Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐈

❝ DEMENTORES ❞

▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓▓


—Queridos señor y señora Granger. En su puerta dejo a una niña especial, alguien que merece amor y cuidado. Aunque su origen sea completamente desconocido para ustedes, espero que puedan acogerla y protegerla con cariño— tomó una gran bocanada de aire, sin tener la suficiente valentía de levantar su cabeza y observar a sus amigos, con un casi inaudible carraspeo, prosiguió leyendo —: hay muchas razones detrás de esta situación, pero no tengo las respuestas ahora. Les pido disculpas por cualquier inconveniente que esto pueda casuales al igual que les agradezco sinceramente por abrirles sus puertas y corazones a Hermione.

El corazón de la joven latía rápidamente, casi queriendo salirse de su pecho, el papel aún en sus manos temblaba levemente por su notable nerviosismo y sin haberse percatado, una lágrima se había atrevido a a escapar de su ojo derecho.

Alrededor de su torzo unos brazos delgados y pecosos la envolvieron con total delicadeza, al alzar un poco la vista, pudo observar la pequeña cabeza de Lucy escondida entre sus costillas y con el corazón encogido, correspondió a su abrazo mientras soltaba por completo sus lágrimas.

Ninguno de los presentes fue capaz de despegarse de su asiento, sorprendidos por lo que dicha carta había revelado. Harry miró a Ron, quién a su vez miró a Ginny, la cadena de miradas continuó. Ginny miró a Peter quién miró seguidamente a Susan quién miró a Edmund.

Todo estaba en absoluto silencio. Todos esperaban que alguno fuera capaz de romper el incómodo hechizo de silencio, aunque fuera para bostezar. Pero nadie habló.

Pero en la mente de Hermione, lo agradecía profundamente, quería evitar a toda costa las palabras de consuelo o las miradas apenada de lástima hacia ella. Moqueando un poco, liberó a Lucy de su apretado abrazo y los miró a todos, con un nudo en su garganta, habló una vez más:

—Encontré esto entre las cosas de mi madre. Realmente no recuerdo con exactitud qué estaba buscando. Hablé con ellos y pudieron explicarme un poco, siendo sincera no tenía la más mínima intención de escucharlos... no quería escucharlos— miró rápidamente a Harry, quién la observaba con ojos brillosos —así que tomé algo de dinero y fui a la casa de Harry, aunque todo fue un total desastre.

Harry se acercó lentamente y colocó su mano en el hombro de la chica, con un leve apretón y una pequeña sonrisa.

—Me alegro de que hayas ido... y me alegra que nos hayas contado esto.

—No te haremos preguntaste al respecto si no quieres— comentó Ginny —pero estamos aquí para escucharte.

—Sé que no tenemos la suficiente confianza, Hermione, pero... aquí estamos para apoyarte también— Peter, jugueteando con sus manos, se acercó a pasos tímidos hacia ella pero con una sincera sonrisa.

Ella los miró a todos, suspiró con gran alivio al sentir que se relajaba un poco más. A pesar del incómodo momento, realmente agradecía las palabras de sus amigos, incluso si los hermanos Pevensie podrían ser unos completos extraños aún, sentía que podía confiar genuinamente en ellos.

Los días siguientes pasaron tan rápido como un leve pestañeo, el primero de septiembre se acercaba cada vez más y los hermanos Pevensie ya sentían ese hormigueo en el estómago a causa de los nervios.

Esos días habían aprovechado para hacer muchas cosas en la madriguera. La señora Weasley no desaprovechó la gran oportunidad de tener a más chicos en su hogar, por lo que no dudó en pedirles a los gemelos, Ron, Harry, Edmund y Peter qué atraparan a los Gnomos qué se escondían en las malezas de su jardín.

Susan había pasado preparándose mentalmente para la llegada del primero de septiembre, de todos los Pevensie, ella era la que parecía mostrar algún tipo de estrés pre-escolar, a veces cualquiera de los chicos la pillaba murmurando cosas como "¿Como me voy a aprender tantos hechizos?" o cosas por el estilo.

El dichoso partido de Quidditch qué los gemelos tanto habían planeado pudo darse, solo que... con algunos accidentes de por medio.

Hermione al ser forzada a jugar término cayéndose de la escoba gracias a una bludger lanzada por el mismo Ron. Gracias a eso pasó el resto de la tarde con una fuerte migraña.

Peter al querer participar y aprender un poco, perdió por completo el control de su escoba más de una vez, por lo que la mitad del partido la pasó colgado del palo de la escoba, en cuanto pudo bajar, solo se podía escuchar quejas por lo bajo sobre cómo jamás volvería a montarse en "una de esas malditas cosas" y se sentó junto a Hermione y sus hermanos.

Pero al final de todo el equipo de Ron, Hermione, George y Harry terminó ganando gracias a que el último pudo atrapar la snitch.

El tan esperado día por fin llegó y la madriguera estaba hecha un caos. Helen y Walter Pevensie ayudaban a sus hijos a terminar de empacar las cosas de sus baúles, habían llegado una hora antes a la madriguera para acompañar a sus cuatro hijos hasta el expreso de Hogwarts como habían prometido, Claro que Helen solo podría acompañarlos hasta el muro.

—¿Como nos trasladarlemos a King's Cross? —Ron preguntó mirando a su padre, quién bajaba el baúl de Ginny de las escaleras con ella detrás.

—El ministerio nos ha puesto a disposición un par de autos —dijo, atrayendo la atención de todos los adolescentes.

Entre Harry, Hermione y Ron compartieron una mirada, era extraño que el ministerio estuviera escoltando a estudiantes de Hogwarts o por lo menos, siquiera disponerles un auto.

Había una razón detrás.

—Es un poco raro ¿no? —Harry se atrevió a preguntar, mirando al señor Weasley

—¿Por que lo dices? —Preguntó Percy quién sacudía las pelusas de su suéter.

—Es obvio que por ti, Percy —Fred contestó con seriedad, mirando a su hermano mayor de brazos cruzados.

—Eres el Presumido del Año, deben escoltarte como es debido —George bromeó con una sonrisa juguetona, provocando el enojo inmediato de Percy.

—Creí que era el Pedante del Año —mencionó Ron con una sonrisa socarrona. Percy solo pudo poner su habitual rostro de cascarrabias

—¿Por que el ministerio nos está proporcionando autos, padre?

—Bueno... como ya no tenemos auto y soy funcionario al igual que Walter, nos harán ese pequeño favor —el señor Weasley miró a su esposa con algo de inquietud, tomando el dobladillo de su abrigo de manera nerviosa. Molly carraspeó y por un segundo echó una mirada a Walter y Helen quienes se lanzaron una mirada entre ellos, siendo notado por la mata de adolescentes en la sala.

Harry miró con extrañeza a Hermione y Ron, quienes se encogieron de hombros. Era obvio que nadie allí se había tragado esa mentira.

—Yo creo que es estupendo —dijo Helen con una mano en el hombro de Lucy —¿Se imaginan todos ustedes con este montón de baúles en el metro? Sería todo un caos.

Nadie protestó ante lo dicho por la Señora Pevensie, después de todo, tenía razón.

En cuanto todos quedaron libres de cualquier trabajo con respecto a sus pertenencias, esperaron pacientemente a que los autos del ministerio llegaran.

Mientras las dos madres conversaban en la cocina, Ginny entabló una conversación con Lucy, a quién la sonrisa emocionada qué tenía casi no le cabía en su pequeño rostro redondo.

—Harry, ven un segundo —el señor Pevensie lo llamó, con una sonrisa recta. Harry interrumpió su charla con Ron y algo extrañado, se dirigió hacia el señor Pevensie junto a Arthur.

Hermione dejó la jaula de su nueva mascota a un lado del sofá, sentándose en el lugar donde anteriormente estaba Harry, con su peluda gata en brazos.

—¿Por que este monstruo está suelto? —atacó Ron en cuanto vió la amargada cara arrugada de Crookshanks a su lado —puede atacar a Sacabbers.

—Está en tu bolsillo, ni siquiera lo está viendo —repuso Hermione, mientras Crookshanks se liberaba de sus brazos para saltar directamente a los de Peter en cuanto este se sentó en el sillón de enfrente.

Peter se entretuvo con el gran felino mientras una nueva discusión entre el pelirrojo y la castaña nacía. Pasando sus manos por el suave pelaje de la gata y mirar a su gran rostro de amargura le provocaba una sonrisa.

A Peter siempre le habían gustado los animales, algunos más que otros, pero siempre había tenido ese afecto por ellos. Era fiel creyente de que los animales eran seres puros y maravillosos, fueran de la especia qué fueran, hablaran o no, depredadores o no, los animales eran por mucho, una de las pocas cosas que el apreciaba del gran mundo.

—¡Ya llegaron! —gritó el señor Weasley, llamando la atención de los jóvenes y con un movimiento rápido envolvió su brazo alrededor de los hombros de Harry guiandolo hacia fuera velozmente y embarcandolo en uno de los autos llamativos del ministerio, que en cualquier otro lugar concurrido llamaría la atención de quién sea.

Ron y Hermione compartieron una mirada por lo que a la velocidad de la luz, tomaron rápidamente sus cosas para dirigirse al auto en el que Harry se encontraba, no sin antes que Hermione recuperara a su gato de los brazos de Peter nuevamente.

Harry quedó atrapado entre Hermione y Ron, mientras que en un leve movimiento, Ginny se deslizó a un lado de su hermano, cerrando las piernas y brazos contra sí para acomodarse mejor mientras que en el asiento delantero se acomodó Percy con su usual expresión de amargura.

—No abran la boca, puede que detone su mala actitud —advirtió Ron con burla hacia sus amigos y hermana, recibiendo un asentimiento como respuesta y un bufido por parte de Percy.

—Tengo que contarles algo —soltó Harry en un susurro, procurando qué solo Ron y Hermione pudieran escucharlo.

—¿Qué sucede?

—Luego, ahora no es el momento — contestó Harry hacia el pelirrojo, quién envió una larga mirada sobre los hombros de Harry hacia Hermione recibiendo una mueca de su parte.

El viaje comenzó en completo silencio, no fue hasta unos 15 minutos después que Ginny le preguntó a Hermione sobre como haría con sus horarios, ya que esta se había inscrito en casi todas las asignaturas este año (por no decir todas ellas), por lo que la chica le respondió que tenía todo bajo control.

—Y dime ¿en que momento del día piensas dormir o comer? —Ron preguntó con una sonrisa burlona —estas siendo demasiado exagerada con esto.

Una discusión se desató entre ambos, otra vez y así perduró durante unos largos minutos, pero, por algún motivo, el auto quedó nuevamente en silencio luego de que Ronald soltara insultos inaudibles hacia Percy sobre lo metiche que era.

En el auto de los Pevensie, no se escuchaba el más mínimo ápice de palabra, cada uno de los hermanos llevaba su propio duelo y nerviosismo interno, algunos más que otros.

No tardaron mucho en llegar a King's Cross, como era de esperarse la estación estaba repleta de muggles qué iban de aquí para allá, los hombres que los habían llevado hasta la estación se encargaron de buscar unos carritos para todos los baúles.

—¿Se supone que esta es la estación del tren que va hacia Hogwarts? —Lucy preguntó, echando una mirada hacia arriba para ver a su padre algo desilusionada.

—No. Tendremos que cruzar ese muro —el hombre señaló la ya reconocida pared de ladrillos opaca qué se encontraba entre el anden 9 y 10.

Lucy miró algunos segundo el muro, tratando de encontrar algo de magia, una perilla, un portal, una chispa de luz... lo que sea que pudiera confirmarle que podría pasar por allí.

Walter al ver la mirada de su hija, palmeó su pequeño hombro y le regaló una pequeña sonrisa.

—Muy bien, como somos muchos es mejor que pasemos de dos en dos, será más fácil —explicó el señor Weasley, tomando nuevamente a Harry de los hombros luego de haberle ayudado a montar sus cosas en el carrito. —Harry y yo cruzsremos primero.

El mencionado envió una mirada hacia sus dos mejores amigos, el comportamiento del señor Weasley ya comenzaba a ser molestamente sospechoso.

En cuanto Arthur y Harry corrieron hacia el muro y cruzaron, fue inevitable no abrir la boca a más no poder para los cuatro hermanos. Seguidamente cruzaron Fred y George, corriendo comicamente con sus carritos.

—Ron, sigue y cruza con Percy —demandó Molly antes de enganchar su antebrazo con el de Ginny y pasar el muro también.

—Esta loca si cree que siquiera me acercaré a él —escupió Ron con el ceño fruncido, tomó rápidamente a Hermione por la muñeca y la arrastró con él hasta que ambos cruzaron el muro.

—Imbéci.

Walter soltó una pequeña carcajada al escuchar a Percy por lo que se acomodó a su lado para cruzar con el, dejando a Helen y a sus hijos.

—Hasta aquí los acompaño mis niños —la mujer acomodó el abrigo de Edmund con cariño y pasó su mano suavemente por la cabeza de Lucy.

—Por que no puedes cruzar?

—No soy una bruja, cariño. Si trato de pasar ese muro terminaré como un puré en el piso —bromeó con una pequeña lagrima por salir —oh, jamás pensé que me encontraría despidiendolos  para ir a Hogwarts. No creí que llegaría el momento.

Las lágrimas de Helen comenzaron a brotar rápidamente, soltó un suspiro entristecido y acercó a sus cuatro hijos y los atrapó en un gran abrazo, apretandolos entre sí.

La mujer observó a sus dos hijos menores y besó cada una de sus frentes.

—Crucen ustedes dos, falta poco para que parta el tren— dijo, con un asentimiento, Edmund enganchó su brazo al de Lucy y con un poco de miedo, ambos corrieron con cautela hacia el muro, desapareciendo tras él.

—Cuidaré bien de ellos, mamá —Peter le aseguró al ver el rostro de su madre
—no te preocupes por  nada, tendré todo bajo control.

—Oh, cariño. Se que lo harás— Helen había comenzado a sollozar acariciando la mejilla de su hijo, miró a Susan quién le entregó una sonrisa triste. Helen carraspeo un poco para liberarse de las lágrimas, tomó un hombro de sus dos hijos y su mirada cambió por completo a una más seria —sé que todo esto será nuevo para ustedes, que tendrán nuevos amigos y convivirán con más chicos de su edad —inhaló hondo mirando su reloj de muñeca, quedaban 10 minutos para que el tren arrancase —por lo que más quieran, no se metan en problemas, no hablen con gente que no les de buena espina y sobre todo, oh, querido Dios, niños, sobre todas las cosas, no se metan en los problemas de Harry Potter.

Peter y Susan se miraron entre sí, bastante consternados por las palabras de su madre, pero antes de siquiera parpadear, su madre les dio un último abrazo y los guió hasta el muro para que cruzaran por fin.

En cuanto lo hicieron, sus ojos se agradaron cuán luna llena, observando como los niños iban de aquí para allá con sus baúles, mascotas y sus padres, algunos de ellos ya llevaban su uniforme puesto, otros abrazaban a sus padres, ansiosos por embarcarse en el tren, algunos pequeños novatos, miraban todo el lugar fascinados por verlo por primera vez, con la misma expresión de ensueño qué ambos tenían en ese instante.

—¡Peter, Susan, es hora de irnos! —la aguda voz de Lucy los devolvió a la realidad, caminaron rápidamente en su dirección, donde se encontraba junto a su padre y Edmund despidiéndose.

Se hizo un último llamado, los cuatro jóvenes se despidieron rápidamente de su padre, prometiendo verse nuevamente en las vacaciones de navidad. Entraron al alargado tren y caminaron ajetreados por los pasillos, hasta encontrarse con Ron, Harry, Ginny, Hermione y los gemelos, quiénes buscaban un compartimiento libre.

Lee Jordan apareció, saludando cortamente a todos y llevándose a los gemelos en menos de un minuto al compartimento donde el se estaba quedando.

El resto caminó unos minutos más, aún con la esperanza de encontrar el lugar lo suficientemente espacioso para todos.

Se encontraron con las gemelas Patil y Lavender Brown un poco más allá.

—¡Ginny, Hermione! Pensé que ya se habían montado en el expreso hace bastante —dijo Padma, asomando su cabeza por la puerta del compartimento, pronto, Parvati y Lavender pegaron sus narices al vidrio, esta última observando de una manera extraña a Ron. —¿Quiénes son?

—Los hermanos Pevensie, son nuevos estudiantes —la pelirroja informó, los mencionados hicieron un sentimiento de cabeza y una pequeña sonrisilla a modo de saludo.

—¿Nuevos? Están muy grandes como para apenas entrar a Hogwarts ¿no lo creen?— Parvati indagó, mirando a Lavender de reojo, quién no despegaba su mirada de dicho pelirrojo qué se removía en su sitio con incomidad.

—Ah, son estudiantes de intercambio _Hermione se apresuró a decir —ya saben, cambio de país y todo eso.

—¿Donde estudiaban antes?

—¡Ilvermorny! —Ron exclamó con nerviosismo ante la situación, sabía que la situación de sus amigos y Hogwarts era algo complicado de tratar, sus amigos lo observaron, con las cejas alzadas, el pecoso se hundió en su lugar ante tantas miradas y en un susurro soltó —; ¿o era Castelobruxo?

—No entiendo... —Lavender susurró, mirando por primera vez a los demás.

Gracias a un milagro o el mismo Merlín,, un chico de Hufflepuff se atravesó en su camino, pudiendo que no hicieran tanto tráfico en los pasillos, por lo que todos se concentraron en seguir buscando compartimentos.

—¿Por que no entran a este? —Lavender ofreció, pero parecía que solo le preguntaba a Ron, ya que era al único al  que miraba.

—Somos demasiados, no cabemos todos allí.

—Pueden entrar algunos.

—Esta bien, yo me quedaré —Ginny dijo, entrando como flecha al pequeño cajón —después de todo ya me había cansado de buscar. Lucy ¿te quedas?

—¿Puedo? —la pequeña miró a su dos hermanos mayores, quiénes miraron a Edmund un instante.

—¿Qué? _Edmund miró a sus hermanos confundido, pasó su mirada hacia Lucy, quién tenía esos ojos brillosos y una pequeña sonrisa cerrada. Rodó los ojos en sus cuencas a más no poder y tomó su mochila y la de Lucy de mala gana —¡Bien! Me quedaré cuidándola, pero si empiezan a hablar de tonterías de niñas me largo.

Lucy soltó una risotada y se despidió de todos antes de entrar al compartimento junto a Edmund.

El resto siguió por los pasillos, ya cansados de tanta caminata, comenzaban a querer rendirse y pensaron seriamente en tumbarse todos en medio del pasillo, Susan y Hermione descartaron la idea inmediatamente.

Llegaron a un compartimento, era bastante espacioso y estaba solo, a excepción de un hombre recostado en el pequeño sillón, su chaqueta remendada cubría la mitad de su cara, dejando ver solo sus párpados cerrados y su castaño cabello.

—Bueno, peor es nada— dijo Peter, observando al resto —no sé ustedes, pero a mi ya me duelen los talones de tanto caminar.

Harry miró a Hermione y Ron antes de seguir a Peter e ingresar al compartimento.

—¿Qué, en serio nos sentaremos con un señor desconocido? —Susan espetó, mirando a Ron y Hermione cuán ventilador, Ron soltó una risa nasal y entró. —¿qué tal si esta muerto?

—Dudo mucho que lo esté, Su— Hermione dijo, negando con su cabeza divertida, Susan seguía mirándola escándalizda, sin ignorar el hecho de que la chica la había llamado por si diminutivo. —y si lo está, no tendrás que preocuparte de que haga algo malo después.

Un último suspiro resignado y Susan entró, cerrando la puerta a su espalda y se sentó al otro lado de Peter, este quedándo en medio de ambas.

—¿Quién creen que sea? —Ron preguntó, mirando al hombre por encima del hombro de Harry.

—El profesor R. J. Lupin —Hermione contestó.

—Lo sabes todo —Ron recriminó —¿Como es que siempre lo sabe todo?

—Lo dice en su valija, Ron —Peter mencionó, señalando con su dedo por encima de sus cabezas mientras Crookshanks se deslizó sobre su regazo, acostándose descaradamente.

—Oh.

—¿Realmente estará durmiendo?

—Supongo que sí —Peter le contestó a Harry —¿Por que?

—Tengo que contarles algo.

Media hora pasó y en cuánto más avanzaba el tren, el clima afuera se hacía cada vez más frío, la lluvia torrencial ya golpeaba la ventana fuertemente y Harry, que acababa de contarles a sus amigos lo que el señor Weasley y el señor Pevensie habían hablado con él, esperaba que opinaban sus amigos al respecto.

—Déjame ver si entiendo —comenzó Ron —¿Sirius Black escapó de Azkaban para ir tras de ti?

—Sí.

—No crees realmente que pueda hacerlo ¿cierto? Por lo que sabemos, todo el mundo lo está buscando.

—Clarooo— Ron vaciló hacia Susan —pero nadie jamás ha huido de Azkaban antes y, es un asesino demente.

—Es cierto pero ¿por que Harry iría tras él? —Susan inquirió —creo que no eres tan tonto como para hacer tremenda estupidez.

—Bueno...

Harry le dio un manotazo a Ron en el hombro, provocando una queja del pelirrojo y una carcajada de Peter.

—Ahora sabemos porque tanto misterio con los autos mandados por el ministerio —Hermione arrugó la nariz —quieren mantenerte a salvo en caso de que Black te esté buscando realmente.

—El señor Pevensie me dijo que tuviera mucho cuidado —el de gafas mencionó —cree que Black esta buscando algún tipo de venganza, terminar el trabajo que Voldemort no pudo hacer... yo que sé.

—Sólo... trata de no meterte en problemas este año, amigo. Manténte bajo perfil —Peter le aconsejó, recordando las palabras de su madre momentos antes de cruzar el muro.

—¡JA! Como si Harry pudiera tener decisión sobre eso...

Las palabras de Ron quedaron al aire, de un estruendo rechinante, el tren se detuvo abdruptamente, invadiendo a todos los estudiantes de confusión.

—¿Por que nos detenemos? Creí que Hogwarts era más lejos —inquirió la Pevensie.

—Lo es.

Harry se levantó con la intención de ver que pasaba afuera, pero en ese instante el tren volvió a arrancar, devolviendo a Harry de un empujón a su asiento.

—¿Qué sucede? —Peter lo observó, comenzando a preocuparse.

—No lo sé, parece que se ha entabillado.

Repentinamente, las luces de todo el tren se esfumaron por completo, incrementando aún más la preocupación y el miedo de todos.

—Justo lo que faltaba.

Los cinco entrecerraban los ojos, tratando de ver algo a su alrededor, la única fuente de luz tenue qué se podía apreciar era de la pequeña ventana, la cual estaba completamente empañada.

—¡Au! -Hermione soltó un chillido —¡Ron, ese era mi pie!

—¡Ya, perdón!— Ron pegó su rostro al vidrio empañado, intentando ver hacia afuera, lo único que aumentó más su preocupación fue ver una sombra negra moviéndose lentamente —hay algo moviéndose afuera.

El tren volvió a sacudirse de manera brusca y las luces seguían sin volver, la situación cada vez se ponía más escalofriante para cualquiera de los estudiantes que allí estaban.

Sin darse cuenta, Hermione resopló nerviosamente, tomando inconscientemente el brazo de Peter a su lado, quién instantáneamente giró su cabeza hacia ella, tratando de apreciarla bajo la capa de oscuridad que los envolvía.

Sin previo aviso, la ventana comenzó a congelarse, lentamente toda su superficie por fuera fue cubierta por una delgada capa de hielo y dentro, el frío se tornaba cada vez más insoportable.

El tren volvió a agitarse, esta vez, más fuerte.

—¡¿Qué diablos está pasando?! — Susan gritó en un susurro, acercándose más hacia su hermano quién no dudó en rodearla.

El compartimento terminó por oscurecerse a causa de una sombra negra y espeluznante qué se situó frente a la puerta, esta misma la abrió lentamente con sus manos huesudas y ahuecadas.

Todos contuvieron el aliento al observarlo por completo, a pesar de tener una forma humana, no tenía un rostro y donde debería estar su boca, había un orificio abierto, donde deberían estar sus ojos había una especie de membrana. La criatura siniestra emanaba un olor hostigante, putrefacto y hediondo y las telas roídas qué cubrían su silueta se desplazaban en el aire como si flotaran debajo del agua de manera lenta y tétrica.

La criatura miró por un instante a la dirección en la que Susan, Peter y Hermione se encontraban, el chico por instinto, colocó sus dos brazos sobre ellas a modo de protección luego de entregarle su gato a Hermione, pero el extraño ente no pareció muy interesado en ellos, pues su atención se desvió hacia Harry, quién se hundía cada vez más en el sillón.

El ambiente se volvió pesado, podía olerse el sentimiento de tristeza y vacío en el aire. Cada uno de los chicos, sintió esa decaída repentina en su corazón, ese susto en el alma.

La criatura se acercó a Harry, se pudo observar como el rostro de Harry se veía cada vez más borroso y el pobre chico solo sintió como tiraban de su corazón de manera lenta, como si lo estrujaran poco a poco y a su vez, los gritos desesperados de desgarradores de una mujer hacían eco en su cabeza.

¡Especto Patronum!

Un grito ronco se escuchó en el lugar, una luz blanca, casi azulada se desplegó por cada rincón del compartimento, cegando a todos por completo, la criatura fue expulsada casi de inmediato fuera y Harry cayó de bruces desmayado al suelo.

Ninguno de los jóvenes fue capaz de reaccionar al instante a excepción de Ron, quién socorrió a Harry de inmediato y como pudo, levantó al pobre chico de un tirón y lo acomodó en el sillón.

El hombre, causante se que la criatura saliera disparada del compartimento, guardó su varita nuevamente en su chaqueta marrón con parches. Toda su ropa se veía vieja y desgastada, era un hombre alto y delgado, con la cara estirada y cicatrices viejas y recientes, de todos los tamaños adornando todo su rostro. Por alguna razón, parecía que estuviera enfermo y que llevaba, por lo menos, tres días sin dormir como es debido.

—¿Están todos bien? —el profesor preguntó, observando al resto de adolescentes quienes asintieron, aún con el susto palpable en la lengua.

Peter se despegó de la ventana y rápidamente se dirigió a la salida, con la intención de ir en busca de sus hermanos menores, sin embargo, no llegó a la puerta ya que el profesor lo detuvo por su hombro.

—No salgan de aquí por ahora, yo me encargaré de revisar que todos los demás chicos estén bien.

—Pero señor…

—Yo me encargaré, Peter.

El rubio torció la cara y dirigió su vista hacia Susan, quién se encontraba mirándolo de la misma manera.

¿Como ese hombre sabía su nombre?

Al cabo de unos minutos Harry despertó, sudoroso y agitado por lo acontecido.

—¿Qué ocurrió? —el de lentes preguntó, despegando su camiseta sudada de la piel al mismo tiempo que acomodaba sus lentes.

—Te desmayaste —de su bolsillo izquierdo, Lupin sacó una larga barra de chocolate y comenzó a repartirla entre todos, terminando con un pedazo más grande para Harry.

—¿Qué era eso? —Harry mordió el chocolate, aún con las manos temblorosas, Lupin se inclinó hacia él.

—Era un dementor, Harry. Seguramente venía en busca de Sirius Black —Lupin se enderezó y con una mirada hacia todos, salió del compartimento.

—Oh, Harry ¿estas bien? — Hermione se sentó a su lado, acariciando su espalda suavemente de manera reconfortante.

—Escuché gritos de una mujer —mencionó, observando a Hermione y a Susan momentáneamente, ambas se vieron entre sí, encogiendose de hombros.

—Yo no he gritado —aclaró la Pevensie.

—Nadie estaba gritando, Harry.

—Pero… lo oí. Eran gritos de una mujer ¿nadie los escuchó?

Todos negaron al mismo tiempo.

—Bueno… ¿alguien además de mí se desmayó? —Harry mordisqueó su chocolate en cuanto sus amigos negaron nuevamente, avergonzado, agachó la cabeza y se hundió en el sillón, queriendo que este mismo se lo tragase.

—Aunque… sentí algo extraño —Ron mencionó al cabo de unos segundos, todos volvieron a tomar asiento. —era como si sintiera un vacío dentro de mi, como si esa cosa hubiera absorbido mi felicidad.

—También sentí lo mismo —dijo Susan abrazandose a sí misma. —¿Por qué esa cosa estaba en el tren?

—Es un dementor, seguramente han sido enviados por el ministerio. Como dijo el profesor, están detrás de Sirius Black— dijo el pelirrojo, observando de reojo a Harry.

—¿Por que atacaron a Harry entonces?

La pregunta de Peter quedó sin respuesta. El profesor Lupin, luego de unos minutos, apareció anunciando qué faltaban 10 minutos para llegar a Hogwarts finalmente.

En cuanto llegaron, todos los estudiantes del tren estaban conmocionados por lo que había sucedido anteriormente, estaban ansiosos por salir de una vez por todas del expreso que se hizo casi imposible poder salir de los pasillos.

Los jóvenes fueron casi los últimos en salir, colocandose sus túnicas anteriormente por la fuerte llovizna qué aun se presenciaba afuera.

—¡Chicos, por aquí! —se escuchó la voz de Ginny a lo lejos llamándolos, sosteniendo el gorro de su túnica para no mojarse el cabello. Estaba junto a Edmund quién abrazaba por lo hombros a Lucy, titiriando por el frío, sin embargo, la vista de Lucy estaba desviada hacia su costado.

Junto a ella, un hombre de no menos de tres metros y medio estaba parado junto a ellos, con un gran paraguas encima de sus cabezas. Su barba y su cabello eran largos, negros y frondosos al igual que sus gruesas cejas. El hombre vestido con ropas remendadas y manchadas de tonos marrones les indicaba a los de primer año hacia donde ir.

Los chicos corrieron hacia su dirección, Peter y Susan asegurandose de qué sus dos hermanos menores estuvieran en perfecto estado.

—¡Hagrid! Que gusto verte —Saludó Ron con una gran sonrisa hacia el guardabosques. Hermione y Harry lo saludaron también con una sonrisa.

—Qué bueno verlos de nuevos, niños. ¿Como están todos ustedes? — preguntó un poco más serio, esta vez mirando también a los hermanos Pevensie.

—Estamos bien, Hagrid. Gracias— sonrió Lucy dulcemente, miró a sus dos hermanos mayores aún sonriente —chicos, el es Hagrid, el guardabosques de Hogwarts.

—Es un placer señor —ambos corearon.

—Oh, llamenme simplemente Hagrid, no me gustan las formalidades —el hombre estrechó sus manos felizmente, observó a su alrededor, aún pendiente de los estudiantes de primer año —¡Estudiantes de primer año vengan conmigo! Ustedes cuatro también vendrán conmigo, es su primer año aquí— los cuatro hermanos miraron a su amigos, quienes se encogieron de hombros sin nada que decir —Será mejor que ustedes se vayan, no querrán empezar sus clases con resfriado.

Los chicos obedecieron al mayor y se despidieron de los Pevensie. Se dirigieron hacia los carruaje, batallando con las multitudes de niños y adolescentes ajetreados por todos lados. Pudieron encontrar un carruaje libre y en cuanto estuvieron dentro este comenzó a andar hacia el castillo, mientras sus ruedas rechinaban ante el suelo mojado y las grandes gotas de agua chocaba contra la madera.

—Escuché que te desmayaste, Harry —Ginny habló, mirando a Harry de reojo a su lado —¿estas bien?

—Estoy perfectamente, Ginny, gracias.

Ginny se removió en su asiento algo incómoda ante el tono tan seco en el que Harry le había contestado, miró a Hermione en busca de algo más que las palabras resecas de Harry, pero la pelirroja solo recibió una mueca por su parte.

Llegaron a la entrada y rápidamente bajaron con la intención de entrar, sus pasos se frenaron en cuanto observaron a dos demnetores, merodeando alrededor de la entrada.

Con un largo suspiro, Harry avanzó hacia la entrada, siendo seguido por sus amigos, aún se podía escuchar a su alrededor los diferentes temas de conversación de los estudiantes. Algunos se preguntaban quién sería el nuevo profesor de DCAO, otros aún estaban escandsluzados por la presencia de los demnetores y algunos más, preguntándose qué sucedería este año con Sirius Black suelto.

Fueron interceptados por la profesora McGonagall, quién lucía su habitual semblante severo y su sombrero puntiagudo.

—Potter, Granger. ¿Serían tan amables de venir conmigo?

Los dos jóvenes se vieron de manera preocupada, seguidamente observando a Ron y Ginny, quienes tenían la misma expresión.

—Cambien esas caras, no están en problemas… por ahora— la profesora miró directamente a ambos pelirrojos, con una línea recta dibujada en su boca —señor Weasley, señorita Weasley ustedes pueden entrar al gran comedor. Granger, Potter, síganme.

Con una última mirada McGonagall se fue en dirección hacia su oficina, siendo seguida por Harry y Hermione quienes se miraban de reojo con nerviosismo.

Ginny y Ron entraron, tomando puestos delanteros rápidamente en la mesa de Gryffindor, saludando a Neville, Dean y Seammus quienes estaban sentados cerca de ellos y ambos pelirrojos se aseguraron de guardar un lugar para Harry y Hermione.

Pronto las puertas del gran comedor fueron abiertas completamente y los niños de primer año ingresaron al lugar con los ojos tan grandes como luna llena, mirando a todos lados con la mandíbula casi en el suelo.

Muy en el fondo, en todo el tumulto de niños, los cuatro hermanos se encontraban con las mismas expresiones que los demás, sus cabezas parecían un ventilador mirando y admirando de un lado a otro el salón.

El sombrero seleccionador comenzó a cantar su canción de bienvenida y Seammus Finigan aprovechó la situación para acercarse a Ron.

—Psss, Ron.

—¿Qué ocurre?

—¿Donde está Harry?

—La profesora McGonagall se lo llevó a su oficina antes de entrar.

—¿Y Hermione? —Neville preguntó esta vez.

—McGonagall se la llevó también.

—¿Y no sabes por qué?

Ron negó la cabeza ante la pregunta de Neville, escuchando como el primer niño llamado fue seleccionado a Slytherin.

—¿Crees que sea por algún lío? Ya es muy pronto como para que se hayan metido en problemas —Dean Thomas se entrometió en la conversación, al mismo tiempo que la mesa de Ravenclaw estalló en aplausos por recibir una nueva integrante.

—Nah, no lo creo. Por lo que recuerdo no hemos hecho nada aún.

—Tú mismo lo acabas de decir, Ron. Aún.

Al cabo de unos minutos, Harry y Hermione se unieron a ellos, sentándose en los lugares que sus amigos les habían guardado.

—¿Nos perdimos de algo? —Harry preguntó, chocando puños a modo de saludo a sus compañeros de cuarto.

—No mucho, solo más estudiantes de Hufflepuff qué las demas casas— Ginny respondió, volteó a ver a su amiga quién extrañamente se encontraba radiando felicidad —¿tú por que estas tan feliz?

—Oh, no es nada.

—¿Para que los buscaba McGonagall? —Ron preguntó esta vez arrugando su frente.

—Te lo contaremos después —contestó Harry poniendo atención por fin hacia al frente y recibiendo una mala mirada por parte de Ron.

En cuanto los niños de primer año desaparecieron del largo pasillo, los Pevensie eran los únicos que parados ahí, esperando alguna señal o llamado, ciertamente nerviosos por todas las miradas qué tenían encima.

—Pevensie, Lucy.

La pequeña Lucy caminó lentamente hacia el taburete, limpiando sus manos sudorosas con su túnica ansiosamente.

Se sentó en el pequeño taburete y un escalofrío la recorrió en cuanto el sombrero le habló.

Mnnnn, un alma noble y un corazón puro —fue lo primero que dijo el sombrero, provocando una pequeña sonrisa en Lucy —es bien conocida tu gran bondad, ¿No es así? Lucy, la valiente…

—¿Como sabe…?

Eso no es importante ahora, lo Importante es… donde te pondré… creo que lo tengo, sí… ¡HUFFLEPUFF!

La mesa de los tejones estalló en vitoreos y recibieron a la pequeña Lucy con aplausos y sonrisas.

—Pevensie, Edmund.

El pelinegro soltó un suspiro resignado y avanzó hacia el sombrero, no quería llegar al momento en donde todo el mundo lo observaba y susurraba estupideces sobre él. Era estresante y fastidioso.

Mnnn, que tenemos aquí… eres un chico bastante enigmático Edmund Pevensie…

—Si, bueno. No es la primera vez que escucho eso.

Eres alguien bastante astuto e inteligente y tú lo sabes, puedo ver algo de ambición dentro de ti al igual que determinación… sí, esta más que claro… ¡SLYTHERIN!

Edmund soltó el aire que retenía y bajó de un salto de la silla, realmente estaba conforme en la casa en la que había sido asignado y estaba bien con eso.

—Bueno, creo que perdimos a Edmund —Ron comentó, disgustado por el hecho de que su amigo haya sido seleccionado a Slytherin.

—Pevensie, Susan.

La chica le dio una mirada a Peter y subió al taburete, dando un respingo al escuchar la rasposa voz del sombrero.

Oh, Susan, Susan. Esto será algo sencillo.

—¿Por que lo dice? Señor.

Eres muy fácil de leer, aunque eso mismo quieres aparentar… eres muy inteligente, demasiado para tu propio bien. Si… ya he visto este caso antes, hace unos dos años.

Susan estaba confundida ante las palabras del sombrero, quería preguntarle a que se refería, pero el sombrero la interrumpió gritando:

¡RAVENCLAW!

Susan bajó rápidamente del taburete, abrumada y confundida por las palabras del sombrero, sin embargo, sus pensamientos fueron opacados por aplausos y saludos corteses por parte de su ahora casa.

—Solo queda Peter, ¿donde creen que lo pondrá? —Ginny preguntó a sus amigos y hermano, sin recibir alguna respuesta más que pequeñas muecas desentendidas.

—Pevensie, Peter.

El rubio inhaló algo dr aire antes de caminar hacia el taburete, tranquilamente se sentó en este y esperó.

Vaya, vaya. Peter Pevensie… esto será algo complicado —comenzó el sombrero. Peter se ahorró un par de preguntas ante su comentario —eres un chico leal, Peter, muy leal, pero eres demasiado testarudo… muy explosivo.

—Eso no… no es cierto.

Oh, no me contradigas las verdades, muchacho. Amas mucho a tus hermanos, ¿no es así? Darías la vida por ellos si es necesario. Podría decirse que tienes un corazón… magnífico. Sí, eso es… ¡GRYFFINDOR!

Peter saltó de la silla lo antes posible para ser recibido con aplausos por parte de la mesa de Gryffindor y algunos silbido y aullidos alegres por parte de Fred y George.

—Al menos pudimos rescatarte, amigo —dijo George revolviendo su cabello juguetonaente, Peter río un poco, honestamente feliz, a pesar de que no estaría junto a alguno de sus hermanos, estaría con sus nuevos amigos.

Ginny se hizo a un lado para que el rubio se sentara entre ella y Hermione, quienes lo felicitaron con grandes sonrisas.

Albus Dumbledore se levantó de su asiento y el gran comedor se silenció rápidamente ante su repentino movimiento.

—¡Bienvenidos a todos! Es, como siempre, un placer recibirlos a todos de nuevo en un nuevo curso escolar y dar una grata bienvenida a los nuevos estudiantes de este año —Dumbledore cambió su semblante tranquilo y sereno, a uno completamente serio y severo —pero antes de comenzar con nuestro delicioso banquete, hay algunos temas que he de tratar.

—Sabes, imaginé al director Dumbledore como alguien físicamente temible y serio— Peter inclinó su cabeza cerca de Hermione, para que ella pudiera escuchar sus susurro —ya sabes, intimidante.

—Qué no te engañe su apariencia de dulce anciano, el profesor Dumbledore es mucho más poderoso e intimidante de lo que te puedas imaginar.

—Si tú lo dices.

Como ya todos deben saber gracias a lo sucedido en el expreso de Hogwarts. Los. Demnetores estarán cuidando el castillo ante ciertas circunstancias que están sucediendo fuera del colegio, directamente relacionadas con el Ministerio Mágico —Dumbledore parecía molesto ante la idea que qué esas criaturas estuvieran alrededor de la escuela y estaba consciente de que su presencia no traería nada bueno —los demnetores estarán custodiando todas y cada una de las entradas del terreno. Es importante saber que ningún estudiante puede salir del castillo sin permiso alguno. Los dementores no son criaturas fáciles de engañar, ni con trucos ni hechizos… ¡tampoco capas de invisibilidad!

Ante lo último dicho, Harry desvío su miada hacia la mesa, volviéndose repentinamente, interesante para él. Ron agrandó los ojos a más no poder, mientras sus orejas se volvían del mismo tono de su cabello ante la vergüenza y, Hermione carraspeó un par de veces sin saber con exactitud a donde mirar, a su lado Peter soltó una risotada por la situación, conocedor de las anécdotas de sus tres amigos y la capa invisible.

—No está en la naturaleza de un dementores entender lamentos o súplicas por lo qué, es mi deber advertirles que no se les ocurra acercarse a uno de ellos. Confío plenamente en que los profesores y delegados cuiden bien de los estudiantes para evitar que ocurra algo de lo que nos podamos arrepentir.

—No creo que alguien sea tan tonto como para acercarse a un dementor— Seammus comentó, arrugado su nariz.

—Ni siquiera Fred y George lo harían y eso ya es decir mucho.

—¡Oye! —los gemelos se quejaron, ante el comentario de Ginny.

—Hablando de algo un poco más alegre— Dumbledore continuó, recuperando su trono tranquilo y sereno —es un placer para mí presentarles a su nuevo profesor de Desensa Contra las Artes Oscuras ¡Remus Lupin!

El profesor Lupin, quien estaba en toda la esquina de la mesa de profesores, se levantó tímidamente con una pequeña sonrisa y levantando la mano levemente a modo de saludo ante los aplausos de los estudiantes.

—También, es un gran honor, aunque ya todos lo conocen, su nuevo profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas ¡Rubeus Hagrid!

La mesa de Gryffindor estalló en gritos ante la noticia y Hagrid, torpemenete se levantó de la mesa provocando que esta casi callera al suelo, pero el semigigante estaba demasiado feliz como para notarlo.

Todos los chicos aplaudieron fuertemente, unos más que otros.

—¡Era demasiado obvio! —Harry espetó con una sonrisa.

—¡Sí! Quien más que Hagrid nos mandaría a compar esos libros monstruoso.

—Estoy feliz por él, realmente se lo merece —Hermione miró hacia su amigo, quién aún estaba hinchado de emoción.

El banquete por fin comenzó y en cuanto la comida apareció en las mesas, Ron no tardó en atacar a la primera ala de pollo que se cruzó en su vista, desconctándose completamente de su alrededor.

—¡Ronald no te vayas a atragantar!

Ron hizo caso omiso ante el comentario de Hermione, quien arrugó la nariz con molestia por ser ignorada.

Harry entabló una conversación con los gemelos sobre el primer partido de Quidditch del año, Ron seguía disfrutando ahora, de un puré de papas y Ginny comenzó a comer tranquilamente comenzando una conversación con Neville.

—¿Por que no comes nada? —Hermione preguntó hacia Peter al ver que este solo veía su plato vacío.

—Bueno, no sé por dónde comenzar.

—Es mejor que comas algo ligero antes de dormir, no querrás tener fatiga más tarde —dijo la castaña sirviendose algo de jugo de manzana a ella y a Peter —con puré de papas y un poco de pollo y verduras estarás bien.

Peter tomó el consejo de Hermione y se sirvió lo antes dicho, no era alguien que comiera demasiado como Ron o, justamente como Edmund, le gustaba más la comida porcionada.

—¿Está todo bien? —Peter preguntó, observando al igual que Hermione, como Edmund comía tranquilamente y charlaba con un chico de cabello platinado, casi blanco.

—Es extraño, ¿no lo crees?

—¿Qué cosa?

—Ustedes cuatro —dijo aún mirando hacia la mesa de Slytherin, devió su mirada hacia la mesa de Ravenclaw donde Susan comía tranquilamente y luego posó su mirada en Lucy, quien hablaba alegremente con un niño pecoso de Hufflepuff. Finalmente, miró a Peter a los ojos, quién también la miró —es extraño que ustedes cuatro, cada uno, haya quedado en una casa diferente de Hogwarts… ¿no lo crees?














•••

HE VUELTO BITCHES!!

Así es, volví y con el capitulo más largo que he escrito jamás, con más de 7000 palabras, (es mi manera de disculpa por la. Demora)

Como han estsado? Me extrañaron?

No saben cuanto me alegra actualizar, se que la historia ha tardado en avanazar bastante pero no quiero que todo sea muy apresurado.

Les gustó? No les gustó? Acepto críticas, insultos, opiniones, dudas y sugerencias en comentarios!

Nos leemos pronto bolas de piojo!

Se despide…

VENUS 💌

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro