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Capítulo 16
【 Khalessi, Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta 】
— Están ustedes locos — dijo Ron.
— ¡Absurdo! — dijo Hermione.
— ¡Peter Pettigrew está muerto! — la rubia señalo a Black — ¡Lo mató hace doce años! — comentó Nymeria recordando la conversación que escucho en Las Tres Escobas.
— ¿Cómo sabes...? — Nyra se vio interrumpida por Sirius.
— Si, era la intención — explicó — pero el pequeño Peter me venció. ¡Pero esta vez me vengaré!
Y dejó en el suelo a Crookshanks antes de abalanzarse sobre Scabbers, Ron gritó de dolor cuando Black se cayó sobre su pierna rota.
— ¡Sirius, NO! — gritó Lupin corriendo hacia ellos y separando a Black de Ron— ¡ESPERA! ¡No puedes hacerlo así! ¡Tienen que comprender! ¡Tenemos que explicarles!
— Podemos explicarlo después —gruñó Black, intentando desprenderse de Lupin.
— ¡Tienen derecho a saberlo... todo! —dijo Lupin — ¡Es la mascota de Ron! ¡Hay cosas que ni siquiera yo comprendo! ¡Tienes que explicarle la verdad a tú esposa e hija, Sirius! ¡Y... Harry, el también debe saber!
Daenyra quedó petrificada al escuchar las palabras de Lupin, Hermione miro de reojo a Nymeria, quien se removió algo incómoda. Black dejó de forcejear, aunque mantuvo los ojos fijos en Scabbers.
— De acuerdo — dijo Black, sin apartar la mirada de la rata — Explícales, pero date prisa, Remus. Quiero cometer el asesinato por el que fui encarcelado...
— Están locos — dijo Ron — Ya he tenido bastante. Me voy.
Intentó ponerse de pie sobre su pierna sana, pero Lupin volvió a levantar la varita apuntando a Scabbers.
— Me vas a escuchar hasta el final, Ron — dijo en voz baja — Pero sujeta bien a Peter mientras escuchas.
— ¡NO ES PETER, ES SCABBERS! —gritó Ron, perdió el equilibrio y apuntó de caer Harry lo sostuvo y lo dejó en la cama. Sin hacer caso de Black, Harry miro a Lupin y a Daenyra.
— Hubo testigos que vieron morir a Pettigrew — dijo Harry — Toda una calle llena de testigos.
— ¡No vieron, creyeron ver! —respondió Black con furia.
— Todo el mundo creyó que Sirius mató a Peter — confirmó Lupin — Yo mismo lo creía hasta que he visto el mapa esta noche. Porque el mapa del merodeador nunca miente... Peter está vivo. Ron lo tiene entre las manos.
— Pero profesor Lupin, Scabbers no puede ser Pettigrew... Sencillamente es imposible, usted lo sabe. — comentó Hermione. — Si Peter Pettigrew hubiera sido un animago, la gente lo habría sabido. Estudiamos a los animagos con la profesora McGonagall. Y yo los estudié en la enciclopedia cuando preparaba el trabajo. El Ministerio vigila a los magos que pueden convertirse en animales. Hay un registro que indica en qué animal se convierten y las señales que tienen. Yo busqué Profesora McGonagall en el registro, y vi que en este siglo sólo ha habido siete animagos. El nombre de Peter Pettigrew no figuraba en la lista.
— ¡Bien otra vez, Hermione! — dijo Lupin — Pero el Ministerio ignora la existencia de otros cuatro animagos en Hogwarts.
— Si se los vas a contar, date prisa, Remus — gruñó Black — He esperado doce años. No voy a esperar más.
— De acuerdo, pero necesito de su ayuda — dijo Lupin mirando a Nyra, quien se había quedado completamente muda y después a Black, los dos intercambiaron una mirada. Después la rubia se giro hacia su hija, las dos se miraron, Nyra dejó escapar un suspiro.
— Bien... — dijo en un débil susurro.
— Yo sólo sé cómo comenzó...
Lupin se detuvo. Había oído un crujido tras él. La puerta de la habitación acababa de abrirse. Los siete se giraron.
— ¿Venia alguien más contigo? — le preguntó Lupin a Nyra, quien negó rápidamente.
— No — afirmó extrañada. Lupin camino hasta la puerta, revisó detalladamente y después regreso, sin apartar la vista.
— No hay nadie.
— ¡Este lugar está encantado! — dijo Ron.
— No lo está — dijo Lupin, que seguía mirando a la puerta — La Casa de los Gritos nunca ha estado embrujada. Los gritos y aullidos que oían los del pueblo los producía yo. — Meditó un instante y añadió — Con eso empezó todo... cuando me convertí en hombre lobo. Nada de esto habría sucedido si no me hubieran mordido...
Ron estaba por interrumpirlo cuando Hermione, que observaba a Lupin muy atentamente, se llevó el dedo a la boca.
— Era muy pequeño cuando me mordieron — prosiguió Lupin — Mis padres lo intentaron todo, pero en aquellos días no había cura. La poción que me ha estado dando el profesor Snape es un descubrimiento muy reciente. Me vuelve inofensivo, ¿Se dan cuenta? Si la tomo la semana anterior a la luna llena, conservo mi personalidad al transformarme... Me encojo en mi despacho, convertido en un lobo inofensivo, y aguardo a que la luna vuelva a menguar. Sin embargo, antes de que se descubriera la poción de matalobos, me convertía una vez al mes en un peligroso lobo adulto. Parecía imposible que pudiera venir a Hogwarts. No era probable que los padres quisieran que sus hijos estuvieran a mi merced. Pero entonces Dumbledore llegó a director y se hizo cargo de mi problema. Dijo que mientras tomáramos ciertas precauciones, no había motivo para que yo no acudiera a clase — Lupin suspiró y miró a Harry — Te dije hace meses que el sauce boxeador lo plantaron el año que llegué a Hogwarts. La verdad es que lo plantaron porque vine a Hogwarts. Esta casa — Lupin miró a su alrededor — el túnel que conduce a ella... se construyeron para que los usara yo. Una vez al mes me sacaban del castillo y me traían a este lugar para que me transformara. El árbol se colocó en la boca del túnel para que nadie se encontrara conmigo mientras yo fuera peligroso.
Ninguno sabía en qué pararía la historia, pero aun así escuchaban con gran interés.
— En aquella época mis transformaciones eran... eran terribles. Es muy doloroso convertirse en licántropo. Se me aislaba de los humanos para que no los mordiera, de forma que me arañaba y mordía a mí mismo. En el pueblo oían los ruidos y los gritos, y creían que se trataba de espíritus especialmente violentos. Dumbledore alentó los rumores... Ni siquiera ahora que la casa lleva años en silencio se atreven los del pueblo a acercarse. Pero aparte de eso, yo era más feliz que nunca. Por primera vez tenía amigos, cuatro muy buenos amigos: Daenyra Targaryen, Sirius Black, Peter Pettigrew y tu padre, Harry, James Potter. Mis cuatro amigos no podían dejar de darse cuenta de mis desapariciones mensuales. Yo inventaba historias de todo tipo. Les dije que mi madre estaba enferma y que tenía que ir a casa a verla... Me aterrorizaba que me abandonaran cuando descubrieran lo que yo era. Pero al igual que tú, Hermione, averiguaron la verdad. Y no me abandonaron. Por el contrario, convirtieron mis transformaciones no sólo en soportables, sino en los mejores momentos de mi vida. Se hicieron animagos.
— ¿Mamá tú...? — preguntó Nymeria sorprendida.
— Sí — afirmó algo temblorosa a causa de las emociones que estaba sintiendo en ese momento.
— ¿Mi padre también? —preguntó Harry.
— Sí, claro — respondió Lupin — Les costó tres años averiguar cómo hacerlo. Tu padre, Nyra y Sirius eran los alumnos más destacados del colegio y tuvieron suerte porque la transformación en animago puede salir muy mal. Es la razón por la que el Ministerio vigila a los que lo intentan. Peter necesitaba toda la ayuda que pudiera obtener de James, Daenyra y Sirius. Finalmente, en quinto, lo lograron. Cada uno tuvo la posibilidad de convertirse a voluntad en un animal diferente.
— Pero ¿En qué le benefició a usted eso? —preguntó Hermione.
—No podían hacerme compañía como seres humanos, así que me la hacían como animales — explicó Lupin — Un licántropo sólo es peligroso para las personas. Cada mes abandonaban a escondidas el castillo, bajo la capa invisible de James. Peter, como era el más pequeño, podía ir bajo las ramas del sauce y tocar el nudo que las deja inmóviles. Entonces pasaban por el túnel y se reunían conmigo. Con ellos cerca yo me volvía menos peligroso. Mi cuerpo seguía siendo de lobo, pero mi mente parecía más humana mientras estaba con ellos.
— ¡Date prisa, Remus! — gritó Black, que seguía mirando a Scabbers.
— Tranquilo, Sirius... Al transformarnos se nos abrió un mundo de posibilidades
Abandonábamos la Casa de los Gritos y vagábamos de noche no sólo por los terrenos del colegio y por el pueblo. Sirius, Nyra y James se transformaban en animales tan grandes que eran capaces de controlar un licántropo.
— Estoy segura que ningún alumno ha descubierto lo maravilloso que es Hogwarts, vimos cosas que otros no. Fue así como llegamos a trazar el mapa del merodeador y lo firmamos con nuestros apodos: Remus era Lunático, Sirius era Canuto, Peter Colagusano, James Cornamenta y yo, Khalessi — agregó Daenyra, aún consternada.
— ¿Qué animal...? — preguntó Harry, pero Hermione lo interrumpió.
— ¡Aun así, era peligroso! ¡Andar por ahí, en la oscuridad, con un licántropo! ¿Qué habría ocurrido si hubiera mordido a alguien?
— No podíamos dejarlo solo, Hermione. — añadio Daenyra con voz tranquila.
— Todo este curso he estado pensando si debería decirle a Dumbledore que Sirius es un animago. Pero no lo he hecho. ¿Por qué? Porque soy demasiado cobarde. Decírselo habría supuesto confesar que yo traicionaba su confianza mientras estaba en el colegio, habría supuesto admitir que arrastraba a otros conmigo...
— Lo hacíamos porque queríamos, jamás nos arrastraste contigo... — murmuro Daenyra, recibiendo una mirada por parte de Lupin.
— Aún así, de alguna manera, Snape tenía razón en lo que decía de mí.
— ¿Snape? — dijo Black bruscamente, apartando los ojos de Scabbers por primera vez desde hacía varios minutos, y mirando a Lupin — ¿Qué pinta Snape?
— Está aquí — la voz de Daenyra hizo que Sirius la mirará — También imparte clases en Hogwarts — Nyra miró a su hija, a Harry, a Ron y a Hermione — El profesor Snape era compañero nuestro.
— El ha intentado por todos los medios impedir que me dieran el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Le ha estado diciendo a Dumbledore durante todo el curso que no soy de fiar.
— Si, también insinuó lo mismo de mi. — comentó Nyra recordando su conversación.
— Hay un motivo... Sirius le jugó una broma que casi lo mató, una broma en la que me vi envuelto.
— Se lo merecía — Black se rió, recibiendo una mirada de Nyra — Cariño no lo defiendas, siempre estaba husmeando, siempre queriendo saber lo que tramábamos... Por su culpa me terminaste en sexto año...
Remus los miro y después Daenyra continuó.
— Severus trataba de averiguar a donde iba Remus cada mes —explicó Nyra a los jóvenes — Estábamos en el mismo curso, y no teníamos la mejor relación. En especial tenía roces con James... Severus había visto a Remus atravesar los terrenos del colegio con la señora Pomfrey hacia el sauce boxeador, justo antes de una transformación. Sirius pensó que sería divertido contarle a Severus que para entrar detrás de él lo unico que debía hacer era apretar el nudo del árbol con un palo largo. Severus, lo hizo. Si hubiera llegado hasta aquí, se habría encontrado con un licántropo completamente transformado. Pero James, que había oído a Sirius, fue tras Severus y lo obligó a regresar, Severus lo alcanzó a ver al final del túnel. Dumbledore le prohibió contárselo a alguien.
— Entonces, por eso lo odia Snape —dijo Harry y después miro a Lupin — ¿Pensó que estaba usted metido en la broma?
— Exactamente — admitió una voz que provenía de la pared, a espaldas de Nyra, la rubia se dio vuelta rápidamente.
Severus Snape se desprendió de la capa invisible, tomo a Daenyra Targaryen del brazo y la hizo a un lado, apuntando a Lupin con la varita.
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¡Holaaaaaa!
El capítulo es cortito. Atentos al siguiente. ✨
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