ʟxɪɪɪ.Tᴏᴏ Lᴀᴛᴇ...Iᴛ's Oᴠᴇʀ
CAPITULO SESENTA Y TRES;
DEMASIADO TARDE...SE ACABÓ
La sala de la mansión Malfoy, era un total caos, miles de cosas salina volando del lugar y es que Marlene había hecho enfadar a Nashira con una de tantas discusiones que tenían desde que la rubia regreso, intentando que la Black supiera la verdad acerca de la desaparición y supuesta muerte de Regulus.
Aparentemente, Regulus, había sido herido cuando se había atrevido a ir a Grimmauld Place, teniendo que enfrentarse a Sirius, había recibido un hechizo por la espalda de parte de James, que había provocado un sangrado interno, que gracias a Merlin se había podido detener.
Hestiani siquiera había aparecido cuando se le informó que Regulus había sido herido, incluso la preocupación de Lara por el había sido más grande que otra cosa. Tal vez la pequeña rubia no era tan mala como su madre, pero eso no impediría que Nashira o siquiera Draco, a quien Lara era más apegada bajara sus defensas.
—¡Yo nunca voy a cambiar!—Nashira alzó la voz, cuando Marlene, había mencionado que debía ser más amable y gentil con su padre—¡Regulus, jamás va a cambiar! ¡El siempre será el hombre que viene y piensa que con una estúpida sonrisa arreglará todo! Y tú tampoco vas a cambiar. Siempre serás la mujer que se cree todo, solo porque antes fue su amigo. Eso, es debilidad, algo que yo no tengo por el—dijo Nashira, señalando a Regulus, quien se encontraba observando todo desde la puerta al salón. —Tu nunca dejarás de buscar si quiera un poco de redención o inocencia en Regulus. El nunca dejará de decepcionarte—dijo recordando la vez que se supone que Marlene y Regulus irían al mundo muggle en busca de un rato artefacto que Lucius necesitaba, pero el pelinegro había dejado plantada a McKinnon.
—Te equivocas, no sabes todo la historia, no sabes si historia, todo lo que sucedió ese día...
—¡No quiero saber toda la maldita historia, Marlene!—Nashira interrumpio a McKinnon, quien se quedó callada ante el repentino alzó de voz—No quiero más excusas, ni mentiras, ni nada que me diga otra cosa diferente a la verdad que ya conozco. Regulus finjio su muerte, me dejó a mi, a su hija. Inicio una nueva familia, hizo todo lo que estaba en sus manos para olvidarme, ¿Y para que? A quien llama esposa ni siquiera fue capaz de venir cuando James Potter lo atacó por la espalda. Esa es la historia que en verdad importa Marlene.
La rubia se quedó callada, solo observando a Black frente a ella. Regulus ni siquiera sabía que decir, en otras circunstancias se habría defendido con dientes y garras, pero ahora, no podía decir ni una patética palabra.
—Se que en su testamento decía que si llegaba a morir, yo quedaría a manos de... Narcissa y Bellatrix, pero el ministerio decidió dejarme con Sirius, ¿Y sabes por qué? Porque Regulus, se lo dijo, el ministro sabía que el siempre estuvo vivo. —solto Nashira con rabia. Mientras miraba a Regulus, quien bajaba la cabeza avergonzado. Sintió otro acto de presencia en el lugar y no necesito voltear para saber de quién se trataba. —Fue su culpa que yo viviera un infierno con Sirius, el me abandono, sin la más mínima preocupación de que me pasaría. Incluso Acturus está con Sirius. —dijo Nashira, aún sabiendo que el tema de Acturus era un tema tabú para Marlene, lo dijo.
—Nashira, para ya con esto...—dijo Linda, acercandose a Marlene, quien había comenzado a lagrimear.
—Y ahora que lo pienso...—dijo Nashira, haciendo caso omiso a Linda—El se merece todo esto—dijo recordando como Hestia, había enviado una carta hace horas informando que se encontraba en Estados Unidos por un trabajo y que esperaba y cuidara bien de su hija.
Nashira, mantuvo su vista en Regulus, aventando lq carta sobre la mesa para que esté la tomará. Después de unos minutos, Regulus, volvió a levantar la mirada tratando de descifrar que intentaba hacer la Slytherin, no fue hasta que un par de fotos cayeron del sobre. En las fotos salía Hestia con un hombre no muy mayor que en cada oportunidad que tenía se veía en la foto mágica que la besaba, incluso en una foto ambos entraban a un hotel.
—Claro que se lo merece. —dijo Nashira apartando su mirada de la de Regulus, y saliendo de la habitación.
El aire golpeaba en su rostro violentamente. Sus manos se aferraban al barandal de su habitación demasiado fuerte.
Aún recordaba la mirada de Marlene sobre el, Linda no siquiera lo habia mirado desde que entró a la habitación. Y con más razón ahora lo haría, después de saber que el había sido quien convenció al ministro de dejar a Nashira con Sirius. Muy en el fondo el también se odiaba por ello, eso no lo haría un padre, pero el no era un padre.
Amaba a Nashira como si fuera su propia hija, su sangre, aunque no lo demostrará lo suficiente, y menos ahora, que frente a todos el era el malo de la historia. Estaba conciente de que Nashira no era su hija, era hija de Sirius, pero ni aún así lograraria que su hermano saliera vivo de la situación.
Sabía mejor que nadie, que Sirius estaba en la lista de Nashira, como el número uno. Sabía que su hija planeaba hacerlo sufrir desde dentro, primero empezaría por la gente superficial, después empezaría por quienes consideraba su familia y después iría el. Nadie, ni siquiera el mismo se salvaba de Nashira, quien más que nada ya había comenzado sus movimientos sucios como Marlene los llamaba.
Los gemelos se encargaban de informar cada cosa que pasaba. Hermione, por otro lado ya había comenzado a acercarse cada vez más a Ginny Weasley, mientras que Astoria, Daphne y Pansy, habían hecho una visita al ministro con ayuda de Severus, un obliviate y unps cuántos hechizos más, habían logrado que el mensaje llegará a Dumbledore y fue así como lograron que el instituto de Durmstrang fuera seleccionado para el torneo de los tres magos.
Suspiró, aferrado al barandal cuando sintió un aroma peculiar inundar la habitación. Sintió ganas y necesidad de voltear pero no lo hizo y solo mantuvo su vista al frente. La presencia de Linda a su lado sabía que estaba en lo correcto. Ninguno de los dos decía nada, sabían que había muchas cosas que decir, ambos lo sabían, pero ninguno de los dos era capaz de decirlas.
—¿Fuiste engañado y no hiciste nada?—pregunto Linda, manteniendo su vista en el frente, Black pudo identificar un tono burlón en su voz—Crei que el famoso Regulus Black, no se dejaba humillar por nadie. —Linda suspiro para después pasar su vista al Ex-slytherin. —Debes amarla en verdad para no hacer nada en su contra.
Por primera vez en el día, Regulus miro a Linda con seriedad.
—Si, no hice nada, es porque Lara merece a su madre...
—Por favor—exclamo Linda, interrumpiendo a Black—Podria apostar a qué tú has sido más un padre para ella o una figura paterna, o se ha preocupado por ella, de lo que Jones lo ha hecho por ella, o tu por Nashira.
—Tu enserio me odias—dijo Regulus regresando su mirada al patio.
—No te odio. Odiar es un sentimiento muy fuerte y yo no siento nada por tí. —Regulus, sonrió cortamente por unos segundos, antes de mirar a Linda de nuevo.
—Tu podrás decir que me odias, pero tus ojos dicen otra cosa. —dijo Black, con una pequeña sonrisa de lado.
—¿Así?—dijo Linda, mirando a Black con una ceja alzada—¿Y que es lo que dicen?
—Que me amas.
Linda apartó su mirada de Regulus, para nuevamente apreciar el patio trasero.
—Pasar tanto tiempo con Jones te está afectando el cerebro.
—¿Celosa, Granger?
—Jamas, Black.
—En Hogwarts no decías lo mismo. Recuerdo perfectamente el día que dijiste que estabas tan celosa de Hestia que podrías tirarla por un barranco. Y también recuerdo que fue el día que me besaste. —Linda regreso su mirada al Black. Pero no era una mirada común, era una nostálgica.
—¿Sabes que recuerdo muy bien?—Regulus la miro con atención—Recuerdo que cuando Nashira estaba por nacer, dijiste que... nuestra bebé sería una bendición. —Regulus, mantuvo la mirada en Linda. —Tambien recuerdo que antes de salir de Hogwarts, Jones dijo algo sobre Barty y sobre mí. No sé que planeaba, pero...tiene razón, aunque me cueste aceptarlo. Tal vez Barty si es mi alma gemela, pero no estuvimos hechos para estar juntos, tal vez tú...
—Yo soy a quien siempre estuviste destinada, Linda. Incluso, ¿Sabes que recuerdo? A ti y a mi bailando cuando teníamos once años bajo la nieve. —Linda sonrió involuntariamente. —Recuerso que...no había necesidad de hablar, con sólo la mirada de ambos se decían muchas cosas y era extraño, porque... parecía como si lleváramos años de conocernos y estar juntos.
—Lo recuerdo perfectamente. Fue la primera de muchas, en las que me invitaste a bailar, Black. —Regulus, alzó una ceja ante el llamado de su apellido, más no dijo nada, ambos siguieron manteniendo una sonrisa en sus rostros.
—¿Que te parece...si lo recreamos? Nadie está viendo ahora mismo—dijo Regulus al ver que la mujer iba a hablar.
Regulus la tomó de la cintura y la pego contra el, mientras que Linda, aún en shock, colocaba sus manos lentamente detrás del cuello de Regulus.
Por primera vez, y después de muchos años, Linda, sintió la calidez de las manos de Regulus como si fuera una caricia contra su cuerpo, que deseaba que durará una eternidad. Bailaron allí, en ese barandal esperando no ser vistos por alguien, estando muy pegados y sin dejar de verse mutuamente.
Regulus tomo una de las manos de Linda para después hacerla dar media vuelta y hacer que vuelva a su lugar. Ambos estaban perdidos en la vista del otro, sintiendo una profunda paz en su interior.
Ambos se encontraban bailando, mirándose el uno al otro, no fue hasta que Regulus no lo resistió más y tomando posesivamente, y con fuerza a Linda de la cintura, estampo sus labios contra los de ella, siendo completamente correspondido.
Ambos se besaban con desesperación, deseo, añoranza.
Eran miles de sentimientos que ambos expresaban en ese beso. No solo el deseo lo cubría por el cuerpo, también los días, meses, años sin estar juntos los rodeaba, el extraño sentimiento de no poder besarse una última vez los hacía preguntarse seriamente si de verdad se amaban. Y aquello era más que una confirmación, de uno para otro.
—Black...no, por favor...no, no, esto no es correcto y yo...no seré la otra mujer...—lo miro llorosa.
—Lo lamento. En verdad lo siento. —Regulus se alejo de ella, pero sin apartar su mirada.
—No me pidas perdón, Black. Yo soy quien debe hacerlo, yo...yo te correspondi y...es mejor dejar las cosas claras.
—¿A qué te refieres con “dejar las cosas claras”?—Regulus la miro dudoso.
—Y-yo...ya no te amo más...—solto Linda, mientras intentaba hacerse la fuerte,sus ojos se cristalizaban.
—¿Desde cuándo...?—pregunto Regulus, se acercó hasta la rubia para tomar su mano, y dejar un beso en su torso, para después acariciar su mejilla lentamente—Prometiste amarme por siempre, ¿Lo recuerdas? Ambos lo prometimos.
Linda dejo que las lágrimas fluyeran por sus mejillas, y como si finjiera no importarle, tomo la mano de Regulus y la alejó de su rostro.
—Desde ahora. Prometí amarte, pero ya no quiero sentir nada por tí, nada de lo que tenga puede seguir atandome a tí.
—No importa...—Regulus, negó varias veces con la cabeza, mientras tomaba su mano nuevamente—Te amo.
—Demasiado tarde...se acabó cuando te casaste con otra mujer.
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