Definitivamente ambos chicos se habían vuelto locos y no sabían lo que hacían.

Cuando fueron con una lectora del tarot, no le creyeron cuando dijo que quedarían atrapados como nunca antes. Cuando fueron con una bruja, se burlaron de ella sin saber que ella los escuchaba.

Y lo que comenzó como una simple broma de Halloween por estar aburridos, terminó haciendo que se quedaran atrapados en un mundo de fantasía.

Cuando el día treinta y uno llegó, Stiles no se sentía fuera de lo normal, nada pasaría en ese día, o al menos eso creía el. Se levantó, desayuno algo de la pizza que había dejado el día anterior con su mejor amigo, y se vistió para ir a la escuela.

Ese día tendría que recoger a Scott, el chico lo había llamado, su motocicleta había sufrido un desajuste la noche anterior, por lo que no tenía otra opción que irse de copiloto en el antiguo jeep azul.

Stiles tomó sus llaves y salió de su casa, solo regresando al darse cuenta de que había olvidado su mochila. Se subió a su jeep y condujo hacia la casa de su mejor amigo.

Afuera de la casa ya lo esperaba Scott, su mochila al hombro y una sonrisa perfecta en su rostro. Detuvo el auto junto a él y Scott subió.

—¿Qué tal?

—¿qué tal estás tú?

—Bien. Sabes que la luna llena ya no me afecta.

—Pero es luna llena, roja, y Halloween, la triple muerte para un hombre lobo.–Su amigo rodó los ojos, incluso cuando Stiles estaba siendo serio.

—No me pasará nada Stiles, puedo controlarme y estar bien.

—Escucha mis palabras, deberíamos de investigar si realmente estarás bien, capaz y te conviertes en un lobo como el de las películas, con máscara y todo.–Bromeó con las últimas palabras.

—Ay por favor Stiles, sabemos que nada pasa en Halloween, lo que más puede asustarte aquí son los hombres lobo, los kanima y las banshee.

—Bueno cierto, estoy en mayor peligro de que Lydia me mate, a que tú te transformes y me mates.

—¿Por qué tienes algo con que te maten?–El conductor subió y bajo sus hombros.–No importa. ¿Irás a la fiesta de Lydia?

—Lo sabes. Tratare de lucir bien para ella, quiero impresionarla.

—¿Si? ¿De que te vestirás?–Alzo y bajó sus cejas repetidas veces.

—Anakin Skywalker.–Se le borró la sonrisa a Scott.

—Amigo, así no la conquistaras. Debes de ir de motociclista, o corredor de la fórmula uno.

—Pero no quiero ir de nada de eso.

—No, pero es la manera correcta.

—¿De que irás vestido tu?

—Constructor de obra.

—Eres un aburrido. Como esas chicas que se visten de animales.

—Jamás, insultes a una chica vestida de animal.–Stiles sabía perfectamente porque su amigo lo decía; de eso se vestiría Kira, de un zorro, nada original, pero irónico.

—Bueno, bueno, perdón.–Alzo sus manos en forma de rendimiento y empezó a conducir.

Scott encendió la radio, pero no produjo ningún sonido.

—Que raro...–Scott le dio unos golpes a la caja.

—Hey, hey, cuidado con mi jeep.

—Por favor Stiles, como si pudiera dejar tu Jeep peor de lo que esta.

—Si no te gusta puedes irte caminando, ¿sabes?

Scott lo ignoro y trato de cambiar el canal de la radio, buscando entre múltiples estaciones sin suerte.

—¿Estás seguro que funciona esta chatarra?

—Funciona mejor que tu moto.–El lobo lo miro mal y siguió intentando, frustrándose al punto donde arrancó la radio, Stiles lo vio con sorpresa.

—¿Amigo, que...?

—Perdón, no me controle.

—Y según tú estabas muy listo para la luna roja.

—Calla.–Dejó la radio en el asiento trasero y regresó su mirada al camino.–Stiles, ¿el camino estaba tan nublado cuando salimos?–el conductor regresó su vista al camino y notó el montón de niebla, cubriendo el piso casi por completo.

—Creo que lo habríamos notado desde antes, ¿no lo crees?–Siguio conduciendo a pesar de todo hasta que paró de golpe.

—¿Qué haces Stiles?

—No hice nada.–Reviso el volante.

—¿Entonces porque paramos?

—Porque me gustan las vistas... ¡no lo sé! ¿Okay? Solo sentí como si me detuvieran.

El auto empezó a sacar humo, ambos lo vieron con preocupación y bajaron de inmediato a revisar el motor. No parecía haber nada, pero igualmente no encendió.

—Chatarra de porquería...–Scott lo miró.–Solo yo puedo llamarla así.

—¿Y ahora que haremos?

—Creo que debemos caminar... o me podrías cargar hasta que estemos lo suficientemente cerca.

—No haré eso.

Pronto la niebla se disipó lo suficiente y dejó a la vista un par de luces. Un autobús de aspecto normal paró junto a ellos, la ventanilla bajó.

—¿Necesitan que los lleven chicos?

—¡Si!–Exclamó Scott. Stiles puso un brazo sobre el estómago de su amigo.

—Espera, no sabemos quién es ni a dónde va, ¿qué tal que es peligroso?

—¿Tienes una mejor idea?

—¿qué si tengo muchas mejores ideas que ir con un extraño en un autobús que apareció de la nada? Creo que si.

—Vamos Stiles, llegaremos tarde si seguimos así.–Stiles vio su celular y luego pasó su mano por su cabello, no le gustaba para nada la idea, pero creía que no tenía opción.

—Bueno, ya que.–Scott sonrió y miró al conductor.

—¿nos podría llevar a la escuela, por favor?

—Ahm, los puedo llevar cerca, mi ruta no llega hasta allá.

—Está bien, lo más cerca que pueda.–Ambos rodearon el autobús y subieron apenas se abrieron las puertas.

El conductor tenía una decoración extraña que los sorprendió apenas entraron, ojos falsos, telarañas y una araña gigante que parecía observarlos.

Ambos decidieron no comentarlo con el hombre, ya que agradecían lo suficiente que pudiera llevarlos.

—¿Tu también viste a esa araña verdad?–Preguntó Stiles. Scott asintió.–¿Sientes que te sigue?–Volvió a asentir.–Mínimo no estoy loco.

Ambos se sentaron. El camión venía completamente vacío.

—Señor, ¿por qué no hay más pasajeros?–Se atrevió a cuestionar Scott.

—Por lo general a esta hora los dejo, no los recojo.–Empezó a conducir. Ambos se miraron con duda.

Pero algo pasó, el autobús empezó a... volar.

Ambos se sostuvieron como pudieron y trataron de no gritar del susto, aunque pasó.

Ambos gritaron y Stiles terminó cubriéndose los ojos por el miedo.

Aterrizaron poco después, pero era obvio que no habían llegado a la escuela.

El ambiente anarajado y festivo se sentía por doquier. Ambos miraron a la ventana asombrados por el ambiente.

Y justo cuando estaban por quejarse de su destino, notaron que el conductor ya no estaba, pero la araña se encontraba a sus pies.

—Chicos necesitamos que salgan por favor, espero hayan tenido un buen viaje.–Ambos gritaron de nuevo. La araña solo pestañeó.–¿Eso es un si?–Ambos asintieron con miedo y esperaron a que se moviera para salir corriendo.

Stiles tropezó con el escalón e hizo que ambos cayeran al suelo lleno de hojas naranjas y otoñales.

El ruido de la plaza cesó.

Levantaron ambos sus miradas y vieron a un par de personas, o algo así.

Todos aquellos monstruos de cuentos a los que los niños les temen, todos aquellos duendes, brujas, hadas, esqueletos y serpientes estaban ahí. Todo aquello en lo que habían dejado de creer hace años los miraba.

Stiles volteó a ver a su amigo, sorprendiéndose al notar el pelaje que tenía en la cara, no era como su transformación normal, era como si fuera un hombre lobo de película.

—¿Qué?–Scott tocó su rostro y lo sintió, miró sus manos y se dio cuenta por completo.–Oh dios...

—¿Están perdidos chicos?–La voz femenina los hizo sobresaltar. Ambos miraron de nuevo hacia arriba para ver a un par de chicas, una de ellas morena, con cabello rojo y un vestido azul, mientras que la otra era de tez blanca, de pelo negro y ojos rojos.

—Wow...–Se le escapó decir a Stiles apenas vio a la dueña de la voz. La peli negra sonrió.

—Parece que necesitan ayuda. Y mucha.

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