✷ ━━━━━━━━ 𝗏. 𝗉𝗋𝖾𝗍𝗍𝗒 𝖿𝖺𝖼𝖾
⩩ FIVE ͏ ⌇ CARA BONITA ﹅
Antes de tomar la ducha que tanto necesitaba, busqué a Lydia para notificarle que estaría afuera unas horas y que no se preocupara. Inevitablemente tuve que convencerla para que no fuera detrás de mí para cuidarme.
Ahora me encontraba saliendo del baño, secando mi cabello con una toalla.
No pude haber evitado el hecho de quedarme más del tiempo requerido bajo la regadera, intentando digerir lo que estaba sucediendo.
Aún intentaba poner mis sentimientos en orden para evitar volver a tener arranques de sentimientos indeseados.
Ya completamente vestida me tumbé en la cama con los ojos cerrados, esta vez intentando que ningún pensamiento atravesara por mi cabeza. Mi paz no duró más de cinco minutos, cuando escuché cuatro golpes llamando a la puerta.
Al principio intenté ignorar a quien fuese que estuviera perturbando mi relajación, pero al escuchar otra vez cuatro insistentes golpes me levanté a abrir.
—Me sorprende que toques la puerta— hablé sarcásticamente.
—Me imagino que tomarte por sorpresa no es una buena idea.— contestó Jason con una sonrisa bufona— Debemos hablar.
Sin esperar respuesta de mi parte, entró a la habitación y se sentó en el escritorio vacío que ahí se encontraba.
—¿Cómo sabías quién era? —habló antes de que pudiera adelantarme y hacer algún comentario sobre su educación o, mejor dicho, la falta de ella. Si obtener respuesta, insistió— Puedes decirme ahora y me iré, de lo contrario no voy a parar hasta que sueltes la sopa. Puedo llegar a ser un grano en el trasero.
—Si te digo ¿te vas a largar y no me vas a volver a molestar en tu vida? —asintió— A diferencia de Richard yo no escapé de casa. Papá... es decir Bruce, —corregí para mejor comprensión de Jason— me dio libertad para ir a donde quisiera. El primer intento fue Superman, estudiar para periodista o algo así. No duré mucho, el hombre de acero no sabe cómo cuidar a una adolescente— reí negando con la cabeza.
—¿A dónde quieres llegar? —intentó apurarme.
—Por recomendación del mismo, Supergirl fue mi siguiente parada. Estuve un tiempo sin un plan de vida concreto, así que la comunicación no fue algo común entre Bruce y yo. Así que cuando llamo para preguntar como me encontraba fue algo extraño. Resulta que Bruce es más directo cuando de noticias malas se trata.
—Bueno... si no vas a decir la verdad me parece que tendrás a este encantador chico por más tiempo del que te gustaría —dijo sentándose en la cama.
—¡Pero si estoy diciendo la verdad!
—No, no lo estás. Bruce dijo que cuando mientes rascas tu nariz mientras hablas, además de que das muchas vueltas y detalles innecesarios. —antes de poder reprochar, volvió a hablar— No intentes negarlo, porque es evidente. Como sea deberíamos irnos ya.
Se levantó para abrirme la puerta haciendo una ridícula reverencia.
Podía sentir la presencia de Jason a mi lado y por alguna razón su silencio me incomodó más de lo que me molestaba escucharlo parlotear.
Cuando llegamos al recibidor no había presencia de Dick o de la mujer que había visto por la cámara de seguridad, sólo se encontraban los dos adolescentes que la acompañaban.
—¿Eres otra Robin? —habló de inmediato el de cabello verde con sorpresa y emoción.
—No, yo soy la hermana de Dick —respondí incomoda.
—¿Dick tiene una hermana? no lo mencionó —dijo esta vez la del cabello morado.
—Por supuesto que no lo hizo —mascullé— Como sea, soy Hailey, un placer —declaré estrechando sus manos.
—Yo soy Rachel y él es Gar —presentó la chica.
—¿Tú también eres una superheroína? —preguntó con admiración el ahora identificado como Gar.
Pero no pude llegar a responder porque en ese momento entró mi hermano.
—Nos vamos. —dijo para Jason y para mí— Kory queda a cargo, no hagan nada que ella no les permitiría hacer. —habló esta vez para los otros dos presentes.
Asentí siendo la primera en avanzar hacía el ascensor, que se quedó en silencio durante nuestro traslado a la planta baja. Dick sacó las llaves de su vehículo, abrió la puerta del copiloto para mí y luego la de los asientos traseros para Jason antes de tomar su lugar como conductor.
Ya estando en carretera y para intentar disimular el silencio incómodo intenté conectar mi celular para poner algo de música, pero antes de poder acercarme siquiera al estéreo Dick me dió un manotazo.
—¿Qué? —objeté con molestia.
—La última vez que te deje poner música en mi auto tuve que soportar las miradas de los demás conductores por tener a una girlband de japonesas sonando a todo volumen —dijo mi hermano parándose ante un semáforo rojo al tiempo que Jason soltaba una risita.
—La última vez que estuve en un auto contigo tenía catorce años —me cruce de brazos— y eran coreanas, no japonesas —añadí, casi susurrando.
—¿Y eso lo hace mejor? —irrumpió Jason en la conversación con sorna.
—Cállate Jason —dije reprendiendole con la mirada.
—Niños niños, sin peleas en el auto —interrumpió Dick con tono divertido. Bufé— Puedes conectar tu celular si lo deseas— dijo como última palabra cuando la luz cambió a verde.
Después de un corto camino hacía nuestro destino sin quejas por mi selección musical o algún otro comentario en absoluto, Dick aparcó el auto y antes de que le diera tiempo de bajar para abrirme la puerta yo estaba afuera esperando por mis dos acompañantes.
—¿Dónde demonios estamos? —pregunté cerrando la puerta del auto, comenzando a caminar.
—El lugar se llama Corvo. Venden licor ilegal .—respondió Dick a mi derecha— El casero dijo que es el portero nocturno —añadió refiriéndose al hombre que buscábamos.
—Que mal, los porteros son unos imbéciles —habló Jason uniéndose a la conversación.
—Clay no —intentó decir en tono moderado mi hermano— ¿Y tú cómo sabrías eso?
—El tío Ray me llevaba a bares todo el tiempo cuando era pequeño. Todos pensaban que era lindo, hasta que no lo fue. Él era un ebrio divertido, luego se ponía estúpido. Comenzaba a lanzar golpes y los porteros nos echaban.
—¿No tenías a alguien más? —pregunté, trastornada por el ambiente dañino que sería ese.
Por supuesto que el chico no pasó desapercibido aquel pequeño tono de preocupación y con una sonrisa burlona se me plantó enfrente. Antes de poder preguntar qué diablos hacía, se puso de cuclillas y ató las agujetas de mis botas.
—Mi mamá vive en el norte del estado, mi papá en el sur. —se levantó, volviendo a caminar— Mi tío Ray me cuidaba hasta que murió de una sobredosis a mis trece.
—¿A dónde fuiste?— cuestionó mi hermano.
—A todas partes. Hogares de guardia, entré y salí del sistema, y luego en las calles —fruncí el ceño y Jason al darse cuenta me dio un pequeño empujón— No estuvo tan mal, sobreviví.
—Para mi mala fortuna —dije devolviéndole la acción. Ambos reímos.
Dick se detuvo y después de familiarizar las calles con el lugar que buscábamos, golpeó suavemente una puerta de metal, de donde se abrió una rejilla dejando a la vista el rostro de un hombre. La expresión de Dick no hizo más que confirmarme el hecho de que no sabía que decir y después de no encontrar palabra alguna le mostró su placa de policía.
—¿Clay Williams trabaja hoy? —preguntó por fin.
—En el espacio VIP —confirmó el hombre abriendo la puerta.
Dick me cedió el paso para expresar que venía con él y después de que entró, el portero detuvo a Jason y este le extendió una identificación falsa, el hombre rio.
—¿Algún problema? —dijo Jason.
—¿Robert Plissken? —cuestionó el portero con sorna— Buen intento.
—Vamos, déjame entrar —pidió el chico con molestia y el hombre volvió a negar— Tengo 19 —dijo en dirección de mi hermano.
—Puedo quedarme con él —dije a mi hermano.
—No, Bruce te envío por una razón y debemos averiguar por que —negó y luego se volvió a Jason— Quédate aquí, volveremos pronto.
Nos internamos en el lugar y de inmediato nuestras miradas pasaron de rostro en rostro hasta dar con el del hombre que buscábamos. Mi hermano extendió una gran sonrisa cuando nos encontramos frente a él, pero la disminuyo en gran medida cuando habló para llamar su atención con un "Disculpa"
—¿Sí? —se giró el hombre. De cerca me pareció que medía dos veces mi altura y eso me hizo sentir de alguna manera más pequeña.
—¿Cómo se entra al espacio VIP? —preguntó mi acompañante.
—Dame la contraseña —respondió y Dick volvió a extender su sonrisa, como si le hubiese dicho exactamente lo que quería oír. Titubeo un momento, pero luego le respondió con seguridad.
—Circo Haly.
Como si una luz se hubiera encendido en el interior del hombre, abrió los ojos con sorpresa y miró de arriba a abajo a mi hermano.
—¿Dicky? —preguntó con alegría. Intenté no reírme por el diminutivo del nombre de mi hermano, pero cuando el hombre lo levantó de un abrazo como si de una bolsa de plumas se tratase no pude evitar que una risita saliera de mi boca— ¡Dios, no puedo creer que seas tú! ¿Eres tú?
—Si. No puedo respirar —advirtió Dick y el hombre lo bajó. Esta vez una risa completa salió de mí.
—¡Tú debes ser su novia! —exclamó eufórico de felicidad. De inmediato mi sonrisa fue reemplazada por una mueca de asco.
—Clay ¿Recuerdas a Hailey? —dijo a modo de aclaración. El rostro del hombre se volvió a encender de felicidad.
—¿HayHay? —preguntó incrédulo. De pronto el diminutivo "Dicky" parecía menos ridículo.
—Mucho gusto yo... —dije extendiendo mi mano para estrecharlas, pero el hombre me interrumpió levantándome con un abrazo, tal como lo había hecho con mi hermano.
Por suerte esta vez el hombre no esperó a que me faltara el aire para dejarme ir. Cuando lo hizo nos miró, aún incrédulo.
—¿Qué están haciendo aquí? —preguntó.
—¿Podemos hablar?
El hombre pidió su descanso y nos llevó a una mesa algo apartada, dónde pidió tragos para el y mi hermano. Sólo agua con hielo para mí, por supuesto.
—¿Asesinados?
—Nos preocupa que tu seas el siguiente. De casualidad ¿Has visto algo raro? ¿Alguien siguiéndote? —interrogó Dick.
—No que lo haya notado.
—¿Sigues en contacto con alguien del circo desde que cerró? —pregunté.
—Hace unos años hablé con Abigail, cuando falleció su esposo. Quería hablar con Percy, pero nunca logré encontrarlo. Después de... Todos seguimos caminos distintos.
—Si...
—La última vez que estuvimos todos reunidos fue... en el funeral de sus padres. Debí mantenerme en contacto. Sobre todo con ustedes.
—Oye, los dos debimos. Me alegra que estés bien.
A lo lejos Jason se abría paso entre la gente con aires de superioridad para llegar a la barra.
—Disculpen, ahora vuelvo —me excusé.
El lugar no había hecho más que llenarse desde que habíamos llegado, así que mi travesía se vió interrumpida cuando impacté accidentalmente con un hombre de unos treinta años, derramando su bebida.
—Lo siento, no era mi intención. —el hombre, que al principio se veía molesto y dispuesto a dar un puñetazo a cualquiera que hubiera sido el responsable del accidente, se le había iluminado el rostro con una sonrisa en cuanto miró detenidamente mi rostro.
—Al menos deberías invitarme uno nuevo —sentenció con una desagradable sonrisa.
No pude más que fruncir el ceño y seguir con mi camino, pero antes de que pudiera dar otro paso me tomó por el brazo.
—Vamos sólo estoy siendo amable, linda. —apretó el agarre— Vamos a conocernos.
No quería armar un escándalo, así que mantuve la calma e intenté apartar su mano suavemente.
—Suéltame.
— Vamos, no seas amargada ¿De qué te sirve tener esa cara bonita sí..? —no alcanzó a terminar por qué Jason llegó, soltándome de su agarre.
—¿Eres sordo amigo? dijo que la sueltes, idiota —añadió con un empujón.
El tipo comenzó a reírse, acción que no hizo más que aumentar la molestia de Jason.
—Está bien Jason, vámonos —lo tomé del brazo en un intento por apartarlo.
Vi a Dick acercándose junto a Clay. Antes de que Jason pudiese oponer resistencia, los cristales del lugar salieron disparados en toda dirección. Mi hermano me agachó, usando su propio cuerpo para protegerme.
—Clay llama al 911 —ordenó cuando el peligro de otra explosión parecía lejano.
—¿Estás bien? —pregunté a Jason mientras tanto, asintió.
—Vamos —volvió a decir mi hermano, tomando mi mano.
—Mi teléfono —alcancé escuchar a Clay, antes de salir.
Afuera era todo un desastre, con personas corriendo en distintas direcciones. Lo que más impresionaba a la vista era un auto que estaba prendido en llamas.
—¿Estás bien? —preguntó Dick tomando mi rostro entre sus manos, examinándome.
—Lo estoy —tranquilicé retirando sus manos suavemente— ¿Tú estás bien? —asintió.
—Tuvimos suerte ¿Dónde está Clay?
—Creo que regresó por su teléfono.
Como si lo hubiésemos invocado, el teléfono de Dick comenzó a sonar. Él contestó de inmediato al ver en nombre del contacto.
—Clay, ¿Estás bien?
—No, no lo está. —escuché la voz al otro lado de la llamada— Que bueno hablar contigo finalmente, Dick Grayson. Llegaste justo a tiempo —mi hermano miró a todos lados
—¿Quién eres?
—Tú lo sabes— contestó el hombre.
—Eso no es posible.
—¿Por qué no? —Dick se giró hacía mí un momento, luego se alejó un poco, lo suficiente para que no pudiese escuchar el resto de la conversación.
Cuando terminó se acercó de nuevo, pasando una mano por su cabello con desesperación.
—¿Quién era? —preguntó de inmediato Jason. Mi hermano me miró apretando los labios, como si tuviese miedo de lo siguiente que saldría de su boca.
—Yo maté a su padre —dijo dando la vuelta y comenzando a caminar.
—¿Qué? —dije sin moverme.
Jason que había comenzado a caminar junto a él, al darse cuenta de que no les seguía se detuvo. Dick hizo lo mismo.
—Él mató a nuestros padres, Hailey —dijo sin darse la vuelta.
—¿Por qué no me dijiste? —suspiró y por fin se giró, tomándome por los hombros.
—Escucha Hailey te lo explicaré todo ¿sí? Pero ahora debo encontrar a Clay.
Antes de poder contestarle una imagen del recién nombrado llegó al teléfono del mayor, junto con el mensaje "¿Quieres salvarlo?". Dick respondió casi de inmediato "¿Cuándo y dónde?". "En una hora. Te contactaré" fue el último texto.
—Regresa con Lydia, lleva a Jason contigo. Debo irme.
—¿A dónde?
—Debo ocuparme de esto yo solo.
—¿Así que huyes sin mí de nuevo? —Dick se giró y comenzó a caminar— ¡Bien, eso resultó muy bien la última vez! Idiota —añadí en un mascullo—Vamos, dejé mi traje en la torre. No tardaremos en alcanzarlo, tardará más en encontrar el rastreador que coloqué en su auto —Jason sonrió.
—Sabía que no eras sólo una cara bonita.
—Cierra el pico.
Al regresar, Lydia y los chicos estaban cenando mientras miraban una película.
—A buena hora regresaron ¿Saben lo difícil que me fue ordenar una pizza en un lugar con cincuenta puertas de seguridad? —dijo ella a penas nos vio— Les guardé algo, pero Gar casi arrasó con todo —la mujer dió una mirada de reprensión al recién nombrado.
—¡Estoy en crecimiento! —se excusó él.
—Si mañana te escucho quejarte por el dolor de estómago me aseguraré de que no tengas crecimiento —le remprendió con un señalamiento de dedo.
—¿Dónde está Dick? —preguntó Rachel.
—Se adelantó en la misión. De hecho, solo regresamos por mi traje.
Para evitar responder otra pregunta apresuré el paso a la habitación que ocupaba. Lydia por supuesto siguió mis pasos.
—¿Qué está pasando? —se interpuso en la puerta.
—Te explico al regresar ¿sí? Voy a necesitar tu auto —le extendí la mano, pero ella no se movió— De verdad necesito irme en este momento, hay un rehén.
—Iré contigo.
—No Lydia. Escucha, quédate aquí, Dick estará conmigo, voy a estar bien ¿De acuerdo?
—¿Estás segura?
—Totalmente. Además, acabas de adoptar a dos adolescentes ¿Quién los cuidará si vas conmigo?
—Kory puede hacerlo —rodó los ojos.
—Tú lo haces mejor —sonreí con ternura. Lydia sacó las llaves de su bolsillo para dármelas, luego se apartó de la puerta— Pero no me empieces a llamar cuñada.
—De acuerdo —salí de la habitación— cuñada —masculló.
—¡Te escuché! —grité sin detener el paso.
No tardamos mucho en alcanzar a Dick. Estaba en lo que parecía una fábrica abandonada.
Jason quiso lanzarse de una vez a pelear, así que tuve que retenerlo tomando su brazo. Sólo intervendríamos si era verdaderamente necesario.
—Luego de la muerte de mi padre, el acuerdo se canceló, —fue lo primero que escuché decir a aquel hombre mientras nos acercábamos con sigilo— ya no hubo más protección federal. Así que los Maroni fueron detrás de mi madre... y mi hermana... y mi prometida. Todos derretidos. Intentaron derretirme también.
—Pensaste que con matar a mi familia estarías a mano ¿eso te hizo sentir mejor? ¿Tu maldito plan funcionó?
El sujeto se quitó la máscara que le cubría la mitad del rostro, revelando la desagradable cicatriz de su piel derretida.
Una vez más tuve que detener a Jason, dándole una mirada reprobatoria y apretando mi agarre.
—Más allá de mis sueños más salvajes. Pero aún tenemos un par de cabos sueltos ¿no es así, Dick? Tu amigo Clay —señaló al hombre que colgaba atado con cadenas— Y tu preciosa hermana Hailey.
—Ni siquiera en tus sueños podrás tocar un solo cabello de mi hermana —declaró Dick con amargura.
—Eso se verá pronto —sonrió— Cuando el ácido toca la piel no quema, es mucho peor. Es como insectos que se comen tu piel, se meten dentro de ti. Aún puedo sentirlos arrastrándose por mi piel.
—No quería que esto pasará Nick.
—Ya no soy Nick. Es lo que el ácido hizo, me cambió.
El hombre abrió una llave que dejó caer una gota de ácido en el hombro de Clay, quien juntó los dientes en un intento de no gritar.
Sin darme cuenta había soltado a Jason, quien ahora se escabullía listo para iniciar una pelea. Apreté los puños con desesperación y me apresuré a ir detrás de él.
—Revelaste tu verdadero yo en ese puente. Como el ácido que comió la superficie y reveló mi verdadero ser.
—Él es inocente, déjalo ir.
—No.
Antes de poder alcanzar al chico, este ya había captado la atención del hombre.
—Te dio una salida, idiota. Debiste aceptarla.
Dick aprovechó su distracción para lanzar su shuriken en forma de "R" para liberar a Clay. En cambio, Jason se abalanzó sobre Nick. Durante su pelea ambos cayeron al suelo.
Él de la cara derretida sacó un arma y se apresuró a disparar dos veces en el pecho del menor. El humo que desprendía la bala me dio a entender que seguramente eran balas con ácido.
Antes de que pudiese disparar otra vez me lancé hacía él, pateando su mano. La pistola cayó lejos de su alcance y antes de que intentara hacer otro movimiento en contra de cualquiera de los presentes golpee su espalda con mi codo dejando caer todo mi peso en él, haciéndolo reclinarse hacía el frente, sólo para enderezarlo nuevamente con un gancho a su mandíbula. Inútilmente intentó interponer sus manos ante la ráfaga de puñetazos que lanzaba a su rostro.
—Es suficiente —escuché a mi hermano de fondo.
Pero no podía parar; no quería parar. Aquel individuo había acabado con mi familia, uno por uno los había quemado hasta el hueso. No necesitaba recordarlos vívidamente para sentir que eran mi gente, las primeras personas que me habían querido después de que mis padres biológicos me hubiesen abandonado como basura.
El dolor que en mis nudillos se acumulaba no tenía comparación con la sensación de mi corazón estrujándose.
Finalmente, el hombre cayó al suelo inconsciente. Corrí hasta Jason, que aún se encontraba en el suelo.
—¿Estás bien? —pregunté agachándome para examinar con desesperación el lugar donde se supone debió atravesar aquella bala.
—¿Estás preocupada por mí? —se burló, mirándome con diversión. Golpee su pecho— ¿Tú estás bien?
Asentí, sabiendo que era mentira. Mis ojos habían dejado caer una lágrima y eso era evidente para el chico, quien pasó su pulgar por mi mejilla, limpiandola.
—No se lo diré a nadie, ángel— rodé los ojos con una sonrisa, ayudándolo a levantarse.
—¿Estás bien? —se acercó mi hermano.
—Estoy bien ¿y tú? —asintió.
Hubo un silencio antes de que se me abalanzara en un repentino abrazo.
—Debiste quedarte, te dije que te quedaras —regañó en mi oído.
—Te salvé la vida y estoy bien —bromee, él se separó y me dirigió una mirada reprobatoria— Soy una chica grande, Richard.
El sonido de la sirena de una patrulla acercándose captó nuestra atención.
—Me encargaré de esto —dijo Jason con emoción para luego alejarse.
—¿Dick? —llamó Clay en un quejido. Enseguida corrimos hacía él.
—¿Cómo te sientes? —pregunté.
—¿HayHay? —él hombre me miró incrédulo.
—¿Si? —respondí, nerviosa. Suspiró, negando con la cabeza.
Pero no tuvo tiempo de pedir por alguna explicación porque el sonido de disparos y gritos provenientes del piso de abajo captaron nuestra atención.
—Quédate aquí —ordenó Dick.
—No tú quédate —me levanté.
—Hayley...
—Echaré un vistazo y si necesito tu ayuda regresaré por ti ¿De acuerdo?
Mi hermano accedió, dejándome ir sola a mirar que era lo que sucedía. Pero cuando llegué ya no había nada que yo pudiese hacer, seis policías que por seguro habían llegado a nuestro socorro se encontraban en el suelo, inconscientes.
—¡No! —grité para detener a Jason, quien golpeaba a otro de ellos en el suelo.
Arrastré a Jason lejos del hombre, apoyándolo contra un pilar escondido.
—¿Qué mierda crees que haces? son policías.
—Es la parte más genial de ser Robin: Usar una máscara. Puedo hacer lo que quiera.
—No, eso no es por lo que usas una máscara, idiota. Maldición, parece que no sabes nada acerca de ser Robin.
—¿Y tú si?
—Al menos sé que no debo golpear policías, ellos vienen a ayudar.
—La policía de Gotham me golpeaba cada noche, ahora puedo vengarme.
—No puedes ser violento y excusarte en tus traumas de mierda, por amor a dios.
Ahora el chico parecía de verdad molesto e intento zafarse de mi agarre.
—¿Y qué es eso que tú haces? "Mírenme, mi hermano me abandonó y ahora vivo eternamente amargada" —sentenció con una sorna furiosa— De verdad intenté ser amable contigo, pero parece que nada ni nadie es como tú, la señorita perfecta, que de no ser por Bruce...
No lo dejé terminar, lo silencié dándole un puñetazo que le hizo sangrar el labio. Intentó decir algo más, pero justo llegó Dick.
—Es obvio que tienes tus propios problemas, pero despertarás un día sin saber quién eres —dijo, dándome a entender que había logrado escuchar buena parte de la discusión.
—Dice el tipo que grita: "No soy Robin, no quiero serlo" parado ahí con un maldito traje de Robin y cargando esa maleta por todo el país ¿Quieres saber la verdadera diferencia entre nosotros? —preguntó. Me miró por un microsegundo que me hizo dudar si se dirigía a mí, a Dick, o a ambos— Yo sé quién soy. Pateo traseros con Batman y me encanta, carajo ¿Quién mierda eres tú? —miró a mi hermano de arriba abajo despectivamente, luego me miró a mí y se alejó.
—¡Jodete! —pateó a uno de los policías en el suelo antes de salir.
Dejamos a Nick encadenado a un pilar en la entrada para que la policía lo encontrara fácilmente.
Ofrecimos llevar a Clay al hospital para que lo curasen pero se negó, así que lo llevamos a su casa donde Dick limpió y vendó su herida.
—Pudiste decirme que eras Robin —habló el hombre cuando Dick despegó la última esquina del vendaje adhesivo.
—Intento dejarlo —respondió mi hermano, sentándose a mi lado.
—¿Bruce lo sabe?
—¿Saber qué?
—Que trabajas con Batman.
Una sonrisa se resbalo por mi rostro, todo aquel asunto parecía de caricatura.
—No lo hago, ya no.
—Bruce te trató bien ¿verdad?
—Hizo lo mejor que pudo —le dió una palmada en la rodilla, se levantó y se fue a la siguiente habitación.
Comenzó a hablar por teléfono, supuse que con alguno de los compañeros que lo esperaban en la casa de seguridad.
Clay suspiró, alejando mi atención de la llamada de Dick.
—No creas que me olvido de ti —me dirigió una mirada inquisitiva. Apreté los labios con incomodidad— Antes en la fábrica, pensé que te había visto en otro lugar, con ese traje. Ahora que el dolor ya no es tan persistente y me deja pensar estoy seguro que te he visto en las noticias de Ciudad Nacional, con Supergirl.
—Yo... —comencé a hablar, pero no tenía nada que decir.
—Se que no tengo derecho a decir esto, pero esa vida es peligrosa para ti. También lo es para tu hermano, pero Dick tiene que lidiar con humanos, malas personas, pero humanos; tu trabajas con alienígenas, cosas malvadas que son desconocidas ¿Bruce está al tanto de esto?
—No —mentí— De todas maneras, no trabajo en esto. Hank me regaña cada que salgo a ayudar a Supergirl...
—¿Hank? —interrumpió el hombre.
—Mi jefe. Bueno, es más como el director de mi... academia. Es algo del gobierno, como el FBI pero más...
—¿Para alienígenas? —lo había dicho más como un chiste, así que me me reí como si realmente fuera un chiste y que no había posibilidad de que trabajara en una organización dedicada a los alienígenas— Sólo ten cuidado ¿Sí?
—Siempre. Si no lo tuviera Lydia patearía mi trasero cada mañana para corregir mi camino.
—Parece que tienes muchas personas que te cuidan ¿No?
Me quedé en silencio y asentí levemente, no muy segura de mi respuesta. Jamás me había detenido a pensar en las personas que tenía y procuraban mi seguridad.
Dick terminó su llamada, nos despedimos de Clay y caminamos hasta llegar al auto de mi hermano.
—Hayley, escucha —puso sus manos en el volante, sin encender el auto— Eso que hice no estuvó bien... Yo maté a ese hombre y por mi culpa su hijo mató a nuestra familia. Esa noche fueron los Maroni quienes lo asesinaron y yo me quedé ahí, sin hacer nada...
—¿Crees que te voy a juzgar por hacer lo que hiciste? Richard, la verdad es que yo hubiera hecho lo mismo.
—Es por eso que me preocupo, cuando te vi golpear a Nick creí que no te detendrias hasta matarlo, no quiero que seas en lo que me convertí, no quiero que toda esa oscuridad te ciegue cómo a mí me cegó cuando dejé que asesinaran a su padre.
—Eran nuestros padres ¿De acuerdo? Él los mató y merecía lo que le sucedió. Si lo hubieras salvado, los Maroni hubieran ido por él tarde o temprano.
—Las cosas hubiesen sido diferentes, nuestra familia tal vez estaría viva.
Hubo un silencio. No sabía que decir, él tampoco. Lo único que se me ocurrió fue tomar su mano y darle un suave apretón a modo de apoyo.
—Cuentame de ellos —hablé por fin— de nuestra familia del circo.
—¿De verdad? —sonrió apretando los labios, parecía lleno de ternura.
—Mju —asentí una vez con los ojos cerrados.
—Ellos te adoraban ¿Sabes? Querían estar contigo todo el tiempo —negó con la cabeza, divertido— Ponerte tu nombre fue el mayor dilema de sus vidas. Pero mamá supo exactamente cuál sería desde el momento en que te vió.
Mi hermano colocó las llaves y arrancó, durante todo el trayecto de regreso a la torre habló sobre como crecí en el circo. Me sentía de verdad unida al circo Haly, ahí me había convertido en alguien, ahí había sido querida por primera vez.
Jason tenía razón, había vivido amargada después de el abandono de Dick, pero jamás estuve sola, nunca. Incluso cuando me abandonaron la primera vez, siempre tuve a alguien a mi lado. Había entendido por qué papá quería que acompañara a Jason.
—¿Qué harás ahora? —preguntó Dick cuando llegamos.
—Supongo que regresaré a Ciudad nacional con Lydia.
—¿Y Jason? —rasqué mi cabeza, incómoda.
—Imagino que volverá con papá. —ambos nos bajamos del auto— Esa mujer, la del cabello rosa ¿Están juntos?
—No, bueno, sí. Quiero decir que estamos juntos pero no juntos de esa forma...
Mi hermano volteó a ver a otro lado, mientras me encargaba de abrir el elevador. El leve sonrojo en sus mejillas y sus inquietos movimientos de dedos me hicieron darme cuenta que Dick de verdad estaba intentando ocultar la información que su lenguaje corporal me respondía indirectamente.
—Por amor a Dios, Richard Grayson ¿Pasaste la noche con ella? —podría haber jurado que Dick tenía intenciones de esconder la cabeza bajo tierra. Su silencio mismo me lo confirmó— Santo cielo, Lydia estará tan desilusionada.
Aunque había dicho eso último para mí misma, lo había hecho en voz alta.
—¿A Lydia le gusta Kory? —golpeé mi rostro mentalmente ante la idiotez que acababa de escuchar. Por supuesto que mi rostro debió alertar a mi hermano que no era a eso lo que me refería— ¿Le gusto a Lydia?
Dick intentó inútilmente reprimir una sonrisa ¿Le daba gusto saber que mi amiga sentía atracción por él?
—No no no, Richard, ni siquiera se te ocurra pensar...
No terminé de amenazar a mi hermano cuando las puertas se abrieron. Kory, Gar y Rachel estaban en la sala, sentados en un completo silencio.
—Iré a buscar a Lydia —palmee su hombro y me retiré.
Encontré a mi amiga descansando en la habitación que había ocupado la noche anterior.
—¿Todo bien? —preguntó enderezando su postura.
—Mju —asentí con la cabeza, me acosté en la cama, rendida. Lydia acarició mi cabello por unos segundos, antes de que el sonido de mi estómago vacío la alertara.
—Te traeré algo para comer.
Cuando se fué, tomé mi celular de inmediato, llamando al único número que sabía de memoria.
—¿Hayley?
—Hola papá —sonreí— ¿Jason ya regresó?
—No, seguro viene en camino ¿Cómo te fue con él?
—Bueno, es irritante, no tiene respeto por la autoridad e intenta inútilmente parecer encantador.
—Entonces te agrada —afirmo con una risita.
—Me gustaría poder odiarlo.
—No está en tu naturaleza odiar, mi niña. Hablando de eso ¿Cómo te fue con tu hermano?
Caminé hasta la ventana, mirando la vista panorámica de la ciudad. Tomé una bocanada de aire, pegando mi frente contra el cristal.
—Mejor de lo que esperaba.
—Eso.
—¿Papá?
—¿Si princesa?
—Gracias por hacer que Jason arrastrara mi trasero hasta aquí, te quiero.
—Yo te quiero más, nos vemos.
Lydia entró con una caja entera de pizza recalentada.
—Tú hermano me miró raro ¿Qué le pasa?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro