Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟔. 𝐔𝐧𝐯𝐞𝐢𝐥𝐢𝐧𝐠 𝐭𝐡𝐞 𝐕𝐞𝐢𝐥

Gif Banner: LittleBow_Earthling

Clay llegó al edificio imponente, con su maletín en una mano y un café a medio terminar en la otra. Sus pensamientos giraban en torno a las cifras y proyecciones del nuevo contrato con la empresa china. Justo cuando estaba por tocar la puerta de la oficina de Arabella, la voz familiar de Anna lo interrumpió.


—¿Seguro que quieres entrar ahora? —le dijo con una ceja levantada y una sonrisa sarcástica.

Clay, acostumbrado a los comentarios de Anna, le devolvió la sonrisa.

—¿Por qué no? No puede ser tan grave.

Anna soltó una carcajada breve.

—Digamos que no es su mejor día. Pero adelante, héroe, sorpréndeme.

Él frunció el ceño pero ignoró la advertencia, empujando la puerta de la oficina. Allí encontró a Arabella sentada en su silla de cuero, con la mirada fija en su iPad. Su expresión era seria, y sus ojos estaban vidriosos, como si hubiera estado al borde de las lágrimas.

—¿Todo bien? —preguntó Clay, dejando su maletín en el escritorio.

Ara rápidamente cerró el iPad y lo apartó.

—Sí, todo bien. Es solo el estrés.

Beresford cruzó los brazos, inclinando la cabeza ligeramente.

—No te creo. ¿Qué pasa en realidad?

Arabella suspiró, su frustración evidente.

—Nada que te importe, Clay.

—Si no me importara, no preguntaría.

Tras un momento de tensión, Arabella se rindió con un gesto de cansancio.

—Es mi madre. Vino hoy para que eligiéramos el vestido de novia, pero todos eran... horribles. Y ahora estoy atrapada en esta idea de que nada será perfecto.

Clay se acercó a ella, dejando de lado su actitud empresarial por un momento.

—¿Sabes qué necesitas? Un café. Y un poco de aire fresco.

Arabella lo miró con incredulidad.

—Clay, tengo un millón de cosas que hacer.

—Exactamente por eso. Vamos. Cinco minutos.

Después de un poco más de insistencia, Arabella finalmente accedió.

(...........)

Mientras caminaban por las bulliciosas calles, el ambiente entre ellos se relajó. Clay escuchaba con atención mientras Arabella hablaba de su frustración, y él, en un gesto inesperado, hizo una sugerencia.

—¿Por qué no lo solucionamos ahora?

Arabella lo miró confundida.

—¿Solucionar qué?

—El vestido. Vamos a buscarlo ahora.

Ella se detuvo en seco, sorprendida por la propuesta.

—¿Tú... tú quieres ayudarme a buscar mi vestido de novia?

Clay se encogió de hombros con una media sonrisa.

—¿Por qué no? Además, puedo aprovechar para hablar de negocios mientras te pruebas cosas.

La CEO soltó una risa incrédula.

—Eres imposible.

—Y tú estás demasiado estresada. Vamos.

(........)

La puerta de cristal se deslizó suavemente al entrar, y una campana anunció su llegada. La tienda de Vivienne Westwood era un mundo aparte: paredes tapizadas en terciopelo, luces cálidas que resaltaban los detalles de los vestidos y un aroma tenue de rosas frescas. Una de las asistentes se acercó de inmediato, radiante, y su entusiasmo los tomó desprevenidos.

—¡Bienvenidos! ¡Felicidades por su compromiso! ¿Buscamos el vestido perfecto? —dijo con una sonrisa.

Arabella abrió la boca para aclarar, pero Clay, divertido, habló primero.

—Oh, no, no. Solo somos...

—Socios de trabajo —interrumpió Arabella rápidamente, su tono algo nervioso.

La asistente, sin inmutarse, continuó con una sonrisa pícara.

—Por supuesto. Bueno, pasen por aquí.

A pesar de sus protestas, ambos fueron guiados hacia una sala privada, decorada con espejos de cuerpo completo y un par de sofás de terciopelo frente a una pequeña tarima. Allí, dos asistentes comenzaron a traer una selección de vestidos mientras Arabella suspiraba y Clay tomaba asiento con una mezcla de curiosidad y cautela.

Arabella salió del probador con el primer vestido: un diseño minimalista de seda con un escote cuadrado y mangas largas. Se paró frente a Clay, que había sacado su tablet, revisando algunos documentos sobre la alianza con la empresa china.

—¿Y? —preguntó ella, girando lentamente para mostrárselo.

Clay levantó la mirada brevemente.

—Parece... sencillo. Aunque no soy experto, creo que no es algo que usarías .

Arabella bufó y cruzó los brazos.

—Gracias, crítico de moda.

Él sonrió.

—Oye, ya que estamos aquí, hablemos de la propuesta de la empresa china. Creo que podría ser una buena alianza, pero hay que asegurarnos de que sus valores estén alineados con los nuestros.

Arabella volvió al probador, respondiendo desde dentro.

—Eso es lo que me preocupa. No estoy segura de que realmente se ajusten a nuestra visión.

El segundo vestido, más elaborado, tenía detalles en encaje y una falda voluminosa. Arabella salió y posó frente a los espejos.

—Bueno, ¿este qué tal? —preguntó, esperando una reacción más positiva.

Clay la miró y negó con la cabeza, sonriendo.

—Definitivamente no. Además, ¿cómo te vas a mover con eso?

Arabella rio suavemente y se volvió hacia los espejos, pensando en su respuesta mientras las asistentes se movían rápidamente alrededor.

(..........)

Cuando Arabella salió con el cuarto vestido, el ambiente cambió. Era un diseño etéreo, de corte sirena, con delicados bordados en hilo de plata que brillaban sutilmente bajo la luz. El escote en V profundo equilibraba perfectamente la elegancia y modernidad del diseño, mientras que una capa ligera de tul caía desde los hombros, aportando un aire de romanticismo.

Clay alzó la mirada desde su tablet, y por un momento, el tiempo pareció detenerse. Sus ojos brillaron, y sus labios se entreabrieron ligeramente, como si estuviera conteniendo el aliento. Arabella se paró en la tarima, mirando su reflejo, y luego a él.

—¿Y bien? —preguntó, con una mezcla de nervios y curiosidad.

Clay tardó unos segundos en responder, sus palabras casi en un susurro.

—Es... precioso. Te ves increíble.

Arabella se giró hacia el espejo, estudiándose, mientras una sonrisa tímida se formaba en sus labios.

—Gracias.

Una de las asistentes, observando la interacción, sonrió con complicidad.

—Creo que al novio le encantó.

Arabella rio nerviosa, intentando corregir.

—Oh, no. No somos...

—Claro, claro. Pero él no dejó de mirarte desde que saliste.

Clay simplemente sonrió, sin molestarse en desmentirlo. Porque en el fondo, era cierto. Ver a Arabella así, vestida de novia, despertaba un deseo que había estado escondido. Era un anhelo de tenerla, no como socia, sino como algo mucho más íntimo.

Arabella, todavía mirándose al espejo, respiró profundamente.

—No sé... Tal vez este podría ser el indicado.

Clay se levantó del sofá y se acercó unos pasos, observándola más de cerca.

—Creo que lo es.

Ella lo miró de reojo, sus ojos encontrándose en el reflejo del espejo. Por un momento, el bullicio de la tienda desapareció. Había algo en la manera en que Clay la miraba, algo que ella no quería analizar demasiado.

La magia se rompió cuando una de las asistentes trajo un velo, poniéndolo cuidadosamente sobre el cabello de Arabella.

—Ahí está. Completo.

Clay asintió lentamente, todavía en silencio. En su mente, se permitía imaginar algo imposible: Arabella caminando hacia él con ese vestido, no hacia otro hombre.

Arabella, notando su expresión perdida, levantó una ceja.

—¿Clay? ¿Todo bien?

Él parpadeó y sonrió.

—Sí. Solo estaba... pensando en lo bien que te queda.

Arabella rio suavemente, y aunque intentó no darle importancia, la intensidad en los ojos de Clay quedó grabada en su mente.

━━━━☆🫀☆━━━━━━━━

El humo del cigarrillo escapaba en espirales al cielo nocturno mientras Arabella permanecía en el balcón, observando la inmensidad de su propiedad. Bajo la tenue luz de la luna, el jardín perfectamente cuidado brillaba como una postal, y los autos de lujo estacionados reflejaban los faroles del camino. Todo era suyo. Todo lo que alguna vez había soñado tener. Sin embargo, un vacío inexplicable la recorría, un hueco que ni las riquezas ni los éxitos podían llenar.

Suspiró, llevándose el cigarrillo de nuevo a los labios, cuando de pronto, sintió unas manos cálidas rodear su cintura. Unos labios suaves comenzaron a rozar su cuello, dejando un rastro de besos ligeros que hicieron que sus ojos se cerraran por instinto. Un escalofrío agradable le recorrió el cuerpo, y en su mente, por un fugaz momento, imaginó a Clay.

Pero cuando abrió los ojos y se giró levemente, se encontró con Noah.

Arabella se tensó, como si un interruptor se hubiera activado dentro de ella. Su cuerpo se apartó lentamente, con movimientos calculados, mientras trataba de disimular su incomodidad con una sonrisa débil.

—¿Qué pasa? —preguntó Noah, frunciendo el ceño, genuinamente preocupado—. ¿Hice algo mal?

Ella negó rápidamente, apagando el cigarrillo en el borde del balcón.

—No, nada de eso... Solo... me tomaste por sorpresa, eso es todo.

Noah asintió, aunque su expresión reflejaba duda. Antes de que pudiera decir algo más, la puerta del balcón se abrió. Era el padre de Arabella.

—Ara, necesitamos hablar.

Ella asintió y, aprovechando la oportunidad, se dirigió a Noah.

—Nos vemos luego, ¿sí?

Noah se despidió con un leve beso en su mejilla antes de salir de la habitación, dejando a Arabella sola con su padre.

El señor Kaplan se apoyó en la barandilla del balcón junto a su hija, observando la misma vista que ella había estado mirando minutos antes. La brisa fresca acariciaba sus rostros, pero el peso de la conversación que se avecinaba se sentía denso en el aire.

—¿Estás bien, Arabella? —preguntó con tono calmado, pero directo.

Ella asintió, aunque su voz sonó insegura.

—Sí, papá. Estoy bien.

Él giró ligeramente hacia ella, buscando su mirada.

—No pareces tan convencida.

Arabella soltó un suspiro, apartando la vista.

—Es solo estrés. Nada más.

Kaplan hizo una pausa, evaluando a su hija antes de cambiar de tema.

—Hablando de estrés... He estado revisando la propuesta con Simotomo. Es una oportunidad interesante, pero debes ser cuidadosa. Una alianza con ellos podría ser... arriesgada.

Arabella frunció el ceño.

—¿Por qué lo dices?

—Tienen antecedentes de prácticas poco éticas. No quiero que eso manche tu nombre o el de la empresa. Sé que puedes tomar decisiones acertadas, pero esta requiere especial precaución.

Ella asintió lentamente, reflexionando sobre sus palabras.

—Lo tendré en cuenta.

El señor Kaplan se mantuvo en silencio por un momento antes de abordar un tema más personal.

—Hablando de decisiones importantes... ¿Estás segura de querer casarte con Noah?

Arabella se giró hacia él, sorprendida por la pregunta.

—¿Por qué lo dices?

Él levantó una ceja, con su típico aire de sabiduría paternal.

—Porque no me parece que estés completamente feliz. Y un matrimonio no es algo que debas hacer por obligación o costumbre.

Ella bajó la mirada, jugando con el anillo en su dedo.

—No lo sé, papá. A veces siento que es lo correcto, pero otras... no estoy segura.

Kaplan le puso una mano en el hombro, en un gesto de apoyo.

—Entonces piénsalo bien. Tómate tu tiempo. No quiero que tomes una decisión de la que te arrepientas más adelante.

Arabella asintió, agradecida por sus palabras, aunque seguía sintiendo una presión en el pecho que no podía ignorar.

—Por cierto —continuó él, cambiando de tema—Ya eligieron el vestido, ¿cierto?

Arabella sonrió ligeramente, recordando el momento en la tienda.

—Sí. Clay me ayudó a elegirlo.

El señor Kaplan arqueó una ceja, claramente interesado.

—Clay Beresford, ¿eh?

Arabella asintió, un leve rubor coloreando sus mejillas.

—Sí, me llevó de tienda en tienda hasta que encontramos el indicado. Fue... inesperado.

Su padre sonrió, pero había algo más en su mirada: una mezcla de aprobación y nostalgia.

—Ah, Clay. Sabía que tenía buen ojo para los negocios, pero parece que también lo tiene para los vestidos.

Arabella rio suavemente.

—Sí, fue... inesperado.

Kaplan la observó con atención, como si estuviera calculando algo.

—¿Sabes? Siempre he pensado que deberías estar casándote con él, no con Noah.

Arabella abrió los ojos, sorprendida por su franqueza

—Papá.......

—No me malinterpretes. Noah es un buen chico, pero Clay... Tiene algo especial. Es inteligente, ambicioso, y te entiende. Puedo verlo cada vez que están juntos.

Arabella sintió un nudo en la garganta. La conversación despertaba emociones que había intentado reprimir.

—Noah es quien me propuso matrimonio, papá.

El señor Kaplan asintió, pero sus palabras finales quedaron grabadas en el aire.

—Sí, pero a veces, quien te propone no es quien realmente debería estar a tu lado.

Arabella dejó escapar un largo suspiro cuando la puerta se cerró tras su padre. Se apoyó en la barandilla del balcón, cruzando los brazos para reposar la cabeza sobre ellos. Sus ojos se clavaron en el suelo, pero su mente voló lejos, hacia esos momentos con Clay. Su tacto firme en su cintura, los labios que apenas rozaban su piel, y esos susurros graves que aún resonaban en su memoria, cargados de una tensión que nunca llegaban a resolver.

Un calor que no podía ignorar comenzó a extenderse por su cuerpo, como si los recuerdos tuvieran el poder de incendiarla. Cerró los ojos con fuerza, tratando de ahogar esos pensamientos.

—No puedo llamarlo— se dijo. Eso sería ceder, y ella no cedía. Nunca.

Con una sonrisa retadora, tomó su teléfono. Si no podía verlo, al menos podía tentarlo. Abrió el chat con Clay, sus dedos deslizándose con una mezcla de urgencia y nerviosismo. Luego, escribió:

"Espero que las negociaciones no te estén consumiendo demasiado, porque no dejo de pensar en cómo me miraste ese día... y en cómo sería si no solo miraras."

Hizo una pausa, pero algo en su pecho le pedía ir más allá. Añadió:
"Dime, Clay, ¿te gusta imaginar lo que nunca tendrás... o prefieres atreverte?"

Releyó su mensaje, con una sonrisa que ocultaba un desafío implícito. Lo envió y observó cómo el mensaje fue marcado como leído al instante. La satisfacción la inundó, pero no se quedó a esperar su respuesta. Guardó el móvil y regresó al interior de la habitación, su sonrisa transformándose en algo más... peligroso.

No pasaron más que unos segundos antes de que el teléfono vibrara. Mensajes tras mensajes llenaban la pantalla, y al abrirlos, las palabras de Clay destilaban esa intensidad que la desarmaba.

Clay:
"No juegues conmigo, Arabella. Sabes exactamente lo que provocas."

Otro mensaje llegó casi de inmediato.
"¿Quieres que vaya o vas a seguir disfrutando de torturarme desde la distancia? Porque puedo estar en tu puerta en menos de media hora."

Arabella mordió su labio inferior, sus ojos leyendo y releyendo esas palabras. Clay siempre sabía cómo hacerla perder el control con la mínima provocación, y él lo sabía perfectamente.

Un tercer mensaje apareció en pantalla:
"Dime, Arabella. ¿Qué estás usando ahora? Porque no puedo sacarte de mi cabeza desde que te vi con ese vestido... y quiero imaginarte sin él."

Arabella dejó el teléfono sobre la cama, su pulso acelerado. Se giró hacia la puerta y caminó lentamente hasta ella. Cerró con llave, el sonido del clic marcando el comienzo de un juego del que ambos eran expertos.

El calor en su pecho se avivó, y por primera vez en mucho tiempo, no le importó perder el control.

━━━━☆🫀☆━━━━━━━━

Era una noche fría y animada en Nueva York. La mansión de los Beresford brillaba con luces y decoraciones espectaculares, una mezcla de lujo y temática gótica que convertía la fiesta de Halloween en un evento digno de la alta sociedad. Invitados de todos los rincones de la ciudad iban llegando, vestidos con disfraces elaborados que convertían el lugar en un desfile de fantasía.

En el despacho de la mansión, Clay estaba inclinado sobre su ordenador, los ojos fijos en la pantalla mientras escuchaba un noticiero que analizaba la controversial posible alianza con Simotomo. Vestía un impecable disfraz de príncipe real: un traje azul oscuro con bordados dorados, una faja roja cruzándole el pecho y medallas colgando de su pecho como símbolos de su supuesto "reinado". Su cabello perfectamente peinado completaba el aire de elegancia y autoridad.

Un par de golpes rápidos en la puerta lo sacaron de su concentración. Levantó la mirada justo cuando Arabella entraba sin esperar permiso. Su disfraz lo dejó sin palabras: iba vestida como una princesa digna de cuentos de hadas. Un vestido largo de tono azul celeste con un corsé ajustado realzaba su figura, mientras que la falda tenía detalles brillantes como pequeños cristales que parecían reflejar cada luz de la habitación. Un collar de diamantes adornaba su cuello, y un delicado antifaz plateado cubría parcialmente sus ojos, dándole un aire misterioso. Pero lo que más capturó su atención fue cómo ella había sincronizado su atuendo con el suyo, una elección que no podía ser casual.

—¿Qué opinas? —preguntó Arabella con una sonrisa de lado, girándose lentamente para darle una mejor vista.
—Que me dejaste sin palabras —respondió Clay, sin poder disimular la fascinación en su voz.

Arabella se acercó a él, inclinándose para mirar la pantalla del ordenador. Clay apenas pudo concentrarse en lo que estaba explicando cuando el aroma de su perfume llegó hasta él.

—¿Sigues pensando en aceptar esa alianza? —preguntó ella, su tono cargado de desaprobación.

—Estoy estudiando las proyecciones... —empezó a decir, pero su voz se desvaneció cuando notó el escote del vestido de Arabella. Por un momento, olvidó lo que iba a decir y se mordió el labio, inclinándose ligeramente como si buscará una mejor vista.

—¿En serio? —Arabella le dio un ligero zape en la cabeza, arrancándole una sonrisa nerviosa.

Justo en ese momento, Samantha, la prometida de Clay, entró en la habitación. Su tono era firme, casi autoritario, cuando dijo:

—Clay, te necesitan en la fiesta.

Él se levantó de inmediato, incómodo por la interrupción, y asintió.

 —Gracias, Sam. Ya vamos.

Mientras salían del despacho, Samantha y Arabella se cruzaron miradas cargadas de tensión. Samantha, al pasar junto a Arabella, levantó la mano para mostrar su anillo de compromiso, un gesto tan directo como premeditado. Arabella no se quedó atrás; con una sonrisa triunfante, llevó la lengua a la mejilla, haciendo un movimiento vulgar que dejó claro su mensaje.

Samantha, furiosa pero incapaz de reaccionar sin llamar la atención, se apartó de ellos con una mirada de hielo.

Clay, ajeno a la pequeña guerra entre ambas mujeres, tomó una copa de champán de una bandeja que pasaba cerca y se giró hacia Arabella, extendiéndosela con una sonrisa.

—Para ti —dijo, su tono lleno de esa calidez que reservaba solo para ella.

Arabella aceptó la copa con gusto, brindándole una sonrisa radiante mientras se acercaban al epicentro de la fiesta. Si alguien hubiera mirado más de cerca, habría visto el leve brillo de triunfo en sus ojos. Para Arabella, esta noche era solo el comienzo del juego.

(........)

Arabella sostenía una copa de vino blanco en una mano mientras conversaba animadamente con Miles, su mejor amigo y socio en muchos de sus proyectos. La luz cálida del salón resaltaba los destellos dorados en su vestido, y la música suave de fondo acompañaba el murmullo de las conversaciones a su alrededor.

—Entonces, ¿ya decidiste lo de Simotomo?— preguntó Miles mientras daba un sorbo a su bebida. Su tono era casual, pero había una curiosidad sincera en su mirada.

Arabella suspiró, jugando con el borde de su copa. 

—Todavía no. Hay... demasiados factores. Sus antecedentes no son exactamente los mejores.

Miles asintió, comprensivo. 

—Lo sé, pero también es una oportunidad importante. No todas las empresas tienen la capacidad de ofrecer lo que ellos están poniendo sobre la mesa.

—Lo sé— repitió ella, ladeando ligeramente la cabeza. —Es solo que no puedo ignorar lo que podría salir mal si algo no va como planeamos.

—Bueno, es tu decisión al final, pero asegúrate de analizarlo bien. Esto podría ser un cambio decisivo, Ara— pronunció Miles con una sonrisa tranquila.

Ella asintió, pero justo cuando iba a responder, sus ojos captaron una figura conocida al otro lado de la sala: Clay, de pie junto al señor Waturi y su séquito, conversando animadamente. Su corazón dio un pequeño vuelco, y la tensión se instaló en sus hombros.

—Disculpa, Miles— dijo rápidamente, dejando su copa en una mesa cercana. —Tengo que atender algo.

Miles levantó las cejas pero no dijo nada, viéndola cruzar el salón con su característico porte seguro.

Arabella llegó hasta el grupo con una sonrisa amable y profesional. 

—Señor Waturi— saludó con voz clara, extendiendo la mano. —Qué gusto verle esta noche.

—Señorita Kaplan— respondió el hombre con entusiasmo, estrechando su mano. —El gusto es mío. Es un honor estar aquí esta noche. ¿Sabe? Estoy emocionado por la posibilidad de trabajar con usted y el señor Beresford. ¡Una alianza entre sus empresas sería legendaria!

Arabella sonrió con cortesía, aunque notó cómo la mirada de Clay se tensaba al escuchar esas palabras. 

—Muchas gracias, señor Waturi. Nos halaga muchísimo su interés, pero aún estamos evaluando nuestras opciones. Es una decisión importante, como usted comprenderá.

La expresión del hombre se tornó un poco menos entusiasta, pero antes de que pudiera responder, Clay intervino. 

—Arabella, creo que hemos discutido lo suficiente sobre esto. Deberíamos aprovechar esta oportunidad única.

Ella giró la cabeza hacia él, su sonrisa aún intacta pero sus ojos brillando con una chispa de desafío. "

—Clay, creo que este tipo de decisiones requieren más tiempo y análisis, ¿no crees?

Antes de que la tensión pudiera escalar, el asistente de Clay apareció con una sonrisa nerviosa. 

—Señor Waturi, señores, ¿han probado ya el Mont Blanc que está sirviendo nuestro chef esta noche? Es un postre exquisito que no pueden perderse.

El señor Waturi y sus acompañantes, seducidos por la idea, se excusaron amablemente, dejando a Clay y Arabella solos. Clay apenas esperó a que estuvieran fuera de vista antes de inclinarse hacia ella. 

—¿Podemos hablar en privado? Ahora.

Arabella cruzó los brazos. 

—¿Sobre qué, exactamente?

—Sobre esto. Ven— dijo él con firmeza, comenzando a caminar hacia la oficina. Ella suspiró y lo siguió, ajustándose el vestido mientras caminaba.

—¿Qué demonios fue eso, Clay— espetó Arabella, ajustando el ritmo para seguirle. —¿Por qué me contradices frente a un posible socio?

—¿Contradecirte? ¿Es eso lo que crees?— replicó él, girándose brevemente para mirarla antes de seguir caminando. —Estoy intentando salvar esta negociación mientras tú lo pones en riesgo con tus dudas.

—¿Salvarla? ¡No tienes ni idea de por qué estoy dudando!—respondió ella, aumentando su tono. —¿Acaso te importan los riesgos, o solo quieres la gloria de cerrar un trato con ellos?

Clay se detuvo de golpe frente a la puerta de su oficina, abriéndola con un movimiento brusco. 

—Entra— dijo con firmeza. Arabella le miró desafiante, pero finalmente cruzó el umbral, dispuesta a no quedarse callada.

—Esto no se trata de gloria— dijo él, cerrando la puerta tras ella. —Se trata de lo que es mejor para nosotros. Pero tú pareces más preocupada por cualquier cosa menos por eso.

—¡Oh, claro! Ahora resulta que tú eres el único que sabe qué es lo mejor— respondió Arabella, su tono cargado de sarcasmo. —¿Te has detenido a pensar en lo que esto puede implicar a largo plazo?

—Lo único en lo que pienso, Arabella, es en cómo mantenernos un paso adelante. Y lo que no puedo soportar es ver cómo dudas en algo tan claro... mientras te apoyas en otros para distraerte.

Arabella entrecerró los ojos. 

—¿Distraerme? ¿De qué estás hablando ahora?

—De cómo dejas que Miles te abrace y te susurre al oído como si eso no significara nada.

Arabella y Clay permanecían en silencio, los ojos de ambos fijos en el otro mientras la tensión en el aire se hacía insoportable. Los reproches se sentían a flor de piel, y ninguno parecía dispuesto a ceder. Finalmente, Clay tomó una decisión abrupta. Dio un paso hacia ella, y antes de que pudiera protestar, la besó suavemente.

Al principio, Arabella se resistió, empujándolo ligeramente contra el pecho, pero la suavidad de sus labios, la intensidad de ese momento y todo lo no dicho entre ellos la hicieron ceder. Respondió al beso, dejando que el calor del instante los envolviera. Sin embargo, incluso entre caricias y suspiros, las discusiones sobre la alianza seguían en sus labios.

—Es una oportunidad única, Ara— murmuró Clay entre beso y beso, su voz ronca por la pasión.

—Lo sé— respondió ella, recuperando el aliento mientras sus manos se enredaban en la chaqueta de él. —Pero hay riesgos que no puedes ignorar.

Clay soltó un suspiro exasperado antes de capturar nuevamente sus labios, como si el beso pudiera sellar sus diferencias. 

—Siempre hay riesgos. Pero los beneficios superan cualquier duda, y lo sabes.

Arabella iba a responder cuando sintió la vibración de su teléfono en su bolso. Lo ignoró al principio, pero cuando el sonido insistente continuó, suspiró con frustración, alejándose de Clay.

Sacó el móvil, y su expresión se tensó al ver el nombre de Noah en la pantalla.

—¿En serio?— murmuró para sí misma antes de contestar. —¿Qué pasa, Noah?

La voz al otro lado era firme pero cargada de reproche. Noah le mencionó ciertos cambios en los preparativos de la boda, insistiendo en que ella debía ajustarse a los nuevos planes que su familia había decidido. El tono autoritario del hombre comenzaba a colmar la paciencia de Arabella.

—Noah, te dije que lo hablaríamos juntos— replicó, su tono más cortante.

—No es tan complicado, Arabella. Es lo mejor para ambos— insistió él.

Ella rodó los ojos y, sin esperar a que él terminara su argumento, cortó la llamada de golpe, dejando el móvil sobre el escritorio de Clay con un sonido seco.

—¿Todo bien?— preguntó Clay, observándola con atención.

Arabella negó con la cabeza, pasando una mano por su cabello mientras comenzaba a caminar de un lado a otro. 

—No, no está bien. Noah no está bien. Esta decisión con Simotomo no está bien. ¡Y lo que siento por ti... carajo!

Las palabras escaparon de su boca antes de que pudiera detenerlas. Cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir, sus ojos se abrieron con sorpresa y una pizca de arrepentimiento. Clay, sin embargo, se quedó inmóvil, procesando lo que había escuchado.

—¿Qué sientes por mí, Arabella?— preguntó, con una mezcla de curiosidad y diversión en su voz.

Ella negó rápidamente con la cabeza, retrocediendo un paso. 

—Nada. No siento nada.—

Clay avanzó hacia ella, una sonrisa traviesa en su rostro. 

—No creo que sea 'nada'. Vamos, dime. ¿Qué sientes por mí?

—¡Nada! ¡Te odio, Clay!— exclamó, intentando sonar convincente, pero el leve rubor en sus mejillas la traicionó.

Él rio suavemente, acorralándola contra el escritorio. 

—No suena a odio, Ara. Suena a otra cosa.— Antes de que pudiera responder, Clay cambió de tema. —Ahora, dime por qué no quieres aceptar la alianza con Simotomo.

Arabella aprovechó la oportunidad para recuperar el control de la conversación. 

—Por sus antecedentes. Son inestables, y sus acuerdos anteriores han terminado afectando la reputación de otras empresas.

Clay la observó detenidamente, asimilando sus palabras. Luego se acercó más, sus manos descansando en su cintura. 

—Confía en mí. Sé que esto es lo mejor para nosotros.

Ella negó, sus labios temblando ligeramente. 

—No puedo, Clay. Prefiero esperar una mejor oferta.

—¿Dónde crees que encontraremos una mejor oferta que esta?— insistió él, su tono casi desafiante.

Arabella alzó la mirada, recordando algo. 

—Hay una empresa surcoreana. Me enviaron una propuesta la semana pasada. Sus condiciones son el doble de favorables que las de Simotomo.

Clay frunció el ceño. 

—¿Por qué no me lo mencionaste antes?

—Lo hice— replicó ella con firmeza. —Te envié un correo, pero parece que estabas tan obsesionado con Simotomo que ni lo notaste.

El hombre apretó la mandíbula, claramente molesto consigo mismo. 

—Lo siento. Pero si no cerramos con Simotomo, Greenberg Industries lo hará, y sabes lo que eso significa.

Arabella respiró hondo, sus dedos jugando inconscientemente con el borde de la camisa de Clay. Estaba entre la espada y la pared, con demasiadas decisiones pesando sobre sus hombros. Sus ojos se encontraron con los de Clay, buscando una respuesta que ninguno parecía tener.

Continuará................



┏─━─━─∞💘∞─━─━─┓

¡Hola de nuevo! JAJAJA, lamento desaparecer pero estuve con muchas cosas por hacer, es complicado.

Supuestamente el capítulo lo iba a subir el domingo, pero lo reescribí 3 veces y estoy medio convencida con esta versión..., síndrome del impostor le llamo yo JAJAJA.

¡Espero les haya gustado!.

¡Nos leemos prontoooo!

¡Besos!

 xx Ali  <3 

┗─━─━─∞💘∞─━─━─┛

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro