—¿Si? ¿Podrán salir ahora?–Preguntó Lilith. Aunque, pensándolo bien, no sabía si esas palabras debían de hacerla sentir feliz o triste. No quería que se fueran, pero no quería que se quedaran atrapados tampoco. Se había complicado todo en solo un par de horas y eso le dolía.

—No. Claro que no.–Sintió como el aire de sus pulmones salía, relajando su cuerpo.–Necesita reposar por lo menos una hora antes de poder usarse.

—Oh... ¿entonces que hacemos mientras esperamos?–Los chicos miraron a Lilith, todos ya sabiendo lo que debían de hacer para esperar.–¡Bien! Pero necesitamos conseguir un par de trajes.

[...]

Habían conseguido trajes de último momento, cada uno estaba en una habitación de la alcaldía, cambiándose para verse bien para la fiesta. Scott y Stiles ambos terminaron antes que las chicas, principalmente porque los apuraron.

Lilith estaba en su habitación. Llevaba un vestido corto color azul y rosa, un cuello alto hecho de tío blanco y atado por un broche en forma de murciélago. Su cabello había sido peinado en una media coleta alta y le habían añadido una corona rosa.

Se sentía como una verdadera princesa, no mentiría. No podía verse pero sabían que habían hecho un trabajo espectacular en arreglarla, siempre lo hacían.

Tocaron a su puerta.

—¡Pase!–Ella se puso los aretes largos y rosas en forma de corazón. Stiles en traje entró por la puerta.

—Wow...–Ella lo miró. También tuvo ganas de decir wow, pero dejaría que el se quedara con esa expresión de asombro.

—¿Te gusta?

—Te ves increíblemente hermosa.–El la hizo levantarse de su asiento y le dio una vuelta sobre su propio eje, ella rio. Hace tiempo que no se sentía así, sentirse apreciada por un buen chico.

—Gracias Stiles, tú también te ves muy bien.

—Nada comparado contigo, soy como un ratón a tu lado.

—No te menosprecies tanto, en serio eres muy lindo.–Stiles se sonrojó más de lo posible, hasta sus orejas se habían pintando de aquel color carmesí al que ambos se estaban empezando a mal acostumbrar cuando estaban juntos. Ella sonrió y tomó su rostro entre sus manos.–Eres muy tierno.

—No soy tierno, soy un temible humano.–Ella rio burlona.–No entiendo de qué te ríes.–El siguió con la broma.

—No, de nada. Eres un temible humano, Stiles, claro que si, no se como te pude confundir con un tierno y lindo chico.–El la miró con sus ojos brillando. Podrían haber sido perfectos, pero no podían.

La puerta volvió a abrirse y ambos se separaron con rapidez. Scott y Anna los inspeccionaron, sabiendo lo que estaba pasando y como sus amigos se sentían el uno por el otro.

—¿Qué estaba pasando aquí...?–Preguntó Anna con un sonrisa burlona.

—¿Por qué no mejor nos enfocamos en porque Scott tiene labial manchando sus labios?–Notó Lilith, Stiles rio. Scott y Anna trataron de quitárselo sin importar que los estaban viendo, asustados porque los habían atrapado.

—No le digan a nadie, por favor.–Suplicó Anna.

—Tranquila, su secreto está a salvo con nosotros.–La consoló Stiles.

—¿Y si nos vamos ya?–Pidió Scott.

—Claro.–Lilith estaba por salir, pero Annabelle la detuvo.

—No, tú sales cuando se escuche la música, ¿okay? Harás una gran entrada.

—Pero, yo no practique nada...

—Yo me encargué de todo, te prometo que será bueno.

—¿Estás segura?

—Muy segura, vámonos.–Anna hizo salir a Scott, pero Stiles se quedó con Lilith un momento más.

—Lo harás estupendo, princesa.–Lilith sintió cómo moriría de amor por el apodo.

—No practique nada, y estoy segura de que Annabelle planeo algo enorme.

—Pero te aseguro que lo harás increíble.–Ella sonrió, pero el sentimiento de abandono le hizo recordar el cómo ella tendría que dejarlo ir en tan solo unas horas, tendría que hacerlo si no quería verlo convertido en un monstruo para siempre. Stiles besó su frente y después salió de la habitación, dejándola sola.

No pensaba que esto pudiera pasar, sentía su negro corazón latir en su pecho como loco. Solo quería dejarse de sentir así, a pesar que se sentía muy bien, la parte lógica de ella le pedía a gritos que se dejara de sentimientos y que pensara en las consecuencias reales.

La música empezó a escucharse y entendió que esa sería su entrada. Respiro profundamente y salió.

Las luces rosas le iluminaron el rostro, si antes no se sentía como una princesa de película, ahora lo hacía. Todos la miraban, amigos, familia, y en general casi todos los del pueblo estaban ahí, se sorprendió al ver cómo también Sophie estaba ahí.

Bajó las largas y elegantes escaleras para llegar hacia ellos. Le sorprendió cuando el alcalde le extendió la mano.

—Feliz cumpleaños, hija.–Sonrió y sintió lágrimas formarse en sus ojos. Recordó las palabras de Annabelle sobre las lágrimas "no llores si tienes maquillaje, mejor llena de agua que mal maquillada".

Ella tomó la mano del hombre y se puso una canción lenta, se sentía más especial que nunca. Se pusieron al centro de la pista y un montón de flashes aparecieron, le pareció divertido, ya que como quiera ella no se vería en todas esas fotos, tal vez solo se vería su corona y su vestido, como una mujer invisible.

Ambos bailaron al ritmo de la música hasta que la canción se acabó, ambos se sonrieron el uno al otro, como un padre mira a su hija y como una hija mira a su padre.

Stiles tocó el hombro del alcalde, todos se quedaron boquiabiertos viendo la escena, sería que... no, no podía ser.

—¿Me permite?–El alcalde miró a Lilith.

—Creo que eso se lo deberías preguntar a ella.

—¿Quieres bailar, princesa?–Lilith asintió.

—Con gusto.–La siguiente canción empezó a escucharse y ellos empezaron a bailar sin preocuparse por quien los miraba.

Pero todos los miraban, era extraño, diferente. Nunca en la vida del pueblo habían bailado juntos un humano y una vampiro, y mucho menos Lilith, la tan conocida Lilith con el intruso.

El fotógrafo estaba tan sorprendido como cualquiera, por lo que Annabelle le quitó su cámara y empezó a tomarles fotos a la pareja. Ambos bailaron mientras se miraban a los ojos, cualquiera que conociera el amor sabía cómo se veía; así, así como ellos se veían uno al otro, eso era el amor.

Hasta que no lo fue. Un estallido de escuchó en lugar, sorprendiéndolos a todos aún más que la química entre Stiles y Lilith. Una bruja apareció entre las multitud, acercándose sin importarle nada a la pareja.

—¡Mentiras! ¡No soporto las mentiras!–Gritó. Stiles miró a Scott asustado, ¿podría ser que ella fuera la bruja que habían conocido antes? ¿La bruja de la maldición? Mierda, estaban en problemas.

—No se a que se refiere.–Aseguró Lilith confusa.

—¿Qué? ¿Tu novio no te dijo el cómo llegó aquí? ¿El cómo sus burlas hacia la magia hicieron que le llegara el karma a él y a su amiguito? ¡Terminaron aquí por ser malas personas! ¡Son malas personas!–Lilith miró al chico con el que segundos atrás estaba bailando tan contenta.

—¿Es verdad eso...?–El asintió avergonzado. Ella se separó de él.

—Oh, y si hay que hablar de mentiras...–Continuo la anciana bruja. Señaló a Sophie, quien se intentaba escabullir.–Esa mujer que ven ahí, ella fue la que se enamoró del humano. Ella era la traidora, al igual que Lilith. ¡Estamos rodeados de gente enamorada! ¡De monstruos que prefieren a los humanos! ¡¿Olvidaron lo que ellos nos hicieron?! ¡Nos persiguieron por años!

—Ya basta Nagatha.–Le pidió el alcalde, acercándose a ella.–Fue suficiente.

—¿No les agrada la verdad? Tus dos hijas están enamoradas de intrusos, eso es lo que debería preocuparte.

Nadie más dijo nada antes sus afirmaciones. Lilith estaba enojada, no tanto por la falta de respeto, sino más porque Stiles no le había dicho la verdad, ella había estado ayudándole todo este tiempo y a él no le importó mentirle.

Stiles intentó tomar su brazo, pero ella se movió y salió corriendo de la alcaldía.

Los chicos sabían que había cometido un error, pero no sabían que tan malo podía ser.

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