✦X: El dilema entre el deber y el amor
Esa noche, después de que Jungkook se quedara dormido, no dudó un segundo antes de levantarse y abrir un portal. Sin embargo, en lugar de dirigirse directamente a su torre, se encaminó hacia el palacio, donde necesitaba encontrarse con alguien en particular. Mientras recorría los largos pasillos, notaba cómo todas las miradas se posaban en él. Esta atención no se debía a su reputación como Muerte ni a su innegable belleza, que solían ser las razones típicas de que los demás lo miraran. Esta vez, había algo más que llamaba la atención.
Lo que realmente sorprendía a todos era su capacidad para percibir el lamentable estado físico de Vante debido a la falta de Prana. Era algo tan increíble que resultaba difícil de creer.
Cuando finalmente llegó al despacho del Rey, se encontró con una de las arpías afuera.
—Sana, vengo a verlo —declaró con seriedad. La chica alzó la mirada para mirarle y sus ojos se abrieron de par en par, al igual que su boca.
—Vante, ¿qué te ha sucedido? —cuestionó incrédula, incapaz de creer el aspecto de La Muerte.
El chico suspiró con pesar. —Solo déjame entrar, seguramente ya está esperando por mí.
La arpía asintió, incapaz de dar crédito a lo que veía, pero sin más opción que ceder, pues conocía la terquedad que caracterizaba a Vante. Había recibido instrucciones claras de que en cualquier momento él llegaría y debía permitirle la entrada. ¿Podría esto estar relacionado con la razón detrás de su impactante estado físico?
—Él te está esperando.
Sin titubear, se dirigió hacia el despacho del Rey, abrió la puerta y entró en la habitación, donde encontró al rey acompañado por otra persona.
—Déjanos —pidió con seriedad, dirigiendo su mirada hacia la acompañante del Rey.
—V-vante... ¿P-por qué tú...? —balbuceó la sorprendida arpía.
—Déjame solo con él, Momo, por favor. Te llamaré cuando hayamos terminado —interrumpió El Rey a la joven.
La pelinegra obedeció la orden sin pronunciar una palabra más, demasiado desconcertada como para siquiera intentar hablar.
Una vez que la chica desapareció, dejándolos a solas, El Rey observó detenidamente a La Muerte y le ofreció una sonrisa serena. —Te estaba esperando —declaró con tranquilidad.
—Seguro que sí —masculló el ser, chasqueando la lengua con exasperación.
—¿Qué te tiene tan molesto, Taehyungie? —preguntó El Rey. La calma que emanaba de él solo lograba poner nervioso al azabache.
—¿Qué pretendías con lo que acabas de hacer? ¿Por qué te estás involucrando con ese humano? —inquirió Vante, evidenciando su inquietud.
Se instauró un incómodo silencio entre ambos. El moreno negó con la cabeza y dejó escapar una leve risa. —Muy hipócrita de tu parte, Taehyung. ¿No es acaso tu situación bastante similar? Y por lo que veo... —hizo una pausa mientras escrutaba a Vante de pies a cabeza—. Has llevado las cosas al extremo.
La Muerte se sintió sin palabras, ya que Namjoon tenía razón. Él era el menos indicado para hablar sobre el tema, ya que su conexión con Jungkook había traspasado todos los límites que normalmente una Muerte debería mantener con su persona a cargo.
—Tienes razón. Puedes hacer con tu vida lo que desees. Lo único que me interesa saber es si esto afectará de alguna manera a Jungkook.
La seriedad con la que las palabras fluían de la boca del azabache era fascinante para El Rey de observar. Conocía a Taehyung desde hacía muchísimo tiempo y, si bien, desde que había llegado al Inframundo, nunca fue una persona particularmente sociable ni de carácter alegre, podía asegurar que el tiempo había ido minando su espíritu poco a poco. Vante había optado por refugiarse en la soledad y la tristeza, lo que le había impedido aprender de cada uno de sus encargos. Se había encerrado tanto en su miedo y su miseria que su verdadero propósito como Muerte se había visto completamente bloqueado.
El Rey anhelaba que todas las almas pudieran dirigirse hacia el destino que les correspondía. A pesar de que había desarrollado un cariño por sus Muertes, sabía que nunca podría retenerlas aquí por su propia elección. Su deseo era que cada una de ellas pudiera avanzar tras esta pausa.
Ese era el curso natural de la vida: nacer, crecer y finalmente morir.
—No eres el único que puede enamorarse, Taehyungie. Si piensas que esto es solo una broma por mi parte, permíteme corregirte en ese error —declaró con tranquilidad, su rostro pasando de la calma a una sombría seriedad de repente, mientras la tensión en la habitación se intensificaba notoriamente—. No está en mi naturaleza ser cruel, lo sabes. No se trataba de una trampa; Jungkook es un alma especial que fue confiada a tu cuidado, eso es todo.
La Muerte sopesó cuidadosamente todo lo que había escuchado, escudriñando entre líneas en busca de cualquier indicio de deshonestidad por parte del Rey. Pero a pesar de sus esfuerzos, no pudo encontrar nada que sugiriera que estaba mintiendo.
Dejó escapar un profundo suspiro y relajó su cuerpo, permitiendo que el silencio volviera a envolverlos, aliviando la tensión en la habitación.
—Entonces... ¿has encontrado a tu Perséfone? —preguntó con un tono más tranquilo, esbozando una ligera sonrisa burlona en su rostro.
El Rey rodó los ojos y chasqueó la lengua. —Los humanos tienen demasiada imaginación —dijo con fingida molestia, pero terminó riendo—. Pero sí, podría decirse que sí, Jinie es mi Perséfone.
Vante nunca había visto a Namjoon sonreír de esa manera en todo el tiempo que había ocupado el papel de Muerte. Era una sonrisa tan genuina y radiante que parecía capaz de devolverle la vida a sus ojos oscuros.
—¿Sabe quién eres? —preguntó con curiosidad.
El Rey negó con la cabeza.
—Aún no. Ni siquiera tenemos una relación. No puedo simplemente llegar y decirle de la nada que soy El Rey del Inframundo y que quiero que gobierne a mi lado; pensará que estoy loco.
—Entiendo... —murmuró Vante, encogiéndose ligeramente en su sitio. La mirada del Rey sobre él era intensa, y no se atrevía a levantar la vista para encontrarse con esos ojos que parecían capaces de leer hasta su alma con solo mirarlos.
Estaba notoriamente nervioso, una rareza para él, pero sabía que no tenía más remedio que afrontar la situación.
—¿No dirás nada sobre mi aspecto? —preguntó finalmente entre dientes, mirándolo a través de sus pestañas.
Namjoon inclinó la cabeza y se acarició la barbilla como si estuviera considerando su respuesta.
—Sí, pareces más... feliz.
Y Taehyung, jodidamente no se esperaba en absoluto esa respuesta.
Después de esa conversación con El Rey, Vante se sintió considerablemente más tranquilo. Estaba realmente agradecido de que Namjoon no le hubiera hecho demasiadas preguntas, simplemente le había aconsejado que siguiera su propio camino, aunque no sin antes lanzar una advertencia.
"Solo recuerda hacia dónde te está llevando todo esto".
Él comprendía plenamente las implicaciones de dar su Prana, por lo que, después de murmurar un "Lo sé", salió de ahí y regresó a la habitación de hospital donde Jungkook aún yacía profundamente dormido.
Se acercó al chico con suma precaución, tomando asiento a su lado sin querer despertarlo. Una cálida sonrisa iluminó su rostro mientras llevaba su mano con delicadeza hasta la mejilla del menor, acariciándola con suavidad. Nunca se había imaginado cuánto cambiaría su vida desde que se le encomendó el alma de Jungkook. Si alguien le hubiera dicho en ese momento que terminaría así, habría estallado en risas. Sin embargo, encontraba cierto placer en esta nueva realidad. Sentir su propio corazón latir al compás del corazón ajeno era una sensación increíblemente fascinante.
Cuando llegó la mañana, Jungkook se vio obligado a despertarse cuando una enfermera entró en la habitación para administrarle los medicamentos y realizar los chequeos de rutina.
Durante todo el tiempo, su mirada se mantuvo fija en la figura vestida de negro que lo observaba desde la esquina de la habitación. Anhelaba que la enfermera se apresurara, ya que lo único que deseaba en ese momento era tener un momento a solas con Taehyung.
En el preciso instante en que la enfermera concluyó su labor y salió de la habitación, Vante se aproximó a la cama donde Jungkook estaba sentado, tomando asiento a su lado. Acarició suavemente su mejilla antes de depositar un tierno beso en su frente. Jungkook se sintió como un niño que se sonrojaba ante este gesto, y aunque anhelaba besar a La Muerte nuevamente, no encontraba el valor necesario. Además, la confusión en su corazón persistía, ya que, a pesar de las palabras de Taehyung sobre el que él conocía la razón de sus acciones, seguía deseando una conversación más profunda sobre lo ocurrido.
No obstante, no podía negar que, de cierta manera, todo esto le aterraba. Sin importar cómo lo viera, no podía prever un final feliz para esta situación. Además, la rapidez con la que sus sentimientos estaban floreciendo le resultaba abrumadora.
—Buenos días, Tae —saludó el menor con una sonrisa en su rostro.
La Muerte aún no podía acostumbrarse a lo hermoso que sonaba su nombre saliendo de los labios de Jungkook. —¿Dormiste bien? —preguntó, y él contrario asintió. —Me alegra. ¿Cómo te sientes?
A pesar de que Vante podría haber accedido a la parte física de su persona para obtener esa respuesta, prefería escucharlo de boca del propio Jungkook.
—El dolor está regresando, pero puedo soportarlo. Las náuseas son lo peor. Siento que en cualquier momento voy a vomitar mis sesos —forzó una sonrisa que parecía más una mueca.
El ente extendió su palma hacia arriba y concentró un poco de su Prana en ella, luego la llevó de inmediato hacia el pecho del menor. —Toma, te ayudará cuando tu madre te traiga el desayuno.
Jungkook sintió cómo todo su malestar desaparecía por completo. Nunca había preguntado qué era exactamente lo que Taehyung le daba para aliviar su dolor, pero suponía que era alguna habilidad que tenía como Muerte. Así que asintió en agradecimiento.
—¿Y tú cómo estás? —preguntó el menor, ahora siendo él quien llevaba sus manos hacia el rostro del ente y lo acunaba entre ellas.
—¿Por qué preguntas? —indagó Taehyung, curioso por la forma en que Jungkook lo observaba. Sintió cómo los pulgares del joven acariciaban suavemente debajo de sus ojos, y los cerró disfrutando del calor que se transmitía a través de ese contacto.
—Luces cansado. Pensé que decías que Las Muertes no necesitaban dormir.
Taehyung se tensó. Si Jungkook era capaz de notar su estado físico, eso solo podía significar que su apariencia estaba realmente deteriorada. Por cómo se sentía, supuso que debía verse bastante mal.
—Estoy bien, no te preocupes —le aseguró, tratando de tranquilizar a Jungkook. El joven realmente tenía ganas de hacer más preguntas, pero se sintió incapaz de continuar en el momento en que el ente se acercó y depositó un suave beso en sus labios.
A-u-x-i-l-i-o.
Sus mejillas adquirieron un suave tono rojo que Taehyung encontró encantador. Era asombroso cómo se sentía junto a Jungkook; el joven lograba que se sintiera más vivo de lo que alguna vez había experimentado.
—Tae... —Jungkook lo llamó con ternura mientras se separaba de él y lo miraba directamente a los ojos. Vante notó cómo los ojos del joven se cristalizaban y una sonrisa iluminaba su rostro. —Gracias —dijo, y la expresión de Taehyung se tornó confusa, dispuesto a preguntar por qué le agradecía, pero no fue necesario, ya que Jungkook se apresuró a explicarse. —Por haberme dado más tiempo. Ayer pude comprobar que Namjoon es una buena persona. Mi hermano estará en buenas manos —una risita escapó de sus labios—. Lo vi mirándolo como si fuera un Rey. Mi hermano merece ese tipo de amor, así que puedo quedarme tranquilo.
—No agradezcas. Me alegra saber que te sientes más tranquilo al respecto —respondió Taehyung con una sonrisa sincera.
Jungkook asintió y una lágrima escapó de sus ojos. —Ahora sí, estoy listo para irme.
¿Qué?
Jungkook no logró comprender del todo la expresión que Taehyung le había mostrado. Ambos sabían que tenían un acuerdo y que él había cumplido con su parte, por lo que ahora, sin nada que lo retuviera, Taehyung podría concluir su tarea y llevarse su alma.
Respiró profundamente y dejó escapar el aire lentamente. Si su madre hubiera tardado un poco más en llegar, habría tenido la oportunidad de preguntarle a La Muerte por qué lo había mirado de esa manera.
—¿Pasa algo, cariño? —preguntó su madre al escucharlo suspirar nuevamente. —¿No tienes ganas de comer lo que te preparé?
Jungkook parpadeó varias veces para salir de sus pensamientos y le dedicó una sonrisa a su madre para tranquilizarla. —Estoy bien, no te preocupes. Adoro tu comida —dijo antes de tomar un bocado y meterlo en su boca.
Era incapaz de desperdiciar algo que su madre había cocinado con tanto amor para él. Además, no podía rechazar el gesto de Taehyung de ayudarle a aliviar las náuseas, para que fuera capaz de desayunar sin problemas.
Se esforzó por mantener sus pensamientos alejados de aquel ser sobrenatural, y aunque realmente amaba pasar tiempo con su madre, por primera vez deseó que las horas pasaran más rápido. Tenía la esperanza de que una vez se quedara solo, Taehyung vendría a visitarlo.
Sin embargo, cuando su madre se marchó, La Muerte no apareció.
No pudo disfrutar de la compañía de sus mejores amigos y su hermano durante toda la tarde, ya que su corazón estaba adolorido. Esta vez, el dolor no era producto de su enfermedad, sino de sus propias emociones que lo abrumaban constantemente.
Después de reflexionar un poco más, pudo suponer lo que había provocado que Taehyung lo mirara de esa manera. Pero... ¿qué se suponía que debía hacer? No había forma de que esta situación tuviera un final feliz para ambos. Mantenerse de esta manera solo los lastimaría eventualmente.
Tenía que morir, y eso era algo que no podía cambiarse.
Quiere llorar, y es curioso porque hace mucho que no experimentaba la tristeza de esta manera. Sin embargo, no puede entender por qué la vida es tan cruel con él. Aceptar que viviría menos tiempo del que esperaba estaba bien. Lo aceptó y siguió adelante. Pero eso no fue suficiente, porque además de tener que partir, le tocó hacerlo de forma dolorosa, y no ha sido fácil de sobrellevar. De alguna manera, también lo aceptó y continuó.
Y justo cuando pensó que la vida no podía castigarlo aún más, le envió un amor que nunca podrá ser suyo.
De alguna manera, es capaz de lidiar con el dolor físico, pero cuando el dolor proviene directamente de su corazón, se siente perdido y teme que en cualquier momento se derrumbará.
Después de que sus amigos y su hermano se marcharon, quedó solo, esperando que Taehyung viniera a visitarlo. El tiempo pasaba y no había señales del ente en ningún lugar. Lágrimas empaparon sus mejillas; era injusto que lo dejara en esta situación sin darle la oportunidad de hablar sobre las cosas. Sus ojos se sentían pesados, el cansancio era abrumador y el haber llorado no ayudaba en absoluto. A pesar de su determinación por ver a La Muerte, en algún momento de la noche cedió ante el agotamiento.
No sabe cuánto tiempo transcurrió antes de que la habitación se volviera gélida. Sus ojos luchaban por mantenerse abiertos y alerta mientras lidiaba con una intensa fatiga. Frente a él, notó la figura de un ser vestido de negro que se acercaba.
—Jeon Jungkook, 21 años... —recitó el ser mientras se acercaba al joven.
Jungkook sintió una extraña sensación en su cuerpo, se acomodó mejor en la cama y se frotó los ojos con las manos.
—¿Tae?
La Muerte detuvo su avance al escuchar la voz de Jungkook, y el joven no entendía por qué el ambiente parecía tan pesado.
En ese momento, algo llamó su atención. Detrás del ser vestido de negro, apareció un portal del cual emergió una figura que hizo que sus ojos se abrieran de par en par, dejándolo completamente desconcertado.
Taehyung llegó a la habitación y se acercó rápidamente a La Muerte, que permanecía estática junto a la cama de Jungkook.
—Dooly, ¿qué mierda estás haciendo? —exclamó con enojo.
El individuo en cuestión no respondió. Estaba atrapado en la confusión. Luego de un momento, se giró y su sorpresa fue aún mayor cuando notó que su amigo no llevaba su túnica puesta.
—Vante... ¿por qué este chico sabe tu nombre? ¿Por qué le permites verte? ¿Por qué...? —Jimin ni siquiera podía continuar hablando. Estaba completamente incrédulo ante lo que veía.
Taehyung ignoró todo eso, cegado por su enojo, ya que la idea de que el alma de Jungkook estuviera conectada a alguien más no le agradaba en absoluto.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Y de dónde sacaste eso? —preguntó, señalando la placa con la información de Jungkook que colgaba de la guadaña de Dooly. —¿Fue Momo, verdad?
—Ella solo está preocupada, al igual que yo —Dooly se excusó, pero a Vante no le importaba en lo más mínimo.
Estuvo a punto de explotar cuando una voz interrumpió.
—¿Tae, qué está pasando? ¿De qué están hablando? —preguntó Jungkook, confundido.
El azabache dirigió su mirada hacia Jungkook y encontró sus ojos llenos de preocupación. Pudo sentir la angustia que emanaba del joven en su propio pecho.
—No es nada por lo que debas preocuparte, ¿de acuerdo? —le aseguró a Jungkook.
—Debería saberlo... —Dooly interrumpió de repente—. Al fin y al cabo, él es la razón de tu problema.
—Jimin... —Taehyung declaró en tono serio, advirtiéndole que se detuviera.
—¿Qué significa eso? —preguntó el menor, sintiendo que su ansiedad aumentaba considerablemente.
—No te atrevas —masculló Taehyung, advirtiendo al contrario.
—¿Y por qué no debería? Parece que hay mucha confianza entre ustedes, vamos, Vante... deberías decirle —presionaba con sarcasmo en su voz—. Cuéntale cómo es que sigue vivo después de un mes en el que se suponía que debía morir.
—Basta...
—Dile qué es eso que le das para que su dolor se vaya.
—¿T-tae? —En este punto, Jungkook tenía los ojos llenos de lágrimas. El ambiente se sentía sofocante, y aunque no podía ver el rostro de aquella Muerte, era evidente la molestia que lo rodeaba. Sin embargo, también podía percibir la preocupación que emanaba del ser.
—No te involucres en esto, Jimin. No te concierne. Dame la maldita placa y lárgate de aquí.
—¿Qué no me concierne? —Jimin replicó con una risa sarcástica, sintiéndose herido por las palabras de Taehyung—. Me niego a ver cómo te haces daño —negó con la cabeza—. Sabes cómo terminará esto, déjame llevarme su alma y así tendrás intacta tu oportunidad para cruzar. Por favor, Tae, no hagas esto.
—No dejaré que te lo lleves —declaró Taehyung de manera severa—. No permitiré que...
— ¡Y yo no voy a ver cómo desapareces para siempre!
Jungkook no podía creer lo que acababa de escuchar. ¿De qué estaba hablando esa Muerte?
—¿Cómo que desaparecer? ¿De qué estás hablando? —preguntó el menor a La Muerte que estaba frente a él, esta se giró para mirarlo.
—Tienes que comprender que lo que te da Vante para extender tu vida no es una habilidad que poseamos como Muertes. Esa energía es lo que nos permite a nosotras seguir viviendo, y él está prolongando tu vida a expensas de la suya. Si esto continúa, él terminará muriendo definitivamente y no tendrá más oportunidades para cruzar al Más Allá, porque su existencia como tal desaparecerá. Es por eso que debes morir, por favor, Jungkook... tienes que irte.
Un silencio pesado llenó la habitación, y las lágrimas brotaron de los ojos de Jungkook con fuerza. Taehyung sintió cómo su corazón se rompía, pero lo peor era que no solo sentía su propio dolor, sino también el de su persona. Podía percibir el sufrimiento en la mirada del chico, y lo único que deseaba era correr hacia él y abrazarlo con fuerza.
Jimin extendió su mano hacia Jungkook. —¿Tuviste una buena vida?
Al escuchar esto, Vante se precipitó hacia Jimin y agarró su brazo, alejándolo de Jungkook con firmeza.
—¡Te dije que te largaras! —gritó con furia.
—¿¡Por qué!? ¿¡Por qué diablos haces esto!? ¿¡Por qué te aferras tanto a este humano!?
—¡Porque estoy enamorado de él! —gritó Taehyung con fuerza, sorprendiendo no solo a Jimin sino también al joven que yacía en la cama. Su agarre en el brazo ajeno se aflojó, y después de tanto tiempo, volvió a sentir cómo las lágrimas brotaban de sus ojos. —Me he enamorado de él... —repitió en un tono más bajo.
Y de todas las cosas que Jimin esperaba escuchar, esto no estaba en la lista.
—Así que por favor... no te lo lleves.
La nota pasada decía que lloré mucho escribiendo el capítulo TT y la verdad es que volví a llorar mucho al reescribirlo también :c ¿a ustedes qué les pareció? :c
Ya no pude subir la actualización en la mañana porque estuve muy ocupada :c así que a penas pude subir ahora. En un rato estaré subiendo el siguiente capítulo♥
Por cierto, ¿vieron el concierto de Jungkook? AAAAAA yo amé demasiado todo, lloré muchísimo igual♥ TT realmente se sintió como una despedida sdfkskhfj :c bueno, no diré más. Volveré en un rato.
Hasta entonces, manténganse sanos~
𝐊𝐢𝐦𝐍𝐢𝐤𝐚𝐫𝐢.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro