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Capítulo 11
【 Gryffindor contra Ravenclaw 】

Tanto Nymeria como Harry estaban concientes de que las intenciones de Hermione eran buenas, pero no evitó que los dos se enfadaran con ella, sumando el echo de que Nymeria se sentía más confundida que nunca. Todo mundo le preguntaba por la famosa escoba y aquel día, después de que todos volvieron de vacaciones no fue la excepción.

Marcus Flint, el capitán del equipo de Quidditch de Slytherin entró al Gran Comedor seguido de Draco Malfoy y el resto del equipo. Lanzaron miradas burlescas a la mesa de Gryffindor y continuaron su caminata hasta donde se encontraba Nymeria desayunando tranquilamente.

— Targaryen — pronunció Marcus queriendo llamar la atención de Nymeria.

— ¿Si? — pregunto sin siquiera mirarlo.

— La Saeta de Fuego ¿Es verdad? — Nymeria dejó de comer y finalmente lo miro atenta.

— En efecto. Lastimosamente me fue retirada ¿Por qué?

— ¿Cuando la tendrás de vuelta?

— No lo sé — respondió indiferente, devolviendo la vista a su comida.

— Malfoy mencionó que eres buena en el vuelo — Nymeria miro de reojo al chico, quien la miraba fijamente.

— Lo soy. — afirmó — ¿A que va todo esto?

—  Una vacante de Cazador esta libre, es tuya si quieres unirte...

— Creí que ya había sido cubierta por Warrington.

— ¿Y?

— El profesor Snape no lo permitirá...

— Lo hará — afirmó Malfoy. — Tienes mi palabra.

— Primero que me devuelvan la estúpida escoba, después negociamos el tema ¿Bien?

El equipo de Slytherin se retiró, a excepción de Draco, quien se sentó frente a ella y una sonrisa se dibujo en su rostro. Nymeria lo miro extrañada.

— ¿Qué fue lo que le dijiste? Soy buena en el vuelo, pero no es lo mismo una escoba que un dragón.

— Pensé que una simple escoba no sería nada para usted, princesa.

— Cinco puntos para Slytherin, señor Malfoy — pronuncio Nymeria en tono burlesco y siguiéndole el juego, puesto que Draco no había sido tan formal antes de dejarse de hablar — ¿Podemos ser realistas? Solo quieren que me una por tener una Saeta de Fuego.

— No. Además su familia tiene historial en el Quidditch — el rubio señalo con la cabeza en dirección a Daenyra Targaryen, quien desayunaba pensativa en la mesa de profesores. Nymeria se echo a reír.

— Imposible, ¿mi madre?

— ¿No lo sabia? — Nymeria negó sorprendida.

— Desde que llegue a Hogwarts, es como si mi madre fuese otra persona. — murmuro desviando la mirada. Con su mano derecha tomó un panecillo, molesta, le dio un mordisco.

— Bonito brazalete. — canturreo Draco orgulloso, la princesa observo su muñeca derecha.

— Un tonto con aire de superioridad me lo regalo — Nymeria sonrió y Malfoy rió — Gracias. Pero ¿De dónde sacaste Acero Valyrio?

— No entiendo su preocupación, no ha sido Weasley quien se lo regalo.

— Inicias bien, y terminas arruinadolo. Ahora que lo recuerdo ¿No estabas enojado conmigo?

— He decidido perdonarla, princesa — comentó mirando en dirección a la mesa de Gryffindor. De donde Harry no paraba de mirarlos de reojo. El rubio regreso la mirada hacia Nymeria.

— Qué considerado. — Draco volvió a sonreír. La princesa en cambio dejó su comida de lado y miro profundamente con sus ojos violetas — No le conte a nadie lo que me confíaste en el bosque. Sigue siendo nuestro secreto, igual que las escapadas y los vuelos con Syrax. Te comportaste como un dramático, y no, jamás me burle de ti junto a Potter, así que la próxima vez que quieras esparcir el rumor de que nos besamos en las mazmorras, asegúrate de que al menos sea convincente. Por último, quizá tu has decidido no estar molesto conmigo, pero yo no, lo de Hagrid es injusto y lo sabes.

— Princesa, si le he causado tal molestia ¿Por qué acepto mi regalo?

No dijo absolutamente nada, se quedó callada y sin aparente expresión la joven Targaryen se retiró de la mesa de Slytherin.

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Nymeria vagaba por el castillo pensando en que decirle a su madre, avanzaba a paso tranquilo, cuando escucho a Harry, al parecer hablaba solo y se ocultaba detrás de una armadura.

— Están muertos — dijo — Están muertos y volver a oír el eco de su voz no los traerá a la vida. Será mejor que me controle si quiero la copa de quidditch.

Dobló la esquina y lo vio sentando sobre la paena algo cabizbajo.

— ¿Potter? — el chico se giro al instante, se levantó y la miro apenado. — ¿Todo en órden?

— Si.

— Estas algo pálido ¿No quieres que te acompañe a la enfermería? — Harry negó de inmediato — ¿Seguro?

— Si.

— ¿No tienes otras respuesta aparte de "si"? — él estaba por responder cuando Nymeria soltó una risita. — Esta bien sino quieres decirme. ¿Me acompañas...?

— El profesor Lupin me ayuda con el tema de los dementores, existe un hechizo que les hace frente. Quiero evitar que suceda lo mismo que en el partido anterior.

— Ahora tampoco hay un dragón oculto, así que, todo saldrá bien. ¿Es difícil? Me refiero al hechizo, aunque tu aspecto lo dice todo.

— Puedes ir a las sesiones si quieres, hablare con el profesor Lupin...

— Porqué no mejor aprendes a dominar el hechizo y después me muestras como se hace. — Harry asintió, dibujando finalmente una pequeña sonrisa en su rostro.

— ¿A donde querías que te acompañara?

— Oh eso. A buscar a mi mamá, deseo saber cuando me devolverá mi Saeta de Fuego. Creo que debo comenzar a hacer preguntas o sospechara, o creerá que soy idiota. Tal vez ambas cosas.

— El profesor Lupin fue amigo de mi padre y al parecer... del tuyo también, es por eso que él y tu mamá se conocían de antes.

— ¿Podriamos fingir que aún no tengo la más mínima idea de quien es mi padre? Aún no tengo idea de como sobrellevar eso.

— Significa que volveremos a la teoría de que Snape es tu padre.

— Gracioso — Harry simplemente rió. — ¿Has hablado con Granger?

— No mucho. La vemos poco, evita la Sala común y se la pasa haciendo tareas todo el tiempo en la biblioteca.

— He pensado en hablar con ella, se que su intención era buena pero fue un golpe bajo que lo hiciera a nuestras espaldas. — el chico asintió pensativo. — Ya no se que pensar sobre la escoba.

— Entonces ¿Te uniras al equipo de Quidditch de Slytherin?

— No. Si lo preguntas por lo del otro día, la respuesta es no, sencillo, vamos a mitad del año y el partido contra Ravenclaw será la siguiente semana. Estoy en desventaja. ¿Qué me dice tu experiencia?

— Serías una gran jugadora, pero tienes razón. Es algo apresurado, además solo quieren que te unas por tu Saeta de Fuego.

La semana siguiente Ravenclaw jugó contra Slytherin. Slytherin ganó, aunque por muy poco. Por supuesto Nymeria no se mostro arrepentida de haber rechazado entrar al equipo, Malfoy intento lucirse todo el partido para causar impresión en la joven princesa. Enero dio paso a febrero sin que se notara. El partido de Gryffindor contra Ravenclaw se aproximaba, pero Harry seguía sin escoba. Al final de cada clase de Transformaciones, sin falta Harry le preguntaba a la profesora McGonagall por la Saeta de Fuego, mientras Ron y Nymeria esperaban junto a él, Hermione pasaba a toda velocidad por su lado, con la vista baja.

Las clases antidementores no estaban resultando como Harry esperaba. Su patronus era demasiado débil. Mientras que el profesor Lupin y la profesora Targaryen tenían la ligera sospecha de que Harry ya sabía algo sobre quien era Sirius Black. Para mayor temor de Nyra quiza Nymeria también.

Daenyra se encontraba terminando de revisar algunos trabajos de sus alumnos de tercer año. De todos sobresalían tres personas, Hermione Granger evidentemente, Nymeria por obvias razones y para su sorpresa, Draco Malfoy, incluso revisó varias veces la traducción y en su mayoría era perfecta, por lo que observo el pergamino pensativa, muchas dudas invadieron su mente. Escucho que alguien ingresaba a su salón de clase, levanto la vista encontrándose al profesor Snape.

— La profesora McGonagall indicó que esta completamente limpia, tu salvaje hija puede hacer uso de ella con completa seguridad, no esta en peligro de muerte como tanto dramatizaste. — dejó la escoba de lado y después lanzo sobre el escritorio una cajita color rojo. — Muy "Romántico" de su parte.

— Imposible. — comentó la rubia mirando con detenimiento la escoba — ¿Qué es lo que quiere de mi hija?

— Sospechoso, ¿No lo cree profesora?

— ¿Qué quiere decir?

— No es la primera vez que su presencia en este colegio me hace dudar sobre sus intenciones, Daenyra. — la princesa abandono su silla y rodeó el escritorio encarandolo.

— Puedo elegir creer lo mismo sobre usted profesor Snape, pero no lo he hecho. Se que nuestro reencuentro no fue del todo agradable, pero aún así intente demostrar que soy la misma Dany. Pero sabes que Severus, cree lo que quieras — reclamó la rubia — Si me disculpas, me retiro a buscar a mi hija.

De un movimiento rápido tomó la escoba y salió del Salón de clases en busca de Nymeria. Intento olvidar lo ocurrido con el profesor Snape y recorrió los pasillos del colegio entusiasmada, hasta que encontró a su hija, la joven princesa leía tranquila en el patio, Daenyra se sentó junto a ella y la miro sonriente.

— Puedes conservarla — Nymeria levanto la vista hacia su madre y después miro la escoba.

— No la quiero — la sonrisa de Nyra se desvaneció mientras Nymeria regreso la vista hacia su libro.

— ¿Por qué no? Te emocionaba tenerla.

— Me ilusionó el echo de que fuese un regalo tuyo, me dolió darme cuenta de que no. — Nymeria finalmente cerro el libro — ¿Por qué tanto temor de que un hombre como Sirius Black me haya dado tal regalo? ¿Qué tiene de relación con nosotras?

Daenyra Targaryen se quedó en completo silencio por varios minutos sin saber que decir.

— Fue... Amigo mío, durante mi estancia en Hogwarts. — respondió. Por supuesto mentía y Nymeria lo sabía.

— ¿Solo eso? — se atrevió a preguntar.

— Si, solo eso — afirmó Daenyra.

— Bien. Te veo después — avanzó unos cuantos pasos sintiendo la mirada de Nyra sobre ella, finalmente optó por regresar, la joven princesa tomó la Saeta de Fuego y se fue a pasos agigantados, estaba enojada nuevamente ¿Por qué su madre no podía ser honesta? Tanta era su molestia que no prestó atención al frente y chocó con alguien, pronto se percató de que era Hermione Granger. La castaña la miro sorprendida, al igual que Nymeria a ella, al parecer Granger había estado llorando sus ojos la delataban.

— También te la han devuelto. Genial — artículo en un susurro.

— Ya no estoy segura de quererla.

— Harry esta muy feliz de tener de vuelta la suya.

— Ya, ¿Donde están esos dos?

— Siguen molestos, igual que... Tú. — Nymeria dejó escapar un suspiro.

— El tema de la escoba me tiene muy confundida, solo eso — Hermione asintió. — creo que podemos ser amigas de nuevo.

Los ojos de la castaña se llenaron de lágrimas nuevamente y se soltó a llorar, Nymeria la miro desconcertada.

— Crookshanks se comió a Scabbers, Ron me odia por eso y Harry se ha puesto de su lado. — para sorpresa de Hermione, Nymeria se echo a reír.

— ¿Hablas de la rata calva? Pobre Crookshanks, espero que no sufra una indigestión — la joven Targaryen volvió a carcajearse — no me sorprendería que Arrax tuviese que ver en ello, tu gato y el mío suelen desaparecer todo el tiempo. No entiendo porque Weasley hace tanto drama por una rata.

La castaña pestañeo varias veces aún con las lágrimas sobre sus mejillas.

— Creo que mi amistad con Ron término definitivamente — lamento Hermione.

— La rata ya estaba moribunda, tú gato le hizo un favor y posiblemente el mío también. ¿Te parece si damos una vuelta? — sacudió la Saeta de Fuego.

— Soy pésima en vuelo. — señalo la castaña negando con la cabeza.

— Pero yo no, tienes que practicar, quizá un día te invite a volar sobre los lomos de Syrax en Dragonstone.

— ¡Nymeria, no sé volar una escoba menos un dragón! — grito la castaña antes de que la rubia riera y la jalara para ir con ella.


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Al día siguiente, Harry bajó a desayunar con los demás chicos de su dormitorio,  vio con satisfacción que los del equipo de Slytherin, estaban más que molestos.

Harry sintió como Nymeria se aferraba a su brazo y recargaba la cabeza cerca de su hombro. Los nervios lo invadieron y sonrió de la manera más tonta que podía existir.

— ¿Estás seguro de que puedes manejarla, Potter? — dijo una voz fría.

Draco Malfoy se había acercado, y Crabbe y Goyle estaban detrás de él.

—Sí, creo que sí —contestó Harry.

— Es una pena que no incluya paracaídas, por si aparece algún dementor.

Crabbe y Goyle se rieron.

— Y es una pena que no tengas tres brazos — le contestó Harry — De esa forma podrías atrapar la snitch.

El equipo de Gryffindor se rió con ganas. Malfoy miro a Nymeria con sus ojos claros, esperando un comentario proveniente de la joven princesa, pero no dijo absolutamente nada, ofendido y enojado regreso a la mesa de Slytherin.

El tiempo no podía ser más distinto del partido contra Hufflepuff. Hacía un día fresco y despejado. Esta vez no habría problemas de visibilidad, y Harry, aunque estaba nervioso, empezaba a sentir la emoción que sólo podía producir un partido de quidditch. Oían al resto del colegio que se dirigía al estadio.


Salieron al campo y fueron recibidos con un aplauso. El equipo de Ravenclaw, de color azul, los esperaba ya en el campo.

—bWood, Davies, dense la mano —ordenó la señora Hooch.

Wood le estrechó la mano al capitán de Ravenclaw.

— Monten en las escobas... Cuando suene el silbato... ¡Tres, dos, uno!

Harry despegó del suelo y la Saeta de Fuego se levantó más rápido que ninguna otra escoba. Voló por el estadio, buscó con la mirada a Nymeria y una vez la ubico, empezó a buscar la snitch, escuchando todo el tiempo los comentarios de Lee Jordan, el amigo de los gemelos Fred y George:

— Han empezado a jugar y el objeto de expectación en este partido es la Saeta de Fuego que monta Harry Potter, del equipo de Gryffindor. Según la revista El mundo de la escoba, la Saeta es la escoba elegida por los equipos nacionales para el campeonato mundial de este año.

— Jordan, ¿te importaría explicar lo que ocurre en el partido? — interrumpió la profesora McGonagall.

— Tiene razón, profesora. Sólo daba algo de información complementaria. La Saeta de Fuego, por cierto, está dotada de frenos automáticos y...

— ¡Jordan!

— Bien. Gryffindor tiene la pelota. Katie Bell se dirige a la meta...

Harry pasó como un rayo al lado de Katie y en dirección contraria, buscando a su alrededor un resplandor dorado y notando que Cho Chang le pisaba los talones.

— ¡Enséñale cómo se acelera, Harry! —le gritó Fred al pasar velozmente por su lado en persecución de una bludger que se dirigía hacia Alicia.

Harry aceleró la Saeta al rodear los postes de la meta de Ravenclaw, seguido de Cho. La vio en el momento en que Katie conseguía el primer tanto del partido y las gradas ocupadas por los de Gryffindor enloquecían de entusiasmo, la snitch estaba muy próxima al suelo, cerca de una de las barreras.

Harry descendió en picado; Cho lo vio y salió rápidamente tras él. Harry aumentó la velocidad. Estaba embargado de emoción. Su especialidad eran los descensos en picado. Estaba a tres metros de distancia...

Entonces, una bludger impulsada por uno de los golpeadores de Ravenclaw surgió ante Harry veloz como un rayo. Harry viró. La esquivó por un centímetro. Tras esos importantes la segundos, la snitch desapareció.

Los seguidores de Gryffindor dieron un grito de decepción y los de Ravenclaw aplaudieron eufóricos a su golpeador. George Weasley saco su rabia enviando la segunda bludger directamente contra el golpeador que había lanzado contra Harry. El golpeador tuvo que dar en el aire una vuelta de campana para esquivarla.

— ¡Gryffindor gana por ochenta a cero! ¡Y miren esa Saeta de Fuego! Potter le está sacando partido. Vean cómo gira. La Comet de Chang no está a su altura. La precisión y equilibrio de la Saeta es realmente evidente en estos largos...

—¡JORDAN! ¿TE PAGAN PARA QUE HAGAS PUBLICIDAD DE LAS SAETAS DE FUEGO? ¡SIGUE COMENTANDO EL PARTIDO!

Ravenclaw jugaba a la defensiva. Ya habían marcado tres goles, lo cual había reducido la distancia con Gryffindor a cincuenta puntos. Si Cho atrapaba la snitch antes que Harry, Ravenclaw ganaría. Harry descendió evitando por muy poco a un cazador de Ravenclaw y buscó la snitch por todo el campo, desesperadamente. Vio un destello dorado y un aleteo de pequeñas alas, la snitch rodeaba la meta de Gryffindor.

Harry aceleró con los ojos fijos en la mota de oro que tenía delante. Pero un segundo después surgió Cho, bloqueándole.

— ¡HARRY, NO ES MOMENTO PARA PORTARSE COMO UN CABALLERO! —gritó Wood cuando Harry viró para evitar un choque — ¡SI ES NECESARIO, TÍRALA DE LA ESCOBA!

Harry giro la cabeza y vio a Cho. La muchacha sonreía. La snitch había desaparecido de nuevo. Harry ascendió con la Saeta. Vio que Cho lo seguía... Prefería marcarlo a buscar la snitch.

Volvió a bajar en picado, Cho, creyendo que había vuelto a ver la snitch, quiso seguirle. Harry frenó muy bruscamente. Cho se precipitó hacia abajo. Harry, una vez más, ascendió veloz y entonces la vio por tercera vez: la snitch brillaba por encima del medio campo de Ravenclaw. Aceleró, también lo hizo Cho, muchos metros por debajo. Harry iba delante, acercándose cada vez más a la snitch. Entonces...

— ¡Ah! — gritó Cho, señalando hacia abajo.

Harry se distrajo y bajó la vista. Tres dementores altos, encapuchados y vestidos de negro lo miraban.

No se detuvo a pensar. Metió la mano por el cuello de la ropa, sacó la varita y gritó:

—¡Expecto patronum!

Algo blanco y plateado, enorme, salió de la punta de la varita. Sabía que había disparado hacia los dementores, pero no se detuvo a comprobarlo. Con la mente aún despejada, miró delante de él. Ya casi estaba. Alargó la mano, con la que aún empuñaba la varita, y pudo atrapar la pequeña y rebelde snitch.

Se oyó el silbato de la señora Hooch. Harry dio media vuelta en el aire y vio seis manchas rojas que se le venían encima. Al momento siguiente, todo el equipo lo abrazaba tan fuerte que casi lo derribaron de la escoba. De abajo llegaba el griterío de la afición de Gryffindor.

— ¡Éste es mi valiente! — exclamaba Wood una y otra vez.

Alicia, Angelina y Katie besaron a Harry, y Fred le dio un abrazo tan fuerte que Harry creyó que se le iba a salir la cabeza.  Harry descendió de la escoba y vio a un montón de seguidores de Gryffindor saltando al campo, con Ron en cabeza. Antes de que se diera cuenta, lo rodeaba una multitud emocionada.

— ¡Sí! — gritó Ron, levantando el brazo de Harry — ¡Sí!

— Bien hecho, Harry — le dijo Percy muy feliz — Acabo de ganar diez galeones. Tengo que encontrar a Penelope. Disculpa.

— ¡Estupendo, Harry! —gritó Seamus Finnigan.

— ¡Muy bien! — dijo Hagrid, por encima de las cabezas de los de Gryffindor. Pero Harry buscaba con la mirada a una persona, cierta princesa de cabellos rubios.

— Ha sido un patronus bastante bueno — susurró una voz.

Éste se giró y vio al profesor Lupin, que estaba encantado y sorprendido.

— Los dementores no me han afectado en absoluto — dijo Harry, emocionado — No he sentido nada.

— Eso será porque... porque no eran dementores — dijo el profesor Lupin —  Ven y lo verás.

Sacó a Harry de la multitud para enseñarle el borde del terreno de juego.

— Le has dado un buen susto al señor Malfoy — dijo Lupin.

Harry se quedó mirando. Malfoy, Crabbe, Goyle y Marcus Flint, el capitán del equipo de Slytherin, todos estaban forcejeando por quitarse unas túnicas largas, negras y con capucha. Parecía como si Malfoy se hubiera puesto de pie sobre los hombros de Goyle. Delante de ellos, muy enfadada, estaba la profesora McGonagall. Entonces la vio, Nymeria estaba de pie no muy lejos de la profesora McGonagall.

— ¡Un truco indigno! — gritaba — ¡Un intento cobarde e innoble de sabotear al buscador de Gryffindor! ¡Castigo para todos y cincuenta puntos menos para Slytherin! Pondré esto en conocimiento del profesor Dumbledore, no les quede la menor duda.

La princesa finalmente se giro, encontrandose con Harry, la chica sonrió y corrió abrazarlo.

— ¡Bien jugado, Potter! — soltó amistosa mientras se apartaba.

Ron, que se había abierto camino para llegar junto a Harry, se partía de la risa mientras veían a Malfoy forcejeando para quitarse la túnica, con la cabeza de Goyle todavía dentro.

— ¡Vamos, Harry! — dijo George — ¡Vamos a celebrarlo ahora en la sala común de Gryffindor!

Pero Harry miraba con insistencia a la joven Targaryen.

— Anda ve a celebrar con tu casa, es una victoria bien merecida. — aludió la rubia.

— Me gustaría que estuvieses ahí —contestó Harry.

— Créeme que a mi igual. Anda ve — Nymeria soltó una risita y lo empujó alegre, Harry sonrió ampliamente.

— Bien.

Y más contento de lo que se había sentido en mucho tiempo, acompañó al resto del equipo hacia la salida del estadio y otra vez al castillo, vestidos aún con túnica escarlata.

Draco Malfoy, término de quitarse la túnica, y fue entonces que sintió la mirada de decepción por parte de la princesa.





























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Holaaaaa.

CLARA-mente debía actualización desde el año pasado Jsjsjsjs

Mil disculpas, pero por cuestión de mi trabajo no había podido terminar el capítulo, mismo que era un poco más largo pero Wattpad de la nada dijo: creo que le borrarse DOS semanas de trabajo y dedicación que le puso esta morra al capítulo.

Espero hayan disfrutado el capítulo, ya casi se llegan los capítulos más intensos. Y bueno solo les pido, nuevamente, que me tengan paciencia en cuanto a las actualizaciones, ser adulto no es fácil xD.

Sin nada más que añadir, nos leemos en el siguiente. Besotes mis lectores.

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