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Capítulo 30
【 Alboroto en el ministerio 】
Harry supo que era hora de partir cuando señor Weasley los despertó, llevaban sólo unas pocas horas durmiendo. Usaron la magia para desmontar las tiendas, y dejaron el cámping tan rápidamente
como pudieron. Se lamentaba tanto de no haber podido despedirse de Nymeria, la última vez que la vio fue cuando la ayudaron a volver con sus tíos.
— Oye... — el muchacho levanto la vista encontrándose con Hermione, la castaña le sonrió amistosamente — ella estará bien.
Harry asintió aún pensativo.
— ¿Qué crees que hacía con Malfoy en el bosque? — la castaña desvío sus ojos al frente, por supuesto que tenía una idea, pero no podia solo soltarla de golpe
— Yo...
— Harry debe saberlo. — dijo Ron de repente.
— ¿Qué debo saber? — pregunto intrigado, mirando a ambos, la castaña dejó escapar un bufido y nego con la cabeza.
— Hermione, anda, cuéntale lo de Dragonstone — presionó el pelirrojo.
— ¿Qué paso en Dragonstone? — pregunto nuevamente el pelinegro. La castaña se mordió el labio interior y evitó mirar a Harry, cerro los ojos con fuerza y después le miro.
— Muchas cosas Harry, no te puedo contar aquí, se que Nymeria va matarme pero debemos alejarla de Malfoy.
El pelinegro la miro aún más confundido pero se limitó a asentir con con la cabeza.
Antes de que saliera el sol regresaron por Ottery St. Catchpole hacia La Madriguera, hablando muy poco porque estaban cansados y no pensaban más que en el desayuno.
—¡Gracias a Dios, gracias a Dios!
La señora Weasley, que evidentemente los había estado esperando en el jardín delantero, corrió hacia ellos.
—¡Arthur, qué preocupada me han tenido! ¿Estan todos bien? —murmuraba la señora Weasley, mirándolos con los ojos enrojecidos — Están vivos, niños…
Y, para sorpresa de todo el mundo, tomó a Fred y George y los abrazó con tanta fuerza que sus cabezas chocaron.
— ¡Ay!, mamá… nos estás ahogando…
— ¡Pensar que los regañe antes de que se fueran! — dijo la señora Weasley, comenzando a sollozar —. ¡No he pensado en otra cosa! Que si los atrapaba Quien- ustedes-saben, lo último que yo les había dicho era que no habían tenido bastantes TIMOS. Ay, Fred… George…
—Vamos, Molly, ya ves que estamos todos bien —le dijo el señor Weasley en tono tranquilizador.
Una vez que hubieron entrado todos, Bill le entregó el periódico a su padre. Éste echó un vistazo a la primera página mientras Percy miraba por encima de su hombro.
— Me lo imaginaba — dijo el señor Weasley— "Errores garrafales del Ministerio... los culpables en libertad… falta de seguridad... magos tenebrosos yendo por ahí libremente... desgracia nacional..." ¿Quién ha escrito esto? Ah, claro... Rita Skeeter.
—¡Esa mujer la tiene contra el Ministerio de Magia! —exclamó Percy.
Hermione dejó de prestar atención a las palabras de Percy y susurro para ella misma. — Y con Nymeria...
— Haznos un favor, Percy — le pidió Bill, bostezando — cállate.
— Me mencionan — dijo el señor Wesley sorprendido.
—¿Dónde? — balbuceó la señora Weasley
— ¡Si lo hubiera visto, habría sabido que estabas vivo!
—No dicen mi nombre —aclaró el señor Weasley—. Escucha: "Si los magos y brujas aterrorizados que aguardaban ansiosamente noticias del bosque esperaban algún aliento proveniente del Ministerio de Magia, quedaron tristemente decepcionados. Un oficial del Ministerio salió del bosque poco tiempo después de la aparición de la Marca Tenebrosa diciendo que nadie había resultado herido, pero negándose a dar más información. Está por ver si su declaración bastará para sofocar los rumores que hablan de varios cadáveres retirados del bosque una hora más tarde." Vaya… —dijo el señor Weasley exasperado, pasándole el periódico a Percy — No hubo ningún herido, ¿qué se supone que tendría que haber dicho? "Rumores que hablan de varios cadáveres retirados del bosque…" Desde luego, habrá rumores después de publicado esto.
Exhaló un profundo suspiro.
— Molly, voy a tener que ir a la oficina. Habrá que hacer algo.
— Iré contigo, papá — anunció Percy —. El señor Crouch necesitará todas las manos disponibles. Y podré entregarle en persona mi informe sobre los calderos.
Salió aprisa de la cocina.
—¡Arthur, te recuerdo que estás de vacaciones! Esto no tiene nada que ver con la oficina. ¿No se las pueden arreglar sin ti?
— Tengo que ir, Molly —insistió el señor Weasley— Por culpa mía están peor las cosas. Me pongo la túnica y me voy...
—Señora Weasley —dijo de pronto Harry, sin poder contenerse— ¿no ha llegado
Hedwig trayéndome una carta?
—¿Hedwig, cariño? — contestó la señora Weasley —. No… no, no ha habido correo.
Ron y Hermione miraron a Harry con curiosidad. Harry les dirigió una significativa mirada y dijo:
— ¿Te parece bien que deje mis cosas en tu habitación, Ron?
—Sí, claro… Subo contigo —respondió Ron de inmediato— Hermione...
— Voy con ustedes — se apresuró a contestar ella, y los tres salieron de la cocina y subieron la escalera.
— ¿Qué pasa, Harry? — preguntó Ron en cuanto cerraron tras ellos la puerta.
— ¿Qué es eso que deben decirme sobre Nymeria? — respondió con una pregunta, la castaña hizo una mueca, en cambio, Ron se apresuró a buscar algo entre sus cosas.
— ¿Por qué no...? — Hermione fue interrumpida por el pelirrojo, quien extendió una copia de El profeta hacia Harry y entonces lo dijo.
— Malfoy y Nymeria van a casarse...
— ¡Ronald! — grito Hermione.
— Harry merece saber la verdad...
En tanto Ron y Hermione peleaban, el pelinegro leyó el encabezado de la nota Coronación, Guerra y Boda en puerta para la Dinastía Targaryen, posteriormente observo las fotografías de Nymeria y Draco Malfoy bailando en la noche del onomástico de la princesa. El pelinegro se dejó caer en la orilla de la cama sin dejar de ver el periódico. Sintió un vacío inexplicable en el estómago.
— Harry...
Después de un largo silencio, Harry finalmente habló.
— Hay algo que no les he dicho — explico intentando tragar saliva y dejando de lado el periodico — cuando desperté el sábado por la mañana, la cicatriz me volvía a doler.
La reacción de Ron y Hermione fue muy parecida a como se la había imaginado en su habitación de Privet Drive. Hermione ahogó un grito y comenzó de inmediato a proponer cosas, mencionando varios libros de consulta y a todo el mundo al que se podía recurrir, desde Albus Dumbledore a la señora Pomfrey, la enfermera de Hogwarts.
Ron se había quedado atónito.
—Pero... él no estaba allí... ¿o sí? ¿Estaba por allí Quien-tú-sabes? Quiero decir... la anterior vez que te dolió la cicatriz era porque él estaba en Hogwarts, ¿no?
—Estoy seguro de que esta vez no estaba en Privet Drive —dijo Harry—. Pero yo había estado soñando con él... con él y Peter… ya saben, Colagusano. Ahora no puedo recordar todo el sueño, pero sí me acuerdo de que hablaban de matar… a alguien.
Había vacilado un momento antes de decir "me", pero no quiso ver a Hermione aún más asustada de lo que ya estaba.
—Sólo fue un sueño —afirmó Ron para darle ánimos— Una pesadilla nada más.
—Sí... pero ¿seguro que no fue nada más? — replicó Harry, mirando por la ventana al cielo — Es extraño, ¿no? Me duele la cicatriz, y tres días después los mortífagos se ponen en marcha y el símbolo de Voldemort aparece en el cielo.
— ¡No... pronuncies... ese... nombre! —dijo Ron.
— ¿Y recuerdan lo que dijo la profesora Trelawney al final de este curso? —siguió Harry, sin hacer caso a Ron.
Del rostro de Hermione desapareció la expresión de terror, y lanzó una carcajada.
—Harry, ¡no irás a prestar atención a lo que dijo aquel viejo fraude!
— Tú no estabas allí — contestó Harry —. No la oíste. Aquella vez fue diferente. Ya te lo conté, entró en trance. En un trance de verdad. Y dijo que el Señor Tenebroso se alzaría de nuevo... más grande y más terrible que nunca... y que lo lograría porque su vasallo iba a regresar con él. Y aquella misma noche escapó Colagusano.
Se hizo un silencio.
— ¿Por qué preguntaste si había llegado Hedwig, Harry? — preguntó Hermione —. ¿Esperas carta?
—Le escribí a Sirius y a mi madri... A la madre de Nymeria contándole lo de mi cicatriz —respondió Harry, encogiéndose de hombros—. Espero su respuesta.
— ¡Bien pensado! — aprobó Ron, y su rostro se alegró un poco —. ¡Seguro que sabrán qué hay que hacer!
— Esperaba que regresara enseguida —dijo Harry.
— ¿Por qué no se lo preguntaste a Nymeria? — opinó Hermione — Hedwig no va a hacer un viaje así en pocos días.
—Sí, ya lo sé —admitió Harry, pero sintió un peso en el estómago al mirar por la ventana y no ver a Hedwig.
— Vamos a jugar a quidditch en el huerto, Harry —propuso Ron— Vamos, seremos tres contra tres. Jugarán Bill, Charlie, Fred y George... ¡Puedes intentar el Amago de Wronski
— Ron — dijo Hermione — Harry no tiene ganas de jugar a quidditch justamente ahora... Está preocupado y cansado. Deberíamos ir todos a dormir.
— Sí que me apetece jugar a quidditch, creo que me animará un poco — la contradijo Harry — Vamos, buscare mi Saeta de Fuego.
Ron abandono primero la habitación con suma emoción, Harry estaba por correr detrás de él, cuando Hermione lo detuvo.
— Harry ¿Qué hay de Nymeria? No podemos... — los ojos verdes de Harry volvieron apagarse y negó con la cabeza. — ¿La quieres?
— Hermione... yo... no se de que hablas. — murmuro el pelinegro y después salió de la habitacion.
Segundos después, hermione también abandonó la habitación, murmurando algo que sonó más o menos como a: ¡Hombres!
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Daenyra Targaryen había perdido el hilo de la conversación, su mente divagaba y hacia jugará con sus dedos nerviosa, sus ojos no se mantenían fijos en un punto, observaban a cada uno de los hombres que estaban presentes en aquella reunión.
El tema principal era sin duda aquel que acaparaba todos los titulares esa mañana, ¿podría afectar a un reino tan "magnífico" como Dragonstone?
Los ojos violetas de la princesa se detuvieron en Orys Baratheon, el hombre había tomado la palabra, era la mano del rey, quien se encargaba de representar al padre de Daenyra cuando por situaciones de emergencia no pudiese estar ahí, como justo ahora. Las puertas de la sala se abrieron, por lo que Daenyra no dudó en levantarse de golpe, provocando que la silla rechinara contra el suelo.
Al parecer su hermano, el príncipe Rhaegar había regresado finalmente, Daenyra salió dando grandes zancadas de aquella Sala, pues la angustia la estaba carcomiendo por dentro, atravesó los pasillos intentando no chocar con nadie y bajo las escaleras con una impresionante rapidez y ligereza, sin riesgo de pisar el vestido en color blanco que llevaba puesto.
Nymeria Targaryen acababa de dar unos cuentos pasos dentro del castillo, cuando su madre la abordó con un abrazo y el rostro empañado en lágrimas. La joven heredera correspondió con fuerza. — Estoy bien mamá. — Nyra se alejó y tomó entre sus manos el rostro de su hija, después se separó aún más. — Estoy bien ¿si?
Nyra afirmo para si misma una y otra vez. — Debi acompañarte. — la princesa negó con la cabeza.
— El tío Rhaegar y la tía Amy cuidaron de mi, tranquila. Tú debías quedarte, el abuelo te necesitaba. — Nyra asintió una vez más. — Voy a ducharme y cambiar mi ropa, tomaré el almuerzo con el abuelo.
Nymeria se giro hacia Amy, quien apenas atravesaba las grandes puertas del Salón principal, la joven princesa suspiro y desvío la mirada. — ¿Pasa algo? — pregunto Daenyra frunciendo el entre cejó, la heredera de Dragonstone nego rápidamente.
— Nos vemos más tarde, madre. — dijo apresurada, la rubia estaba por irse cuando la voz de Nyra la hizo detenerse.
— Nymeria...
— ¿Si? — pregunto algo nerviosa.
— ¿Cómo está Harry? La carta que envió...
— Él esta bien, madre, no te preocupes. — respondió Nymeria apurada, se dio la vuelta y salió a pasos apresurados.
—... me alarmó demasiado. — término la oración en voz baja una vez que la princesa se fue.
— ¡Fue todo un caos! — grito Amy extendiendo sus brazos simulando una explosión y después los cruzó — se agradece mucho que al menos nos dejaron disfrutar el partido en paz.
— ¿Qué le pasa a mi hija? — pregunto Nyra confundida, Amy se mordió la lengua e intento reconfortar a Nyra.
— No han sido fáciles los últimos días, dale tiempo.
— Tienes razón, yo... tengo miles de cosas en mi cabeza, como si en cualquier momento fuese explotar. Faltan pocos días para volver a Hogwarts, y aún tengo asuntos por resolver aquí... pero... — Nyra hizo una pequeña pausa — Debo volver por Nymeria.
— Si, Nymeria. — dijo Amy sarcástica.
— Si, Nymeria. — afirmó Daenyra frunciendo el entrecejo.
Amy soltó una risita y nego con la cabeza.
Daella término de acomodar la figurita de dragón que tenía en las manos, y sonrió al notar como la gran maqueta a escala de su abuelo al fin tomaba forma.
— Abuelo ¿Por qué no usamos un poco de color? — pregunto Daella elevando una de sus cejas, Viserys negó de inmediato, provocando que la princesa hiciera un puchero.
— Ella no puedes ir por la vida vomitando arcoíris en todos lados. — la joven de mechones Rosas y azules giro su cabeza de golpe, chocando con la mirada burlona de Nymeria.
— Si, puedo. — afirmó, Nymeria volvió a reír.
— No en mi maqueta. — Nymeria volvió a reír, Daella se cruzó de brazos como una niña pequeña.
— Abuelo. — pronunció Nymeria — ¿Cómo te sientes el día de hoy?
— Mucho mejor — comentó dejando la figura que sostenía sobre la mesa — le dije a tu madre que podía asistir a mis reuniones pero insiste en que aún no es tiempo.
— Se siente culpable. — dijo Nymeria.
— No debería, Jaehaerys escapó en mi propia cara. — dijo Viserys bajando la mirada y negando para si mismo. El reciente atentado en contra de Nymeria había generado una completa division en la casa Targaryen. No se sabía nada del paradero de Aegon y Shaera, quienes se fueron del Castillo después de la misteriosa desaparición de su hijo, llevándose con ellos solo a una de sus hijas y al más pequeño de la familia, Daella, como ella misma lo dice, fue abandonada por sus propios padres y aún que le dolía, en el fondo estaba agradecida.
— La culpa es de mis padres y mi hermano — susurro Daella. — es normal que la tía Nyra reaccionara así, intentaron dañarte Nyny.
— No debió tomarla contra el abuelo... — insistió la joven.
— Estoy de acuerdo con Ella, Nyny.
— Supongo que lo entenderás cuando Draco y tú tengan sus propios hijos... — los ojos violetas de la princesa se posaron sorprendidos sobre Daella, quien rió burlona, Nymeria sintió las mejillas arder mientras su rostro se tornaba color carmesí.
— ¡Daella! — dijo la joven heredera en un pequeño grito, Viserys también se echó a reír, debido a la expresión que Nymeria reflejaba.
— Oh... Tal vez con Harry, aún estamos abiertas a esa posibilidad.— comentó Daella en tono serio, después hizo un pequeño gesto con la nariz dejando escapar una risita.
— ¿Harry? — pregunto Viserys, Daella asintió y junto sus manos.
— Dos muchachos se baten en duelo por el amor de Nyny. — dijo en tono soñador, Nymeria negó con la cabeza.
— Ya basta, Daella. — dijo Nymeria sintiendo el rostro acalorado. — Harry y yo solo somos amigos. Además eso que le va interesar al abuelo.
Viserys negó con la cabeza y volvió a reír.
— Me recuerdas mucho a tu madre. — Viserys pauso.— había un muchacho, no recuerdo su nombre... Pero, cada que Nyra regresaba para vacacionar, todo el tiempo hablaba de él y se preocupaba demasiado, Shaera la molestaba con eso y Nyra por supuesto se ponía furiosa. — Viserys volvió a reír.— Hasta que un día dejó de molestarle y justamente aparecía la misma expresión que hizo Nyny hace un momento.
— ¿Escuchaste Nyny? La tía Nyra tenía un amor secreto. ¡Qué romántico! — dijo Daella emocionada.
— Seguramente era mi papá. — afirmó Nymeria.
— ¡Ay, no! — expresó Daella — le quita lo atrevido.
— Oh no, el nombre de tu padre lo recuerdo perfectamente... Por cierto ¿cómo estuvieron los Mundiales? — pregunto Viserys cambiando de tema.
— Es una larga historia. Pero prefiero dejarla para después. — rió nerviosa — ¿Podemos desayunar juntos? Muero de hambre.
...
Los días pasaron tan rápido para Nyra, entre reuniones y asuntos importantes de Dragonstone, no pudo acompañar a su hija al Callejón Diagon, ni la misma Nymeria pudo ir, se sentía decepcionada, pues esperaba encontrarse con Harry, Hermione y Ron. Al igual que Daella, quien argumentaba que su primer experiencia en Hogwarts ahora estaba incompleta, toda la lista de lo que necesitaban había sido surtida por personal del castillo.
— No entiendo para que llevar atuendo de gala. — comentó Daella viendo su reflejo en el espejo, las costureras habían confeccionado un hermoso vestido en tonos chicle que iban a juego con sus ojos lilas.
— Luces hermosa Daella — dijo Nymeria mirándola desde lugar, quieta como un árbol, mientras la costurera arreglaba los últimos detalles de su vestido en tono verdes y algunos detalles en plata.
— ¿Por qué verde? ¿Buscas causar polémica? ¿Sabes lo que ese color significa para nosotros? — atacó Daella de repente. Nymeria viró los ojos y asintió fastidiada.
— No es por las razones que imaginas Ella, mi casa en Hogwarts es Slytherin, soy una Slytherin, y sea para lo que sea este tonto vestido quiero verme digna de mi casa.
— El famoso vestido verde de la reina Alicent asentó bases para la guerra, marco el inició de una gran division silenciosa. Eres la princesa heredera, no puedes usarlo así como si nada. — se quejó la princesa.
— Eso paso hace cientos de años. Tal vez sea tiempo de darle un nuevo significado al color. — explicó convencida, Daella hizo una mueca y la puerta se abrió de repente, Nyra apareció con una media sonrisa en el rostro, cargaba una enorme caja.
— Mis niñas ¿cómo van con sus vestidos? ¿Todo en orden? ¿Ya tienen todo completo?
— ¿Qué es eso? — pregunto Nymeria señalando la caja, Nyra bajo la mirada y después miro a su hija de nuevo.
— Mi vestido. Le dije a Amy qué era algo exagerado, pero insistió demasiado y heme aquí. — dejó la caja en uno de los sillones, Daella se acercó a ver, una gran curiosidad la invadía.
— ¿Podemos verlo? — Nyra asintió con una sonrisa, Daella se apresuró abrir la enorme caja y descubrió un presuntuoso vestido en color blanco. — ¡Por los siete! ¡Tia te veras hermosa!
— ¿Por qué llevas uno también? — pregunto Nymeria con suma curiosidad, Nyra esbozo una sonrisa. — ¿Qué es lo que están tramando?
— Pronto lo sabrás, cariño, no pretendo arruinar la sorpresa. ¿Por qué verde? Me dijiste que buscabas algo más apegado a los colores de nuestra casa. — pregunto Nyra esta vez, Nymeria se cruzó de brazos y en su rostro apareció una mueca de molestia.
— Resulta que hace casi un año fui clasificada en Slytherin.
— ¿Por tu casa en Hogwarts? — inquirió Nyra, la princesa heredera asintió. — Bien. Esta bien, te ves hermosa.
— Yo le dije que no es una buena idea, por el tema de la reina Alicent... — murmuro Daella por lo bajo, Nyra levanto ambas cejas fingiendo sorpresa y un poco de seriedad, intentado no reír. La situación entre ambas niñas le causaba un poco de gracia. Una se lo tomaba muy enserio y la otra no.
— ¡Te estoy escuchando Daella! — la princesa de mechones azules y rosas abrió sus ojos tan grandes que Nyra finalmente dejó escapar una carcajada.
— No he dicho nada. — se defendió.
Nyra decidió cambiar el tema, y aún sonriente dijo:
— Nymeria no olvides despedirte de Canuto ¿si?
— No, mamá.
— ¿Quién? — pregunto Daella.
— El perro. — dijeron madre e hija al mismo tiempo. Las dos se miraron cómplices, mientras Daella intentaba comprender.
— No tenemos un perro llamado así.
— Si, cariño. — Nyra depósito un beso en la cabeza de Daella, guardo el vestido en la caja, pero antes de salir Nymeria se movió por primera vez de su lugar. — ¿Sucede algo?
— ¿Vendras con nosotros? — pregunto la princesa. — creo que podemos llevar a Daella.
— Me parece fantástico, no conozco a ningún perro llamado Canuto. — comentó aún pensativa, Nymeria se echó a reír.
— Vamos di que si, quien sabe cuando lo volveremos a ver o se presente la oportunidad de estar juntos, los tres.
Nyra lo pensó durante unos segundos.
— Esta bien, pasaré por ustedes más tarde. — Nymeria sintió como su pecho se lleno de felicidad y abrazo a su madre. — ven aquí. — le pidió a Daella, la princesa se unió gustosa al abrazo, la tristeza que la invadía en momentos desaparecía gracias a Nyra, quien la hacia sentir querida.
Por la tarde, Nyra, Nymeria y Daella partieron rumbo a un destino desconocido para la más pequeña de las tres. Las dos jóvenes se adelantaban en momentos, jugando entre ellas, Nyra cabalgaba despacio y las cuidaba desde unos cuantos pasos atrás. Las princesas se adelantaron de nuevo, al parecer era una especie de carrera.
La princesa estaba sonreía al verlas tan felices, alejadas del castillo, sus títulos y los problemas que conlleva tenerlos, de pronto se abrumo, con su familia fracturada y el posible regreso de quien no debe ser nombrado su futuro no podía verse más incierto. Los gritos de Daella la sacaron de sus pensamientos y ordenó a su caballo galopar, apenas llegó hasta donde estaban las jóvenes se dio cuenta de lo que pasaba.
— ¡Calmate! — gritaba Nymeria intentado cubrir la boca de Daella, quien señalaba a Sirius Black completamente asustada — ¡Podemos explicarte pero calla!
Nyra bajo del caballo, apenas tocó tierra, Daella se safo de Nymeria y corrió detrás de ella. La princesa heredera negó divertida, en cambio Sirius observo primero a la pequeña princesa que se escondía de él y después a Nyra.
— ¿Lyra? — se atrevió a preguntar, Daella asomo su mirada violeta, lo miro primero a él y después a su tía, quien con los ojos brillosos negó de inmediato.
— Daella, mi sobrina. — Nyra se giro hacia su sobrina, la miro atenta — tranquila, no es un hombre malo como nos han hecho creer, Sirius Black, es el padre de Nymeria, lo ocultamos aquí porque lo culpan de un crimen que nunca cometió. No hay nada que temer, ¿si? — Daella dudo un poco, sin embargo confiaba en su tía.
Daella levanto la vista, encontrándose con Sirius y Nymeria, el hombre abrazaba a su hija por los hombros. — Si es el papá de Nymeria, quiere decir que es tu esposo, por lo tanto es mi tío.
— ¡Si!. — respondieron Nymeria y Sirius al mismo tiempo.
— No... Bueno en teoría si, pero... — Daella sonrió, se apartó de Nyra y camino hasta Sirius, extendiendo su mano.
— Princesa Daella Targaryen, es un gusto conocerte tío Sirius, y ¿podrían olvidar los gritos de hace un rato?
— El gusto es mío princesa Daella. — Sirius correspondió el saludo, hacia tanto que las personas habían dejado de ser corteses con él.
— Los novios de tía Nyra son muy interesantes. — comentó riendo. — ¡Nymeria ve eso! — grito señalando al hipogrifo que regresaba tranquilamente del bosque, Daella salió corriendo y Nymeria tras ella.
— Es Buckbeak ¡Ella, no te acerques así o te atacara!
Las dos princesas se acercaron a Buckbeak, Nymeria le explicaba a Daella como tener contacto con el hipogrifo sin que este se enfadara, Daenyra y Sirius las miraban a lo lejos, de vez en cuando la vista de Black se desviaba hacia la mujer de cabellos plata.
— Harry escribió. — dijo Nyra de repente. — me preocupa...
— También a mi. Iré con ustedes a Hogwarts. — afirmó el hombre mirándola fijamente, Nyra se alarmó y negó de inmediato. — Harry y Nymeria me necesitan.
— Y por eso debes quedarte, ¿Qué haremos si te atrapan? — pregunto angustiada.
— No lo harán, mi deber es velar por su seguridad, Nymeria hace unas semanas fue atacada por tu propia familia y ese hijo de perra de gracias a sus dioses que no estuve ahí porque lo habría echo mierda.
— Yo velare por ellos, además en Hogwarts no estaremos solos, Dumbledore esta ahí, Minerva, Severus aún con su carácter es un excelente mago y...
— Unos niños de trece años fueron quienes dieron conmigo, un prófugo de Azkaban, y justamente mi hija con trece años noqueó a Quejicus, por favor. ¿A qué le temes, Nyra? — la mujer negó con la cabeza.
— Severus, ese es su nombre, ya no tenemos quince.— Sirius hizo una mueca, Nyra pauso — mi hija no soportaría perder a su padre justo ahora que lo recuperó. Promete que no harás una locura...
— ¿Estan juntos de nuevo? — pregunto Sirius cambiando el tema bruscamente, Daenyra elevó una ceja sorprendida.
— ¿De que hablas? — contraatacó.
— En la casa de los gritos... Pude notarlo.
— Dime que estas... — Nyra rió de forma sarcástica — ¿Notar qué? Severus y yo apenas cruzamos palabras y en su mayoría fueron para discutir. Creí haber dejado claro que entre él y yo jamás hubo algo.
— Entonces ¿Por qué me alejas?
— Es complicado.
— Para ti todo es complicado. — dijo Sirius antes de caminar hacia donde Nymeria y Daella jugaban con Buckbeak.
— Prometeme que no harás un locura. ¿Sirius? — insistió, Black no respondió.
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VOLVIIII
¿Me extrañaron?
Mil disculpas por no actualizar, pero han sido semanas muy cargadas de trabajo, que apenas tengo tiempo libre aprovechó para dormir. De nuevo les pido un poquito de paciencia, ser Godín no es fácil raza. Jsjsjs
Espero actualizar pronto porque, ¡regresamos a Hogwarts!
*baila*
Jarras aún está tratando de asimilar lo que vio sobre Dreiko y Nyny, no me lo funen. Se atacó un poquito.
Y
Pregunta del día.
¿Qué colores creen que vestirá Daella en Hogwarts?
Pista: verde no será.
Sin más que añadir, nos leemos (espero) pronto 👀💖
Besos en la cola. 🤭
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