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✦XII: El adiós de lo inevitable

Preparen los pañuelos😭

Jungkook se encontraba en un estado de incredulidad total al escuchar esas palabras. No estaba en absoluto preparado para recibir una confesión tan impactante. Una parte de él, anhelaba no haber oído jamás eso, pues sentía que su mundo entero se tambaleaba. Sin embargo, otra parte suya, hacía que su corazón latiera desesperadamente en su pecho y que una oleada de calidez lo inundara por completo.

¿Por qué? ¿Por qué Taehyung se empeñaba en hacer esto? Cuánto desearía que no complicara aún más la situación en la que se encontraban, porque Jungkook podía sentir que a medida que pasaba el tiempo a su lado, más difícil le sería dejarlo ir. Estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por no aferrarse a algo que sabía que no podía tener, pero ver la oscura mirada de La Muerte reflejar infinidad de estrellas mientras lo observaba le hacía perder por completo toda su determinación.

Desde el momento en que le comunicaron que su enfermedad estaba consumiendo sus órganos, supo que su tiempo se agotaba. No fue fácil, pero con el paso del tiempo, logró aceptarlo. Cuando el dolor se intensificó, hubo momentos en los que anhelaba que todo terminara para él. Sin embargo, se hizo una promesa: disfrutaría genuinamente de cada momento compartido con su familia y amigos, esforzándose por dejar el sufrimiento a un lado.

El encuentro con La Muerte le hizo enfrentar la inminencia de su partida de una manera más tangible. Aquello por lo que había esperado pacientemente finalmente se estaba cumpliendo: iba a morir. Su único pesar residía en la incertidumbre de qué tipo de persona estaría para su hermano después de su partida. Sin embargo, después de conocer a Namjoon y darse cuenta de que era una persona bondadosa, debería sentirse preparado, ¿verdad?

Entonces debería ser capaz de marcharse, sin embargo, no quería hacerlo.

Contemplar la tristeza en los ojos de Taehyung le desgarraba el alma. No lograba comprender cómo este chico se había vuelto tan vital y especial en su vida en tan corto tiempo. El amor nunca se había sentido de esta manera, pues bastaba con despertar entre sus brazos para sentirse la persona más afortunada del universo.

Jungkook estaba completamente enamorado, y al igual que Taehyung, lo amaba de una manera que escapaba a su comprensión. Sin embargo, se sentía incapaz de expresarlo. Porque a pesar de haber aprendido a lidiar y sobrellevar su dolor físico durante mucho tiempo, no tenía ni idea de cómo enfrentar el dolor emocional que su corazón le infligía.

—Tae... —lo llamó con ternura, llevando su mano libre hasta el rostro del otro para secar las lágrimas que con tanto ímpetu empapaban sus mejillas. —Sabes que esto tiene que suceder.

Jungkook estaba aterrado de continuar haciéndole daño, porque incluso si ya no podía verlo nunca más. No deseaba que su influencia fuese la razón por la que su existencia se desvaneciera por completo. Aunque no entendía del todo lo que la otra Muerte había querido decir cuando mencionó que si él se llevaba su alma, Vante tendría la oportunidad de reflexionar un poco más sobre si cruzar al otro lado.

—Lo entiendo, pero no en este momento. No de esta manera —negó con firmeza.

El menor frunció el ceño, confundido, y ladeó la cabeza. Taehyung sonrió al ver esa expresión, encontrando encantadora la forma en que Jungkook podía parecer tan adorable.

—Te daré tiempo para que te despidas adecuadamente —explicó el ser, y la mirada de Jungkook se suavizó. Estaba tan desesperado por poner fin a esta situación para no causar más sufrimiento a La Muerte que su familia y amigos no cruzaron por su mente.

—P-pero...

—Estaré bien —aseguró Taehyung con una sonrisa.

A pesar de que a Jungkook le agradaba la idea de pasar un último y agradable momento con su familia antes de partir, no podía evitar sentir el inmenso peso que la otra Muerte había depositado en sus hombros con su súplica.

—Tu cumpleaños está a solo un par de días. Sería una ocasión perfecta ya que toda tu familia y amigos estarán contigo —sugirió el ente, y su propuesta sonó tentadora para el menor. Sin embargo, faltaban aún cuatro días, lo cual logró inquietarlo un poco.

—Está bien, pero tengo una condición —dijo Jungkook, captando el interés de Taehyung.

—¿Cuál es?

—Debes dejar de darme tu Prana.

Taehyung estuvo a punto de objetar, pero la mirada firme de Jungkook dejó en claro que no aceptaría un rechazo. Apreciaba enormemente que se preocupara tanto por su bienestar, aunque al mismo tiempo, sentía frustración por no poder actuar según su voluntad.

—Kook, no desapareceré solo porque te de un poco más.

—Aun así, debes poner fin a esto. No me gusta la idea de vivir con el tiempo prestado —frunció el ceño con firmeza—. Además, todavía no te he perdonado por ocultarme algo tan importante.

El azabache abrió los ojos con sorpresa y luego sonrió encantado al ver el puchero que su persona había formado. Era verdaderamente fascinante cómo sus emociones podían cambiar tan rápidamente con una simple acción del humano.

Sin duda alguna, estar enamorado era una experiencia asombrosa.

—De acuerdo, pero en tu último día, deberás recibir un poco... —Jungkook rápidamente intentó alegar, pero Vante lo detuvo con un gesto—. No interrumpas —pidió, llevando un dedo a los labios del menor. Este entrecerró los ojos y golpeó el interior de su mejilla con la lengua. Taehyung sonrió ante eso. —Tan lindo —musitó encantado, acercándose para dejar un fugaz beso en sus labios, que logró borrar toda la molestia que Jungkook estaba sintiendo—. Quiero que disfrutes de ese día, no solo porque sea el último, sino porque es tu cumpleaños. Tómalo como un regalo de mi parte.

Jungkook lo consideró por un momento. En realidad, la idea no le agradaba para nada, pero la súplica en los ojos de Taehyung lo debilitaba como para considerarlo. Después de soltar un fuerte suspiro, terminó aceptando.

—Está bien.

Los días pasaron más rápido de lo que a ambos les habría gustado y en ningún momento La Muerte abandonó aquella habitación de hospital, pues cada momento junto a Jungkook era demasiado valioso. Cada sonrisa, cada beso, cada abrazo, y todas las palabras de amor que compartieron... quedaron grabadas en el corazón de Taehyung. En la noche, justo como ahora, se dedicaba a disfrutar del cálido chico que yacía dormido entre sus brazos. La sensación era simplemente increíble; deseaba poder permanecer así por siempre.

Había algo que Vante había estado haciendo cada vez que Jungkook caía en un sueño profundo. Aunque se lo había prometido, simplemente no podía soportar ver al chico sufrir. Por eso, aprovechaba esos momentos para darle un poco de su Prana, en cantidades mínimas para que su persona no se diera cuenta.

Honestamente, Jungkook no tenía el derecho de impedirle aliviar su dolor. Porque incluso mucho antes de que supiera que lo amaba, Vante ya detestaba verlo sufrir.

Una sonrisa radiante iluminó su rostro cuando sintió a Jungkook acomodarse entre sus brazos y abrazarlo con fuerza, como si fuera el lugar más seguro del mundo. Taehyung, completamente fascinado por la sensación de tenerlo tan cerca, comenzó a dejar caricias suaves y reconfortantes por su espalda. Luego, se acercó para depositar un dulce beso en su frente y, separándose solo un poco, murmuró con suavidad: —Feliz cumpleaños, bonito.

Realmente ansiaba sentir más emoción por esto, pero en su interior resonaba la comprensión de lo que todo aquello implicaba... el final estaba cerca. Así que, evitando adentrarse en esos pensamientos sombríos, se aferró al chico que dormía en tranquila serenidad, inhaló profundamente el sutil aroma que con el tiempo se había mezclado con el del hospital. Luego, cerró los ojos con fuerza, rogando que la mañana demorara en llegar.

Deseaba fervientemente que, al igual que en el Inframundo, el tiempo abandonara su fluir aquí en la tierra. Anhelaba que este momento se tornara eterno.

Al despertar en la mañana, Jungkook se encontró con la que se había convertido en su imagen favorita: el rostro de Taehyung frente suyo, quién lo observaba con devoción. Pacientemente, aguardó el beso de buenos días que siempre le daba, y una sonrisa de satisfacción iluminó su rostro cuando sintió los fríos labios de La Muerte sobre los suyos.

A medida que se distanciaron y sus miradas se encontraron de nuevo, Jungkook volvió a hacer ese tierno puchero lo que provocó una sonrisa inmediata en La Muerte. Sin dudarlo, se acercó de nuevo para besarle, aprovechando la ocasión para llenar todo su rostro con una lluvia de besos que el menor aceptó con gusto.

—Voy a extrañar esto... —declaró el chico entre risas, lo que hizo a Taehyung detenerse.

Un pesado silencio llenó la habitación y el semblante de La Muerte se desmoronó, lo que provocó una reacción similar en el menor.

—Lo siento —murmuró Jungkook, desviando su mirada hacia sus propias manos.

Para Taehyung, estos momentos resultaban especialmente desafiantes. No solo tenía que lidiar con el peso de sus propias emociones, sino también con las de Jungkook, lo cual, curiosamente, lograba entristecerlo aún más. Ya que solamente anhelaba verlo feliz.

Dejó escapar un suspiro y se acercó para iniciar un beso con Jungkook, quien no le impidió hacerlo y movió sus labios en sincronía con los de La Muerte. El menor disfrutó de la forma tan perfecta en que sus bocas encajaban y de como Taehyung le sujetaba de la cintura para pegarlo más hacía él.

La sensación que recorría su cuerpo era asombrosa, algo que lograba hacer que olvidara todo lo demás.

En algunas ocasiones, resultaba inevitable para él no reflexionar sobre cómo habría sido su vida sin la enfermedad y con Taehyung presente en ella. Tal vez habrían comenzado como simples desconocidos que gradualmente se convertían en amigos cercanos. Jungkook estaba convencido de que se habría enamorado de él y habría hecho todo lo posible para captar su atención. Eventualmente, habrían dado el paso de convertirse en pareja y disfrutarían de citas juntos, e incluso, lo habría invitado a su casa para cenar con su familia. Claro, como todas las parejas, habrían tenido sus desacuerdos de vez en cuando, pero resolverían sus diferencias con muchos besos. Experimentarían juntos su primera vez, y aunque Jungkook se sentiría nervioso, estaba seguro de que Taehyung lo habría tranquilizado con dulces caricias y lo habría tratado como si fuera el tesoro más preciado del mundo, justo como solía hacerlo.

Sus ojitos se llenaron de lágrimas y comenzó a besarle con aún más desesperación, deslizando sus manos por los brazos de La Muerte y acercándose más a él. Vante pudo percibir las intenciones de Jungkook y detuvo el beso de manera abrupta, sujetándolo con cuidado de no causarle ningún daño.

—Kook, no podemos hacer esto —dijo, y en ese momento el menor empezó a llorar, por lo que La Muerte lo atrajo hacia sí, permitiéndole sollozar en sus brazos mientras le acariciaba suavemente la espalda.

—Lo sé... —respondió el menor con tristeza, enterrando aún más su rostro en el pecho de Taehyung.

Permanecieron en silencio en esa posición, con Jungkook continuando su llanto mientras el ser lo reconfortaba con caricias delicadas. Cuando notó que su persona se estaba calmando, lo soltó suavemente y lo miró a los ojos. Con sus manos, secó con cuidado las lágrimas de sus mejillas antes de inclinarse para depositar un tierno beso en su nariz.

—Feliz cumpleaños —recitó con una suave sonrisa, la cual el menor replicó con una sonrisa propia. —Te ves realmente bonito hoy.

Jungkook rodó los ojos mientras negaba con la cabeza. —Empiezo a pensar que estás ciego, Tae —bromeó, soltando una suave risita.

El contrario abrió los ojos y simuló indignación. —¿Disculpa? He vivido lo suficiente como para haber visto muchos rostros, y ninguno ha sido tan hermoso como el tuyo.

Jungkook sintió que sus mejillas se encendían. —No entiendo qué ves en mí. No soy más que esto —dijo, haciendo referencia a lo que la enfermedad había hecho de él.

El ente negó con la cabeza, en desacuerdo con su propia percepción. Comprendía la inseguridad de Jungkook en cuanto a su apariencia actual, pero deseaba sinceramente que pudiera reconocer su propia belleza.

—Eres muchísimo más que esto... —declaró, utilizando un tono igual al de Jungkook—. Y permíteme decirte que soy capaz de ver mucho más de lo que tú puedes. Así que si deseas saber lo que veo en ti, estaré encantado de explicártelo.

—¿De qué hablas? —preguntó con una sonrisa, frunciendo el ceño ligeramente confundido.

—Bueno, Kookie... —empezó a decir, y Jungkook sonrió, ya que había notado que Vante había comenzado a llamarlo así hace poco, al igual que su familia y sus amigos lo hacían—. No sé si alguna vez te lo he explicado, pero la razón por la que soy capaz de sentir tus emociones es porque tu alma está conectada con la mía.

—¿Qué? —respondió Jungkook, ahora aún más intrigado.

—Esa es la razón por la que puedo acceder a fragmentos de tu vida —explicó, notando la expresión confundida del contrario, por lo que pasó la mano entre ambos, y en ella se formó una imagen del chico leyendo un libro debajo de un árbol en su universidad, la cual se había convertido en su favorita del ente—. Me refiero a esto.

—Claro, lo recuerdo —asintió, recordando la ocasión en la que encontró a La Muerte observando un recuerdo de aquel día en el que celebró su cumpleaños—. Pero, sigo sin entender tu punto.

—Lo que intento expresar es que, si observas detenidamente, ese joven que ves en la imagen sigues siendo tú. Aunque es cierto que has adelgazado, tu piel se ha vuelto más pálida y has perdido cabello, el brillo en tus ojos y tu sonrisa son exactamente los mismos. Me enamoré de esas cualidades, de tu alma, del ritmo de tu corazón cuando me miras y de tu autenticidad.

Jungkook quedó atónito, el amor tan genuino que La Muerte sentía hacia él resultaba abrumador. ¿Cómo era posible que alguien pudiera amarlo de esa manera? ¿Acaso era digno siquiera de tal amor?

—Tae...

—Lo sé, no necesitas decir nada —respondió Vante con ternura, su mirada suave tranquilizó al joven y desencadenó una ola de emociones en su pecho, especialmente cuando vio la sonrisa de este iluminar su rostro—. Puedo sentirlo aquí —señaló su corazón.

El día comenzó como cualquier otro, con la única diferencia de que esta vez, cuando Haneul llegó a la habitación, estaba acompañada de su esposo y su hijo mayor. El desayuno transcurrió en un ambiente familiar, y Vante disfrutó viendo la alegría en el rostro de Jungkook. Se sentía más tranquilo después de haber compartido un poco de su Prana con él, sabiendo que con eso su persona no estaría sufriendo.

Durante la conversación, escuchó que los mejores amigos de Jungkook llegarían alrededor de la hora del almuerzo, por lo que decidieron aprovechar ese momento como una reunión en familia. Jungkook recibió varios regalos, la mayoría de los cuales consistían en libros, ya que le encantaba la lectura y era una de las pocas actividades que podía disfrutar en su estado actual.

—Gracias, mamá, me encanta —dijo sinceramente cuando su madre le entregó un gorrito de lana que ella misma había tejido.

—No tienes por qué agradecer, cariño. Te mantendrá calentito.

Continuaron charlando un poco más hasta que Seokjin sugirió algo a su hermano menor. —Kookie, ¿te gustaría dar un paseo?

Los ojos del menor rápidamente se iluminaron. —¿De verdad puedo? —preguntó emocionado, a lo que su hermano asintió con una sonrisa.

—El médico dijo que si te sientes bien, podemos ir al patio a dar un paseo.

—¡Sí, me siento bien! —respondió con evidente alegría.

—Perfecto, entonces llamaré a una enfermera para que prepare todo lo necesario.

El menor asintió y poco después, una enfermera llegó con una silla de ruedas especial que tenía una barra incorporada para colgar la bolsa de intravenosa. Una vez que lo acomodaron en la silla, Seokjin comenzó a empujarlo por los pasillos en dirección al ascensor que los llevaría al piso donde se encontraba el patio.

Durante todo el trayecto, Vante lo siguió de cerca sin apartar los ojos de él. Podía sentir la inmensa emoción que Jungkook experimentaba en su pecho, recordando que le había mencionado que llevaba mucho tiempo sin poder salir de su habitación. Ya que incluso en algún punto, sus quimioterapias se administraban en su cuarto. Por lo tanto, respirar aire fresco era, sin duda alguna, una experiencia que estaba disfrutando demasiado.

Jungkook estaba lleno de felicidad, y todo se lo debía a Taehyung, ya que gracias a la Prana que le administró, se le notaba un poco mejor, lo que finalmente le permitió salir. En su estado anterior, esto habría sido algo completamente imposible.

El menor percibía constantemente la presencia de Taehyung detrás de él, y comenzaba a sentir cierta curiosidad acerca de por qué se había cubierto con la túnica, dado que solo él podía verlo. No obstante, no fue sino hasta que notó que algunas miradas de otros pacientes estaban dirigidas hacia detrás suyo que comprendió que quizás, si había personas que podían verlo.

Eran aquellos que, al igual que él, estaban listos para morir.

—Ah, esto es genial —exclamó Jungkook con alegría, mientras respiraba profundamente el aire fresco del exterior—. Lo había echado tanto de menos.

—Tranquilo, bebé. Cuando salgas de aquí, me aseguraré de que olvides lo que significa estar encerrado. Pasaremos tanto tiempo fuera que solo regresaremos a casa para dormir.

El menor soltó una fuerte risa y negó con la cabeza. —Hyung, que cosas te inventas.

—¡Estoy hablando en serio! —exclamó, fingiendo molestia, pero acabó riéndose al contagiarse de la risa de su hermanito—. Te veo feliz, Kookie... —dijo de repente, lo que hizo que el menor dejara de reír.

Se quedó pensativo por un momento antes de asentir. —Sí, lo soy —sus labios se curvaron al pensar en cierto azabache.

—Me alegra, eso es todo lo que deseo para ti —respondió suavemente su hermano.

En ese momento, llegaron al centro del jardín donde había algunas bancas. Seokjin acomodó la silla de ruedas cerca de una y se sentó a su lado.

—Yo también quiero eso.

El castaño se volvió para mirar a su hermano, quien tenía la mirada fija en él. —¿Qué cosa? —preguntó el mayor, confundido.

—Que seas feliz —aclaró Jungkook—. ¿Puedes prometerme eso? ¿Prometes intentar ser feliz?

—Kook, ¿por qué hablas como si...?

—Solo promételo —lo interrumpió, sintiendo que sus ojos se llenaban de lágrimas.

Seokjin notó la angustia en los ojos de su hermano y sintió que las lágrimas también llenaban sus propios ojos. Se acercó a Jungkook y lo abrazó con fuerza pero con cuidado de no lastimarlo, como si ese gesto pudiera mantenerlo siempre a su lado. Y por más que le costara deshacer el nudo en su garganta, asintió y musitó: —Te lo prometo, bebé.

Cuando regresaron a la habitación, Jungkook encontró a sus mejores amigos esperándolo con bolsas de regalos y un pastel de chocolate, su favorito.

—¡Feliz cumpleaños, Jungkookie! —exclamó Hoseok con gran energía mientras se abalanzaba sobre su amigo para darle un fuerte abrazo—. Ah, por favor, no crezcas más. Debes ser mi bebé para siempre.

—Hyung... —se quejó el menor con un puchero.

—Hobi, deja en paz al niño —intervino Yoongi—. Te dije que hoy no podías molestarlo.

El moreno se giró para mirar a su novio y le regaló una sonrisa. —Tranquilo, amor, no tienes que sentir celos solamente porque Kookie es mi hijo. Prometo que te daré todos los hijos que mi cuerpo me permita.

—Ni siquiera es biológicamente posible.

—¿Estás insinuando que no seré mamá? —cuestionó Hoseok, indignado, con los ojos y la boca abiertos de par en par.

Yoongi chasqueó la lengua y dejó escapar un suspiro. —Serás la mejor mamá de todas —dijo finalmente con resignación, rindiéndose ante las tonterías de su novio. Luego se acercó a su mejor amigo y lo abrazó con suavidad. —Felicidades.

Aunque la actitud de su mejor amigo podría parecer simple a primera vista, Jungkook conocía a Yoongi lo suficiente como para comprender que sus acciones decían mucho más que las palabras. El cálido y cuidadoso abrazo que le dio expresaba mucho más de lo que cualquier palabra podría hacerlo.

—Gracias, hyung.

Pasaron todo el día de manera agradable, charlando y riendo ante las ocurrencias repentinas de Hoseok. Cuando llegó la hora de partir el pastel, todos cantaron el feliz cumpleaños y al final le indicaron que debía pedir un deseo.

Jungkook dirigió su mirada hacia la esquina de la habitación donde Vante había permanecido en todo momento. Una suave sonrisa se dibujó en su rostro mientras cerraba los ojos, formulaba su deseo y soplaba las velas.

La habitación se llenó de aplausos y risas alegres; todo era realmente maravilloso. Sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad, agradecido por haber compartido este momento con sus amigos y su familia.

—Los amo mucho, gracias por esto —dijo el menor, permitiendo que sus lágrimas cayeran, aunque su rostro estuviera adornado con una amplia sonrisa.

Sin duda, este sería un momento que jamás olvidaría.

Cuando llegó la noche y fue hora de despedirse, Jungkook abrazó a sus padres con fuerza, expresándoles cuánto los amaba y agradeciéndoles por la vida que le habían dado. Sus padres pensaron que su hijo simplemente estaba emocionado por cumplir un año más, por lo que no encontraron nada inusual en su comportamiento. Correspondieron al abrazo, expresándole cuánto lo amaban y lo felices que estaban de tenerlo en sus vidas.

Luego, salieron de la habitación para que pudiera despedirse de los demás. Jungkook hizo un gesto de despedida con la mano mientras asentía hacia su madre cuando ella le dijo que lo vería por la mañana.

Pronto, sus amigos se acercaron a él, y Hoseok fue el primero en abrazarlo. —Descansa mucho, ¿de acuerdo? Vendré a molestarte un poco mañana por la tarde.

El menor sonrió. —Gracias por siempre sacarme una sonrisa con tu forma de ser, Hobi. Nunca dejes de brillar, por favor. Eres mi sol.

Hoseok no se esperaba esa declaración tan repentina, por lo que parpadeó varias veces antes soltar a su amigo y verlo directamente a los ojos. Algo extraño se removió en su pecho, pero finalmente asintió, tratando de disipar ese sentimiento en su interior.

—Si, siempre lo haré. Estaremos juntos por mucho tiempo, ¿verdad? —preguntó un poco inseguro, a lo que el menor simplemente sonrió y asintió.

—Siempre estaré a tu lado.

Yoongi se acercó lentamente para despedirse de su mejor amigo, consciente de que esta era una despedida distinta. A diferencia de los demás, él era un poco más perceptivo, capaz de leer las emociones de Jungkook con una mirada. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras envolvía a su amigo en un abrazo, ejerciendo una presión suave pero significativa, como si quisiera transmitirle miles de palabras en ese gesto.

Susurró suavemente al oído de Jungkook, asegurándose de que solo ellos dos fueran capaces de escuchar.

—Lo hiciste muy bien, Kook. Estoy orgulloso de ti. Ahora, puedes descansar.

Las lágrimas llenaron los ojos de Jungkook y, a pesar de sus esfuerzos por contenerlas, comenzaron a deslizarse por sus mejillas. Con fuerza, se aferró a la chaqueta de su mejor amigo, como si quisiera retener ese momento por un poco más de tiempo. Asintió efusivamente, haciendo un esfuerzo por articular palabras en ese momento tan emotivo.

—Cuida mucho de Hobi... —musitó finalmente, su voz entrecortada por la emoción. Hizo una breve pausa, intentando controlar las emociones que amenazaban con desbordarse—. Cuídate mucho tú también y sean felices, y hyung... —tragó el nudo en su garganta, el dolor en su pecho era palpable—. No me olviden.

Las palabras de Jungkook resonaron en la habitación, cargadas de un profundo sentimiento de despedida. Yoongi, con los ojos también llenos de lágrimas, negó con convicción.

—J-jamás, Jungkookie —respondió con voz temblorosa—. Te amo.

—Yo también, te amo, Yoongi —dijo Jungkook, sus palabras estaban cargadas de amor y gratitud por su amigo que había estado a su lado en cada paso de su difícil camino. Era un adiós difícil de aceptar, pero sabían que su amor perduraría, incluso más allá de la distancia física que pronto los separaría.

Hoseok observó la escena confundido, incapaz de comprender lo que había sucedido, ya que no pudo escuchar la conversación entre ambos chicos. Tenía en mente hacer una broma para aliviar la tensión, pero se sintió incapaz de hacerlo al notar el ambiente tan íntimo que se había desarrollado. Por lo tanto, optó por permanecer en silencio.

Cuando ambos finalmente se separaron, se dedicaron una sonrisa. Yoongi se acercó para dejar un beso en la frente de Jungkook. Hoseok hizo lo mismo, expresando cuánto lo amaba. Luego, la pareja finalmente salió de la habitación, dejando a los hermanos Jeon solos.

—Jinie... —llamó el menor, extendiendo su mano hacia su hermano mayor, la cual Seokjin tomó de inmediato.

Sin decir una palabra, Seokjin abrazó a su hermano y comenzó a llorar, dejando que sus emociones fluyeran libremente.

Jungkook no pronunció palabra alguna; en su lugar, permaneció en esa posición, abrazando a su hermano mayor y compartiendo un llanto silencioso. Todas las despedidas eran dolorosas, pero esta, sin duda alguna, era la que más le destrozaba el corazón. Tener que decir adiós a aquel que había sido su compañero de travesuras desde siempre, a quien le había cuidado como si fuera el tesoro más valioso, a quien le había permitido dormir con él cada vez que tenía pesadillas y que había curado sus heridas cada vez que tropezaba, resultaba casi insoportable.

Le costaba mucho imaginar que tendría que marcharse y dejar solo a quien era su otra mitad. Sin embargo, al menos ahora sabía que su hermano estaría en buenas manos, y aunque su partida le rompiera el corazón, tenía la seguridad de que habría alguien a su lado para sostenerlo.

—¿P-por qué, Kookie? —sollozó, su voz entrecortada por la conmoción y el temor a la separación—. N-no me dejes, p-por favor.

Jungkook acarició con ternura la espalda de su hermano, tratando de consolarlo en medio de su propio pesar.

—No importa a dónde vaya, siempre estaré contigo. Lo prometo.

Seokjin apretó aún más su abrazo, como si quisiera retener a su hermano para siempre.

—Eres todo para mí, no lo olvides. Desde el día que naciste, te convertiste en mi vida entera.

—Lo sé, hyung —susurró Jungkook, sintiendo una mezcla de gratitud y tristeza en su interior.

—Te amo, bebé, con todo mi corazón.

—Y yo a ti, te amo, Jinie —respondió Jungkook con voz temblorosa, sellando su despedida con ese último abrazo lleno de amor y gratitud por los años que habían compartido juntos.

Cuando todos se marcharon, Jungkook no pudo contener más sus emociones y se rompió en un llanto desgarrador. Vante, notando su angustia, se acercó rápidamente y lo abrazó con fuerza, permitiéndole al joven expresar todo su dolor y tristeza en sus brazos.

La tristeza que llenó el pecho de Taehyung era abrumadora, especialmente porque sabía que era el reflejo de las emociones de Jungkook las que estaba experimentando. Si tan solo tuviera el poder de otorgarle una nueva vida, lo habría hecho sin dudarlo un segundo. Sin embargo, lo único que podía hacer en ese momento era abrazarlo con fuerza, tratando de ser un ancla que impidiera que se desmoronara por completo.

Pasó lo que pareció una eternidad antes de que Jungkook pudiera dejar de llorar. A pesar de tener los ojos rojos e hinchados por el llanto, Taehyung seguía pensando que era la persona más hermosa que había visto jamás. Le dejó un dulce beso en la nariz y con delicadeza secó las lágrimas que aún quedaban en sus mejillas.

—Gracias... —musitó Jungkook. —Por permitirme despedirme, gracias.

La Muerte asintió, incapaz de articular palabras en ese momento, consciente de que todavía se avecinaba otra despedida.

—Tae... —susurró el menor, acariciando con ternura el rostro del ente con ambas manos antes de unir sus labios en un beso lento, una expresión silenciosa que comunicaba todo lo que las palabras no podían expresar.

Cuando finalmente se separaron, una lágrima solitaria recorrió la mejilla de Vante mientras apoyaba su frente contra la de Jungkook, cerrando los ojos.

—Ya es hora, estoy listo.

A pesar de su deseo de prolongar el momento, era consciente de que ya no podía hacerlo. Aunque su corazón doliera intensamente, tenía la responsabilidad de concluir su trabajo y llevarse finalmente el alma del menor.

—Jeon Jungkook, 22 años... —empezó a recitar, abriendo sus ojos solo para encontrarse con la mirada del joven—. ¿Has tenido una buena vida? —preguntó, mientras Jungkook se acercaba para sellar sus labios en un beso y asentía.

—Sí.

A Taehyung le costó mucho separarse de él y ponerse de pie. Le extendió la mano, y Jungkook la tomó, imitando su acción, sintiéndose de repente mucho más liviano. El monitor cardiaco emitió un pitido, lo que hizo que el menor se volviera para mirar y encontró a su propio cuerpo tendido en la cama del hospital.

La Muerte lo sostuvo con firmeza y, con un movimiento su guadaña fue hasta su mano, con la cual abrió un portal. Jungkook se vio reflejado en él y abrió sus ojitos en sorpresa al notar que su apariencia era diferente.

—Al morir, regresas a la edad que más disfrutaste —explicó La Muerte. —Lo que me resulta curioso es que sigues teniendo la misma edad, pero ahora, sin la enfermedad, luces sano. ¿Por qué disfrutar de esta edad cuando solo has experimentado dolor y malas experiencias? —preguntó el ente, intrigado. Jungkook sonrió con ternura.

—Porque te conocí... —dijo, lo que dejó a La Muerte sorprendida—. Y eso es más que suficiente.

Vante sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo, su corazón se inundó de un torbellino de emociones, y una profunda necesidad de llorar lo abrumó. Con un nudo en la garganta, se acercó a Jungkook y lo besó, porque no encontraba mejor manera de expresar todo lo que era incapaz de decir con palabras.

—¿Listo? —preguntó Taehyung, y el otro asintió con determinación—. No me sueltes.

Antes de entrar al portal, Jungkook se permitió girarse una última vez, viendo cómo médicos y enfermeras entraban en la habitación. Luego, dirigió su mirada al chico a su lado y afianzó el agarre con fuerza.

—Nunca.

Y así, finalmente, ingresaron al portal, desapareciendo en su interior.

Este capítulo es de los que más me hizo llorar. La neta, no tengo palabras para decirles TT todo fue demasiado emotivo AAAAA pero ni modo tocó soportar :c si son masoquistas como yo, lean la despedida con la canción de Yoongi "Dear my friend" de fondo TT.

¿Quién disponible para abrazarnos?

¿Qué les pareció? quisiera saber, este espacio es para que le digan a la autora lo que quieran ---->

 Antes de que me reclamen, todavía falta el poderosísimo epilogo sanador, así que espérenlo ¿si? Nos vemos más tarde, hasta entonces, manténganse sanos♥

𝐊𝐢𝐦𝐍𝐢𝐤𝐚𝐫𝐢.


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