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Capítulo 22
【 El verano de Nymeria 】
Nymeria caminaba sin rumbo, dejando detras sus huellas dibujadas en la nieve, una tormenta azotaba el norte, ráfagas de vientos que le atravesaban hasta los huesos y la hacian retroceder.
Entrecerro los ojos para poder ver mejor, algo le decía que no estaba sola, el frío bosque se lo dijo; Los Otros no hacen ruido.
Nymeria divisó por entre la nieve que caía. Unas sombras claras se deslizaban entre los árboles. Giró lentamente la cabeza y vio otra sombra blanca en la oscuridad. El viento provocaba que las ramas chocarán entre sí, Nymeria volvió la cabeza.
Una sombra surgió de la oscuridad
del bosque. Era alta, tan dura y flaca como los huesos viejos, con carne grisácea. Su armadura parecía cambiar de color cada vez que se movía; en un momento dado era blanca como la nieve recién caída, al siguiente negra como las sombras.
El viento había cesado.
El Otro se deslizó adelante con pasos
silenciosos. Llevaba en la mano una espada larga que no se parecía a ninguna que Nymeria hubiera visto en su vida. Era un rayo de luna translúcido, una esquirla de cristal tan delgada que casi no se veía. Aquella arma emitía un tenue resplandor azulado. Alzó la espada, desafiante y Nymeria su varita, pensó que sería sencillo desarmarlo.
— ¡Expe...! — pero la rubia se vio interrumpida. El otro emitió el más terrible ruido que había escuchado. Gritaba con tal intensidad que su primer instinto fue cubrirse los oídos, la varita resbaló por entre sus dedos y la rubia cayó de rodillas sobre la espesa nieve, el ruido había logrado confundirla que ni siquiera la dejaba pensar con claridad. Nymeria grito llena de desesperación.
El Otro se detuvo. Nymeria segundos después también, confundida levanto la mirada y lo vio a los ojos; azules, más oscuros y más azules que ningún ojo humano, de un azul que ardía como el hielo. Lo último que vio fue la espada destellante y de un momento a otro abrió los ojos encontrándose en su habitación.
El cielo aun estaba oscuro, faltaban algunas horas para el amanecer, la respiración de Nymeria era algo acelerada y sudaba frío, la boca reseca y con una leve punzada en la cabeza, asustada observo su alrededor, todo estaba aparentemente tranquilo. Arrax yacía dormido en el pie de la cama. Temblorosa aparto las cobijas y fue en busca de agua.
Tomo la jarra y vertió el agua en el vaso, después la bebió por completo, tenía mucha sed. Aun sentía algo de miedo por aquella pesadilla tan terrible, tomo a Arrax aun dormido y lo acuno entre sus brazos, descalza salió de su habitación, camino lentamente por el pasillo, aun estaba oscuro y la única luz era la que las velas emanaban. Abrazo a su gato para sentirse segura.
Llegó hasta la habitación de su madre y abrió despacio la puerta, Daenyra dormia plácidamente, Nymeria se deslizó a través de la puerta y después cerro. Avanzó hasta la cama de Nyra y se planto justo del lado en que la mujer dormía, de pronto se sobresalto.
— ¡Dioses! Nymeria me asustaste... ¿Tuviste una pesadilla? — la rubia asintió acariciando el pelaje del gato dormido.
— ¿Puedo dormir aquí? — Daenyra sonrió y asintió. La princesa rodeó la cama rápidamente, acomodo a Arrax sobre una almohada, después apartó las mantas del lado vacío de la cama, se acostó acurrucada junto a su madre — Mamá podrías acariciar mi cabello.
— ¿Qué fue lo que soñaste? — pregunto Daenyra cumpliendo la petición de su hija. — ¿El monstruo bajo tu cama volvió a molestarte?
— Si. Algo así — después de unos minutos Nymeria volvió a dormirse.
Apenas el cielo de tiño de color rosáceo, anunciando el amanecer, una bandada de cuervos abandono el Reino de Dragonstone, llevaban atadas invitaciones personalizadas y las adornaba el sello real de la Casa Targaryen. El onomástico número 14 de la princesa estaba más cerca que nunca, nadie entendía porque tal alboroto por parte del Rey Viserys, puesto que nadie estaba al tanto de que el anuncio más esperado esta por acontecer.
Nymeria observo con detenimiento su vestido color rojo en el espejo, el sastre estaba terminando los últimos detalles de costura, la princesa bufo algo casada, tenía más de una hora ahí parada. La puerta se abrió dejando ver a Nyra con una sonrisa.
— Ya se han entregado todas las invitaciones, incluso ya hay conformaciones de asistencia... — Nymeria se dio la vuelta provocando que el sastre también lo hiciera.
— Te aseguraste de enviarle una invitación a Granger, Potter y Weasley. — Nyra asintió contenta. — Bien — Nymeria ensanchó sus labios en una genuina sonrisa y nuevamente se giro hacia el espejo, el sastre intento mantener la calma y la siguió.
La siguiente actividad de Nymeria durante las últimas tres semanas desde que Viserys le contó sobre la Canción de Hielo y Fuego, era asistir como copera de todas las reuniones del consejo de su abuelo, aunque eso le disgustara a su tío, Aegon, en palabras de Viserys, ahora tenía que estar al tanto de todo lo que sucedía en Dragonstone, al principio le pareció un poco aburrido, pero después de comenzar analizar cada palabra y cada charla, lo encontró entretenido. Saber que todos esos viejos anticuados algún día le servirían a ella le daría gran satisfacción, pero de desecharlos. Hasta cierto punto muchos de ellos solo estaban en aquello mesa por mero interés.
Asistir a sus clase de baile y piano era lo peor, sobre todo tener que convivir con su prima Alyssa, Daella siempre intentaba amenizar la situación entre ambas, pero parecía imposible. Nymeria prefería leer sobre las historias de La Muralla en la Biblioteca, salir a volar junto a Syrax o las clases de Alto Valyrio, si bien manejaba con excelencia el idioma, si iba ser reina debía reforzar sus conocimientos.
Sus tardes se habían vuelto sus momentos favoritos, ese día no fue diferente, se dirigió a la cocina y mientras saludaba a todos, tomó una canasta llenandola de; pan recién horneado, fruta, miel, carne fresca, huevo, entre otros alimentos.
— Princesa déjeme ayudarle...
— No, no, no, Eve. Muchas gracias, solo un poco de café y ya... — Nymeria agarro un tarro con granos de café y lo guardo en la canasta. — Me tengo que ir, por favor que esto no llegue a oidos de mi tía, si preguntan estoy en el septo orando.
— Si, princesa — Nymeria se aseguró de salir por la puerta que daba a la parte trasera del Castillo y acortó su camino hacia las caballerizas. Minutos después un caballo negro salía galopando en dirección desconocida, nadie sabía con exactitud a dónde iba la princesa por las tardes.
Atravesó el bosque a toda velocidad, el cabello y la capa ondeaban a causa del viento, sonrió apenas distinguió el lago. No muy lejos de ahí se encontraba su destino. Dejo el caballo atado a uno de los árboles, no quería tener problemas con cierta criatura mágica.
Agarro la canasta con ambas manos y camino despacio hasta la cabaña, vio a Buckbeack echado muy cómodamente, Nymeria se acercó y sus labios se ensancharon en una sonrisa.
— También traje algo para ti, amigo — la princesa saco un frasco lleno de insectos, el hipogrifo se levantó de inmediato sacudiendo sus alas. Nymeria abrió el frasco y lo dejó en el suelo. — Adelante, todos tuyos.
— ¡Nymeria! — la joven princesa se dio la vuelta encontrándose con su padre, la princesa se echo a corre y se lanzo a los brazos de Sirius. — Pensé que hoy no vendrías, con todo lo de tu fiesta deduje que tendrías días ajetreados.
— Las tardes están reservadas para ti — sonrió Nymeria — traje más provisiones para esta semana, no sé que harás sin mi cuando regrese a Hogwarts.
— Soy un bonito animago, no lo olvides — Nymeria negó divertida, los dos entraron a la cabaña, la rubia dejó la canasta en la mesa — ¿Cómo ha estado Nyra?
— Bien, la noto entusiasmada por mi onomástico, ¿No ha venido a verte? — pregunto Nymeria, sentándose en una de las sillas.
— Desde el día en que me dejó abandonado aquí, solo y triste. No — la princesa soltó una risita.
— Qué dramático. Supongo qué aun le resulta difícil, pero pronto vendrá y pasaremos una linda tarde los tres. — Sirius sonrió animado ante la idea — Oh, casi lo olvido te traje una copia de El Profeta, algunos pergaminos y tinta por si Harry te escribe.
— Eres la mejor, ¿te has escrito con tus amigos?
— Si, espero que confirmen su asistencia a mi onomástico.
— Haré lo posible por estar...
— Oh no. No creo que sea buena idea.
— Intenta comprenderme, ya me perdí doce cumpleaños tuyos.
— Y te pido que tú me comprendas a mi, acabo de recuperar a mi padre. — Sirius suspiro derrotado — Por supuesto que me gustaría verte ahí, pero es más importante para mi que no descubran que estas aquí.
— Esta bien no hace falta que me regañes. — Nymeria sonrió.
— Si yo hubiera sabido antes que eras inocente y encima mi padre, te habría buscado cuando tenía a Syrax escondida en el bosque.
— Por cierto, ¿Quien era el rubio con el que siempre te veías antes del incidente con los dementores?
— Ah, solo era Malfoy, espera ¿Cómo sabes...?
— ¿Malfoy? — pregunto sumamente sorprendido.
— Si, Draco Malfoy ¿Por qué?
— ¿En serio?
— Si.
— Me sorprende que Narcissa lo dejara entablar amistad contigo, sobre todo su marido.
— No es mi amigo, además no entiendo ¿Qué habría de malo?
— Porque eres mi hija.
— Pero ellos no lo saben...
— Por supuesto que lo saben Nymeria. Eres la última Black y será mejor que te mantengas alejada de los Malfoy.
— Continuó sin entender. — Sirius observo el rostro confundido de su hija, finalmente cayó en cuenta de una cosa.
— Ah, ya veo... Si Nyra no te habló de mi es obvio que mucho menos de mi línea familiar a decir verdad no me siento tan orgulloso de ella — Nymeria lo miro aún confundida. — Será un tema bastante extenso.
— Tengo tiempo.
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Nymeria había regresado por la noche al castillo, siempre procuraba controlar sus tiempos, pero esta vez se había excedido. Cuando abrió la puerta de su habitación, Daella la sorprendió saliendo de la nada.
— ¿¡Dónde estabas!? — Nymeria cerro los ojos y se llevó una mano al pecho cuando la vio — ¿No puedes contarme?
La rubia negó lentamente.
— Te perdiste la cena. — la rubia se encogió de hombros — Madre insinuó que te veías con chicos en el pueblo y la tía Nyra casi la arroja por la ventana, el abuelo intentaba calmar el ambiente; padre solo reía; Alyssa no dejaba de insinuar que te vestías de niño otra vez; Jaehaerys solo comía sin importarle nada y Aeron no dejaba de insistir que lo llevemos con nosotras mañana. En fin la familia perfecta.
— Porque no me sorprende — susurro Nymeria dejándose caer en uno de los sillones.
— Oh casi lo olvido, llegó esto para ti. — dijo Daella levantando dos cartas, Nymeria casi se las arrebató y abrió una de inmediato — ¿Quienes las enviaron? ¿Una es de Harry?
La puerta se abrió dejando ver a Daenyra Targaryen, evidentemente iba en busca de su hija, las dos adolescentes se miraron, Nymeria escondió la carta detrás, Daella levanto una ceja y la miro confundida.
— ¿Dónde estabas? — preguntó Nyra.
— Donde siempre, ya lo sabes — respondió Nymeria tranquilamente — ¿Por qué?
— La próxima vez intenta volver antes.
— ¿Por qué no mejor me acompañas la próxima vez? — preguntó, Daella desvío la mirada hacia su tía y después a Nymeria.
— Si quizá deba hacerlo — respondió Nyra sorprendiendo a Nymeria con su respuesta — Después hablamos, las dejó para que sigan con lo suyo.
Daenyra salió de la habitación y apenas la puerta se cerro, Nymeria dijo: — De haberlo sabido, la hacia enojar antes... —Daella intento arrebatarle el pergamino pero Nymeria no se lo permitió.
— Es del muchacho que te regalo el brazalete ¿Verdad? — chillo emocionada.
— Quizá...
— Acaso ¿Vendra...?
— Eh... Si. — Daella sonrió, pero Nymeria solo volvió a releer la carta, que solo confirmaba su teoría.
— Imagino que bailarán juntos toda la noche — comentó Daella con voz soñadora, dando vueltas que daban alusión a una danza.
— No digas tonterías, Daella, eso no pasará, además él ni siquiera se lleva bien con mis amigos...
— Si, como tú digas. — chillo burlona — ¿Qué hay de la otra carta?
— Ah, cierto. ¡Es de Granger! — rasgo el papel y desdoblo el papel rápidamente. La carta decía lo siguiente:
¡Hola, Nymeria!
¿Cómo ha ido tu verano? El mío sin muchas novedades. Por cierto he recibido tu invitación (Ha sido difícil tratar con el cuervo, le gusta robarse la comida).
En fin, me costo un poco convencer a mis padres, pero finalmente lo logre, me han dado permiso de asistir a tú onomástico, asimismo tal como me sugeriste, les dije que si podía quedarme algunos días, y ¿Qué crees? Me dijeron que si, ¡Estoy tan emocionada!
¿Cuando puedo llegar? Y lo más importante, ¿Cómo? Me resultó gracioso tener todo planeado y no tener la más mínima idea de como llegar.
Hermione Granger.
— Es la primera de mis amigos en confirmarme que vendra. ¡Debo decirle a mi madre! ¡Vamos! — dijo tomando el brazo de Daella y jalando de este para llevarla con ella.
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Holaaa.
Volvimos con un capítulo más. Se acerca el capítulo que abarca el onomástico de Nymeria y diosess...
Espero que lo hayan disfrutado, nos leemos en el siguiente.
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