
𝟬𝟲. I Think We Are Alone Now
Stiles, Scott y Annabelle estaban afuera aún encerrados, la sirena se estremeció cuando escuchó la explosión, esperaba que su mejor amiga estuviera bien.
—¿Qué tanto hacen allá dentro?–Preguntó Stiles nervioso.
—No lo sé, pero no me agrada.–Le contesto Annabelle. Stiles volvió a golpear la jaula, tratando de salir, pero nada funcionaba.
—¡Stiles basta!–Le pidió Scott.–Ella está adentro, está bien. Nos sacarán de aquí cuando terminen lo suyo.
Y tal como dijo, un par de minutos después salieron ambas mujeres. La bruja y la vampiro. La bruja se encargó de sacarlos de la jaula y alistarla por si alguien más llegaba a entrar a su terreno. Anna se lanzó a abrazar a Lilith y ella correspondió con una sonrisa, después se separaron y se quedaron viendo a Sophie trabajar.
—¿Qué esperan? ¿Un beso? Adentro todos.–Los chicos asintieron y entraron todos a la casa. Stiles se acercó a Lilith, aún preocupado por ella.
—¿Estás bien?
—Si... se sintió extraño al comienzo, pero no pasó nada, Sophie no es tan peligrosa como creíamos.
—¿Su nombre es Sophie?
—Si, se me hace conocido su nombre, pero no se de donde.
—Creo que el nombre Sophie es muy común.–Lilith alzó sus hombros.
—Tal vez.–Los cuatro se quedaron en la cocina, esperando a que la bruja volviera de colocar sus trampas.
Sophie volvió a entrar en su casa y sacó un libro aún más antiguo del que había usado para el pacto de sangre. Tenía una tapa color café, se veía desgastado. Ella empezó a hojearlo, pero después se detuvo, alejo sus manos y el libro se abrió solo hasta la página que necesitaban, sorprendiendo a todos. Si alguna vez alguno había dicho algo malo sobre las brujas, se les había olvidado.
La bruja arrastró su dedo por la pagina, buscando entre las palabras.
—Aquí está. Necesito estos ingredientes.–Los chicos se acercaron y leyeron sobre su hombro. Habían cosas fáciles de conseguir como pelo de un buitre, pero también habían cosas más complicadas, como el corazón de un vampiro. Lilith se sintió retorcer al leerlo, esperaba que encontraran uno y que no tuvieran que hacer algo horrible. La bruja los miró a todos.–No me importa quien vaya por qué, pero necesito todo esto aquí antes de las cinco para poder trabajar y estar tranquila, ¿de acuerdo?–Todos asintieron. Ella se fue hacia otra habitación y los dejó solos ante el magnífico libro.
Lilith tomó una libreta y pluma y empezó a escribir.
—Anna y yo iremos por las cosas más difíciles, ustedes irán por las sencillas.
—¡No!–Exclamaron todos al escucharla. Lilith los miró con una ceja alzada.
—Lil, ellos no conocen el pueblo, podrían perderse o algo peor. Es mejor si nos dividimos uno y uno.
—Entonces yo con Scott y tú con Stiles.–Siguió escribiendo. Su amiga rodó los ojos y la arrastró a otra sala un poco alejada.
—Déjame ir con Scott.–Murmuró. Lilith entendió de inmediato porque se lo pedía, no era como si ella no hubiera empezado a percibir a Stiles como un chico atractivo, pero entendía que conllevaba.
—Anna, ¿estás segura? Sabes que ellos se tendrán que ir al final del día.
—Déjame al menos disfrutar un par de horas.–Lilith suspiro.
—Está bien. Solo no se distraigan demasiado.–Annabelle la abrazo emocionada.
—Muchas gracias. Pero tú tampoco te distraigas, eh. También he visto cómo ves al humano.–Lilith se sonrojó ligeramente, algo que le pasaba muy de vez en cuando, ya que no era común sonrojarse para los vampiros.
—Calla y ve con tu chico antes de que me arrepienta.–Le dio el papel con las cosas que debía de encontrar.
—Claro.–Empezó a salir, pero se devolvió.
—Recuerda la fiesta, empieza hoy a las 5:30.
—¿Aún la haremos? ¿No crees que es muy complicado ahora?
—Nunca nada es demasiado complicado como para no dar la fiesta del siglo anual.–La sirena salió y Lilith rodó los ojos divertida. Termino de anotar un par de cosas y salió de nuevo, notando como ahora estaba solo Stiles ahí.
—¿Nos vamos?–Preguntó ella. El sonrió.
—Yo te sigo.–Ella trato de no sonreír demasiado y salió, cerrando la puerta detrás de ellos y empezando a caminar al pueblo.–¿Cómo encontraremos todo esto en tres horas?
—Creo que olvidas lo mágico que puede llegar a ser Halloweentown.
—¿Cómo podría olvidarlo?–Rió. Ambos empezaron a leer la lista. La primera cosa que deberían de encontrar sería el agua de una pecera. Ambos se miraron sin entender de que serviría, pero ninguno se cuestionó nada, la bruja sabría más que ellos dos juntos sobre hechizos. Se encaminaron hasta el único lugar donde habría una pecera; el dentista local.–¿Como le hacen los vampiros con sus colmillos?
—Tengo que venir cada dos semanas.
—Que horrible.–Ella alzó sus hombros.
—Te acostumbras. Además, es bueno porque así recordé que habría una pecera... ademas mis dientes deslumbran.–Ella le mostró sus colmillos y el los miró con algo de admiración.
—Wow...–Llegaron al dentista y el abrió la puerta para ella, ella le agradeció con un movimiento de cabeza y entraron ambos. Lilith se acercó al mostrador y pidió una botellita de muestra, la duende que atendía le preguntó el para que la quería, obviamente confundida ya que nadie nunca le había pedido algo así.
—Es un asunto oficial.–La duende miró a Stiles de arriba a abajo, entendiendo cuál era el asunto. Se levantó de su gran asiento y dejaron de verla por unos minutos hasta que ella volvió y se acercó para dejar el bote.
—Tengan cuidado con lo que hacen.–Ellos asintieron y se acercaron a la pecera, tomando agua de ahí y sellando el bote.
—Bien, ahora nos faltan como seis cosas más, cada vez más cerca.–Lilith afirmó y Stiles asintió.
Así pasaron una hora, teniendo que buscar hasta en los lugares más recónditos, en especial cuando tuvieron que buscar el corazón de vampiro. Tuvieron que ir a una morgue, sería difícil, los vampiros no solían morir fácilmente, por lo que resultaría complicado que tuvieran un corazón y que además quisieran dárselos.
—Oye... cuando fuimos a la tienda de Mike.–Lilith asintió recordando cómo habían ido a una tiendita a comprar un pelo de escoba. Mike, un hombre-dragon los miró extrañado, pero igualmente se los vendió.–Escuche que hablaban de una fiesta, tú fiesta...
—Oh si, es mi... fiesta de cumpleaños veinticinco–Ella siguió mirando al rededor.
—No me dijiste que era tu cumpleaños.
—No preguntaste.
—Feliz cumpleaños Lilith.–Ella lo miró, el la miraba como si viera a la criatura más hermosa del mundo y eso le pasaba más que si le hubiera dicho que era una rata asquerosa. Porque al menos si la insultaba sabía que no volvería a ver, pero si sabía que no lo volvería a ver, esperaba que no la halagara.
—Gracias Stiles.
—Y... ¿estamos invitados a tu fiesta?–Ella rio.
—Claro que si. Si salimos de esta a tiempo, iremos todos a mi fiesta.
—Espero que si, no quiero que te pierdas tu cumpleaños por estarnos ayudando, me sentiría muy mal si así fuera.
—Eh, esto es divertido. Es como una aventura.
—¿Te gustan las aventuras?–Ella asintió.
—Me encantan.
—Te gustarían mucho las aventuras de mi universo, en serio, te divertirás con nosotros.–Ella sintió otra punzada, pero no le respondió, solo sonrió y asintió de nuevo.
El sabía que esto era temporal y aún así presionaba, era como si el corazón se quebrara, y se quebraría eventualmente.
Entraron a la clínica y hablaron con el jefe. Justo tenían un corazón de vampiro congelado en el refrigerador, estaba ahí por si alguien necesitaba un transplante de alguna clase, incluso si fuera experimental.
Lilith tuvo que usar su poder como "familiar" del alcalde para que dejaran sacarlo, y después de horas de negociar, decidieron dejarla.
El reloj marcaba las 4:45, por lo que ambos sabían que debían de correr de vuelta a la casa de la bruja, la que se encontraba al otro lado del pueblo.
Corrieron tan rápido como pudieron y entraron, ambos sudando y recuperando el aliento, en especial el humano, que se veía a punto de desmayarse. Sophie tomó los materiales de sus brazos y empezó su trabajo sin importar que ellos no estuvieran del todo bien.
Anna y Scott se acercaron a sus amigos.
—¿Todo bien?–Stiles levantó su dedo pulgar ante la pregunta de la sirena.
Un montón de humo salió de la caldera, llamando la atención de todos.
—Está lista.
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