertida a Hestia cuando está palideció al ver que Regulus lanzaba las fotos cerca de ella—¿Y sabes que más descubrí? Esto fue gracias a Severus, en realidad es al a quien se lo debo, y es por eso que el lo dirá.
—Hestia Jones, más conocida como la paloma blanca, la salvación de la orden y del mundo mágico—hablo Severus acercandose lentamente hasta Linda, para poder quedar frente a la rubia—Sabia que no habías dejado la orden cuando te casaste con Regulus. Sabía que Sirius te había llamado y necesitado para ello, para escuchar todo tipo de información. Te preguntarás cómo lo sé, bueno...eso deberás preguntárselo a tu hermana.
—Esa maldita...—murmuro Hestia, cuando sintió que todas las miradas se posaban sobre ella. Sobretodo la de Nashira, quien en algún momento tomo una daga que se encuentra guardada bajo uno de los cuadros.
—Bueno, esa...maldita como tú la llamas, ha sido más madre que tú en años con Lara—dijo Linda, acercandose unpoco más hasta Hestia—Incluso Regulus lo ha sido. Pero sabes que es lo más divertido de la historia. Que Regulus, jamás me pidió el divorcio o pidió que dejara el apellido Black, y que tú tengas que conformarte con el idiota que tiene por hermano. ¿O que? ¿Creerías que no lo sabría? El famoso Sirius Black, inocente ante la mirada del ministro pero un mounstro frente a los que realmente lo conocen, acostándose con la mujer de su hermano menor, Hestia Jones.
Intentó prestar atención a lo que Severus y Linda decían, Hestia solo los observaba en silencio buscando algún lugar por dónde escapar, sin hacer conciencia de que su hija no se encontraba con ella en ese momento. Los pensamientos de Nashira solo se enfocaban en recordar las palabras que Bellatrix le había dicho cuando recién comenzaba a enseñarle magia oscura. Recordaba sobre cómo tenía que enfocarse en causar dolor y en realidad querer, desear que se rompiera el hueso. Era la única forma en que funcionará la maldición que rompe huesos.
—¿Alguna vez pensaste en el daño que causarias en Lara, si ella supiera que no eres su verdadera madre? Si no tú hermana. —dijo Linda, le hacía frente a Hestia, la diferencia de altura era obvia, y Linda no podía evitar aprovechar eso—Jeniffer Jones, tu hermana menor y madre de Lara. Asesinaste a su padre por celos, porque sabías que el estaba enamorado de tu hermana y no de ti. Estabas tan dolida que no te importo dejar a una niña huérfana y venderla en el mundo muggle a diferentes hombres. No digo este tipo de cosas pero en este momento haré la excepción. Eres una zorra hipócrita. —Linda abofeteo a Hestia en el rostro, sin importarle que sus anillos dañaran esa parte del rostro.
Antes de que Hestia pudiera responder, sintió que sus palabras se ahogaban en su garganta, cuando sintió algo ardiente en su pierna con un dolor abrasador. Podía sentir su sangre caliente correr por sus dedos y bajar su pierna hasta manchar el piso por completo. Haciéndola caer de rodillas, mirando hacia arriba se dió cuenta que Nashira había sido la responsable de aquello.
La Slytherin la miro sin indiferencia, acercándose a ella, en cambio, Rabastan, Linda, Regulus, Lucius, Marlene y Mary la miraron sorprendidos pero con un deje de orgullo en el cuerpo, si ella no lo hacía, ellos lo harían, y sería mucho peor.
—No soporto cuando insultan a mi familia. Yo puedo hacerlo, pero tú no, Jones. —hablo Nashira con una voz extremadamente peligrosa—¿Que? ¿Creíste que no sabría que planeabas usar a Lara para enamorar y usar a Blaise? No soy tan estúpida. “Plan A” por favor, podría apostar a qué Sirius te convenció de ello, y tú tan idiota aceptaste el juego. Pero sabes, Lara me agrada, así que dejémosle aquí por un tiempo, al igual que tú hermana veo que la odias así que no creo que te importe. En cuanto a ti, bueno...
Nashira, con el tiempo aprendió a controlarlo, así que puso sus ojos en negro junto con sus venas, Hestia, dió un paso atrás asombrada, jamás había visto algo así. La Slytherin lanzó con todas sus fuerzas y sin varita la maldición rompehuesos.
Instantáneamente la respiración de Hestia se enganchó en su pecho mientras luchaba por respirar. Cayó de rodillas una vez más y tenía ambas manos agarradas alrededor de sus costillas, ahí había sido dónde Nashira había lanzado el hechizo, en un esfuerzo por detener el flujo de sangre de su pierna y tratar de evitar que más huesos o costillas siguieran rompiéndose. Todo a su alrededor pareció disminuir la velocidad cuando cayó de frente.
Los ojos de Nashira se volvieron negros por un instante y la taza en su mano estalló en llamas antes de explotar por completo. Los ojos de la Slytherin volvieron a su estado natural cuando miro a Draco, detrás de ella.
—¿Que fue lo que sucedió?—pregunto con una tranquilidad que asustaba.
—Cuando Hestia salió huyendo está tarde, Lara supo que su madre se había ido, y no se porque, pero...solo dijo que sabría dónde se encontraba, supongo que fue en Grimmauld Place, Kreacher la trajo. Tiene alta temperatura, está vomitando demasiado y no es normal, papá y la tía Linda están haciendo lo posible por detenerlo, la tía Mary y la tía Marlene fueron a San Mungo por un medimago.
—¿Dónde está Rabastan?
—Cuidando de mamá. Después de lo que sucedió en San Mungo con Sirius y lo que estuvo apunto de hacer, papá no quiere dejarla sola.
—Bien. ¿Lesath, dónde está?—pregunto y Draco evito su mirada de inmediato. —Draco. ¿Dónde está Lesath?—el rubio solo se quedó de pie viendo a la nada—¡Draco Malfoy!
—Fue a verse con George, ¡¿Bien?! ¡Ya lo dije!—Nashira lo miro con una ceja alzada.
—Puedes ir con Rabastan y quedarte con Mamá Cissy, yo me quedaré aquí para ver qué sucede con Lara. —Draco movió la cabeza en señal de agradecimiento y en un movimiento desapareció. Nashira suspiro y dejando los pedazos en polvo sobre la mesa, salió de la cocina y camino a la habitación de huéspedes, dónde Lara se quedaba.
Al entrar se sorprendió de ver a tantas personas en la habitación, pero lo que más le sorprendió fue ver a Blaise en la habitación, al parecer lo que Hestia tanto quería había dado frutos, pero no dejaría saberlo.
—¿Que...que es lo que están haciendo?—pregunto Blaise con preocupación, sintió que su respiración se atascaba cuando vio como Regulus, ponía una inyeccion en el brazo izquierdo de Lara, con un líquido amarillento.
—Sabemos que la maldición cruciatus se usó sobre ella, pero aún no sabemos cuáles fueron las otras, son totalmente desconocidas—dijo Linda, mientras Lucius le pasaba un trapo mojado para colocarlo en su frente—Lo que sea que Jones haya lanzado sobre ella la está matando desde dentro.
—El liquido que contenía la jeringa hará que todo vaya mucho más lento hasta saber que es lo que...Jones, provoco en ella—dijo Regulus mientras miraba a la pequeña rubia con preocupación—El liquido deberá hacer efecto en unos minutos, pero le causará dolor interno.
Nashira respiró hondo mientras Lara soltaba un grito ensangrentado. Cerró los ojos con fuerza mientras ella seguía gritando. En cambio Blaise, corrió hacia Lara. Era extremadamente difícil para él sentarse allí mientras escuchaba como la rubia gritaba como si le estuvieran cortando las extremidades.
Cuando Lara terminó de gritar, Blaise inmediatamente la atrajo a sus brazos: —Shh. Está bien. Estoy aquí. —Él la tranquilizó mientras respiraba con dificultad en sus brazos y lágrimas silenciosas corrían por sus mejillas.
—Lucius, el efecto no durará mucho—murmuro Linda preocupada—¿Por qué los medimagos tardan tanto...?
Nashira suspiro, tal vez sea bueno tener un poco de conciencia de vez en cuando. Mirando a Lara, se dió cuenta de la mirada significativa que Blaise le enviaba, cerró los ojos con fuerza antes de volverlos abrir, haciendo que sus ojos se volvieran negros y haciendo una simple seña con su mano y murmurando una palabra en latín, el cuerpo de Lara dejo de temblar y su cuerpo dejo de hervir.
—Gracias...—escucho a Lara murmurar, antes de que cayera inconsciente, al menos si no estaba despierta no sentiría dolor.
Este capítulo es dedicado a givi_black msh_black y Sofia_Aldana20 con todo mi amor <33
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