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Capítulo 23
【 Visitantes inesperados 】
El dragón de escamas tan doradas como el oro era perseguido por otro casi idéntico, a excepción de las membranas de sus alas color rosa pálido. Según los rumores, Sunfyre, era el dragón más hermoso. Una belleza tan exquisita como su jinete, la princesa Daella Targaryen.
Nymeria se carcajeaba mientras obligaba a Syrax dar volteretas en el aire, la jóvenes jugaban a las escondidas, desaparecían por entre las nubes y tomaban por sorpresa a la otra chocando entre sí. La sonrisa de Daella desapareció cuando vio el emblema del dragón de tres cabezas del lujoso barco de su padre dirigirse al castillo. La gran fortaleza Roja que se alzaba como un precioso palacio.
Rápidamente recordó las palabras de su madre, ellos llegarían un día antes del onomástico de su prima. Lo que no entendía es como accedieron llegar en barco, pues eran descritos como una familia sumamente especial. Conociendo a su padre los convenció con el cuento de disfrutar la experiencia de ver Dragonstone por primera vez de aquella forma. Y la dragona de la cual era jinete su hermana se lo confirmo.
A lo lejos vio a la imponente Melys, conocida como "La reina Roja", las escamas de la dragona eran tan escarlatas como el vino, creció más rápido que otras hembras y actualmente su tamaño era casi igualado a Dragon, después visualizó a Greyghost, el dragon de su hermano mayor, un poco más pequeño que Melys, sus escamas eran grisáceas y era toda una bestia en combate.
El pequeño Tessarion, un dragón de escamas azules sobrevolaba el palacio, pertenecía al hermano menor de Daella, la joven princesa quedó completamente sorprendida cuando vio a su madre montar a Dreamfyre, una dragona de escamas azul cielo, era tan hermosa cuando se perdía por entre la nubes.
Caraxes, el dragón de su padre la hizo dar vueltas en el aire, se sostuvo con fuerza para no caer de Sunfyre, era un dragón rojo como la carne y su aspecto era voraz, se dio cuenta que algunos dragones andaban sueltos, los habían liberado con un propósito. Vhagar el dragón más grande también quiso tener un poco de protagonismo, apareció de repente, era como si el cielo se hubiera nublado, tan grande que algunos dragones parecían avecillas a su lado.
La vista desde el barco seguramente era todo un deleite, el lujoso palacio, las montañas, el cielo despejado, el mar azul, el viento y dragones decorando el cielo completaban una excitante imagen. Hasta que Nymeria sin estar al tanto se aproximó al barco, y sobrevoló tan cerca que todo se tambaleo.
Syrax extendió las alas, acariciando el agua y de la nada volvió a elevarse. Draco Malfoy observaba maravillado, pegado a los bordes del barco. Si ese era el futuro de su legado, definitivamente lo quería.
— ¿Es ella? — escucho a su padre preguntar.
— No, es la hija bastarda de mi hermana — respondió el tío de Nymeria, Draco ignoro los comentarios y se dedicó a observar — Mi hija sobrevuela más arriba.
— Draco, cariño deberías alejarte de la orilla...
— Tranquila madre, no voy a caer.
Nymeria continuo su camino sin percatarse de que el muchacho la perseguía con la mirada desde el barco. Se elevó hasta ir a la par con Daella, quien ahora estaba más nerviosa que nunca, pues no estaba lista aún.
— ¡Ella! ¿¡Viste eso!? — Nymeria volvió a reír — ¡Creo que los asuste!
— ¡No debiste hacer eso! — grito Daella.
— ¡Solo me divierto un poco! — Nymeria se desvaneció por entre las nubes, entonces lo recordó, debía llegar a la reunión del consejo. Le ordenó a Syrax volar hacia Pozo Dragón. — ¡Debo irme, el abuelo...!
Le grito Nymeria a lo lejos, Daella apenas la alcanzó a escuchar, algo burlona descendió de nuevo cerca del barco, esta vez lo vio, y él a ella. Si no fuese por la montura Nymeria abría caído de su dragón, le ordenó a Syrax elevarse rápidamente. La dragona de escamas bañadas en color oro se alejó de ahí inmediatamente.
Cuando llegó al castillo, Nymeria camino hasta su habitación ignorando por completo sus pensamientos, no quería atormentarse, después de darse un baño se colocó un vestido en color rosa, cepillo su cabello, y salió a toda velocidad hacia la sala de reuniones. Uno de los guardias le abrió la puerta, la sesión ya había iniciado, y como era de suponerse su tío Aegon no estaba presente. Viserys le sonrió a su nieta, mientras todos seguían hablando, Nymeria hizo una mueca y se aproximó a la mesa de vino. Tomó la jarra entre sus manos y le sirvió vino a cada uno de los presentes.
El Consejo privado del rey estaba compuesto por; La Mano del Rey, el maestro de moneda, consejero de Edictos, el maestro de los susurros (un espía), un consejero Naval y el Lord Comandante de la Guardia Real.
Término de servir el vino y espero cerca de su abuelo, en primera instancia observo los lugares vacíos de sus tíos, pero lo que Orys Baratheon conversaba era mucho más interesante que las sillas vacías de Aegon y Shaera.
— Han desertado más de cinco hombres en las últimas semanas, a este punto nos quedaremos sin quien proteja La muralla.
— ¿Por qué? ¿Tiene que ver el asunto de las revueltas en el norte? — pregunto Nymeria, todos en la mesa la miraron. — De pronto se han quedado sin habla.
— La princesa les hizo una pregunta, no escucho respuestas — comentó Viserys bebiendo un poco de vino, los presentes se miraron y todos comenzaron hablar al mismo tiempo.
— Es culpa de un cuento que se han inventado esos hombres para desertar de la Guardia, mera tontería. Princesa — respondió finalmente el maestro de los susurros.
— ¿Qué historia? — las puerta se abrieron, todos los presentes se giraron hacía allí, uno de los guardias ingreso, se inclinó levemente y habló.
— Su majestad, el principe Aegon requiere de su excelencia en el Gran Salón. — Viserys asintió, las puertas se cerraron nuevamente. Nymeria sostuvo la jarra de vino con fuerza.
— Me temo que la sesión de hoy la daremos por terminada, las juntas se retomarán la siguiente semana — Viserys sonrió — mañana será un día para celebrar y festejar.
Entre murmullos y quejas los miembros del consejo se levantaron de sus lugares dirigiéndose a las puertas.
— Abuelo, ¿A que historia se referían? — pregunto la princesa mirando hacia la puerta.
— No hay que preocuparnos por eso, mejor vayamos averiguar que es lo que Aegon quiere.
— Porque no te adelantas tú, yo estoy esperando a que mi madre regrese — respondió algo apresurada, después se dio la vuelta y camino hasta la mesilla, depositando la jarra de vino en la charola.
— Ya entiendo Nyny, te vere más tarde en ese caso.
Viserys abandono la sala, Nymeria suspiro aliviada, segundos después ella también lo hizo, deambuló pensativa por los pasillos del castillo, cuando algunas voces llamaron su atención, intento ir a su habitación, pero su curiosidad era mucho más grande. Retrocedió unos cuantos pasos y se escondió detrás de unos pilares. Asomó la cabeza, y con sus ojos violetas se dedicó a observar.
Por supuesto que a Draco ya lo conocía, el padre, era indudablemente arrogante, ahora comprendía un poco la actitud de su compañero Slytherin, la madre en cambio, si bien no parecía amable, se veía como una mujer muy elegante. La joven supo de inmediato que se trataba de la prima de Sirius, por lo tanto era una de sus tías.
Una vez saciada la curiosidad, la princesa optó por irse, no veía a Daella por ningún lado, solo a su abuelo y a sus tíos, justo cuando dio la vuelta para salir de ahí, la voz de su abuelo la hizo congelarse de pies a cabeza. — ¡Nymeria! ¿Por qué no te acercas a saludar? — sintió las mejillas arder de inmediato, por haber sido descubierta. Intento mostrar su mejor sonrisa, junto sus manos y se dio la vuelta.
— ¡Sobrina! Que grata sorpresa — comentó Aegon con cierto sarcasmo en sus palabras.
— Abuelo, mis disculpas, creí que estabas desocupado. — comentó con una sonrisa acercándose a Viserys.
— Ella es... — Shaera se vio interrumpida.
— Princesa Nymeria Targaryen, única hija de la princesa Daenyra Targaryen o como todos la conocen por aquí, El encanto del reino. — comentó la joven con sumo orgullo.
— Y mi nieta por supuesto. — presumió Viserys.
— Lucius Malfoy, ella es mi esposa Narcissa y...
— Su hijo Draco, ya lo conozco. — respondió sonriendole a los tres.
— Compartimos clases y casa en Hogwarts, padre. — habló por primera vez el joven, quien no pudo evitar sonreír.
— ¿Eres la joven que casi nos arroja del barco?
— Mis disculpas, Lord Malfoy, no ha sido intención mía, los dragones son difíciles a veces.
Nymeria dejó de prestar atención cuando el tío Aegon tomó la palabra, en cambio Narcissa observo en una de las manos de la joven princesa un delicado brazalete de Acero Valyrio, se giro hacia su hijo, quien sin poder disimular se sonrojo. Nymeria se percató y escondió sus manos llevándolas hacia atrás.
— Su majestad, la princesa Daenyra requiere... — todos los presente miraron en dirección a la doncella, misma que fue interrumpida por Nymeria.
— ¡Gracias Eve, justo la estaba esperando! Ha sido un gusto y un honor.
— Nymeria querida, ¿Podrías decirle a Daella que no tarde? — pidió Shaera en un tono amable bastante extraño en ella.
— Si.
Nymeria salió rápidamente de ahí, avanzó lentamente mientras sus pensamientos la comenzaban a consumir cuando chocó con Daella. La princesa se habia quitado el traje de montura, lo reemplazo por un elegante vestido en tonos lilas.
— Perdón, perdón... — dijo rápidamente.
— Tranquila Daella — observo fijamente a su prima — creo que deberías apresurarte...
Daella asintió y Nymeria la vio perderse en el pasillo, vaya una extraña sensación se apoderó de ella.
— Estas celosa de Daella ¿No? — la princesa elevó la vista encontrándose con Alyssa, su prima era mayor por tres años, era esbelta y el tono violeta de sus ojos era muy especial, eran oscuros.
— ¿Cómo puedes insinuar tal cosa? — inquirió Nymeria ofendida.
— Tu rostro disgustado lo refleja, no te juzgó, también deseo salir de aquí, una lastima que no podré... Estoy celosa de Daella. La envidio. — admitió, Nymeria observo con detenimiento a su prima, jamás imagino que ella pensara así.
— Yo no deseo irme de aquí...
— Quizá lo hagas, una vez que mi padre ascienda al trono, casara a tu madre para fortalecer alianzas, pues aun es joven y tú, bueno deberías ser una Blackfyre no una Targaryen, te enviará lejos, eso es seguro.
— Eso no va pasar porque...
— ¿Por qué? — pregunto Alyssa elevando una de sus cejas. Nymeria se mordió la lengua y aguanto las inmensas ganas de gritarle que ahora ella es la legitima heredera.
— Mi mamá no lo permitiría.
— A veces eres muy ingenua. — Nymeria se aparto de Alyssa, no quería seguir con esa absurda conversación, nada de eso iba suceder. Optó por ir a la habitación que ordenó arreglar aquella mañana donde seguramente su madre ya la esperaba. Cuando abrió las puertas se encontro con Daenyra y Hermione platicando de manera amena. La castaña cargaba en sus brazos a su gato, sonrió de inmediato en cuanto vio a Nymeria entrar.
— ¡Nymeria! — la rubia se acercó para darle un abrazo a la castaña.
— Me alegra tanto que hayas podido venir.
— Creo que mi presencia esta de más aquí — comentó Daenyra con una sonrisa.
— Mamá, espera aún no te vayas. No sé si es bueno o malo pero, Draco y su familia están aquí.
— Dime que no es verdad — dijo Hermione haciendo una mueca.
— Me temo que si — se lamento Nymeria, después miro a su madre — ¿Shaera no te lo dijo?
— Tengo cara de que Shaera me cuente sus asuntos, apenas y nos decimos Buenos días... — dijo Nyra indignada — Ya entiendo... ¿Alyssa o Daella?
— Daella. — Daenyra asintió perpleja.
— Intentaré averiguar a donde quieren llegar con... Por favor si van a salir del Castillo tengan mucho cuidado, prometí devolver a la señorita Granger, sana y salva.
—Si madre — Daenyra asintió — pero ¿A dónde vas?
La puerta se cerró dejando la pregunta al aire. Nymeria hizo un puchero y se giro hacia Hermione.
— No es el tipo de bienvenida que tenía en mente.
— Pensé que le gustabas a Malfoy. — comentó la castaña.
— Eso no tiene nada que ver cuando tus padres deciden por ti.
—Es anticuado que sigan arreglando matrimonios...
— Si. Lo és.
— ¿Cómo te sientes al respecto? — la rubia no supo que responder, por lo que decidió desviar el tema.
— Bien. ¿A dónde quieres ir primero? — Hermione dejó a Crookshanks en el suelo, de inmediato fue en busca de Arrax.
— ¿Qué hay de Harry y Ron?
— Ron me ha explicado que no podrá venir, sus hermanos, Fred y George me han enviado dulces y tarjetas. Me encanto el detalle — sonrió Nymeria — ¿Te parece si vamos al septo? Puedo explicarte la Fé de los siete. Solo que esta en el pueblo pero conozco un atajo...
— ¿Y Harry? Me escribió y dijo que no respondiste su última carta — Nymeria rodo los ojos y se dejó caer en la cama. — Admito que me sorprendió.
— Prometió que vendría, tú lo escuchaste y le hice llegar una invitación de mi onomástico, jamás respondió y días después me escribe como si nada...
— Nymeria, ¿Te aseguraste de enviarsela con Hedwig? Porque si no fue así, me temo que no la recibió. — Nymeria miro a la castaña y negó lentamente.
— Fue mi madre quien las envió, recuerda que en Dragonstone usamos cuervos. ¿Cómo estas tan segura de que no la recibió?
— Creí que lo habías deducido, por la situación en la que esta con sus tíos.
— ¿Qué situación? Se que no le gusta vivir con ellos...
— Jamás te preguntaste la razón, Nymeria el verano antes de comenzar segundo año le pusieron barrotes a su ventana, lo mataban de hambre, si no es por Ron... Dios estoy segura que no te contó todo para que no sintieras lastima. — Nymeria sintió una punzada de culpa en el pecho, se había enojado con él por una aparente tontería. Deseaba tomar a Syrax e ir ella misma por él.
— ¿Crees que sus tíos interceptaron mi invitación?
— No lo creo, lo sé.
— Voy escribirle, me siento la peor persona. Ni siquiera sabía que envié mi invitación, tal vez cree que me arrepentí de invitarlo.
— Bueno yo le envíe una carta antes de venir, si responde, Hedwig vendrá y será más seguro que le escribas. — Nymeria asintió angustiada. — No te preocupes, vamos a solucionar el mal entendido, además creo que asistirá a los Mundiales del Quidditch, podrán hablarlo. Ahora, me gustaría conocer el pueblo. Iba sugerir recorrer el castillo, pero con Malfoy aquí...
Nymeria rió.
— ¿Te parece si después vamos a Pozo Dragón?
Las dos jóvenes atravesaron un túnel que las llevaba hasta el pueblo, Nymeria solía usarlo cuando era más pequeña, usaba ropas de niño para despistar a los guardias y así poder jugar con los niños del pueblo. También le recordó las veces que salía con Harry de Hogwarts, sin duda le hubiera gustado mucho Dragonstone.
Una vez en el septo, Nymeria explicaba, Hermione preguntaba y la rubia respondía, le contó sobre los Andalos, los hombres que implantaron la Fé de los siete y el gran impacto que tuvo sobre su reino. Si bien ella no era fiel creyente solía orar algunas ocasiones.
De vuelta en el pueblo, Hermione se topo con todo tipo de personas y criaturas mágicas, poetas y cantantes, se quedaron a ver una obra de teatro, y después se adentraron a la zona comercial, la castaña le comentó a Nymeria que le recordaba al Callejón Diagon.
La princesa la llevó a probar los emblemáticos pastelitos de Limón de Dragonstone, cubierto de dulces que hacían "pop" en la boca una vez que lo comias. El Festival de verano estaba cerca, por lo que no fue extraño que les regalaran un par de coronas echas de flores y hojas.
Después de todo, había sido un buen día para Nymeria, sus últimas horas de tranquilidad, a partir del siguiente dia, dejaría de ser la princesa Nymeria, para convertirse en La princesa de Dragonstone.
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Holaaaa.
Les traje un nuevo capítulo, y agarrense porque el que sigue finalmente es el cumpleaños de la Nymeria.
Posiblemente me tarde un poco en publicarlo, pero es porque quiero entregar un muy buen capítulo, así que paciencia.
Nos leemos (espero) pronto.
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